PREDICCIONES DE MADAME KALALU
JEAN MANINAT
Justo cuando uno esperaba que el 2017 se fuera sin despedirse, que se
internase en el cementerio de las malas añadas para no regresar jamás a
incordiarnos con su mal recuerdo.
Precisamente, cuando la mejor alegoría de los cristianos
cobra vida en una pausa de regocijo y esperanza –aún en las peores
circunstancias– mi Némesis particular, “mon pote”, François Galouise, director del semanario parisino El cochino desmelenado,
me sembró en el WhatsApp una oferta de esas que no se pueden rehusar,
por descocadas: me pedía –encarecidamente y con frondosos argumentos–
que entrevistara a Madame Kalalú, el oráculo cibernético de moda, capaz
de barruntar el futuro con la certitud de una aplicación diseñada en
Silicon Valley, y perfumada con ron y tabaco.
Y, así, me tocó trasponer la entrada de una sala
refrigerada de paredes blancas e impolutas donde colgaban fotos de Bill
Gates, Marc Zuckerberg, Yemayá, María Lionza, el Negro Primero y hasta
una del siempre jovial Warren Buffett. Una joven vestida a la usanza de
la NASA me recibió preguntándome si tenía cuenta en Amazon, para poder
ofrecerme una rebaja por la consulta.
Al fondo, una voz femenina entonaba un cántico con aires de solar caribeño: Pascual,
yo te estoy llamando; Pascual, tú no respondes; Pascual, yo sé que te
llamas, si no te has cambiado el nombre. A la tuli bamba, a la bamba-ho.
La voz clarita, Pascual, la tengo yo.
Allí, echada en un sofá, entre cojines, plumas, y
computadoras, estaba ella, Madame Kalalú, una mezcla de Lady Gaga y
Omaira Portuondo, con la belleza de ayer, iluminándole todavía el
rostro.
–Madame Kalalú, gracias por la venia. Voy al grano: ¿cómo vislumbra el futuro de la oposición en Venezuela?
–¡Ay!, mijito: Songo le dio a Borondongo, Borondongo le
dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le hechó a Burundanga y le
hinchan los pies. ¿Qué quieres que te diga?
–¡Ah!, ya entiendo… pero, seguramente, habrá buenas noticias.
–Oye asere, perdón, en realidad quise decir mi llave; no,
mi pana; no, mar… hue… qué mejores noticias que la gente no se rinde y
sigue allí en la pelea. Ahora, nene, ya que preguntas, el coro de los
que dirigen está desafinado, incluso cuando repiten: Quítate tú pa’
ponerme yo.
–Sin embargo, hay nuevos liderazgos, propuestas importantes para salir, sin demora, de la situación.
–A ver, déjame consultar mi iPad. Sí, aquí veo a una muy
aguerrida y persistente dirigente, pero tu país es muy machista y no le
prestan atención por ser mujer. ¡Alabao, en pleno siglo XXI! Y aquí hay
otro, míralo tú mismo, es un valiente líder que va a denunciar al
régimen por todo el mundo, pero, monina, el jet lag pega y hasta a
Ulises, que era un personaje homérico, le causó estragos de dimensiones
mitológicas.
–Bueno, pero no me dirá usted que no está la MUD.
–Oye, papi, a esos les roncan los que te conté, pero o
ensayan más –y en estudio cerrado– o terminan viejos como el Buenavista
Club Social cantando: El cuarto de Tula le cogió candela, se quedó dormida y no apago la vela. Están todavía a tiempo, pero tienen que acoplarse y hacer su homework.
–Se habla también de un outsider.
–Bruuuuu. Bueno, mi santo, los outsiders son como los habanos, los hay buenos y los hay pésimos. Depende de quién te los venda. Mira que ustedes saben de eso. ¿O no?
–Bien, Madame Kalalú, mil gracias. Alguna indicación para el 2018.
–El Nazareno me dijo que cuidará a mis amigos, decía el
portorro Maelo. Pero oye, consorte, tienen que poner de su parte, con
ese arroz con mango que tienen armado no van para el baile, te lo digo
yo, nagüe, que adivino certezas. ¡Ño! Caballero, mire que los santos se
las ponen bombita, y ustedes ni ná, ni ná.
De que vuelan, vuelan, se me ocurrió al salir al calor del día, en una demostración de originalidad sin par.
N.B. Hasta enero, y gracias por la lectura y los comentarios. Todo lo mejor y un gran abrazo.
@jeanmaninat
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