miércoles, 20 de julio de 2016

EL FRACASO DEL PARTIDO MILITAR

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CARLOS TABLANTE


En diciembre de 2015, el presidente Nicolás Maduro ordenó a los militares que regresarán a sus cuarteles, pero no hubo tal retorno, al contrario, permanecen ejerciendo el control político del país. Ahora son más. Por esta razón, no es sorprendente la creación mediante decreto, de la misión militarizada de “Abastecimiento Soberano”, dirigida por el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, como tampoco la designación de altos oficiales, en condición de autoridad única, en cada uno de los cinco puertos nacionales de Venezuela.
La incorporación de miembros de la Fuerza Armada Nacional a la gestión de gobierno fue una política iniciada por Hugo Chávez Frías hace 16 años y continuada por Nicolás Maduro con mayor ímpetu, a pesar de su rotundo fracaso, en lo económico, en lo social, en materia de seguridad y en otros sectores fundamentales.
A toda esta situación se unen hechos ilícitos cometidos por efectivos militares en materia de corrupción (sobornos), fundamentalmente en las aduanas, en el contrabando de cabillas, tráfico de drogas, contrabando de alimentos y cobro de “vacunas” a personas necesitadas de cruzar la frontera entre Venezuela y Colombia.
Desde 1999, altos funcionales de las FAN ejercen importantes cargos públicos y han llegado, con la postulación y apoyo del partido de gobierno, a ejercer como gobernadores, alcaldes y diputados. Asimismo, actúan como dirigentes del MVR y actualmente del Psuv, los partidos del oficialismo.
Es la élite de la FAN - conductora del partido militar - quien controla la administración pública, ejerce dominio total del país, con resultados absolutamente deprimentes, como lo evidencia la grave crisis económica y social que actualmente padece Venezuela. Es el actor político con la mayor suma de poderes, lo que le ha servido para aprovecharse de los recursos públicos y acumular una gran fortuna.
Cerca de dos mil militares entre activos y retirados, han sido ministros, vice ministros, directores generales, superintendentes, presidentes de instituciones públicas, entre otros cargos de la administración pública.
Los resultados están a la vista y en la desesperación de los venezolanos:
En el Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, la mayoría de sus titulares han sido militares. Ninguno ha logrado ejecutar un plan de seguridad que disminuya los altos índices delictivos, que han colocado a Venezuela en primer lugar en América Latina en número de homicidios.
El Ministerio de Finanzas ha tenido tres ministros miembros de la FAN. De este despacho depende la Superintendencia de Bancos y la Oficina Nacional del Tesoro, esta última, con un notorio dominio militar, tuvo protagonismo en la crisis financiera de 2009-2011, dado que los bancos llamados “enanos”, sin contar con la solvencia necesaria, recibieron millonarios depósitos del Estado, con la complicidad castrense . Así negociaron notas estructuradas, bonos de la deuda pública, fideicomisos, y hasta créditos con empresas fantasmas. También adscrita a este ministerio estuvo la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), con mucha presencia militar en cargos de dirección, desde donde asumieron el control del sistema cambiario, mediante desbordadas prácticas de corrupción. Aún está pendiente investigar el gran saqueo que sufrió el país reconocido hasta por los ex ministros Giordani y Navarro a través de un entramado de empresas fantasmas y de la manipulación con el diferencial cambiario.
En el ministerio de alimentación: Seis altos oficiales han ejercido el cargo. Venezuela hoy sufre un severo desabastecimiento de alimentos básicos.
En el ministerio de salud: Cinco miembros de la FAN han sido sus superiores, uno también en la presidencia del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. La crisis hospitalaria y la terrible escasez de medicamentos junto con el tema de la alimentación tienen al país al borde de una crisis humanitaria.
Ministerio de Industria Básicas y Minería: Aunque de reciente creación, de éste depende la Corporación Venezolana de Guayana, que a sus vez integra las empresas básicas, en su mayoría dirigidas por militares que las llevaron a un total desastre por incapacidad gerencial y hechos de corrupción. Empresas como Sidor, Venalum, Alcasa, Carbonorca, Bauxilum, Ferrominera del Orinoco, Minerven, entre otras, presentan actualmente una situación critica.
No hay ninguna razón para pensar que el creciente control militar está dirigido a mejorar las condiciones de Venezuela. Ellos son responsables fundamentales de la crisis económica, dado que han ejercido el 90% del control del país.
Estamos ante un presidente que todo lo condiciona al apoyo de la FAN, necesita permanentemente de la élite militar, sumado al Tribunal Supremo de Justicia, que funciona como su bufete personal.
El camino para la recuperación del país es la movilización unitaria y la organización social en la calle, exigiendo el cumplimiento de la Constitución y la realización de un diálogo auténtico que debe incluir, ademas de la urgente ayuda humanitaria que reclama el país, la realización del referéndum revocatorio y la liberación de los presos políticos.



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