Pedro Luis
Echeverria
He sido y
soy opositor a este nefasto régimen que ha dividido y engañado al país con el
subterfugio de hacer creer que el modelo social que ofrecía era el camino para la redención e inclusión
de los más necesitados. Los pésimos y desastrosos resultados obtenidos en todos
los órdenes de la vida nacional, después de casi tres lustros de gobierno,nos
indican que la utopía chavista fue una perversa quimera.
Estoy
convencido que el 6D lo que estará en juego es nuestro presente, nuestros
valores, y nuestro derecho al porvenir. No nos jugaremos cosas menores. Nos
jugaremos la vida, la vida del hombre pleno, su libertad de conciencia, de
pensamiento, de religión, de trabajo, de asociación, de movilización, de
libérrima búsqueda de su propio destino. Esa libertad plena que queremos rescatar tiene un gran enemigo. Se llama,
totalitarismo - el Estado es todo sobre la tierra-. El 6D, nos confrontaremos
con esa visión absolutista y negadora de
la maravillosa aventura que es la vida y las ansias naturales del hombre por su
progreso individual. Y lo haremos porque en esa visión totalitaria de la
sociedad se conjugan el odio, la
aberrante exclusión y la pérdida del
derecho a la libertad. De modelos
similares a las creencias del PSUV y sus adláteres, nacieron modelos de
sociedad que llevaron a la miseria, la cárcel, la muerte, al exilio y a la
intransigente división ideológica a millones de personas en todo el mundo como lo hicieron el nazismo, el
fascismo, el comunismo y la más reciente infeliz síntesis: el socialismo del
siglo XXI.
No olvidemos
que la libertad es la condición insustituible que le da sentido a la sociedad humana; por eso la libertad debe
ser plena y hay que defenderla. A los
pueblos no se los puede conducir con el
látigo, la prebenda y la mentira porque esa es la negación del ser
humano. Hay que respetar la libertad de todos. Solamente la libertad creativa
ha hecho grande el mundo en el que todavía vivimos. ¿Y qué fue lo que los
humanos encontramos desde tiempos inmemorables para lograrlo? Descubrimos que
el desarrollo económico es fundamental
para la vida de los pueblos. Sin desarrollo económico no hay nada. Es el
garante de la paz y el progreso. ¿Y cómo
se hace desarrollo económico? Observando el principio de la libertad económica,
el principio de los mercados bien regulados en lo que fuere estrictamente
indispensable, bien manejados impidiendo que el más poderoso aplaste al débil,
pero colocando y privilegiando la capacidad creativa del hombre como el centro
de todo el universo económico.
La búsqueda de un desarrollo económico para
garantizar la paz, construido sobre la libertad creativa del emprendimiento de
los hombres, de las empresas, de las pequeñas, las grandes, las medianas son los principios que nos inspiran y que la oposiciń defiende con
denuedo, tesón y encomiable entrega. Como vemos, no se trata de utilizar en este empeño de
recuperar la dignidad de la Asamblea Nacional, ningún arma distinta a la de
nuestra inteligencia, convicción y
voluntad de progreso.
Rescatemos con nuestros votos ese único principio que ha sido rector de la
riqueza de los pueblos, que la explica y que ha permitido que centenares y
centenares de millones de hombres salgan de la pobreza y tengan una vida digna;
nos referimos a la dignidad de la persona humana con capacidad de hacer y de
construir y que no se debe envilecer
mediante la entrega del regalo que no ha
trabajado y que posteriormente le cobran, obligándole a hacer lo que en su
fuero interior no quiere, cercenándole y negándole perversamente su derecho al
libre albedrio, condición ésta fundamental para regir las relaciones entre los
hombres.
Se nos acaba
el tiempo político y material para reflexionar y asumir nuestras
responsabilidades ante el evento comicial. Debemos focalizar nuestra atención
en el ejercicio del voto. Simplemente, al sufragar, debemos tener en mente que,
con nuestros votos, vamos a expresar un grito redentor: ¡no podemos, no
queremos, ni nos vamos a entregar a la vesanía totalitaria!
Los venezolanos de raigambre democrática debemos ser fieles a nuestros acendrados
valores y no podemos autoexcluirnos de jugar un rol fundamental en la lucha por
eso que se llama libertad, sociedad moderna y democracia plena; sin dudas ni
vacilaciones construyamos un frente de dignidad contra los bárbaros que las oprimen, las pretenden
destruir y las irrespetan.
Hagamos lo
que tenemos que hacer y que sean la historia y nuestra conciencia las que nos pidan cuentas si fuimos o si resultamos
inferiores a ese destino.
Gracias a todos por leerme, y gracias, Dios
mío, por darnos la oportunidad de salvar a Venezuela el próximo 6 de Diciembre.
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