miércoles, 7 de abril de 2010

Dentro de la Unidad Todo.


Freddy Ríos Ríos

“Retroceder un centímetro para avanzar un metro,
llegar a un compromiso en pequeñas cuestiones
para alcanzar la rectitud en grandes asuntos;
esto es lo que hacen los sabios para dirigir al pueblo”
Lao Tse, WEN TZU (Comprender los misterios)

Esta larga semana santa, de hacer y no hacer las rutinas que la tradición dejó de herencia en nuestra formación como pueblo, desde lo religioso a lo culinario, estuvo marcada por el Decreto de asueto laboral, construido bajo el increíble pretexto del ahorro de energía, acompañado de racionamiento de agua y ley seca. Increíble, porque una medida de emergencia más efectiva que todas las adelantadas por el régimen, es cambiar el huso horario, como lo han hecho, por el mismo motivo Uruguay y Cuba, y como los hacen los países desarrollados todos los años, para ganar horas de sol.

También estuvo marcada, y sigue, por un áspero debate en la oposición democrática, en torno a las necesarias decisiones que debe tomar la Mesa de la Unidad Democrática, en relación con los candidatos para las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional, el 26 de septiembre. En medio de este entrevero también, la visita de Putin recibido como Jefe de Estado sin serlo, en el Acto Cultural rojo escenificado en Miraflores, en el cual sirvió de telonero, el siempre obediente Evo. Vale la pena señalarle al Kamarada Chávez, que el partido bolchevique ruso, le hace feroz oposición al espía que vino del frío, por considerar a Putin de derecha. Así las cosas, vamos a tratar de desarrollar algunas ideas sobre la requerida unidad opositora de cara al 26S y en un futuro allende a lo electoral.


El Camino Hacia la Unidad Democrática.


Antes de entrar en la materia específica, es pertinente señalar que la unidad opositora presupone algunos entendimientos básicos, que deberían estar sobreentendidos después del largo ejercicio autocrático de Chávez, asumiendo como base de dicho entendimiento la Constitución de 1999, para la reconstrucción del país y sus instituciones, para ello se presume un entendimiento compartido : Garantía de separación de los poderes del Estado para garantizar la institucionalidad democrática y la plena vigencia del Estado de Derecho, con respeto a la pluralidad ideológica y representación de las minorías; verdadera y efectiva descentralización del poder, desconcentración de la toma de decisiones mediante la atribución de competencias regladas, con control ciudadano al exacerbado presidencialismo; efectivas políticas públicas para la lucha contra la pobreza y a favor de la inclusión social, mediante la creación de empleos y justa remuneración, el desarrollo de sistemas de seguridad social y pública, y la promoción de la educación de calidad, dentro de la justa inversión de la renta petrolera; defensa de la propiedad privada y de las libertades económicas en un marco de economía productiva que permita la inserción en un mundo globalizado; política exterior autónoma, no ideologizada, favorable a la integración como vehículo de desarrollo y a la solidaridad internacional y por último la reinstitucionalización de las Fuerzas Armadas.

Lo anterior deviene del análisis de las opiniones escritas de los dirigentes de los partidos políticos, articulistas, opinadores, organizaciones no gubernamentales, fundaciones, asociaciones y organizaciones que hacen vida en la disidencia al régimen, es decir que existe un consenso no escrito, sobre los problemas que son relevantes en la reconstrucción del país y un marco referencial para su desarrollo, que arranca en el acuerdo Petkoff, Borges, Rosales, para la candidatura presidencial y que se comienza a delinear con más precisión en la: Propuesta de Un Acuerdo de Unidad Nacional "La Alternativa para el Cambio", firmado por las organizaciones políticas de oposición el 23 de enero de 2008, con motivo de las elecciones de Gobernadores y Alcaldes, y que -valga la pena anotar a guisa de recordatorio- por torpeza de algunos partidos no fue más exitoso, perdiéndose algunas de éstas, por fracturas en la oposición que llevó varios candidatos, ante un PSUV unido y utilizando todos los recursos del Estado. Estos errores no se pueden volver a cometer.


La Anti política y los Partidos.


El análisis de nuestra realidad no nos puede llevar al olvido de dolorosas experiencias vividas que trajeron estos lodos. La Venezuela que tenemos, o lo que queda de ella, después del sistemático ataque destructivo del régimen, quiérase o no es producto del Pacto del 23 de Enero, que transitó, con aciertos y errores, la construcción de un Estado Democrático y Social de Derecho, con gobiernos que respetaron la pluralidad. Sus últimos 20 señalaban con claridad signos de agotamiento que los partidos no quisieron percibir o ignoraron, a pesar de las alertas tempranas que recibían. La elección de gobernadores y alcaldes –de donde surgieron verdaderos liderazgos regionales-, el Caracazo, los fracasados intentos de golpes de estado del 4F Y 27N y el triunfo electoral de Chávez, se produjeron en un ambiente de partidos disminuidos, jirones de lo que fueron, Srl de politiqueros alejados de la militancia que los abandonaba y lo peor distanciados de la gente y sus angustias, que llegaron incluso a constituir, lo que se denominó el “chiripero”, para un proyecto electoral que caminaba detrás de una ambición permanente.

Había ya, desde los medios y desde ciertos sectores agrupados en grupos de presión, una feroz campaña contra los partidos políticos y sus dirigentes; las acusaciones de corrupción cierta o no, constituían las primeras planas y las aperturas de los noticieros de TV; en medio de todo ello se constituyeron grupos de presión que alentaban el anti partidismo, la constituyente, candidatos independientes. Estimaron algunos factores de poder que había llegado el tiempo de sustituir a los partidos como intermediarios sociales y asumir el poder.

Primero construyeron una candidatura presidencial independiente, desde una gestión de alcalde. La inconsistencia política llego a tanto, que dos de los partidos nacionales más importantes, se sumaron al proyecto. Entonces llegó Chávez, el golpista desde la anti política y la predica de la abstención, traído de la mano de un sagaz operador político, que nucleó a su alrededor además de una parte del chiripero de izquierda y derecha, a los más importantes medios del país. A ello es necesario añadirle al final, sin beneficio de inventario, los errores de esa hora de AD, Copei y PV.

No se puede olvidar que el discurso de Chávez era contra los partidos políticos, causantes de todos los males del país y especialmente de la corrupción administrativa. Prometió crear un nuevo país, sin corrupción. La anti política trajo a Chávez, porque en los últimos 20 años del proyecto democrático, los partidos no supieron entender los síntomas de agotamiento y necesidad de aggiornamiento, se volvieron insensibles a las necesidades de la gente, que se fue tras un vendedor de sueños, que lo único que había administrado en su vida era la cantina de un cuartel.

Después de 12 años de fascismo rojo, el saldo es la quiebra del país dentro una gigantesca corrupción política. No podemos dejar de señalar que también la anti política fue incapaz de llenar aquel vacío de poder de abril, cuando el Alto Mando le solicitó a Chávez la renuncia, que según Lucas Rincón, Ministro de la Defensa, aseguró al país:”la cual aceptó”. Después de aquella gigantesca manifestación democrática, después de los muertos de ese día, de los concilios en Fuerte Tiuna, de los vuelos y los lloros, el Presidente de Fedecamaras asumió el poder, derogando la Constitución.


El Asalto al Cielo de la Anti política y la Unidad.


La anti política nacional basa su discurso en una calificación, que la crisis de los partidos les resta representatividad; por no tener esa representatividad, no son los interlocutores políticos válidos para dirigir ningún proyecto que vaya mas allá de los propios partidos, porque hay unos “verdaderos” representantes del pueblo, de la gente y los ciudadanos, de los ninies, de las mayorías, que no están contaminados por la política, a los cuales hay que oír y considerar, antes de la toma de cualquier decisión. Consecuencia de lo anterior es que los acuerdos políticos solo vinculan a los partidos. Ello sin duda debilita la política y sus instituciones, corroe el discurso político, hace más profunda la crisis y promueve el debilitamiento de la participación, creando un clima de fragmentación. No se puede dejar fuera de la consideración en ese discurso el efecto de las encuestas como argumento, los partidos solo llegan al 21%, dejando por fuera que ese porcentaje, está repartido en todo el país, con sus casas y sus dirigentes y que ellos al final del día son los que vigilan nuestros votos.

Partidos y sociedad civil son complementarios, herramientas de política que funcionan en escenarios distintos, no son excluyentes, Luis Homes Jiménez, sostenía en un artículo en Analítica que: ”El rechazo a los partidos políticos por parte de la sociedad civil es una aberración que se traduce en la anti política y la exclusión de los ciudadanos de la acción pública por parte de los partidos, no es menos anti democrática y absurda. Tenemos que darnos cuenta que somos dos caras de una misma moneda y de manera especial, en tiempos de crisis políticas estructurales”. En este tipo de crisis el deber ciudadano es fortalecer, desde la militancia o la independencia a los partidos, que terminan siendo en las autocracias represoras el instrumento de lucha más idóneo, por su organización y estructura, para recuperar la libertad.

La Mesa de la Unidad Democrática es la repuesta de los partidos y un grupo de organizaciones de la sociedad civil, a un reclamo de las mayorías, que quieren democráticamente salir de Chávez. Tiene dos objetivos básicos, presentar en todas las circunscripciones candidatos unitarios y presentar una Agenda legislativa. Estableció un método convenido, que fue suscrito y debe ser respetado, tomando en cuenta, las decisiones regionales, en una realidad trágica la cobija no puede arropar a todos los aspirantes por una parte y por la otra, que los candidatos deben representar la pluralidad del país que somos hoy, a la política, a los dirigentes sindicales, a los jóvenes, a los activistas sociales, la academia, los presos políticos, y a los sectores productivos, etc. Le corresponde a la mesa no solo hilar fino, sino tejer trama y urdimbre para la victoria electoral, de tal manera que los resultados de las primarias no dejen heridas y que los frutos de los consensos no puedan ser calificados de cogolléricos.

Tarea difícil y llena de incomprensiones, unas veces legítimas y otras de egos apurados, la unidad electoral no es un problema de visión de lo unitario, es de realidades, es necesario ser realistamente pragmático, nos guste o no. Es necesario hacer el esfuerzo no donde se gana, sino donde se puede ganar, donde está difícil y peleado; en estas elecciones no puede hacerse ningún empeño, que no garantice la posibilidad de victoria. La unidad electoral no es de principios, es estratégica, los principios van mas allá de lo electoral, la mejor demostración de ello son los ruidos mirandinos, allí no se están discutiendo ni principios, ni visiones, sino curules y ambiciones.


La Venezuela que Merecemos.


El triunfo electoral el 26S, permitirá a los demócratas adelantar la agenda legislativa para recuperar la democracia, principalmente mediante las funciones de control que tiene la Asamblea Nacional y la implementación de las acciones establecidas en el programa agendado. Los representantes de la oposición van a una lucha de principios, además de preparación, requieren valor y especialmente honestidad, mucha sindéresis y paciencia para aguantar provocaciones y presiones. Seguro que esta experiencia será exitosa, para empezar a construir un Pacto Político, con el nuevo liderazgo que salga electo por la voluntad popular, como el que produjo el 23 de Enero, que sirvió de modelo a la transición española y a la concertación chilena, para empezar a reconstruir el país que merecemos, pero para ello se necesita la unidad de hoy, cerrar rendijas, poner parches y postergar ambiciones legitimas, para tiempos menos azarosos..


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