CARLOS RAUL HERNANDEZ
EL UNIVERSAL
Aparecen diferencias en la alternativa democrática, pero la amplísima mayoría, tanto en la base como en el cogollo, remachan la estrategia electoral y constitucional. La marcha del 1-Sep tendrá que ser, será –mutatis mutandis– una gigantesca movilización tranquila contra el desabastecimiento, la inflación, a favor de los presos políticos, la elección de gobernadores y el RR. Es sin duda grave aprieto para un gobierno minoritario, sin pueblo, sin capacidad y sin iniciativa. Lo esencial del 1-Sep es su condición pacífica, y eso requiere todas las previsiones necesarias porque hay demasiados chacales dando vueltas. Algunos planteamientos fosforescentes carecen de sal en la mollera y da la impresión que vienen de individuos y grupos que no aprenden de sus errores, ni de sus aciertos, ni de nada. Unos quieren imitar al galáctico, –padre del alma nacional– y hacer una revolución, vía la inefable reconstituyente.
Eso enciende las alarmas del chavismo y favorece su unidad, en vez de profundizar las diferencias en él, y revelan cuán ingenuos podemos ser. En todos los manuales, incluso los de piedra, papel y tijera, está escrito que lo más peligroso del mundo es no dejarle escape al adversario. Sun Tzu, el creador de la teoría militar y al mismo tiempo valiente y exitoso comandante, cuando estaba en inferioridad numérica hacía que su propio ejército luchara acorralado para sacarle la máxima potencia aniquiladora. Otros hablan no de teoría sino de cuentos chinos, de “la marcha sin retorno”, aporte de esos manuales de autoayuda política para salir de las autocracias en diez lecciones. La marcha sin retorno, entre otras cosas, representaría un enorme problema de higiene y salud pública. Cientos de miles de personas en las calles sin instalaciones de servicios no son juegos.
Eso enciende las alarmas del chavismo y favorece su unidad, en vez de profundizar las diferencias en él, y revelan cuán ingenuos podemos ser. En todos los manuales, incluso los de piedra, papel y tijera, está escrito que lo más peligroso del mundo es no dejarle escape al adversario. Sun Tzu, el creador de la teoría militar y al mismo tiempo valiente y exitoso comandante, cuando estaba en inferioridad numérica hacía que su propio ejército luchara acorralado para sacarle la máxima potencia aniquiladora. Otros hablan no de teoría sino de cuentos chinos, de “la marcha sin retorno”, aporte de esos manuales de autoayuda política para salir de las autocracias en diez lecciones. La marcha sin retorno, entre otras cosas, representaría un enorme problema de higiene y salud pública. Cientos de miles de personas en las calles sin instalaciones de servicios no son juegos.
Divorcios en Río
También se menciona una inasible desobediencia civil, sin que esté claro en qué consiste. La noción es del errático filósofo norteamericano Henry Thoreau, quien decidió evadir impuestos como protesta contra la guerra EEUU-México, a la que consideraba absurda aunque con ella EEUU duplicó su territorio. Para no quedar preso tuvo que pagar 40 veces más por impuestos caídos, intereses y la fianza. La desobediencia civil salió mejor negocio para el gobierno. Un demente ilustrado, Karl Hess, quiso hacer lo mismo en el siglo XX y el tribunal como sanción le prohibió usar dinero el resto de su vida. ¿Desobediencia civil será no ir a trabajar, ni mandar los niños a la escuela, ni hacerle caso a los padres, ni pagar en el abasto? ¿O la abstinencia sexual que impusieron las turinesas a sus maridos para castigar que se la pasaban en huelga y no obtenían el diario? Chi non lavore, non fa l’amore, fue la consigna que se convirtió en canción.
Se le puede confundir con un “paro” o huelga general al estilo de la llamada Comuna de Berlín en la que los peor librados –como siempre– fueron los convocantes, Rosa Luxemburgo y el líder comunista Karl Liebknecht. también con la barahúnda concupiscente de los Carnavales de Río que enloquece la ciudad por una semana con posteriores oleadas de divorcios; o la pulsión freudiana en las Fiestas de San Fermín, o el derroche de potasio en las tomatinas de Buñol, Valencia. Pero la mejor noticia hasta ahora es que aventureros, delirantes y folklóricos, cuestionan y se desmarcan de la marcha del 1-Sep porque “es electoral”, en otras palabras porque no convoca una insurrección ni ninguna otra chorrada ¿Se podrá decir “bienvenidos los que se van”? Según la encuesta del vecino de esta página hay nueva distribución de preferencias alrededor de los precandidatos a eventuales elecciones.
También se menciona una inasible desobediencia civil, sin que esté claro en qué consiste. La noción es del errático filósofo norteamericano Henry Thoreau, quien decidió evadir impuestos como protesta contra la guerra EEUU-México, a la que consideraba absurda aunque con ella EEUU duplicó su territorio. Para no quedar preso tuvo que pagar 40 veces más por impuestos caídos, intereses y la fianza. La desobediencia civil salió mejor negocio para el gobierno. Un demente ilustrado, Karl Hess, quiso hacer lo mismo en el siglo XX y el tribunal como sanción le prohibió usar dinero el resto de su vida. ¿Desobediencia civil será no ir a trabajar, ni mandar los niños a la escuela, ni hacerle caso a los padres, ni pagar en el abasto? ¿O la abstinencia sexual que impusieron las turinesas a sus maridos para castigar que se la pasaban en huelga y no obtenían el diario? Chi non lavore, non fa l’amore, fue la consigna que se convirtió en canción.
Se le puede confundir con un “paro” o huelga general al estilo de la llamada Comuna de Berlín en la que los peor librados –como siempre– fueron los convocantes, Rosa Luxemburgo y el líder comunista Karl Liebknecht. también con la barahúnda concupiscente de los Carnavales de Río que enloquece la ciudad por una semana con posteriores oleadas de divorcios; o la pulsión freudiana en las Fiestas de San Fermín, o el derroche de potasio en las tomatinas de Buñol, Valencia. Pero la mejor noticia hasta ahora es que aventureros, delirantes y folklóricos, cuestionan y se desmarcan de la marcha del 1-Sep porque “es electoral”, en otras palabras porque no convoca una insurrección ni ninguna otra chorrada ¿Se podrá decir “bienvenidos los que se van”? Según la encuesta del vecino de esta página hay nueva distribución de preferencias alrededor de los precandidatos a eventuales elecciones.
Henry, Henri, Henrique, Enrique
Encabeza las simpatías Henry Ramos (53.7%), seguido por Henri Falcón (51.4%), Leopoldo López (48.9) y Henrique Capriles (47.3). Parece que estadísticamente para ser candidato de la oposición hay que llamarse Enrique en cualquier idioma. Una auténtica asonada porque hasta ahora la intención de voto de la disidencia la encabezaban los que retrocedieron a tercero y cuarto. Henry y Henri no solo entran en el cuadro de honor, sino que predominan, lo que deja groggy a más de uno. Un Nuevo Tiempo es el único que no aparece con un representante en esa distribución. Su presidente, el diputado Márquez –no por casualidad se llama Enrique–, dijo palabras perfectamente moderadas sobre que todo político dedicado a su oficio tiene derecho a pensar tal cosa, y de inmediato salieron los ninja de la pluma a destazarlo como pieza de cacería.
Lo simpático es que los devoradores están amarradísimos a sus propios precandidatos y eso no les parece mal, pero sí lo es la discreta expresión de Márquez. Lo nuevo es que en el bloque opositor hay cuatro jefes (falta Rosales) y será complicado imponer líneas. La MUD no puede dividirse porque es legalmente el único partido de la oposición. Eso puede ser positivo siempre que rivalidades presidenciales extemporáneas no desbanquen las verdaderas prioridades, cuando el gobierno remacha que no habrá referéndum ni gobernadores este año y que Miss Venezuela seguramente tampoco. La suerte del RR tendrá repercusiones políticas y valdría la pena investigar en qué medida las simpatías por los cuatro nombres arriba pueden estar vinculadas a él ¿A qué se deben los ascensos de Henry y Henri? ¿Y las disminuciones de Henrique y Leopoldo? ¿Serán perdurables tales incidencias?
Encabeza las simpatías Henry Ramos (53.7%), seguido por Henri Falcón (51.4%), Leopoldo López (48.9) y Henrique Capriles (47.3). Parece que estadísticamente para ser candidato de la oposición hay que llamarse Enrique en cualquier idioma. Una auténtica asonada porque hasta ahora la intención de voto de la disidencia la encabezaban los que retrocedieron a tercero y cuarto. Henry y Henri no solo entran en el cuadro de honor, sino que predominan, lo que deja groggy a más de uno. Un Nuevo Tiempo es el único que no aparece con un representante en esa distribución. Su presidente, el diputado Márquez –no por casualidad se llama Enrique–, dijo palabras perfectamente moderadas sobre que todo político dedicado a su oficio tiene derecho a pensar tal cosa, y de inmediato salieron los ninja de la pluma a destazarlo como pieza de cacería.
Lo simpático es que los devoradores están amarradísimos a sus propios precandidatos y eso no les parece mal, pero sí lo es la discreta expresión de Márquez. Lo nuevo es que en el bloque opositor hay cuatro jefes (falta Rosales) y será complicado imponer líneas. La MUD no puede dividirse porque es legalmente el único partido de la oposición. Eso puede ser positivo siempre que rivalidades presidenciales extemporáneas no desbanquen las verdaderas prioridades, cuando el gobierno remacha que no habrá referéndum ni gobernadores este año y que Miss Venezuela seguramente tampoco. La suerte del RR tendrá repercusiones políticas y valdría la pena investigar en qué medida las simpatías por los cuatro nombres arriba pueden estar vinculadas a él ¿A qué se deben los ascensos de Henry y Henri? ¿Y las disminuciones de Henrique y Leopoldo? ¿Serán perdurables tales incidencias?
@CarlosRaulHer
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