TRINO MARQUEZ
Los Comités Locales de
Abastecimiento y Producción (CLAP), contemplados en el Decreto de Emergencia
aprobado por Maduro en mayo pasado, son el último invento del proyecto de
ingeniería social impulsado por el régimen. Es poco lo que agregan a los
intentos anteriores dirigidos a controlar la distribución de alimentos en los
barrios y sectores populares.
Hace una
década el gobierno propuso los Comités de Contraloría Social y los Consejos
Comunales en un vano intento de hacer más eficaz el abastecimiento de productos
en los niveles locales. En aquel tiempo, y también ahora, se trata de lograr la
cuadratura del círculo: resulta imposible elevar la eficacia de la distribución
de productos alimenticios cuando se ha destruido el aparato productivo nacional
y ya no se cuenta con suficientes
divisas para importar los bienes que antes fabricaban las empresas nacionales;
y cuando, además, se dinamitaron las redes privadas de distribución que
permitían colocar los productos de consumo masivo en los lugares más apartados
de la nación y en los barrios más pobres. Esta doble labor destructiva –en el
campo de la producción y de la distribución-
asegura el fracaso de todo intento voluntarista que desconozca la
realidad creada por el chavismo.
Los
CLAP, en teoría, forman parte de la red pública de alimentos, integrada por
Mercal, Pdval, Abastos Bicentenarios, los mercados a cielo abierto y las
bodegas comunales, todos proyectos fracasados, y constituyen un componente del
Poder Popular. En la práctica, actúan como un perverso mecanismo clientelar,
que lleva el sectarismo y la exclusión al paroxismo. Representan una versión
aún más degradada e insultante de la Libreta de Racionamiento utilizada por los
comunistas cubanos durante sesenta años. En la isla antillana, ese instrumento
es aplicado por los Comité de Defensa de la Revolución, controlados por el
Partido Comunista Cubano. En Venezuela, se maquilló el dominio del PSUV
señalando que los CLAP estarán integrados por miembros de Unamujer, las UBCh, el
Frente Francisco de Miranda y los Consejos Comunales, todas organizaciones
sometidas a la férula del partido oficialista. Forzado por las denuncias,
Freddy Bernal se vio obligado a declarar que los CLAP distribuirán las bolsas
de comida a todos los habitantes del sector donde operen. Como las bolsas que se repartirán
serán cada vez más escasas, esos comités privilegiarán a la clientela roja
local, excluyendo a quienes no formen parte de la
cofradía. La aberración que entrañan los CLAP supera las perversiones más
demenciales utilizadas en Corea del Norte y Cuba, donde la escasez y la miseria
están esparcidas de manera bastante uniforme entre todos los pobladores de una
comunidad. Aquí se busca seleccionar un pequeño grupo de privilegiados que serán quienes reciban las migajas
repartidas por el gobierno.
Los
CLAP buscan derrotar la “guerra económica”, acabar con el acaparamiento y
doblegar la inflación. La “guerra económica” es una quimera que carece del
encanto de las ficciones inteligentes.
Todas las empresas expropiadas o confiscadas por el gobierno, se encuentran
quebradas. En las empresas privadas que todavía sobreviven, el gobierno
mantiene una rígida supervisión a lo largo de toda la cadena productiva y sus comisarios deciden cuál es el destino final
de los bienes que se fabrican. Si existe alguna “guerra económica”, expresada
en desabastecimiento, acaparamiento y especulación, sus comandantes son los
ineptos gerentes que el gobierno coloca en cargos clave, los burócratas que
deciden hacía dónde se dirigen los bienes producidos y los oficiales de la
Guardia Nacional encargados de velar que las órdenes se cumplan.
Con
los CLAP, la corrupción recorrerá el sistema desde la cúpula hasta las bases.
Ya no se concentrará en Cadivi, Pdvsa, el sector eléctrico, las empresas
básicas, el narcotráfico y todos los demás componentes de la corrupción en gran
escala. Ahora, la descomposición incorporará a las bases del PSUV, adornando la
integración con el lenguaje homérico de la democracia protagónica, el poder
popular y las otras engañifas utilizadas por el régimen para tratar de ocultar
su fracaso y errores, algunos de los cuales forman parte de un proyecto cuyo
centro reside en el saqueo continuo y total de la nación. Cleptocracia con
CLAPtocracia.
@trinomarquezc
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