domingo, 7 de mayo de 2017

LEVÁNTATE, NO TE RINDAS

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      HENRIQUE CAPRILES RADONSKY

Vamos a ubicarnos en Manila, en el año 1975. Round N° 14. Sucedía un combate casi mortal entre Joe Frazier y Muhammad Ali.
En ese combate, Ali le dice a su entrenador: “¡No puedo más! ¡No puedo más!”
En la esquina su entrenador Angelo Dundee le responde: “Sólo quiero una cosa. Levántate cuando suene la campana. Solo levántate. Escúchame, ponte de pie cuando suene la campana”.
Angelo Dundee, su entrenador, intuía lo que pasaba. Miraba a la esquina contraria y sabía que Frazier estaba peor que Ali.
Así pues, sonó la campana y Alí como pudo se levantó. En ese momento la esquina de Frazier tiró la toalla. Lo demás es historia…
Sabemos del cansancio que sentimos los venezolanos, y sabemos que no se trata solo del cansancio que podemos acumular de días de lucha en las calles contra un autogolpe que dio Maduro. El cansancio de los venezolanos es uno que llevamos años acumulando en las colas para comprar alimentos, en las vueltas que damos de farmacia en farmacia buscando medicinas, en la frustración de no conseguir lo que necesitamos, en el desespero de que no nos alcance el dinero para comprar los alimentos, en la indignación de no tener comida para darle a nuestros hijos.
Pero es ese cansancio el que nos pone de pie, el que nos hace levantar, el que no nos permite rendirnos, porque rendirnos nos cansará más que seguir luchando.
El cansancio de las protestas pasará y nos quedará la satisfacción de los pasos alcanzados en la lucha por rescatar la democracia de nuestra Venezuela. En esta lucha, al igual que nosotros el gobierno también está cansado, y ese cansancio los ha vuelto más desesperados y criminales.
Mientras el cansancio y el dolor a los venezolanos de bien nos da más fuerzas para luchar, el cansancio a esa cúpula narco corrupta los vuelve locos porque a ellos los cansa la maldad.
Es por eso que hemos observado los peores hechos violentos que se han visto en nuestra historia contemporánea, una represión sin justificación alguna es la que se vive en las calles de todo el país. Unos ministros que entre ellos coordinan un plan para que sean los presos los que ataquen a nuestro pueblo que protesta pacíficamente, como ocurrió en Maracaibo esta semana; o el hecho de que de los 2.000 nuevos funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, unos 1.500 tengan antecedentes penales; que la formación dentro de la GNB ya no sea de dos años sino de tres meses; o que unos 85 oficiales de la Fuerza Armada estén detenidos por haber manifestado su descontento con la represión que está llevando a cabo el régimen de Nicolás Maduro y su camarilla.
Todas las acciones de Maduro no dejan duda alguna sobre su talante totalitario, de su desprecio a los derechos humanos y a todos los valores elementales que permiten a las sociedades vivir en paz. La paz que balbucea en sus discursos es la impuesta por la sumisión del pueblo al modelo que quiere imponer por la fuerza para poder permanecer cómodamente alejado y protegido de la justicia internacional.
Por eso, ahora Maduro quiere condenar a muerte la Constitución del 1999, porque ya les es incómodo para sus objetivos de perpetuarse en el poder.
Esta nueva convocatoria a una Constitución a su medida no es más que la concreción del Golpe de Estado continuado que inició con la victoria de la Unidad en las Parlamentarias del 2016. A partir de ese momento comenzó el irrespeto a la Asamblea Nacional y al pretender anularla comenzó la ruptura del hilo constitucional que se hizo más evidente con las sentencias del TSJ.
Recordemos que solo el pueblo puede convocar una Constituyente mediante un Referendo, el decreto de Maduro es una usurpación de la soberanía popular, ellos solo pueden convocar a Referendo para que el pueblo decida sobre la Constituyente.
Este gobierno inmensamente débil y deslegitimado, busca desaparecer la República como sistema organizado del Estado, con libertad, justicia y participación política de todos los ciudadanos.
Lo que pretenden es gobernar sin las instancias de control naturales de una democracia al hacer inviable la independencia de los poderes públicos, es decir, librarse del escrutinio nacional e internacional, y si quedan dudas la solicitud de retiro de la Organización de Estados Americanos (OEA), demuestra  que esta dictadura no quiere ningún tipo de control o supervisión.
En lo inmediato lo que quieren es ganar tiempo, para evitar a toda costa la realización de elecciones, porque se saben incapaces de retener por los votos el poder. Matar el voto, negarle al pueblo la posibilidad que escoja libremente a sus gobernantes, es el objetivo de fondo de la propuesta madurista.
El Decreto señala que la elección de la Asamblea será “universal” pero por sectores y territorios, determinar la universalidad del voto hace que ya no sea universal, es estamental.
Decir que la mitad de los 500 constituyentes serán electos por “bases populares”, que ellos mismos determinaran, es intentar fabricar una mayoría favorable al gobierno para tener una “asamblea constituyente plenipotenciaria”, que les permita hacer y deshacer a su antojo.
Lo que se intenta con este mecanismo es anular la brecha que revelan los estudios de opinión en materia de preferencias electorales y que da al Psuv, siendo optimista, solo un 20% de intención de voto. Las bases comiciales que está proponiendo Maduro para su fraude, terminan siendo una elección a la medida en los sectores o en las zonas que tiene algún control.
Por otro lado, el Decreto no contiene las bases de la Constituyente, que serán luego dictadas por el Gobierno, solo el pueblo puede aprobar esas bases. Estamos ante una fraudulenta acción madurista, no una verdadera Asamblea Nacional Constituyente.
No nos extrañe entonces que en sus entrañas tenga contenido el anteproyecto de Reforma Constitucional que los venezolanos dijimos no en 2007 y que incluía (entonces era el artículo 136) la perlita de que “El pueblo es el depositario de la soberanía y la ejerce directamente a través del Poder Popular. Este no nace del sufragio ni de elección alguna, sino que nace de la condición de los grupos humanos organizados como base de la población. El Poder Popular se expresa constituyendo las comunidades, las comunas y el autogobierno de las ciudades, a través de los consejos comunales, los consejos obreros, los consejos campesinos, los consejos estudiantiles y otros entes que señale la ley”.
A esto se le dijo NO en el 2007 pero, al igual que en el modelo cubano, quieren llevarnos a que sean los grupos determinados por ellos mismos, los que elijan a nuestros gobernantes y nuestro sistema de gobierno.
Lo que tenemos enfrente es una cúpula nefasta caracterizada por la práctica de violencia estadal y paraestadal orientada a la imposición por la fuerza de un modelo autoritario, económicamente atrasado y socialmente injusto. La Constitución no es un libro que pueda dibujarse de manera libre y que se pueda romper y cambiar al antojo de una persona.
Ante el panorama que tenemos enfrente, los venezolanos debemos levantarnos como hizo Muhammad Ali en Manila y con resistencia ganar esta pelea.
Nuestra protesta ha sido unánime. Las ansias de libertad se salen del pecho. Levantaremos la bandera de la resistencia pacífica hasta que nuestra Venezuela retome el sendero democrático. La hora es ahora y debemos permanecer firmes en la exigencia de nuestros derechos.
¡Qué Dios nos de fuerzas y bendiga a nuestra Venezuela!

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