Aseguran que los seguidores de Piketty “no se han dignado a leerlo”
El economista Thomas Piketty fue una de las grandes atracciones que presentó el Hay Festival de Cartagena, miles de ciudadanos se acercaron para escuchar las ideas del autor del libro “El capital en el siglo XXI” (Libre mercado)
En su visita a Colombia hizo referencia a los grandes errores de América Latina en materia de desigualdad, presentándose como un “profeta de verdades absolutas”
El economista francés Thomas Piketty fue una de las grandes atracciones que presentó el Hay Festival de Cartagena en Colombia, miles de ciudadanos se acercaron para escuchar las ideas del autor del libro “El capital en el siglo XXI”; críticos aseguran que sus seguidores “no se han dignado a leerlo”.
En su visita a Suramérica hizo referencia a los grandes errores de las naciones de América Latina en materia de desigualdad, presentándose ante el público y los medios de comunicación como un “profeta de verdades absolutas”.
Las críticas hacia el economista no se han hecho esperar, pues el especialista francés ha presentado ante el mundo la necesidad de crear “un impuesto a la riqueza para detener la desigualdad”.
El diario El País presentó un artículo titulado Las vacaciones de “monsieur” Piketty en el cual describe de qué manera el economista francés fue sutilmente silenciado incluso, ante sus más fervientes seguidores y ante sus colegas, el coreano Ha-Joong Chang y el venezolano Moisés Naím.
“Quizá gran parte del público haya entendido las conclusiones de Piketty como anticipo corroboratorio, ¡al fin!, de la profecía marxiana del derrumbe final capitalista, una y otra vez incumplida desde 1857.…lo que hizo memorable aquella noche fue el amago de Piketty de incomodar con sorna a Naím, hasta ese momento cortés, si bien nada complaciente, moderador del conversatorio. Lo hizo con una pregunta envenenada sobre la situación en Venezuela.“Lo que sé” —respondió Naím, dirigiéndose a ambos charlistas— “es que en 2016 va a haber una crisis humanitaria nunca antes vista. En parte provocada por las herencias de las políticas de los Gobiernos que ustedes admiran”.La plaza entera, incluso los fervientes admiradores de Piketty, retuvo audiblemente el aliento por largos instantes y yo me sentí no solo orgulloso, sino vindicado”.
Del mismo modo Ibsen Martínez, articulista de El País también cuestionó el efecto que causó la presencia de Piketty en Cartagena, algo que calificó como un “fenómeno social”.
“Que la economía, árida disciplina a la que Thomas Carlyle llamó “lúgubre ciencia”, sea lo que concite el interés de multitudes al punto de llenar, no digamos ya un auditorio académico, sino la vasta Plaza de la Aduana de Cartagena de Indias es sobrecogedor, aunque no atinemos a saber muy bien el porqué. Sospecho, sin embargo, que se trata de algo más fuerte que los vientos alisios que soplan del nordeste de la industria editorial global y que explican fenómenos sociales como el del Hay Festival”.
Javier Garay, profesor en la Universidad Externado de Colombia también hizo referencia a la presencia de Piketty en Cartagena, y aseguró que considerar al economista francés como el portador de verdades absolutas refuerza que tanto el país cafetalero, como el resto de América Latina “van en camino equivocado”.
Cómo osar cuestionar lo que vienen a decir, si desde hace mucho se dan como irrefutables tres ideas que requerirían, por lo menos, demostración. Primero, que la desigualdad es un problema. Segundo, que esta ha empeorado. Tercero, que la razón de su existencia —y de su agravamiento— es el capitalismo.…Se trae a Piketty, Stiglitz y Chang, no para cuestionar, sino para consolidar prejuicios. Se preparan los futuros gerentes y/o empresarios para creer que su labor es inferior moralmente y dañina socialmente.
Juan Ramón Rallo, economista y abogado presentó el pasado 12 de enero Los tres errores clave de Thomás Piketty, artículo en el cual desmiente las aseveraciones que existen en el libro “El capital en el siglo XXI”.
Según Piketty, los ricos se vuelven cada vez más ricos porque los capitalistas pueden obtener automáticamente una tasa de retorno sobre su capital, que supera la tasa de crecimiento del conjunto de la economía: cada vez, pues, se van quedando con una porción creciente del pastel. La realidad, sin embargo, es que mi riqueza actual no depende en esencia del pasado, sino del futuro: yo no soy rico por cuán bien invirtiera mi padre, sino por cuán bien sea capaz de continuar invirtiendo yo las propiedades que me legó mi padre.…las propuestas políticas del libro son erróneas. Según Piketty, la desigualdad debe combatirse penalizando a los ricos con impuestos mucho más altos: en particular, tributos del 80-90% para las rentas más altas y tipos impositivos de hasta el 10% sobre el patrimonio. Pero la forma de contribuir a que cada vez más gente viva mejor no es persiguiendo la generación de riqueza, sino posibilitando que todo el mundo acceda a ella.
Rallo en su artículo asegura que “Piketty yerra en su modelo teórico, en su análisis histórico y en sus propuestas políticas. Nada de lo cual evitará que siga siendo enarbolado como un invencible referente intelectual en cada uno de estos tres campos: en especial, por parte de aquellos que ni siquiera se han dignado a leerlo con una mente abierta a la crítica”.
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