ALTERNATIVAS PARA EL GOBIERNO
EDUARDO FERNANDEZ
Una de las alternativas que posee el gobierno es seguir el ejemplo de Salvador Allende en Chile. También en aquella nación, en nombre del socialismo, se ensayó una gestión que acabó con la economía, que produjo desabastecimiento, inflación y una crisis económica y social comparable con la que hoy padece Venezuela. También hubo esfuerzos de variada índole para lograr acuerdos políticos y parlamentarios a fin de evitar un desenlace violento.
También allá, la terquedad, el dogmatismo, y el desconocimiento del diálogo y de la negociación condujeron a una situación trágica. El resultado fue que, rompiendo su tradición de no involucrarse en la política, la Fuerza Armada chilena, bajo el liderazgo del comandante del Ejército, general Augusto Pinochet, intervino con violencia inusitada, bombardearon el Palacio de la Moneda, y acabaron con aquel gobierno y hasta con la vida misma del presidente.
Después vinieron 17 años de una dictadura que se caracterizó por la violación de los derechos humanos. Al final, los chilenos lograron construir un clima de consenso y de unidad y promovieron una alternativa de esperanza y de cambio que felizmente logró prevalecer.
El otro camino es el del sandinismo en los años 90 en Nicaragua. En ese país centroamericano llegó al poder un grupo que había combatido contra la dinastía de los Somoza. También los sandinistas como en Chile con Allende y como en Venezuela con el socialismo del siglo XXI, los nuevos gobernantes estaban prisioneros de dogmas, de resentimientos, de odio, de sectarismo y de incapacidad para promover los consensos indispensables en una democracia.
También el sandinismo produjo mucho sufrimiento a su pueblo: hambre, desabastecimiento, inflación, alto costo de la vida, inseguridad, desesperación, violación de los derechos humanos y negación de las libertades democráticas.
Llegó un momento, sin embargo, en que el sandinismo sintió que se le había acabado el tiempo, las ideas y, sobre todo, la paciencia del pueblo y la confianza de la mayoría en sus dirigentes. En ese momento tuvieron la inteligencia de negociar y acordar entregarle la presidencia a Violeta Chamorro, ama de casa, viuda de un simbólico líder opositor, y lograron superar el momento.
En Venezuela se les acabó el tiempo, las ideas y la confianza. Todo irá peor para el Gobierno: la situación económica particularmente, pero también la crisis política y la protesta social.
Es la hora de escoger: o la vía que condujo al final de Allende o el camino de la negociación que escogió el sandinismo.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE
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