VISPERAS Y REFACCIONES
FERNANDO RODRIGUEZ
EL NACIONAL
Son tan inmensas las laceraciones que ha
sufrido el país en estas casi dos décadas que no es exagerado decir que
todo aquello que conspire contra la unidad opositora, imprescindible
para la salida del régimen, es de una gravedad ética y política
exorbitante. Se dirá que todos lo hemos hecho en la medida que hemos
defendido causas más o menos polémicas dentro del conglomerado de la
oposición y atacado a sus adversarios. Y ello seguirá sucediendo. Y
seguramente tendrá que haber desgarramientos irremediables. Pero lo que
sí es posible lograr, lo pienso hasta el momento, es el clima mínimo y
mayoritario para una elección presidencial, posiblemente precedida por
unas primarias, y que conduzcan a un necesarísimo candidato único, más
allá de que también aparezcan los saltimbanquis alternativos de siempre.
De manera que desde acusaciones muy extremas, que ya se han hecho,
hasta las desmesuras diplomáticas de Almagro, deberían evitarse.
En los próximos días van a haber dos
eventos de no poca monta que moverán el piso de esa unidad posible. Los
resultados de la negociación de República Dominicana, al menos de este
primer encuentro, que yo desconozco cuando escribo y ya usted algo
conocerá cuando lea esto, si es que lo lee. No es osado apostar a que
van a suceder en esos días cosas de mucha significación que pueden ir
desde claros adelantos hacia la restauración de la democracia hasta,
verbigracia, el definitivo desplome de la presencia opositora hegemónica
de la MUD, en especial el Grupo de los 4. Como quiera que en ese evento
negociador hay una serie de variables novedosas, tales como la
presencia en vivo de un grupo paritario de cancilleres latinoamericanos y
el presidente anfitrión, una muy fuerte presión internacional
manifiesta en declaraciones del más alto nivel de casi toda Europa y
América (y la suposición de aquellas más ladinas y soterradas), o la
desesperada situación financiera del gobierno, esas circunstancias,
digo, hacen poco prudente cualquier pronóstico. Pretender, por tanto,
que nada va a pasar porque en otros eventos similares no pasó, no es
nada convincente. Asegurar victorias es igualmente aventurado por esas
mismas circunstancias inéditas. No hay que saberlo siempre todo; Albert
Camus decía que solo se inscribiría en un partido capaz de dudar de sus
propias propuestas. Lo que sí parece prudente es no debilitar, por estos
días al menos, las posibilidades de luchar de quienes van a sentarse en
esa mesa de juego con tahúres muy atrevidos. Resultados positivos
beneficiarían a todos y los instrumentos de castigo, los cepos, pueden
postergarse un tanto.
Las elecciones municipales son un
embrollo tal, para los analistas más entrenados y me imagino que lo
serán para el ciudadano que camina (muchos, ahora sin buses y un Metro
infernal) que casi nadie las nombra. Abstencionistas callados, votantes
de toda laya, buena y mala; oportunistas profesionales por centenares;
gobierno y MUD fracturados más que nunca; el mismo CNE convicto y
confeso. Sobre esa madeja inextricable poco se conversa… salvo yo voto,
yo no voto. Ni Aristóteles que hubiese nacido solo para eso se atrevería
a tratar de descifrarlo, diría Alonso Quijano.
Luego vendrán las hallacas, lo que en
este caso es un decir. Pero probablemente sí un respiro y unos
resultados, buenos o malos, que nos permitirán con un poco más de
información planear un año que mucho tendrá de decisivo. Habrá
elecciones presidenciales, transparentes o turbias o asquerosas. Más
tarde o más temprano. Y mucho habrá que apostar allí. Aunque de repente
no las hay, quién quita, se alza el generalato corrupto o se eterniza la
constituyente fascista o Maduro decide perpetuarse, horror de horrores.
Es un año de todo o nada.
Hoy oí a Andrés Velásquez decir que
no va a Santo Domingo, está en desacuerdo por no haberse incluido
algunos puntos en la agenda de discusión. No obstante, fue muy expedito
en dar su apoyo a la negociación y a seguir debatiendo en el seno de la
Mesa de la Unidad sobre el devenir de esta. No suena mal, ni el tono ni
la letra de su posición como una manera de disentir en estas aguas
tormentosas. A los francotiradores irredimibles de la oposición, los de
siempre y los nuevos, muy buen fin de año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario