Durante las últimas semanas hemos visto desarrollarse una confrontación sin cuartel entre gobierno y oposición, en la que se amenaza con juicios a directivos de la Asamblea Nacional, investigaciones a partidos políticos por protestas en diferentes estados de Venezuela, entre otras especies, pero cuyo centro real es la celebración o no del referéndum revocatorio presidencial durante este año. Es así como el referéndum revocatorio se ha convertido en la batalla política más importante de los últimos tiempos para la oposición y el gobierno, por tres razones fundamentales que explicamos a continuación.
La primera razón tiene que ver con la constitución vigente. El deterioro progresivo de las condiciones electorales, evidenciado en la manipulación grotesca que el Consejo Nacional Electoral hace para tratar de imposibilitar la convocatoria a un referéndum revocatorio, puede constituirse en la materialización de hecho de un fraude constitucional que frustraría el derecho de los venezolanos a convocar de manera oportuna un referéndum revocatorio dirigido a remover de su cargo a un funcionario electo, y por lo tanto revocable, de acuerdo a lo que se establece en el artículo 72 de la Constitución nacional vigente. La negación de esta posibilidad a los electores, o la manipulación del proceso de manera tal que el referéndum se produzca durante el próximo año, con la consecuente continuación de la actual gobierno, implicaría la materialización de un fraude electoral, mediante el cual se negaría de facto un derecho político fundamental, la ruptura del orden constitucional, y la apertura a la posibilidad de que otros derechos constitucionalmente establecidos sean también desconocidos desde las mismas instituciones del Estado.
Al día de hoy, ya comenzamos a ver algunas señales inequívocas de lo que puede constituirse en otras formas de desconocimiento como es el caso de la ausencia de convocatoria oportuna, con un mínimo de seis meses de anticipación, a las elecciones de gobernadores que tendrían que realizarse, a más tardar, para el domingo 18 de diciembre. Éste irrespeto por la duración de los períodos de mandato establecidos en la Constitución para el caso de los gobernadores, y que ya vimos suceder en el de los concejales, a quienes se mantuvo en sus cargos de elección por un periodo adicional, constituiría un grave precedente que podría aplicarse de manera análoga para justificar en el futuro la extensión inconstitucional del mandato de otros funcionarios electos, incluido el del Presidente de la Republica.
Segundo, la no celebración del referéndum revocatorio durante el presente año implicará la permanencia en el poder del actual gobierno hasta 2019, bien porque se decida no convocar al referéndum revocatorio, porque en el caso de que haya referéndum el periodo sería completado por un vicepresidente escogido por el oficialismo a tal fin, o porque podría perderse por la abstención que se generaría al no ser posible su fin último, o sea el cambio de gobierno. Este escenario, de concretarse, sería una de las más graves derrotas que sufriría la oposición, con lo cual se le colocaría en una posición muy desventajosa para convocar de manera creíble en torno a futuras propuestas.
La tercera razón, y no por ello la menos importante ni la única que quedaría pendiente por mencionar, ya que hay otras muchas que merecerían un espacio en esta carta, es el debilitamiento evidente que la situación planteada implicaría para la esperanza de una salida constitucional al conflicto político, con los riesgos que ello conlleva. En tal escenario, se potencia la posibilidad de que emerjan y se posicionen movimientos y liderazgos distintos a los actuales, no necesariamente mejores o peores, pero sí bajo condiciones que apuntarían menos hacia las salidas electorales por su baja credibilidad y facilitarían la escalada de una espiral conflictiva que buscaría la resolución del conflicto por medios distintos ante el desconocimiento de los derechos electorales y participativos establecidos en la Constitución.
La situación planteada nos obliga a hacer un llamado que consideramos trascendental para todos los demócratas de nuestro país. Quienes abogaron por el referéndum revocatorio lograron, acertadamente, su posicionamiento político, al punto de que hoy estamos en una posición de no retorno. Renunciar o no lograr el revocatorio al día de hoy implicaría costos inmensos para la oposición, que nos retornaría a un escenario semejante al de abril del año 2013, cuando Maduro logró imponer su triunfo en medio de un clima exacerbado por el cuestionamiento a los resultados de la elección presidencial.
Su éxito, por el contrario, es posible aun sin que se celebre el referéndum revocatorio. Me explico: Si la oposición logra hacer del referéndum revocatorio algo inevitable, es predecible que el gobierno buscará negociar una salida ante la inminencia de su derrota. En ese escenario, pese a que muchos no aceptarán algo distinto a la celebración del referéndum mismo, es cuando se abren las oportunidades reales para un diálogo que pueda conducirnos así una transición democrática, que nunca puede ser menos que un cambio de gobierno y de reglas de juego. Pero para que tal escenario sea posible, la oposición estará obligada a lograr que un referéndum revocatorio se vuelva inevitable durante las próximas semanas. Y ello sólo es posible mediante un aumento sustancial de la presión internacional, política, y social que deje por fuera cualquier posibilidad de que el gobierno pueda mantener el poder mediante el uso de la represión.
Benigno Alarcón Deza
Director
Centro de Estudios Políticos
Universidad Católica Andrés Bello
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