CARLOS TABLANTE
En noviembre de 2008, los presidentes de los países miembros de la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba) acordaron crear el Sistema Unitario de Compensación Regional (SUCRE), una moneda virtual, dirigida a favorecer transacciones comerciales y fortalecer la economía de los socios. Lamentablemente, en el caso de Venezuela, algunos importadores y funcionarios corruptos que transitaban los caminos ilícitos de la desaparecida Cadivi, cuyo historial, junto a Corpovex, suma mil millonarias transacciones irregulares, vieron en el Sucre una nueva oportunidad de enriquecimiento rápido e ilícito.
El sistema funciona mas o menos así: Los importadores venezolanos pagan en bolívares los montos de las importaciones a través del banco de su preferencia, que luego son transferidos al Banco Central de Venezuela, donde se realiza la conversión a Sucres y se envían al Banco central del país sede de la compañía exportadora, donde la misma cobra en moneda local, que en el caso de Ecuador, es el dólar estadounidense.
Lo que no se conoce en Venezuela, porque no ha sido investigado por el Ministerio Público, es el cúmulo de irregularidades cometidas con esta moneda virtual. Diferente es en Ecuador, donde la Fiscalía General adelanta numerosas investigaciones.
Existen casos documentados e investigados sobre empresas de maletín que usaron el Sucre para sacar dólares de Venezuela hacia Ecuador y luego enviarlos a paraísos fiscales. Uno de los casos, aún en proceso de juicio en Ecuador, es el de la empresa Fondo Global de Construcción, con sede matriz en Colombia pero con varios contratos públicos en Venezuela.
Fue el 28 de noviembre de 2011, en el Palacio de Miraflores, donde se firma el convenio con el Fondo Global de Construcción, ante la presencia de los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Venezuela, Hugo Chávez, además de los cancilleres María Ángela Holguín y Nicolás Maduro. Por el gobierno venezolano firma la Corporación Industrias Intermedias de Venezuela (Corpivensa) y por el Fondo Global de Construcción, el empresario colombiano Alex Saab, quien rubrica el acuerdo – aunque su nombre no figura en los registros de la empresa- para la importación de kits de construcción dirigidos levantar 8 mil viviendas del programa Gran Misión Vivienda Venezuela con un costo de 654 millones de dólares.
La compañía había sido registrada en Bogotá semanas antes de la firma del contrato. Saab no aparece en el documento como tampoco se conoce su experiencia en el ramo de la construcción, sin embargo, lo que sí es púbica es su amistad con la ex senadora colombiana Piedad Córdoba.
En Ecuador, esta empresa es conocida como Fooglocon. Fue allá donde se reveló que recibió transferencias por 159,9 millones de dólares, entre diciembre de 2012 y marzo del 2013, a través del Sucre. Sin embargo, según el informe del Servicio Nacional de Aduanas de Ecuador, solo se exportaron a Venezuela productos por 3.1 millones de dólares, es decir, hubo una diferencia abismal entre lo que realmente se exportó y el pago que se hizo desde Venezuela.
El fiscal del caso en Quito, José Luis Jaramillo, reveló el modus operandi: se constituyeron empresas de fachada y se simularon operaciones de comercio exterior, es decir, claramente, hubo exportaciones ficticias y sobrevaloradas desde Ecuador a Venezuela a través del Sucre.
En el país andino hay cuatro procesados por este caso. En Venezuela, el 17 de febrero de 2014, la Fiscalía General citó un convenio de asistencia mutua con Ecuador, y aseguró que tenía información sobre las empresas que operan desde Ecuador hacia Venezuela con el Sucre. Pero, que se sepa, no hay investigaciones en curso.
El Fondo Global de Construcción no fue el único caso. De acuerdo a las investigaciones judiciales realizadas en Ecuador y otras de medios de comunicación social, el Sucre permitió que unas 60 empresas venezolanas y 30 ecuatorianas realizaran millonarias exportaciones e importaciones ficticias, a través de empresas de maletín, por un monto aproximado de 228 millones de dólares, de este total, por lo menos 84 millones fueron girados a cuentas en el exterior. A Estados Unidos fue transferida casi la tercera parte, pero también a Panamá y las Bahamas.
Recientemente, el BCV informó que las operaciones realizadas con el Sucre, entre el 1 de enero y el 15 de febrero de 2016 registraron un aumento de 109% con respecto al mismo período del año anterior. En total se transaron 111 operaciones por un monto superior a los 23 millones de Sucres, equivalentes a más de 28 millones de dólares.
Mientras no se realicen las investigaciones pendientes, la sombra de la duda caerá sobre todas las negociaciones realizadas con esta moneda digital que pretendía mejorar las economías de los países miembros del Alba pero que hasta ahora pareciera solo haber servido para continuar con el saqueo cambiario que enriqueció a la casta cívico-militar gobernante y sus cómplices en el sector privado, y arruinó al resto de Venezuela.
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