Freddy Nuñez
El
2016 cierra como un ejemplo monumental de lo que significa un pésimo gobierno.
Es absolutamente inútil desgranar teorías tratando de explicar las locuras del
régimen, como parte de un planificado proyecto macabro. Es exactamente lo
contrario. Es la demostración palmaria, de que el país fue asaltado por una
turba de aventureros ignaros, que hicieron del poder un medio poderoso para el
enriquecimiento ilícito, para el desfogamiento de todo tipo de complejos y el
beneficio crematístico y conscupicente. Tardo mucho para que el mundo se diera
cuenta de la hecatombe que ha significado para Venezuela, este adefesio
ridículo del socialismo del siglo XXI. Los venezolanos hemos tenido que padecer
casi dos décadas de destrucción permanente, para que la mayoría de los
seguidores del proyecto rojo, sintieran en carne propia y sin atenuantes, el
error que significó elegir un remedio que
resultó peor que la enfermedad.
La realidad nacional aterroriza. Cierra el año 2016, en medio de una crisis sin
precedentes en nuestra historia. La economía nacional está destruida, y sus
manifestaciones no pueden ser más concretas: Incremento sostenido de la escasez
global de todo tipo de productos, comenzando por los alimentos, y destacando de
manera criminal la falta de medicamentos. Los servicios de asistencia médica
son incapaces de dar respuesta a una ciudadanía con desesperación creciente, y
todo esto con la inflación más alta del planeta. Lo ocurrido con los billetes
de 100 bolívares son la guinda protuberante, de un régimen capaz de crearle a
los ciudadanos las más desesperantes situaciones, como producto de una
incapacidad digna del libro Guinness. En este momento, ya no puede quedar
ninguna duda de que estamos frente a un gobierno que se agotó, que se terminó, al
que solo le queda recoger las maletas para no volver jamás. Lo sabe cualquiera,
este gobierno esta sostenido por un poder judicial espurio, por un cne espurio,
y por un alto mando militar cuyas acciones de respaldo al moribundo régimen,
van a contravía de más del 80% de los venezolanos. Entre 1998 y 2015, este
“modelo”, aumento en casi 30% los niveles de pobreza existentes en el país. Y
lo hizo precisamente cuando Venezuela recibió la mayor cantidad de ingresos en
toda su historia petrolera: 2 Billones de dólares. Para tener alguna
posibilidad de procesar la magnitud del dinero que ha despilfarrado esta gente,
les recuerdo que 1 Billón de dólares equivale, a un millón de millones de dólares.
Pero mientras el país recibía esta inaudita cantidad de dinero, el régimen
pasaba la deuda del país de 28 mil millones de dólares a casi 300 mil millones.
Cifras de empresas especializadas, estiman que la cantidad de dólares
desaparecidos por vía de la corrupción, puede alcanzar la cifra de 300 mil
millones de dólares. Los casos de corrupción del régimen recorren el mundo. El
último lo protagonizan dos venezolanos hoy presos en Miami, por lavar más de
100 millones de dólares para funcionarios del gobierno. Han sido 18 anos de rapiña.
Frente a este flagelo, la complicidad del régimen es grotesca. La AN, señala a
Rafael Ramírez como supuesto implicado en casos de corrupción por más de 11 mil
millones de dólares y el gobierno no se da por enterado. A la par de esta razón
más que suficiente para remover a un gobierno, se va este año 2016, con más de
200 venezolanos presos por razones políticas en medio de procesos judiciales inaceptables
en una democracia real. Pero a pesar de todo esto, estoy convencido de que,
habiendo cumplido con responsabilidad ante la intermediación del Vaticano en
una mesa de dialogo que los facinerosos patearon, se abre un camino exitoso
para medidas contundentes por parte de esa inmensa mayoría de venezolanos que
urgimos un cambio democrático de gobierno. Los últimos eventos realizados por
convocantes a marchas de protesta, pusieron de relieve la base de toda acción exitosa
en ese sentido; La unidad. Solo con más y mejor coordinada unidad de todos los
sectores, rescataremos a Venezuela. Que esta sea la última navidad desgraciada
que tenga que padecer un país que se merece un mejor destino.
Freddy
Núñez
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