Pompeyo Márquez
Estamos en presencia de un aprendiz de dictador que hace con el país en forma jaquetona y retadora lo que sea ¡Porque le da la gana! …sin control de ninguna especie y queriendo ocultar que apenas ocupa un lugar subalterno en una cúpula militar que le sirve de mampara para todos sus desmanes: desconoce a la Asamblea Nacional con el apoyo servil de unos “magistrados” electos violando las normas, los procedimientos y la Constitución, y de un Consejo Nacional Electoral donde las “cuatro comadres” se arrodillan ante un pseudopresidente como Maduro que ha entregado los poderes a la cúpula militar que es en realidad la que manda en Venezuela.
Maduro se siente acorralado porque se sabe repudiado por la inmensa mayoría de los venezolanos cuando los estudios de opinión se mueven entre un 81 y 91% de rechazo al gobierno militar con el barniz civil de Maduro. Hay verdaderos retos a esa calificada mayoría de compatriotas que consideran que el país está mal y va para peor, y Maduro se burla de esos sentimientos de cambio que expresan de distintas maneras esa mayoría, mientras él comete disparates que están a la vista. Mencionemos solo uno: Petróleos de Venezuela, una empresa que era modelo y estaba colocada entre las primeras del mundo en el negocio de los hidrocarburos acusa el descalabro que sufrió la empresa con Chávez al despedir a centenares de trabajadores calificados, técnicos y gerentes justificándose con que “ahora PDVSA si es del pueblo”.
El grado de endeudamiento de “la gallina de los huevos de oro” la tiene al borde de la quiebra. El derroche continuado, la corrupción y la regaladera han vaciado sus arcas y ubicado a nuestra principal industria en lugares más que subalternos en comparación con otras empresas similares en su ramo.
Pero algo verdaderamente increíble es la declaración del aprendiz de dictador cuando anuncia “encadenado” que “decidió profundizar el modelo y sacar a los pragmáticos” de su gabinete. Es un reto al país y la respuesta de los venezolanos es conquistar el referendo revocatorio presidencial este año.
La realidad venezolana es hoy conocida por el mundo, en especial la referida al actual modelo que fracasado donde quiera que se ha intentado implantar; el último anacronismo que queda en el continente es la dictadura de los Castro. Chávez y su “discípulo” Maduro se han empeñado en imponer ese modelo rechazado por la abrumadora mayoría del país que grita: ¡tenemos hambre, queremos cambio!
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