La fragmentación de los ministerios productivos: nuevo aumento de la burocracia
En los últimos meses el Presidente
Maduro ha decidido cambiar la estructura de los ministerios de la
producción: el Ministerio de industria y Comercio; el Ministerio de
Agricultura y Tierras; y el Ministerio de Alimentación, dentro del
enfoque tradicional de este gobierno que piensa que “moviendo los muebles de lugar se resuelven los problemas de las familia”.
Dentro este enfoque ha fraccionado el
Ministerio de Industria y Comercio hasta convertirlo en el Ministerio de
la Pequeña y Mediana Industria Endógena, eliminando de sus funciones
las políticas industriales que afectan las industrias básicas y las
exportaciones.
En el caso de la Agricultura, ha creado
una nueva corporación , la Corporación de Desarrollo Agrícola, a la
cual se le ha asignado el control de las empresas del sector, tanto
agrícolas como pecuarias; ha separado del ministerio la definición y
control de las actividad pesquera creando para ellas un nuevo
ministerio el de Pesca y Acuicultura, y además, ha creado el Ministerio
de Agricultura Urbana, con la idea de estimular a los habitantes de las
ciudades a que cultiven sus propios alimentos.
El Ministerio de Industria y Comercio se
fraccionó en tres ministerios: el Ministerio de Comercio Internacional y
de Inversiones internacionales al cual se le adscribió como brazo
financiero al Banco de Comercio Exterior BANDES, pero los órganos
vinculados a la actividad exportadora y a la promoción de inversiones,
como la Superintendencia de Inversiones Extranjeras SIEX y
Procompetencia, permanecen en el ministerio original.
Se ha centrado la función de este
ministerio, que aún no tiene estructura propia, en simplificar los
trámites para que los industriales puedan exportar sus actuales
excedentes con facilidad y se les ha dado ofreciendo ventajas cambiarias
para mejorar su rentabilidad con la idea de que se requiere generar
divisas en el corto plazo con exportaciones no tradicionales para
compensar la caída de los precios del petróleo. Habría que ver el
resultado de unas acciones administrativas de corto plazo que centran
su actividad en la simplificación de los trámites administrativos y no
en la definición de una política para la exportación y en acciones sobre
las externalidades de las empresas que apoye al exportador en forma
integral.
Por otra parte, las empresas públicas
con mayor capacidad exportadora, como aluminio, acero, fertilizantes, se
encuentran en situaciones productivas deplorables y no es creando un
nuevo ministerio que se van a atender sus deficiencias productivas.
Algunos productos agroindustriales o de
tradición exportadora como café, cacao, azúcar, arroz, harinas, entre
otros, se encuentran en altos porcentajes en manos del Estado por las
políticas expropiatorias de los últimos 10 años, y aquellas que aún
permanecen en manos privadas, carecen de condiciones para exportar
porque sus capacidades productivas se encuentran comprometidas por
falta de recursos en divisas para sus maquinarias y equipos, repuestos,
semillas, electricidad y agua, puertos eficientes para manejo
oportuno de cargas para exportación, transporte y de materias primas y
no están en condiciones de mejorar su situación en el corto plazo, salvo
algunas excepciones.
En el caso de la agricultura, la
fragmentación de las políticas de producción, abastecimiento y
distribución de la producción no hacen sino desmejorar la situación del
sector, uniéndose a la falta de divisas para importar alimentos y a las
ideas inoperantes puestas en vigor en los últimos meses, como la de
sembrar en los balcones y patios de las casa y apartamentos con
hortalizas y otros rubros para resolver con ello el problema de la
alimentación familiar en un país con gran concertación urbana. Se olvida
que para que estos productos se den en las cantidades y calidades
necesarias, se requiere más que un balcón o patio. Se requiere agua, que
está siendo racionada por la sequia, espacios que no abundan en la
ciudad por la forma geográfica de la misma y el tipo de vivienda que
allí se encuentra, así como fertilizantes, pesticidas, semillas,
herramientas y conocimiento, cosas de las cuales en general carece el
habitante de la ciudad; sin olvidar la falta de recursos monetarios los
cuáles se están destinando a adquirir la comida necesaria para la
supervivencia diaria, cuando se consigue, y la falta de tiempo para
dedicarle al cuidado de la “matica “, ya que hoy el ama de casa lo
utiliza en las colas para comprar comida en los supermercados, abastos y
bodegas o en las cola para recibir las bolsas del CLAP.
Falta también el estímulo a la
producción real, el gobierno ha interpretado la escasez como una “guerra
económica” concentrando sus esfuerzos en la distribución de los
productos, ensayando métodos de distribución selectivos como la bolsa de
comida casa por casa, cuando lo que no hay es comida para distribuir y
ningún mecanismo, por eficiente y transparente que sea, va a lograr
poner comida en la mesa de todos los venezolanos
Los recursos que se están destinando a
la creación de nuevas instituciones y controles en el sector de
alimentación y de industrias, sin olvidar lo que se está destinando a la
compra de armas, a aumentar el número de generales y a establecer más
limitaciones al acceso de productos escasos, pueden estar mejor
utilizados mejorando las condiciones de producción y el suministro de
productos en los canales tradicionales, permitiendo al consumidor
adquirir lo que requiera cuando lo necesite.
Caracas, julio 2016
Egle Iturbe
Unidad de Investigación: Mapa del Estado
Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro
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