JULIO BORGES
Venezuela tiene que cambiar, la hiperinflación, la escasez y la violencia tienen solución. Quienes están en el poder no lo usan para tomar decisiones que empiecen a solucionar la crisis. Por eso el pueblo venezolano, que tiene la última palabra, ha decidido superar cada obs- táculo que el CNE y el Gobierno juntos colocan para evitar lo inevitable: que la gente vote, que el pueblo decida a través del voto el futuro que quiere.
El CNE viola su propia norma y la Constitución en el proceso revocatorio. Quieren impedirlo y vamos a tener que arrancárselo de las manos para hacerla cumplir. Ningún mensaje que provenga del Gobierno podrá desmoralizar al pueblo, que está decidido a cambiar.
Las rectoras oficialistas del CNE creen tener la última palabra sobre el revocatorio. Pretenden secuestrar el derecho constitucional de los venezolanos a revocar. Desestiman el hambre y la voluntad de cambio de todos los que estamos sufriendo esta crisis. La última palabra sobre el revocatorio no la tiene el CNE, la tenemos todos y cada uno de nosotros: el pueblo venezolano. No le podemos dar importancia a lo que digan los representantes del CNE, sino a nuestra fuerza, a nuestra necesidad de cambiar. Contra la decisión del pueblo no hay nadie que pueda.
Exijamos en la calle el 1º de septiembre el último paso para realizar el revocatorio este año, la recolección del 20%, donde millones de venezolanos sellaremos el revocatorio. Esta semana el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se pronunció sobre la situación de Venezuela en cuanto a la crisis humanitaria que estamos viviendo. Estudios demuestran que el hambre se ha agudizado en los últimos meses en Venezuela. Para el mes de mayo, 41%, aproximadamente 12 millones de venezolanos, comieron menos de dos veces al día. En junio, 15 millones de venezolanos comieron menos de dos veces al día, lo cual representa 50%, y para julio 16 millones de venezolanos solo comieron menos de dos veces al día, aumentando el hambre a 54%.
Instamos a las instituciones internacionales para que en ejercicio de sus competencias emitan pronunciamiento y adopten medidas tendientes a exigir un plan que garantice el derecho a la alimentación y a la salud. Así como a acompañar al pueblo venezolano en su exigencia de tener la última palabra sobre el futuro de Venezuela a través del voto en 2016.
borgesjulio2015@gmail.com
El CNE viola su propia norma y la Constitución en el proceso revocatorio. Quieren impedirlo y vamos a tener que arrancárselo de las manos para hacerla cumplir. Ningún mensaje que provenga del Gobierno podrá desmoralizar al pueblo, que está decidido a cambiar.
Las rectoras oficialistas del CNE creen tener la última palabra sobre el revocatorio. Pretenden secuestrar el derecho constitucional de los venezolanos a revocar. Desestiman el hambre y la voluntad de cambio de todos los que estamos sufriendo esta crisis. La última palabra sobre el revocatorio no la tiene el CNE, la tenemos todos y cada uno de nosotros: el pueblo venezolano. No le podemos dar importancia a lo que digan los representantes del CNE, sino a nuestra fuerza, a nuestra necesidad de cambiar. Contra la decisión del pueblo no hay nadie que pueda.
Exijamos en la calle el 1º de septiembre el último paso para realizar el revocatorio este año, la recolección del 20%, donde millones de venezolanos sellaremos el revocatorio. Esta semana el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se pronunció sobre la situación de Venezuela en cuanto a la crisis humanitaria que estamos viviendo. Estudios demuestran que el hambre se ha agudizado en los últimos meses en Venezuela. Para el mes de mayo, 41%, aproximadamente 12 millones de venezolanos, comieron menos de dos veces al día. En junio, 15 millones de venezolanos comieron menos de dos veces al día, lo cual representa 50%, y para julio 16 millones de venezolanos solo comieron menos de dos veces al día, aumentando el hambre a 54%.
Instamos a las instituciones internacionales para que en ejercicio de sus competencias emitan pronunciamiento y adopten medidas tendientes a exigir un plan que garantice el derecho a la alimentación y a la salud. Así como a acompañar al pueblo venezolano en su exigencia de tener la última palabra sobre el futuro de Venezuela a través del voto en 2016.
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