“Ni con votos ni con balas”
La mentalidad autocrática y dictatorial del régimen se evidencia en dos expresiones de Maduro y Cabello. El primero, de una manera arrogante, dijo que la disidencia no llegaría a Miraflores “Ni con votos ni con balas”, pero se le olvidó que hay otras opciones como la unidad de un pueblo y la insurrección civil en el marco de la Constitución que le obligaría a mantenerse en el poder a base de represión; consideremos además que uno de sus objetivos es intentar romper la unidad e implosionar a la mesa del llamado diálogo, para luego acusar a la oposición de abandonarla.
Por su parte, Cabello no cree en el diálogo y afirma, –como si fuera dueño del país–, que “no vamos a complacer ni a facilitar nada a la MUD”, cuando en realidad no se está pidiendo nada, se está exigiendo que se cumpla la Constitución, que se ponga en libertad a todos los presos políticos, regresen los exiliados, y que se acate la voluntad popular expresada en la mayoría absoluta de la disidencia en un poder del Estado como lo es la Asamblea Nacional.
Estas jaquetonerías de Maduro-Cabello más que signos de fortaleza son de desesperación porque se sienten acorralados, con una fuerte presión internacional que pide diálogo para evitar la violencia, porque el peor escenario es un derramamiento de sangre que dejaría huellas que ameritaría varias generaciones para ser borradas.
La cuestión está planteada en términos directos: hay que cambiar de gobierno, de modelo económico y de presidente. Y eso es lo inmediato, y lo que está uniendo al país, al pueblo que sufre tremendas consecuencias en todos los órdenes en un país sumido en la miseria, la corrupción, la inseguridad, la inflación que reduce al salario a su mínima expresión. El cambio por la vía constitucional y electoral es indetenible y Maduro-Cabello tendrán que tragarse sus palabras.
Como punto de referencia de las nuevas realidades mundiales recordemos las palabras de Raúl Castro: “O rectificamos o se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio; nos hundimos…” Para el viernes cuando aparezca este comentario, se conocerán avances de los resultados de las elecciones en los EEUU, un triunfo de Hilary Clinton, podría contribuir a normalizar las relaciones del país norteño con el país caribeño.
La tendencia mundial es hacia la democracia y hoy le es más difícil a los dictadores cometer las tropelías al estilo de aquellas de los siglos XIX y XX. El cambio se dará… ¡Sí se puede!
Necesidad de un acuerdo nacional
Un grupo de instituciones han emitido la declaración “Necesidad de un Acuerdo Nacional para el Progreso y la Paz de Venezuela”, entre ellas: Fedecámaras, Consecomercio, Conindustria, CEDICE, Federación Venezolana de Maestros, Fundación Venezuela Positiva, Ifedec, Grupo La Colina, Asoprodem, Coener, Aipop, Fundación Alberto Adriani, Iniciativa Democrática y La Venezuela que Queremos Todos, SIPUCAB, y el CEDEV de la Universidad Monteávila.
El documento expone: “Ante esta realidad (se refiere a la profunda crisis que vive el país) hace falta entonces un cambio sistémico y un impulso moral, individual y colectivo, que facilite un proyecto integrador porque no se trata politicamente de que el Estado tenga una Sociedad sino de que la Sociedad tenga un Estado que respete sus derechos, y en lo económico es al revés, vale decir, no se trata de que la Sociedad tenga un Estado sino de que el Estado tenga una Sociedad que lo mantenga y pueda exigirle el cumplimiento de sus deberes.”
Y concluye: “La proclama por un acuerdo de este tipo de gran profundidad y gran aliento luce una herramienta indispensable para tomar la senda de la paz, de la prosperidad y de una auténtica democracia. Por todo ello, si es verdad que Venezuela y los venezolanos deben estar por encima de todo entonces ¡todos! debemos asumir la gran tarea de convivencia política, de progreso económico, de nivelación social y de erradicación para siempre de la pobreza en Venezuela.”
Conversando con mi amigo el economista Maxim Ross sobre estos temas le mostré la coincidencia sobre planteamientos similares para buscarle salida a una crisis, que para decirlo con palabras del enviado del Papa, Monseñor Celli: "Si fracasa el diálogo nacional entre el gobierno venezolano y la oposición, no es el Papa sino el pueblo de Venezuela el que va a perder, porque el camino podría ser el de la sangre." No se trata de una exageración, Venezuela se mueve ante esta disyuntiva; Maduro y Cabello y la cúpula militar-civil quieren empujar al país hacia el lado donde ellos se sienten más fuertes que es el de la violencia y la represión.
El 11/11 tendrán que aparecer esos acuerdos, ahora la intención de Maduro es clara: perpetuarse en el poder y en forma provocadora implosionar al llamado “diálogo” cuando jactansiosamente exclama que la disidencia “no volverá a Miraflores ni con votos ni con balas”, cuando ellos el 92 trataron de llegar a palacio a través de un golpe de Estado.
¿Qué opción le deja Maduro a la disidencia? Lo que si no puede pensar es que la voluntad mayoritaria de cambio se va a quedar paralizada. En esta dirección sería importante que la MUD, en coordinación con toda la disidencia, formulara y se comprometiera a un Acuerdo Nacional, similar al aquí anunciado, que una al país en la superación de la peligrosa situación que vive Venezuela.
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