TRINIO MARQUEZ
Las bases comiciales de la
Constituyente Comunal presentadas por Nicolás Madura, aprobadas por las
rectoras del CNE con la diligencia del subalterno servil, representan un salto en garrocha hacia un socialismo arcaísta
con rasgos de comunismo cubano y, más atrasado aún, del modelo camboyano.
Con
la iniciativa adoptada por Maduro el régimen pasó a una fase todavía más
agresiva en este largo proceso hacia la destrucción de la democracia. La
camarilla gobernante le declaró la guerra al país. En contra de la voluntad de
todos los sectores importantes –Iglesia
católica, academias, trabajadores organizados y gremios, universidades
autónomas, empresarios e intelectuales- el gobierno, aliado con la Sala
Constitucional y el CNE, decidió desconocer la Constitución.
Los
abogados constitucionales más importantes del país además de los magistrados
del TSJ que han cuestionado la legalidad de ese llamado, han señalado
suficientes argumentos en contra del llamado constituyente. En un apretado
resumen de esos argumentos, podemos decir que las bases comiciales violan el
principio según el cual “el pueblo de Venezuela es el depositario del poder
constituyente originario… (y) en ejercicio de dicho poder, puede convocar una
Asamblea Nacional Constituyente” (Art.
347). Esta competencia se la arrebató Nicolás Maduro, quien pasó a ser el
convocante, cuando lo único que le está permitido es tomar la “iniciativa”
(Art. 348) para que el proceso se active en su fase inicial. Esas bases, además, le
garantizan al oficialismo el control de la mayoría de la ANC, cuando en
realidad conforma una minoría que no
alcanza ni siquiera la quinta parte de los venezolanos. Con esa mayoría forjada,
el gobierno podría aprobar todos los caprichos que se le antojen, desde acabar
con la República democrática, federal y descentralizada, hasta declarar
abiertamente que los colectivos son el brazo civil de las Fuerzas Armadas, y estas a su vez, el
rostro armado del Psuv. Cualquier insensatez o abuso podría ser adoptado en ese
aquelarre que surgiría de la reunión de
más de quinientas personas, la mayoría de las cuales serían cuadros formados
por el partido de gobierno en cualquiera de los numerosos centros de capacitación
comunista que dispone. La desaparición de la Asamblea Nacional anunciada en las
bases comiciales representa un pequeño adelanto de lo que le espera a la
democracia.
Las
bases son tan disparatadas como la idea misma de la Constituyente. El país se
encuentra arruinado, no porque la Constitución del 99 sea defectuosa y haya que
sustituirla por otra más moderna mediante un llamado al poder constituyente.
Todo lo contrario: la nación se halla en la miseria, anarquizada y en tránsito
hacia la dictadura, porque los principios y normas constitucionales fueron
violados por todos lados. Se acabó con la propiedad privada y la autonomía del
Banco Central. Se politizó a las FAN. Se desconoció el principio de la
autonomía, equilibrio y colaboración entre los poderes públicos, razón por la
que se ignoró la autoridad de la
Asamblea Nacional, de los gobiernos estatales y municipales. Se acabó con el
concepto de servidor público, que fue sustituido por el de militante del oficialismo.
Se pulverizó el principio de la alternabilidad, esencial para que la democracia
se renueve y los gobiernos cambien de manera pacífica.
Junto
a todos estos atropellos encontramos la violación del cronograma electoral
constitucional. Para 2016 estaban previstas las elecciones de gobernadores. El
CNE no las convocó. Para 2017, están contemplados los comicios para alcaldes.
El CNE se olvidó de ellos. Para 2018 está anunciada la elección del Presidente
de la Republica. El régimen se anticipó a esa cita proponiendo una ANC bufa,
avalada por el CNE. El objetivo es evidente: quieren mantenerse al frente del
Poder Ejecutivo a pesar de ser una escuálida minoría.
Ha
sido el desconocimiento del marco constitucional establecido en la Carta del 99
lo que nos ha sumergido en esta crisis sin precedentes. La Constituyente madurista sólo contribuirá a
agravar la crisis y volver al país todavía más caótico y miserable de lo que ya
es.
Las
bases comiciales y el proyecto de Constituyente conforman tal adefesio, que la
MUD debería evaluar muy bien si tiene sentido organizar un referendo consultivo
para preguntarles a los venezolanos si están de acuerdo con convocar una
constituyente, sea la de Maduro o cualquier otra. Movilizar la gente para tal
fin será darle demasiada importancia a una iniciativa delirante, orientada a
perpetuar en el poder a esa casta, a pesar de su impopularidad y de su
aislamiento creciente en el plano internacional. Reconocemos que la imaginación
política hay que aguzarla, pero sin darle bomba a los disparates que se le
ocurren a los dictadores desesperados.
Pensemos en otras jugadas.
@trinomarquezc
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