CON EL MILITARISMO NO SALDREMOS
DE LA CRISIS
EMILIO NOUEL V.
La experiencia demuestra que los gobiernos militares, los cívico-militares
o los militar-cívicos, son todos una misma cosa, es decir, una calamidad. Son
nefastos para el desarrollo, el bienestar y la expansión de la democracia y las
libertades de los países.
Y el militarismo es, sin duda, la máxima expresión de ese
mal que es la intromisión indebida de la fuerza armada en los asuntos de la política.
Porque los militares deben estar sometidos al poder civil, si
creemos en los principios democráticos y en el Estado de Derecho.
El papel de los militares en un mundo civilizado no es inmiscuirse
en el debate político. Cuando esto ocurre, estamos frente a una sociedad
primitiva, que resuelve sus diferencias por la fuerza de las armas o con la
amenaza latente de utilizarlas por quienes las tienen por mandato de la
Constitucion.
Los que accedieron al poder en nuestro país hace mas de tres
lustros ya, los militares golpistas del 92, traían consigo una visión militarista,
que pocos atisbaban o no les daban importancia. Ella se mantenía hasta cierto
punto velada detrás de un movimiento político variopinto en el que se mezclaban
todo tipo de individuos con intereses, ambiciones e ideologías incongruentes.
Desde izquierdistas democráticos y nacionalistas, pasando por evangelicos y
radicales de izquierda, hasta oportunistas y delincuentes.
Pero el que marcaba el paso era el jefe de una logia-camarilla
militarista, pretoriana, que enarbolaba un discurso indigesto, suerte de sancocho ideológico
cuyos ingredientes variados y ambigüedades cautivaron a muchos ingenuos venezolanos.
Poco a poco, Chavez fue trasparentando su pensamiento e intenciones
políticas mas íntimas. Las concreciones de sus convicciones militaristas comenzaron
a ser percibidas por mas gente, a pesar de que aun mantenía ciertas
apariencias. Se comenzaron a crear empresas para los militares. No se
conformaron con poner al frente de las del Estado a miembros de esa institución, tuvieran o no credenciales para ello.
Muerto Chavez, y con una persona sin autoridad entre los ‘milicos’
al frente del gobierno y con apoyo popular en declive acelerado, se acentua la militarización
de la Administracion publica.
Aumentan las “empresas militares” auspiciadas y financiadas
por el Estado venezolano, sobre las cuales el poder civil no tiene control, una
vez que se les otorga inmunidad por parte de un TSJ lamebotas.
Quien no se percatara en los últimos tiempos de que teníamos un
gobierno militar de facto, solo es explicable por la ingenuidad o el descuido
en la observación de lo que estaba a la vista.
Los ministerios economicos mas importantes han estado manejados por
militares. Las empresas estatales también. ¿Qué les faltaba entonces por controlar?
No hay que olvidar que en todos esos encargos los militares
han fracasado de manera evidente. Su incompetencia es manifiesta. Basta ver los
resultados. La crisis se ha agravado y esto
sin mencionar la obscena corrupción en que están involucrados algunos, cuyas
muestras de enriquecimiento indebido y derroche los venezolanos las vemos a
diario, donde quiera que vamos.
Ciertamente, la decisión reciente de otorgar poderes casi omnímodos
al Ministro de la Defensa, es, amen del reconocimiento de un gran fiasco, la culminación
de un proceso avanzado de militarización del gobierno y en consecuencia del país.
Si estábamos viviendo en una dictadura sui generis militar-civica,
con tal medida el hocico militarista se muestra ahora con mayor nitidez, y la
hoja de parra “civica”, al caerse, presenta al régimen venezolano como lo que
es en realidad.
Los venezolanos queremos salir lo mas pronto posible de la
calamidad que nos ha caído encima. Las encuestas lo dicen: que se vaya Maduro. Pero
no es solo este el que debe irse. También los que han gobernado con el y han
sumido al país en la horrible crisis que padecemos. Y entre ellos, están los
militares militaristas de la logia-camarilla que ha causado el océano de males
que nos agobian.
Padrino no va a resolver el problema de distribución y abastecimiento
de los productos de primera necesidad, ni tampoco de los otros.
Para ello tendría que cambiar todas las políticas del
gobierno generadoras del desastre. Y me temo que no comprende el problema ni esta
en capacidad de hacerlo.
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