LUIS ALMAGRO
La defensa de principios y valores fundamentales hace que la incertidumbre nunca puede ser un signo de los tiempos para la OEA, debemos saber en toda coyuntura política, económica y social lo que debemos hacer.
Nuestras declaraciones, Convenciones, la Carta Democrática, están construidas para generar sociedades más justas, y sistemas políticos más funcionales, con una lógica que se apoya en los derechos de la gente.
No podemos dudar respecto a qué debemos hacer porque de nuestra acción depende: elegir a quienes nos gobiernan, hacerlos responsables por sus inconductas y dar marco a un gobierno del pueblo para el pueblo. Y la sola racionalidad de los Gobiernos es asegurar la felicidad y libertad del pueblo.
Estos principios que son el fundamento mismo de la obra "Derechos del Hombre" de 1791, aún hoy, no son conquistas definitivas, aún hoy debemos luchar contra la incertidumbre, esa sensación de que es poco lo que se puede controlar y que las circunstancias mandan, y lamentablemente es así como comienzan todos los presagios de cómo será el 2017.
Y si bien es cierto que estamos viviendo tiempos de incertidumbres económicas, tecnológicas, sociales y políticas, no es menos cierto que el futuro se construye con nuestra acción.
Por eso, para mí, 2017 será un año clave en la vigencia de los principios democráticos que hacen de las Américas un continente de paz, donde la democracia es nuestro estilo de vida, donde los derechos de la gente deben estar siempre primero. No podemos permitir que la discriminación prevalezca, en ningún sentido. No podemos permitir que ningún discurso de odio se instale en nuestras sociedades como patrón de conducta. Ningún derecho puede quedar por el camino a la hora de construir el bienestar del pueblo.
Eso vale para cada mujer en nuestro continente, que puede confiar en que tiene en la OEA la herramienta esencial para asegurar sus derechos y conquistar nuevos, los fundamentales, los que las rescaten de los patrones de pobreza estructural y violencia, de la muerte por no acceder a derechos de salud, de su marginalización de los sistemas educativos.
Y ello vale para los pobres cuyos derechos son conculcados cuando luchan contra las causas de su pobreza. Vale para la comunidad LGTBIQ, víctima de violencia y estigmatización. Para cada indígena, cada afrodescendiente, cada mestizo y mulato empujado hacia la periferia de los derechos cuando deben ser el centro mismo de cualquier política de soluciones sociales.
Vale para cada migrante que tenga sus derechos cuestionados, como si pudiera haber un sistema de castas ciudadanas a la hora del ejercicio de los derechos. Todos deben ser el centro de nuestra atención y nuestro trabajo. Los principales antídotos contra estos venenos son democracia, democratización y estado de derecho.
Cuando las sociedades sienten que se encuentran en un punto de inflexión, en parte producto de los cambios políticos que se han venido operando, donde las tendencias anti-globalización han ganado espacio y se plantean reacomodar la ecuación internacional a nuevas visiones de interés nacional y general, la OEA deberá ser un eje de afirmación de los principios y valores democráticos esenciales, que todos los países han acordado y que deben estar vigentes día a día.
Tolerancia Cero a la corrupción y castigo a los culpables, defensa y promoción de los derechos humanos, defensa y fiscalización de que la democracia realmente funcione y no sea una fachada para un ejercicio infame del poder. Por ello, bregamos por elecciones libres y con derechos para todos, la independencia de los poderes del Estado, la más irrestricta libertad de expresión y prensa.
El pluralismo de ideas y el respeto a la disidencia son valores a los que no podemos renunciar, por el contrario son los valores que nos hacen diferentes frente al mundo, son los valores que nos caracterizan como americanos, seamos del Sur, del Norte, del Centro o del Caribe. Cualquiera que los corrompa es enemigo de la democracia y no podemos permitir que el silencio se transforme en cómplice de malas prácticas.
La democracia es el instrumento esencial para el desarrollo de nuestros países, ejemplos recientes nos muestran cómo el debilitamiento de las instituciones, la falta de sujeción al estado de derecho, el desconocimiento de poderes del Estado, la cooptación de la justicia, el deterioro de los derechos civiles y políticos tienen una incidencia absoluta en el bienestar y la seguridad de los pueblos.
Los remedios están todos en nuestra Carta Democrática Interamericana, aquello que debemos cumplir y respetar para que 2017 sea un año de reafirmación de derechos y principios en las Américas. Un camino que debemos recorrer todos juntos, un futuro que debemos construir entre todos.
Todos pueden estar seguros que, si algunos se cansan, la OEA continuara sin tregua; si algunos abandonan esta lucha, la OEA la seguirá; y si algunos callan, la OEA alzará aún más su voz.
Luis Almagro es el Secretario General de la Organizacion de Estados Americanos (OEA). Twitter: @Almagro_OEA2015
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