Simón García
Tibisay, por orden de Maduro, recita fechas que regirán la elección de gobernadores en diciembre de 2017. Su cara muestra ese desprecio hacia la ley con el que 4 personas han sepultado impunemente el derecho al sufragio.
En el cerebro que incubó la jugada, algo cercano a una idea celebra que caerán dos pájaros de un tiro. Proporciona retórica a sus defensores en la OEA. Engaña al Vaticano sustituyendo la exigencia de un cronograma electoral con una promesa cundida de polillas. Los caza renta de su cúpula alaban el anuncio porque la oposición se distraerá en discutir si participa o no, con las correspondientes descalificaciones del extremismo contra la MUD.
Maduro se enorgullece, ¿tres pájaros? No es una marca que lo sobresalte porque lo ha hecho antes. Propone diálogos sólo para que sus adversarios lo rechacen y quitarles, en la batalla por la opinión, banderas. Nunca hace nada. Pero tiene los santos tan irrevocablemente volteados que en su entorno lo llaman 87/70: 13% de respaldo en el pueblo y 30% entre sus seguidores.
La propuesta nació torcida. Se pasó por el arco del triunfo la clara distinción entre atribución para tomar la iniciativa y capacidad para aprobar la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Dos pasos abordados en artículos separados y bajo epígrafes precisos como puede leerse en la Gaceta Oficial que publicó el texto de la Constitución de 1999.
Lo demás es una colección de barbaridades. Regresamos a los Censos de electores, a la elección indirecta, a la distorsión de la base de representación, a la prohibición de los partidos y a la elección no competitiva. Si Maduro logra tener su Asamblea Constituyente gobernará con ella como un dictador, con más hambre que ahora y más represión.
Leyendo el librito puede concluirse: 1. El ejemplar desempeño de la Fiscal General, convirtió el astillamiento en una grieta. 2. Cuando las grietas aparecen en el ámbito civil tienden a reproducirse en lo militar, aunque no sean tan visibles. 3. Si el descontento se convierte en la no obediencia de órdenes inconstitucionales, se producirá un quiebre del bloque de poder y se abre una fase de cambios.
La movilización de calle, la presión de organismo e instituciones donde resalta la Conferencia Episcopal, la solidaridad internacional, la continuada incapacidad del gobierno para contener las crisis y la intentona de Maduro de constitucionalizar fraudulentamente su dictadura nos coloca en una nueva situación.
Hay que rediscutir escenarios, revisar la estrategia, adecuar las formas de lucha, asumir unitariamente el desafío de organizar acciones para ofrecer un camino constitucional, democrático y electoral. Hay que llamar a la Fuerza Armada a la lealtad con la Constitución.
Son materias de un diálogo entre todas las fuerzas que defienden la vigencia de la Constitución de 1999, incluidas las que componen el chavismo constitucionalista, a decir de Mires. Les corresponde diseñar en conjunto una oferta de negociación con factores que sostienen al régimen, pero que no quieren ahogarse con él.
@garciasim
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