CARLOS RAUL HERNANDEZ
Una persona se puede preguntar dos cosas que al final son una: ¿por
qué contra el sentido común y cualquier ejemplo sobre la tierra, el
gobierno crea el caos en la economía, -hiperinflación, hiperdevaluación,
hiperdesempleo- pese a sus infernales efectos sociales, si como
cualquier autoritarismo colectivista, su retórica es (era) populismo?
¿Por qué misterio no hace nada para detener los inmensos sufrimientos de
las masivas víctimas populares y no aplica el tratamiento universal e
infalible, la penicilina contra la estupidez económica? ¿Cómo es que un
grupo decide conscientemente convertir su país en Haití o en una
república subsahariana? Pero las incógnitas tiende a desentrañarlas el
verdadero ductor de la economía, de las estrategias que cumplen sus
asistentes, los ministros nominales del gabinete: el señor Alfredo
Serrano Mancilla, militante de Podemos que decidió dejar España y venir a hacer la América.
Tuvo gran influencia en el gobierno de Correa, siempre
tras el trono, -los ecuatorianos lo culpan de los adefesios que casi (?)
quiebran el país dolarizado-, y también en el de Evo Morales. Su
pensamiento no tiene que ver con el mundo real, sino con las más
afiebradas elucubraciones económicas polpotianas o maoístas. Hace un par
de años reconocía que casi 100 por ciento del ingreso en Venezuela era
del Estado -tanto como en la extinta Unión Soviética o Cuba- pero le
molestaba que los bancos y el comercio privado todavía “capturaban una
parte de la renta”. Había que salir de ellos, aunque las distribuidoras
de alimentos que Chávez expropió devinieran literalmente en pozos
sépticos, criaderos de gusanos; y que los bancos estatales pierdan mil o
mil quinientas veces su capital, Pdvsa esté muerta y ya sea
prácticamente propiedad de los acreedores.
Andropov: el santo olvidado
Serrano procura aniquilar las restantes distribuidoras de alimentos y que todo pase a control estatal. El resultado: hambre pareja, paliada por las cuevas de Alí Baba de los CLAPs, pero no importa: llegaríamos al socialismo primero que Cuba o Norcorea. Un pensamiento tan aterrador como el cementerio de vampiros ideológicos que resucitan detrás de Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer, la dadaísta cinta de Robert Rodríguez. China es otra vez un imperio que incluso disputa Latinoamérica a los gringos, gracias a una economía de mercado abierto que rompió todos los récords de crecimiento desde la Revolución Industrial. ¿Cómo entonces el pensamiento anacrónico se apodera de una nación moderna? El sentido común hizo que Yuri Andropov, nada menos que el jefe de la KGB, secretario general del Partido Comunista Soviético, iniciara en 1982 un proyecto para liberalizar la economía.
Serrano procura aniquilar las restantes distribuidoras de alimentos y que todo pase a control estatal. El resultado: hambre pareja, paliada por las cuevas de Alí Baba de los CLAPs, pero no importa: llegaríamos al socialismo primero que Cuba o Norcorea. Un pensamiento tan aterrador como el cementerio de vampiros ideológicos que resucitan detrás de Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer, la dadaísta cinta de Robert Rodríguez. China es otra vez un imperio que incluso disputa Latinoamérica a los gringos, gracias a una economía de mercado abierto que rompió todos los récords de crecimiento desde la Revolución Industrial. ¿Cómo entonces el pensamiento anacrónico se apodera de una nación moderna? El sentido común hizo que Yuri Andropov, nada menos que el jefe de la KGB, secretario general del Partido Comunista Soviético, iniciara en 1982 un proyecto para liberalizar la economía.
Es el injustamente no reconocido padre de lo que con
Gorbachov se llamó Perestroika, vio a tiempo lo que hacían los chinos y
lo entendió. Muere cuando tenía apenas año y medio en el poder y con él
su proyecto económico, al parecer inspirado en el de Augusto Pinochet.
Su plan era una especie de stalinismo neoliberal (jaja) una
dictadura militar férrea que legalizaría al Partido Comunista para
imponer la modernización, la economía de mercado y a posteriori,
quién sabe, la democracia. Posiblemente de sobrevivir Andropov, una
incólume Unión Soviética disputaría hoy la hegemonía mundial con EEUU y
China. Pero el vampiro del socialismo anacrónico resucita en Venezuela
donde impone la economía política de la destrucción, que ni siquiera
cuaja definitivamente en Ecuador, Bolivia ni Nicaragua, pero,
colonialismo al revés, sí en las desordenadas cabezas de los indignados españoles y en Pablo Iglesias.
Colonialismo al revés
El socialismo del siglo XXI, resucitación del socialismo feudal -frase de Marx- en la Venezuela democrática, nace de un golpe de Estado y lo encabeza un militar extraño al debate ecuménico de las ideas que desencadenan personajes tan diferentes y tan parecidos como Reagan, Deng Xiaoping, Thatcher, Felipe González, Andropov- Gorbachov y Pinochet. No es un hombre de época, como éstos. Salido de un cuartel lo rodea la ultraizquierda cavernaria que no entendía el eurosocialismo, el eurocomunismo ni el socialismo de mercado. En 1999 el operador económico es Jorge Giordani a quien desde su época de profesor universitario, en los medios de la izquierda se le conocía como “el albanés” (Albania fue y es uno de los rincones más retrógrados, olvidados y primitivos del comunismo) y es el padre de la teoría que hoy nos devuelve Serrano: empobrecer a la gente para darle de comer en la mano.
El socialismo del siglo XXI, resucitación del socialismo feudal -frase de Marx- en la Venezuela democrática, nace de un golpe de Estado y lo encabeza un militar extraño al debate ecuménico de las ideas que desencadenan personajes tan diferentes y tan parecidos como Reagan, Deng Xiaoping, Thatcher, Felipe González, Andropov- Gorbachov y Pinochet. No es un hombre de época, como éstos. Salido de un cuartel lo rodea la ultraizquierda cavernaria que no entendía el eurosocialismo, el eurocomunismo ni el socialismo de mercado. En 1999 el operador económico es Jorge Giordani a quien desde su época de profesor universitario, en los medios de la izquierda se le conocía como “el albanés” (Albania fue y es uno de los rincones más retrógrados, olvidados y primitivos del comunismo) y es el padre de la teoría que hoy nos devuelve Serrano: empobrecer a la gente para darle de comer en la mano.
Samuel Huntington en un viejo libro expuso que mientras
más miserable sea la sociedad menos tiempo tendrá para combatir el
estatus que provoca esa miseria y más deberá dedicarse a conseguir
proteínas. Con el ascenso de Serrano sacan de juego unos supuestos
modernizadores encabezados por el fallido criptocandidato presidencial
Rafael Ramírez -descabezado antes de arrancar- que amagaron con reformas
económicas, y Serrano nos trae de regreso desde Europa los delirios de empobrece y triunfarás. En Venezuela se imponen los experimentos sociales de Podemos, un infortunio no porque los aleteos up to today de
Ramírez fueran confiables, sino porque se atornillan las
racionalizaciones que conducen a la Albania de Giordani. Chávez colonizó
Podemos pero, ironías, el almirante Serrano nos trae de vuelta la
ideología que lo poseyó.
@CarlosRaulHer
No hay comentarios:
Publicar un comentario