Emilio Nouel V.
Resulta realmente bochornoso el sainete montado por la canciller de Venezuela en reciente reunión de Mercosur en Uruguay.
Presentarse de manera intempestiva a un encuentro al que no había sido invitada formalmente, muestra la clase de gente que dirige en mala hora los destinos de nuestro país.
No respetan las formas, no miden las consecuencias, les importa poco acrecentar aun más el desprestigio del país ante el mundo, mucho menos tienen siquiera una pizca de dignidad.
Y no había sido invitada, mejor dicho, no había sido convidado su gobierno, simplemente porque hay fundadas dudas, y en algunos la convicción, respecto del compromiso de aquel con los principios y obligaciones de carácter comercial del bloque y de respeto a la democracia y los DDHH.
Cuando se permitió el ingreso de Venezuela a Mercosur de manera irregular violentando el ordenamiento jurídico (artículo 20 del Tratado de Asunción), hecho admitido por el señor Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, el gobierno de Chávez entonces y luego el de Maduro después, estaban obligados a poner en vigor un conjunto nutrido de dispositivos legales en un plazo determinado, lo cual, por incompetencia, desidia e ignorancia del anterior Asamblea Nacional, dominada por el chavismo, no se cumplió.
A ello se suma que el gobierno, demostrando gran irresponsabilidad y falta de seriedad, se autoexcluyó de las negociaciones comerciales con la Unión Europea.
Sobrada razón tienen los demás miembros cuando se preguntan justificadamente qué papel juega el gobierno venezolano en Mercosur, visto lo visto.
¿Qué necesidad habría entonces de invitar a un gobierno que muestra tal displicencia sobre asuntos tan cruciales para el futuro económico de las naciones que conforman el Mercosur?
¿Qué valor puede aportar un gobierno que se comporta de tal suerte?
Por otro lado ¿cómo reunirse con un gobierno cuya conducta antidemocrática e inconstitucional choca con los principios establecidos en los Protocolos de Ushuaia sobre la democracia y del sistema interamericano de protección de los DDHH?
Desde hace mucho lo hemos subrayado. El gobierno venezolano actual ha ido en sentido contrario a los valores que animaron a ese proyecto integrador.
Con sus amigos Lula, Mujica, Lugo y Kirchner, el chavismo pretendió cambiar a Mercosur y hasta cierto punto lo logró. Por supuesto, en detrimento del régimen mercosuriano. Éste se ideologizó y se estancó.
Mientras el mundo se iba abriendo cada vez más a las corrientes comerciales y de inversiones, el Mercosur revivía conductas proteccionistas y se cerraba sobre sí mismo, quedando rezagado respecto de otros países del hemisferio.
Pero como se sabe, las tornas cambiaron en la región, afortunadamente, y los nuevos gobiernos del bloque comienzan a llevar las aguas de nuevo a su cauce. Otras orientaciones se imponen, contrarias a la ideología que obstinadamente sigue sosteniendo el gobierno de Venezuela.
De allí que no se comprenda el afán de éste en presidir una organización internacional con la que tiene esenciales y fundamentales diferencias, a menos que sólo busque no aparecer tan aislado ante la región, como de hecho lo está, porque le conviene en esta hora, para él, aciaga, presionado por todos los flancos, y una vez perdida en gran parte la influencia de su petrodiplomacia.
El show escenificado en Montevideo por la señora Delcy Rodríguez es patético. Es desesperación y poca dignidad. Pena ajena.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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