Elecciones anticipadas, ¿solución o catástrofe?
Analitica Editorial
Cada día qué pasa se suman en el país más instituciones que rechazan la convocatoria anticipada de elecciones realizadas por una ANC cuestionada en su origen y en su ejercicio y por pretender ejercer todos los poderes, como si fuera de verdad supraconstitucional. Esta tesis era la que desarrolló conceptualmente Carl Schmitt y que “ legitimó” las atrocidades cometidas por el régimen nazi, por demás muy bien descritas en el libro de Ingo Müller “Los juristas del horror”, publicado en Venezuela y traducido al español por Carlos Armando Figueredo.
Aquí sigue existiendo una Constitución vigente, la de 1999, y ella es, hasta que no sea modificada legalmente y sometida a un referéndum aprobatorio, la ley suprema de La República. Por lo tanto, todos los actos, decisiones y leyes elaborados por la ANC son anticonstitucionales en la medida que esta pretenda hacer caso omiso de lo establecido en la Carta Magna y en las leyes vigentes aprobadas por la Asamblea Nacional.
Los procedimientos requeridos para celebrar una elección presidencial válida en nuestro país están tipificados en la Constitución y en las leyes electorales vigentes y no se puede pretender, por vía de facto, abrogarlas.
Una gran parte de la comunidad internacional ha expresado de manera muy clara que no reconocerá unas elecciones anticipadas, ni otra que no tenga las garantías necesarias para asegurar la transparencia del proceso electoral. Eso ha sido presentado a las partes en el documento elaborado por los cancilleres para un acuerdo en las negociaciones realizadas en Santo Domingo entre el gobierno y la oposición. Y en Venezuela lo han reiterado, entre otros, la Conferencia Episcopal y la Mesa de la Unidad Democrática.
Por ello es lamentable que algunas personas pretendan lanzarse a la carrera electoral obviando lo dispuesto en la Constitución y las leyes, creyendo vanamente que haciéndolo van a vencer sin que el Gobierno haya aceptado modificar las condiciones electorales, tal y como se lo exigen, tanto la comunidad internacional, como la inmensa mayoría de los venezolanos.
El que pretende navegar contra corriente las más de las veces termina ahogado. Para evitar una situación catastrófica de absoluta ilegitimidad, hoy más que nunca se requiere entender lo indispensable que es un gran acuerdo nacional para la reconstrucción en paz de nuestra nación.
Analitica Editorial
Cada día qué pasa se suman en el país más instituciones que rechazan la convocatoria anticipada de elecciones realizadas por una ANC cuestionada en su origen y en su ejercicio y por pretender ejercer todos los poderes, como si fuera de verdad supraconstitucional. Esta tesis era la que desarrolló conceptualmente Carl Schmitt y que “ legitimó” las atrocidades cometidas por el régimen nazi, por demás muy bien descritas en el libro de Ingo Müller “Los juristas del horror”, publicado en Venezuela y traducido al español por Carlos Armando Figueredo.
Aquí sigue existiendo una Constitución vigente, la de 1999, y ella es, hasta que no sea modificada legalmente y sometida a un referéndum aprobatorio, la ley suprema de La República. Por lo tanto, todos los actos, decisiones y leyes elaborados por la ANC son anticonstitucionales en la medida que esta pretenda hacer caso omiso de lo establecido en la Carta Magna y en las leyes vigentes aprobadas por la Asamblea Nacional.
Los procedimientos requeridos para celebrar una elección presidencial válida en nuestro país están tipificados en la Constitución y en las leyes electorales vigentes y no se puede pretender, por vía de facto, abrogarlas.
Una gran parte de la comunidad internacional ha expresado de manera muy clara que no reconocerá unas elecciones anticipadas, ni otra que no tenga las garantías necesarias para asegurar la transparencia del proceso electoral. Eso ha sido presentado a las partes en el documento elaborado por los cancilleres para un acuerdo en las negociaciones realizadas en Santo Domingo entre el gobierno y la oposición. Y en Venezuela lo han reiterado, entre otros, la Conferencia Episcopal y la Mesa de la Unidad Democrática.
Por ello es lamentable que algunas personas pretendan lanzarse a la carrera electoral obviando lo dispuesto en la Constitución y las leyes, creyendo vanamente que haciéndolo van a vencer sin que el Gobierno haya aceptado modificar las condiciones electorales, tal y como se lo exigen, tanto la comunidad internacional, como la inmensa mayoría de los venezolanos.
El que pretende navegar contra corriente las más de las veces termina ahogado. Para evitar una situación catastrófica de absoluta ilegitimidad, hoy más que nunca se requiere entender lo indispensable que es un gran acuerdo nacional para la reconstrucción en paz de nuestra nación.
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