miércoles, 13 de diciembre de 2017

UNA REFLEXION CRITICA E IMPOSTERGABLE

LUIS MANUEL ESCULPI

Todo, o casi todo, era perfectamente predecible. Estaba cantado, no hubo mayores sorpresas. Tres de las principales organizaciones anunciaron que no participarían. Los resultados de las gobernaciones influirían de manera importante. El desánimo y el desaliento se proyectarían. El oficialismo las tendría todas consigo. La ausencia de testigos les facilitaría las triquiñuelas. Entre ellas la de aumentar las cifras de participación. Las anunciadas no tienen credibilidad. El ventajismo hizo de las suyas. Esta vez sin la menor contención. El abuso descarado de las presiones. El control de la votación con la utilización del “carnet de la patria”en los puntos rojos ubicados ilegalmente presionaron al elector. La coacción contra los empleados públicos se intensificó.
Tal descripción explica parcialmente lo sucedido, pero resulta incompleta si no se analiza la política adoptada por las fuerzas que constituyen en la actualidad parte fundamental de la Mesa de la Unidad. Ya estaba planteada una revisión del comportamiento político de la oposición después de los resultados electorales de las gobernaciones, lamentablemente ese debate no se realizó con la profundidad y el alcance que la situación ameritaba. Se adoptaron posiciones a la ligera, sin mediar un análisis reflexivo para rediseñar las orientaciones tácticas y estratégicas que posibilitará la recuperación de la iniciativa y el avance en la búsqueda del cambio político.
La oposición venezolana ha demostrado que sus mayores logros los ha alcanzado en el espacio electoral, allí se ha acumulado el potencial más significativo del esfuerzo de estos años (lo que no implica descartar la participación en los diversos escenarios de la lucha social y política) pero la concurrencia en el terreno donde se han obtenido importantes victorias, en el cual se ha adquirido mayor destreza, organización y dominio no puede ser despreciada, más cuando ella constituye una idea fuerza de la estrategia constitucional, democrática y pacífica diseñada por la Mesa de la Unidad.
Los resultados del domingo no obedecen solo a las virtudes del oficialismo, pese al ventajismo, las trácalas y todos los mecanismos fraudulentos que ha venido empleando, por un gobierno que tiene sumido al país en este desastre de la mayor crisis conocida en la Venezuela contemporánea, también obedecen a políticas equivocadas adelantadas por las fuerzas democráticas como consecuencia de la improvisación, la postergación de una reflexión imprescindible y a la falta de unidad de propósitos, de mando y de acción.
Argumentar que no se participa pero tampoco se llama a la abstención, es en alguna medida, evadir el rol dirigente que se está llamado a cumplir, al no existir orientación política sobre un evento trascendente, sin embargo militantes de organizaciones que formalmente no participaron, se inscribieron como candidatos y lograron importantes triunfos que le permitieron conservar las Alcaldías, sin ir muy lejos ese es el caso de los municipios Chacao, Baruta, El Hatillo y San Antonio de los Altos en el estado Miranda.
Quienes asumen la abstención como una política permanente -afortunadamente constituye un sector minoritario- carecen de un proyecto alternativo, solo poseen un discurso general que no aterriza en el campo concreto de la acción.
Las negociación que se viene adelantando con observadores internacionales en República Dominicana, de acuerdo a declaraciones de varios de los participantes permiten, aún con reservas, tener un “optimismo moderado”, sin embargo siempre es conveniente recordar la necesidad de actuar en diferentes escenarios y que la crisis económica y social sigue allí, no sólo permanece sino que tiende agravarse peligrosamente.
La situación exige una reflexión crítica, ella es impostergable, vital para retomar la ofensiva, para recomponer la unidad imprescindible y avanzar con rumbo claro hacia el cambio político necesario y posible

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