Enrique Meléndez/ Especial
Noticiero Digital / 20 julio 2016
El padre Luis Ugalde afirmó que un gobierno de transición como el que está necesitando hoy en día Venezuela,a propósito de la crisis que la agobia, pasa por la necesidad de solicitar una ayuda humanitaria y social a nivel internacional y luego adoptar una serie de medidas económicas y sociales que se necesitarán para la reconstrucción del país. Inició su intervención abordando el tema del Foro organizado por la Fundación Espacio Abierto: Transición y Gobierno de Unidad Nacional; pues uno ve obstáculos en el camino y ve también posibilidades y que en ese sentido pensaba hacer la enumeración de una serie de cosas, y al final una reflexión.
“Lo primero es que yo creo, que se dialoga en serio, cuando uno sabe que o estamos empatados, y que si continúo, pierdo. Ejemplo, El Salvador: el embajador actual, que viene del Frente Farabundo Martí, en una reunión de reflexión decía: cuando nosotros nos convencimos de que ya no podíamos tomar la capital, ni podíamos continuar la guerra, nosotros mismos mandamos mensajeros a EEUU, para que nos ayudaran a abrir el diálogo”.
Y que el gobierno –continuó- no abrió el diálogo hasta que se convenció de que no podía derrotar a la guerrilla. Si hubiera pensado que podía, no hubiera dialogado. En ese sentido, consideró que una cosa que puede ayudar a Venezuela aunque no hemos llegado a la plena convicción del hecho mismo de que en el gobierno, de la noche a la mañana, se haya pasado incluso nuestro alcalde, a hablar de diálogo no descartó que pudiera ser una táctica; pero por ahí se generaba la convicción de que si esto dura, el hundimiento va a ser total.
Expresó que no sólo para el gobierno sino también para el país y de allí la idea del empate previamente. Yo creo que es indiscutible que estamos en medio de un gran desastre; que no tiene nada que ver con la franela que se lleve; además de un enorme sufrimiento y una gran incapacidad de producir respuestas eficaces militarizado o sin militarizado.
“Otra pequeña idea: es imprescindible para la transición, que dentro del chavismo, tiene que haber un movimiento decidido, de salvación nacional, abierto a una transición en serio; no a un engaño ganando tiempo, y creo que lo hay; un diálogo con objetivos; no partiendo de condiciones, sino con una base sólida, que es otra que la Constitución”.
Al referirse a las condiciones, manifestó que no eran condiciones unilaterales; sino que son derechos constitucionales, derechos humanos.
Seguidamente, pasó a referirse al tema de la unidad nacional, al que consideró importante; puesto que no se trataba sólo de la unidad de la MUD, la unidad de la oposición, sino de que teníamos que llegar a la convicción, de que sin una unidad nacional Venezuela actual es incapaz de producir las respuestas, que dramáticamente necesita.
Lo cual, a su juicio, iba más allá de las simpatías políticas, que uno u otro puedan tener, sino que había que fomentar la unidad, para producir respuestas eficaces en el área social, política y económica; que no se trataba sólo de salir de este gobierno, de modo que poco a poco se iba asimilando la idea del revocatorio con el diálogo; por lo que consideró afortunado el hecho de que la oposición iba asimilando uno y otro; puesto que, a su modo de ver, dialogar no significa renunciar a ese derecho constitucional.
Dijo que ese derecho que, incluso, había sido propiciado por la gente, que está en el gobierno, se basaba, en el fondo, en la misma filosofía que Juan Germán Roscio puso con una argumentación impecable en el manifiesto, que hace Venezuela al mundo: los países tienen derecho a darse sus gobiernos, nosotros también, y que cuando un gobernante se convierte en tirano, tenemos derecho a decirle, pues lo sentimos mucho, pero vamos a buscar una solución.
“El revocatorio no significa sino eso; quienes lo eligieron, le dieron un mandato a usted, y si hay un malestar masivo. Ese malestar tiene un cauce de expresión; quieren o no quieren cambiar al presidente antes de que termine el período, y ese es un derecho, que está en la Constitución, y todas las triquiñuelas, que se hagan son violatorias de la Carta Magna”.
De inmediato, pasó a tocar el tema de un posible gobierno transición, que vendría, y, a ese respecto, recomendó diferenciar a una primera emergencia parcial de las decisiones de fondo, y, según su parecer, durante estos días se ha producido un cambio de gobierno, y lo dejó a la interpretación de cada quien, como quisiera, y que esa primera emergencia lo constituiría el abastecimiento de alimentos; la eliminación de las colas, el acceso a las medicinas vitales, que están faltando, los presos políticos y la inseguridad.
Destacó que el hecho de que al tema del abastecimiento hay que tratarlo, como si se tratara de que venimos de una guerra, permitiendo que llegue la ayuda humanitaria internacional, abriendo todas las fronteras; pero que, además, el que lo haga, como sucedió con Alberto Fujimori en el Perú, sube la popularidad inicial en más de 80%; que, luego, hay que movilizar al país con redes de solidaridad.
Habló en segundo lugar del tema de los presos políticos, y opinó que si había que nombrar una comisión, allí tenían que estar los grandes defensores de los derechos humanos, que todos conocemos, y que, por lo demás, no se necesitaba de ninguna comisión, para dejar libres a docenas y docenas de presos, que están ahí como rehenes para negociar.
“El tema de la separación de poderes no es una cosa discutible. ¿Cómo voy yo a hablar de diálogo, sin ser cínico, si los tres jefes, de los cuatro partidos están presos? ¿Qué significa diálogo? O, si el mismo día hay dirigentes que están pidiendo la liquidación de la AN. ¿De qué diálogo estamos hablando? ¿O si de mediadores solamente acepto los representantes míos?”
Afirmó que se supone que en la mediación hay que conversar con las partes y, si son mediadores unos se inclinarán hacia un lado, otros hacia otro lado; pero que hay una mediación equilibrada, y, en ese sentido, mencionó la figura de Fernando Henrique Cardoso, de quien dijo que posee autoridad moral; que conoce la política; que conoce el país y que no es el representante, propiamente, de los intereses capitalistas del imperio; pero que cuando se va al diálogo, y se envía, exclusivamente, como mediadores a los particulares de cada cual, no va a haber diálogo.
No quiso entrar en detalles en torno al tema de la separación de poderes, juzgando a los presentes como conocedores del asunto, pero que no por eso dejaba de calificarlo también como un punto muy importante; ya que no se propiciaría ningún diálogo en una situación, en la cual a una ley yo le respondo con otra ley, y, al final, pretendo eliminar a uno de los poderes con un Decreto. De modo que ahí, a su parecer, no hay diálogo.
“Por supuesto: recuperación de la Fuerza Armada en el papel; que establece la Constitución. La fuerza armada es importantísima ahora, mañana y en el futuro. Pero una fuerza armada democrática, y sujeta a lo que dice la Constitución. No por encima de la Constitución”.
Asimismo, argumentó que todo gobierno de transición debe ser definido; pues a su modo de ver, no es posible que una persona llegue como gobernante de transición, y como le toma el gusto al poder, se quiera quedar indefinidamente; por lo que, a su juicio, lo indefinido trata de perpetuarse en el poder. En ese sentido, recordó la salida de Fujimori: Paniagua lo sucedió, y a los nueve meses se produjeron las elecciones.
Que, además, este gobierno tendría unas tareas muy específicas: llevar a cabo el plan de la emergencia social y humanitaria; aparte de lo que calificó como cirugía mayor, que habría que aplicar en el área económica, así como en otras áreas, con vistas a la reconstrucción del país. Reconoció que las medidas a adoptar tendrían que ser muy antipopulares; por lo que, a su modo de ver, tiene que haber compensaciones; políticas sociales muy concretas; dirigidas al hambre, a este desastre de la salud o a rescatar todo el sistema educativo; porque en este momento los maestros devengan un sueldo, que no les alcanza para hacer el mercado mínimo de su casa.
“Todo universitario, si pudiera, se iría mañana del país. Esa es la situación. En Colombia no le creen a uno que un profesor universitario gana 40 dólares. Entonces, la reconstrucción es de postguerra. Además, del tema de la emergencia, habría que tomar políticas económicas decididas, no generalidades verbales: decidir el esquema cambiario; el déficit fiscal”.
Dijo que en estos terrenos el trabajo era de cirugía mayor; llegando hasta hablar de una especie de junta de médicos; que él ha visto que hay consenso, incluso, entre economistas que fueron del gobierno, y que hoy son de la oposición; que conocen, incluso, la experiencia de otros países: gente que dice que la economía tiene solución, si la política tiene solución.
“Si realmente se logra la unidad apaciguada en torno a que nos estamos jugando al país. Porque por menos de esto, ni los del gobierno ni los de la oposición van a lograr ese entendimiento ni movilizar el entusiasmo de la gente. Estamos en un bache terrible de desesperanza y a veces de desesperación en todos los sectores sociales”.
Habló de cifras, y dijo que el país recibía unos cuatrocientos millones de dólares de inversión extranjera, mientras que Colombia y Perú reciben hasta 15 mil millones de dólares. De modo que esta sería una de las tareas más prioritarias de los próximos gobiernos: atraer inversión, con el objeto de fomentar el trabajo digno; para 14 millones de personas aptas para el trabajo, que son las que tiene el país.
Tocó el tema del milagro del Perú; un país que hasta hace diez años llevaba a que las familias emigraran al extranjero, y que hoy tiene niveles de crecimiento ya más altos que los de Chile. De modo que hizo ver que hay que comenzar por estimular la inversión; que en estos instantes la empresa privada está muy desactualizada, y sin inversión desde hace muchos años; por lo que había que transformar el país en una referencia atractiva, y que sólo esto se lograba ofreciendo garantías.
“Al mismo tiempo, necesitamos una empresa privada con plena conciencia de que no se puede jugar con el malestar y las aspiraciones de la mayoría; sino que ellos son claves, para que efectivamente el trabajador bendiga al empresario, y no lo maldiga”.
Finalizó sugiriendo no repetir el capítulo de la soledad de Ramón J. Velásquez, y, en este punto contó que una noche lo llamó, para que fuera al palacio de Miraflores, y que lo encontró solo; entonces, era un día domingo, y esto porque los partidos le dijeron que cumpliera con sus funciones, que ellos se ocupaban de otras cosas.
Ugalde ponderó la gravedad de la tragedia nacional de tal calibre, que los partidos políticos no pueden lavarse las manos, y dejar solo al gobierno, sino que tiene que haber un apoyo de ambos lados; que eso tiene que ver con compromisos de la MUD; pactos de gobernabilidad, e inclusión de militares democráticos.
Asimismo, enfatizó en el hecho de que las fuerzas armadas tienen que ser civilistas, para sostener a un régimen civilista; de apoyo a una democracia.
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