La semana pasada el Gobierno anunció la forma como - según ellos - operará el tema de los cupos en dólares para viajeros, electrónico, dólares para estudiantes y pensiones en el exterior.
Enfatizo “según ellos” porque lo anunciado tiene todos los visos de inoperancia total.
La información la da un funcionario público que tiene, entre los entendidos, fama de haberse aprovechado, desde posiciones supuestamente “empresariales”, de infinidad de beneficios otorgados por los mandamases de turno. ¡Qué paradoja!
Lo cierto es que a estas alturas uno no puede dejar de preguntarse algunas cosas. Por ejemplo, si es verdad que no hay dólares para cosas tan básicas como importar alimentos y medicinas… ¿cómo es que sí va a haber dólares para viajar?
¿No es crear falsas ilusiones a millones de venezolanos el hecho de prometer dólares preferenciales para viajes o para disponer de un cupo electrónico en Internet?
En virtud del nuevo tipo de cambio para viajes, el cual genera límites de consumo mucho más altos en las tarjetas de crédito, ¿iremos los venezolanos como ovejitas a rogarle a los bancos del gobierno a que nos suban los límites mientras los funcionarios bancarios se dan su acostumbrado postín?
¿Cómo se le puede afirmar a miles de venezolanos en el exterior que les pagarán sus pensiones al cambio de Bs. 10 por dólar - lo que daría unos $ 1.157 mensuales por pensionado - cuando ni siquiera les han cumplido con lo que les deben del 2015?
¿Qué pueden esperar innumerables estudiantes venezolanos en el exterior cuyos estudios quedaron paralizados desde el año pasado a causa de la inexplicable interrupción de pagos por parte del gobierno?
Es indiscutible que los anuncios sobre este tema fueron motivados, una vez más, por la demagogia. Promesas imposibles de cumplir. Promesas que sólo sirven para llenarse la boca diciendo “lo maravillosa que es la revolución aprobándole a su pueblo dólares preferenciales”.
¿No será tiempo de decirle al régimen que basta ya de mentiras sobre el tema de los cupos Cadivi? ¿Que quien nos oponemos dejemos ese doble discurso de, por un lado, acusarlos de dictadores y decirles que deben irse, pero por el otro, aceptarles las "generosas concesiones" que por su divina gracia deciden obsequiarnos?
¿No será momento para que dejemos de recoger de este régimen de delincuentes las migajas que están acostumbrados a lanzarnos, mientras ellos disfrutan ostentosa y groseramente de grandes fortunas y envían a sus hijas a Francia o Brasil a estudiar con todos los gastos cubiertos?
Esta farsa no puede continuar. Por mi parte, pueden hacer lo que les venga en gana con mi cupo Cadivi.
Es hora de que recordemos y hagamos valer la dignidad de la cual somos merecedores como ciudadanos de esta nación.
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