GOBIERNO DE DELINCUENTES
FREDDY NUÑEZ
Hay una
pregunta que vale la pena hacerse: ¿Si la Constitución consagra el derecho
ciudadano a realizar un referendo revocatorio, porqué el gobierno trata de
impedirlo? La respuesta es muy sencilla, el régimen sabe que su obra magna es
la destrucción nacional. La terrible
crisis que padece Venezuela, se extiende a velocidad de vértigo. El malestar es
generalizado y brota a diario en los más insólitos parajes. Según el Observatorio
Venezolano de Conflictividad Social, en los primeros 5 meses del año se
contabilizan 2.779 manifestaciones expresando la angustia y la desesperación
ciudadana. El mes de junio no aparece allí, por supuesto, pero todo lo que
hemos vivido en estos días, pone de relieve que el malestar se incrementa y la
violencia recrudece. En enero hubo 491 manifestaciones, 523 en febrero, 538 en
marzo, 586 en abril y 641 en mayo. La mayor cantidad corresponden a la crisis
alimentaria, a reclamos por los servicios básicos, donde se incluyen medicinas
y servicios médicos, a exigencias por incumplimiento de derechos laborales, a
inseguridad ciudadana y a la crisis de la educación. Son los reclamos más
importantes, y como es más que evidente, el gobierno no tiene ninguna posibilidad
de solventar ni siquiera los dos más urgentes; la escasez de alimentos y de
medicinas. De manera que estamos frente a un régimen que sabe perfectamente que
si se realiza el referendo revocatorio este año, (como debemos empeñarnos los
ciudadanos en que sea) será rechazado por una mayoría que superara incluso la
cantidad de votantes que escogieron la AN, el pasado 6 de diciembre. Esto es,
saldrá Maduro del poder, y a los 30 días por elecciones, saldrá el gobierno
responsable del desastre nacional. Ahora bien, el gobierno exhibe con impudicia
ante el mundo, un siniestro catálogo de violaciones constitucionales y de
triquiñuelas para tratar de impedir el referendo, poco le importa la crisis
social que vive el país. Lo único que le importa e mantenerse en el poder.
Frente a esto, una unidad nacional lo más amplia posible es necesaria, y sería
muy útil que la comunidad internacional en general y la OEA en particular,
asumieran su responsabilidad ante un gobierno qué actúa al margen de la
constitución, expresando claramente su respaldo a la única salida lógica a la
crisis, es decir, permitirle al ciudadano ejercer su derecho a la realización del referendo revocatorio. Es
de una hipocresía inaceptable que el Señor Samper y los tres presidentes sigan
con el cuento de que la mejor salida es el diálogo, cuando no han sido capaces
de decirle al gobierno que este tiene sentido, siempre que ellos respeten la Constitución de la república. El diálogo es
bienvenido, una vez que se reconozca que el derecho de los ciudadanos,
establecido en la Constitución, no puede ser negociado, y debe ser
acatado. Si estos mediadores, buscados
exactamente a la medida del gobierno, quieren al menos aparentar un poco de
imparcialidad, deben exigir al gobierno el acatamiento al orden jurídico y
constitucional de la república, que obliga a la realización del referendo, este
año. En Venezuela no existe separación de poderes, y el gobierno ratificando
tal cosa, ha colocado al cne en el patético papel de ceder, hasta su vocería, a
funcionarios degradados del régimen. Se han inventado normas, se han violado
lapsos, se han adulterados firmas, se ha actuado no solo al margen de la ley,
sino con una degradación ética incompatible con los principios consagrados en
la carta democrática de la OEA. Dos procesos van en paralelo pero a velocidades
distintas. El empeño del régimen de impedir el referendo jugando peligrosamente
a la desestabilización, y un fenómeno imparable de descontento popular, que no
podrá resolverse ordenando a la fuerza armada nacional disparar a la gente que
reclama por la muerte de un hijo por falta de medicinas o atención médica, o
por comida, agua etc. Este gobierno fracaso, exhibe la peor corrupción
imaginable, estimada en más de 300 mil millones de US$, una incapacidad que
destruyo la producción nacional y quebró las empresas del estado y las privadas
-salvo excepciones que sobreviven- y generó un hampa que otorga a Venezuela el
primer lugar de inseguridad en el mundo. El país merece un nuevo gobierno, y
para ello nada mejor que darle al pueblo la posibilidad de decidir su destino, a
través del referendo. La paz del país y la solución de sus problemas, pasa por
la realización cuanto antes, este año, del revocatorio.
Freddy Núñez
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