Pedro Luis Echeverria
En la noche del 11 del corriente, el
alocado y angustiado régimen que desgobierna a Venezuela, dio su penúltima
pancada de ahogado, que, según el írrito que lo preside, garantizará el
equilibrio de nuestra economía, el suministro suficiente y oportuno de los
bienes y servicios que demanda la colectividad e igualmente evitará que la
desbocada inflación siga destruyendo el ingreso de los ciudadanos. Para tal
fin, Maduro, irresponsablemente, le
entregó todo el poder al Ministro de la Defensa y, por su conducto, a la FANB
en un desesperado intento para transferir sus responsabilidades en el manejo de
la terrible crisis que vive el país; responsabilidades éstas que por su
pusilanimidad, mediocridad, ineptitud, ineficiencia y falta de valor, no pudo,
ni supo manejar.
En la perorata que pronunció al
momento de anunciar la creación de la "Gran Misión de Abastecimiento
Soberano y Seguro", quedó
claramente establecido que el único objetivo que persigue el régimen es ejercer
un mayor control sobre la iniciativa privada para endilgarle a ésta todos los
males por los que transita y transitará la economía nacional. El referido
órgano, dirigirá las acciones de gobierno en lo atinente a la producción,
distribución, comercialización, seguridad alimentaria, investigación,
desarrollo y exportaciones, en diversas áreas del quehacer económico.
En tal sentido conviene destacar que el “proceso “que asola a este país, ha envilecido, corrompido,
empobrecido, dividido y destruido a personas, empresas, a valores fundamentales
de la sociedad venezolana y a la
institucionalidad del Estado. Una muestra de tal aserto, la constituye la participación
activa y hegemónica del estamento
militar en el proyecto totalitario del
régimen. Su presencia se ha acrecentado
y ha involucrado, de forma peligrosamente determinante, a la institución armada
en la responsabilidad de conducir los destinos de la Nación. Los efectivos
militares, ejerciendo diversas funciones ejecutivas, cogobiernan plenamente con
el partido político gubernamental y con
la corrupta cúpula dirigente; por tanto, son plenamente corresponsables del turbulento y caótico
balance que presenta Venezuela.
El recién apodado “inútil de
Miraflores”, explicó que
todas las instituciones del poder ejecutivo quedan subordinadas a las
directrices del Ministro de la Defensa, y a
través de éste, a la FANB, la que ejercerá, con amplias prerrogativas,
funciones de gobierno en todas las instancias de la economía nacional, tales
como: “medidas
especiales, directrices y regulaciones sobre compra, comercialización y
distribución; financiamiento al sector productivo primario y al sector
industrial; mecanismos especiales de financiamiento; normas especiales de
control y cumplimiento de deberes formales por parte de productores agrícolas,
sujetos de la agroindustria y de las industrias vinculadas al sector salud, y a
la producción de bienes para el higiene personal y aseo del hogar; simplificación
y agilización de trámites administrativos para la procura y nacionalización de
productos estratégicos para los sectores antes mencionados; así como otras
medidas y normas destinadas a la cabal implementación de la Gran Misión
Abastecimiento Soberano y sus objetivos” (Gaceta Oficial No.40.941; Decreto 2.367).
Además, el Decreto permite establecer a cualquier empresa “la obligación
de vender a determinadas empresas u otros entes estatales el porcentaje de su
producción que sea necesario, con los requisitos y condiciones que estableciere
previamente mediante Resolución, o fueren acordados mediante Convenios (Artículo
7). Igualmente, podrá regular y supervisar el cumplimiento de los créditos
bancarios obligatorios en materia agrícola (Artículo 9)"
Inexplicablemente, Maduro no anunció
ningún cambio de la política económica, ni tampoco sobre las
inconvenientes políticas públicas que aplica su gobierno, ni a las limitaciones
ideológicas y políticas que le impiden realizar los ajustes necesarios para
enfrentar la crisis; prometió lo que no ha podido lograr desde que está en la silla
presidencial, amenazó con utilizar poderes que no tiene y entregó el control del
país y de la economía a un aquelarre de
instituciones castrenses, presidido y coordinado por un jefe militar. Lo insólito es que quiénes
gerenciarán las instituciones que conforman el nuevo ente burocrático han hecho
patente, a lo largo de su desempeño, gran insuficiencia conceptual y ética,
ineficacia operativa y supina ignorancia sobre el desenvolvimiento económico
del país.
Con esta acción, Maduro reconoció su
incapacidad para manejar sus responsabilidades, prefirió delegarlas sin
importarle el mal precedente que significa trastocar los roles del gobierno y
la FANB y romper con el principio fundamental que el poder militar debe estar
subordinado al poder civil. Las inconvenientes consecuencias que tal
desaguisado tendrá para la civilidad, la vida política, los valores
democráticos, los derechos humanos y la institucionalidad del país, aún es
prematuro poder vaticinarlas con certeza.
Pero,
más allá de los efectos políticos y sociales, que arrostra esa decisión;
la creación de la referida "Gran Misión, etc, etc", significará, por
de pronto en el campo de la economía, que los empresarios deberán esperar
fuertes ataques de descrédito a sus actividades, más controles burocráticos y
de otro tipo a su gestión económica, más entornos adversos a su desempeño
empresarial, menos seguridad personal y jurídica, más deterioro del clima de
inversión, más obstáculos para mejorar la productividad, más incoherencia
gubernamental y mayor sobrevaluación monetaria. Es decir, el caos, la
incertidumbre y la desesperanza.
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