El dólar negro se dispara en Venezuela y perfora techo de los 7,000 bolívares
Impactado por una precaria oferta y la agitación social del país, el tipo de cambio paralelo venezolano perforó el viernes el techo sicológico de los 7,000 bolívares por dólar, acelerando el proceso de depreciación que ha llevado al signo monetario local a perder más de la mitad de su valor en algo más de diez semanas.
El viernes, el dólar cerró 7,107.86 bolívares por unidad en el ilegal mercado paralelo venezolano, lo que suma una apreciación total de la moneda estadounidense de 14 por ciento frente al nivel de 6,205.98 bolívares con que había cerrado el viernes de la semana anterior, según datos publicados por el sitio de Internet DolarToday, que hace seguimiento del denominado dólar negro.
El ritmo de apreciación de la moneda estadounidense de esta semana es solo el último eslabón de un proceso de aceleración en la pérdida de valor del signo monetario venezolano que comenzó cuando el régimen de Nicolás Maduro intentó oficializar la usurpación de funciones de la Asamblea Nacional, a través de dos controversiales dictámenes del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que fueron declarados por la oposición como la culminación de un golpe de Estado continuado.
En la semana previa a la decisión del TSJ –anunciada el 27 de marzo– el dólar negro había cerrado a una tasa de 3,009.81 bolívares, nivel que frente al cierre del viernes coloca la apreciación del dólar durante las dos fechas en 136.15 por ciento, equivalentes a una tasa de depreciación del bolívar de 57.65 por ciento.
Expertos adivirtieron que el tipo de cambio está siendo afectado por la agitación social que padece Venezuela en medio de los planes del régimen de cimentar el comunismo en el país a través de una Asamblea Constituyente que redactaría una nueva constitución declarando el Estado Comunal.
Esos temores están alimentando la demanda dentro de un mercado que está seco de divisas, dijeron economistas.
“No hay oferta en el mercado”, advirtió el economista Alexander Guerrero.
La mayor parte de los dólares que ingresan al país a través de la renta petrolera están siendo utilizados para cumplir las extensas obligaciones de deuda que tiene el gobierno, y luego, cuando queda algo, para las importaciones que requiere el país.
La oferta privada, por otro lado, es casi inexistente. Quienes tienen dólares no van a utilizarlos para comprar bolívares salvo que tengan que hacerlo por algún motivo importante, dado a que Venezuela se encuentra inmersa en una espiral hiperinflacionaria y el signo monetario local ya no cumple con su función básica de acumular riqueza, señalaron los expertos.
Al ritmo con que se ha estado depreciando la moneda nacional, es muy probable que el mercado de cambio paralelo vea una tasa de 15,000 bolívares por dólar en cuestión de poco tiempo, pronosticó Guerrero.
El mercado paralelo se ha convertido en uno de los pocos lugares donde los venezolanos tienen acceso a comprar divisas estadounidenses.
El sistema de ventas de divisas establecido por el régimen en el marco de su estricto sistema cambiario, conocido como Dicom, casi no registra operaciones, ya que la tasa de cotización allí es muy inferior al más libre mercado paralelo.
El viernes, por ejemplo, la tasa Dicom cerró en 2,161.00 bolívares, menos de un tercio del tipo de cambio registrado en el mercado paralelo.
La falta de dólares está gradualmente estrangulando a los pocos empresarios que quedan en el país, muchos de los cuales necesitan adquirir productos e insumos en el exterior en vista del colapso de la producción local, advirtió el columnista David Morán.
“¿Quién puede importar una maquinaria? ¿Quién puede montar un negocio ahorita en Venezuela? Estamos viviendo todos momentos muy complicados”, manifestó Morán desde Caracas.
La situación del dólar también se ha visto agravada por la gran liquidez monetaria (en bolívares) que el régimen ha volcado sobre la económica venezolana.
La liquidez se ha quintuplicado en solo tres años, mientras que el Producto Interno Bruto del país se ha contraído en un 27 por ciento, fenómeno que ni siquiera se ve en países en guerra, señaló Moran.
Es una receta perfecta para la hiperinflación, dijo Morán. Tienes por un lado el colapso interno de la producción y por una gran inundación monetaria, una avalancha de bolívares que no tienen productos que comprar.
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