martes, 30 de junio de 2015

Jesús "Chúo" Torrealba: Aunque primarias del PSUV fueron un ensayo para la arbitrariedad, vamos a derrotarlos el 6D
Considera que la oposición logrará una “montaña de votos” en los comicios legislativos
 
Prensa Unidad Venezuela (Caracas, 29 de junio de 2015).- Como un “ensayo general de la arbitrariedad”, calificó el secretario ejecutivo de la Unidad Democrática, Jesús Chúo Torrealba, el “empleo abusivo de los recursos del Estado en una campaña del Gobierno”, durante la realización de las primarias que desarrolló este domingo 28 de junio el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), para escoger a una fracción de los candidatos oficialistas a las elecciones legislativas del próximo 6 de diciembre.
“Presionaron a los empleados públicos, agredieron a los periodistas; el Consejo Nacional Electoral, la directiva del CNE, se puso a los pies del partido de Gobierno. Todo eso pasó ayer y todo eso va a pasar también el 6 de diciembre”, agregó el máximo portavoz de la plataforma opositora.
Para el titular de la MUD, la comparecencia “gobiernera” a las urnas repercutió con la “alharaca de siempre”. “Que si fueron muy buenas, que si fueron maravillosas, que hubo un gentío. El país sabe lo que ocurrió. Usted estuvo en la calle, Ud. sabe lo que pasó al lado de su casa, así que yo no le voy a decir a Ud. qué fue lo que pasó. Eso parecía Viernes Santo. Ud. lo sabe. El solo hecho de que le hayan dicho al CNE que extendiera la votación hasta las 10 de la noche es un reconocimiento de que no había gente en la calle, de que tuvieron que poner a sus comisarios políticos a arrear a empleados públicos como fuera a ver cómo lograban que votaran”, denunció Torrealba.
Estima el alto vocero político que en la cita del 6 de diciembre se impondrá la alianza unitaria. “¿Qué es lo que tenemos que hacer nosotros?  Pasar la página y hacer nuestro trabajo: saber que con eso nos vamos a enfrentar el 6 de diciembre y que tenemos que organizar no a un partido, no a una coalición de partidos, sino a un país, a la familia venezolana para enfrentar a ese grupito de facinerosos con poder y derrotarlos”, dijo.
 
“Guerra avisada no mata soldado. ¿Qué es lo que tenemos que proceder, entonces? A organizarnos, en nuestra comunidad, en nuestro centro de votación, allí donde votamos nosotros, nuestros amigos, nuestros vecinos, que en todas partes haya un grupo de ciudadanos por la Unidad haciendo lo que hay que hacer”, enfatizó.
 
“No nos van a derrotar, vamos a pasarles por encima con una montaña de votos inmensa; un puñito de votos lo pueden ocultar, una montaña de votos es inocultable. De eso se trata, así es cómo les vamos a ganar. Así es como es”, concluyó el secretario ejecutivo de la Unidad Democrática, Jesús Chúo Torrealba.     

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¿LA REGOLFIZACION DE LAS RELACIONES COLOMBO-VENEZOLANAS?



 
 
 
 
 
 
 
 
 
Leandro Area
 
 
Desde 1989 hasta la llegada de Chávez al poder en 1999 e inclusive durante el primer año de su mandato mientras aprendía apenas a gatear en los farragosos caminos de la política no conspirativa ni golpista, las relaciones colombo-venezolanas vivirán el momento de mayor esplendor en toda su historia si por ello entendemos cooperación y agenda constructiva con participación de las comunidades involucradas. Hoy poco y pocos nos acordamos de ello perdiendo así nuestra capacidad para comparar y asombrarnos al entender lo mal que andamos en la actualidad también en ese aspecto.
En ese entonces parecía ya superada la vieja noción de “tensa calma” acuñada en los años 60 para caracterizar y definir nuestra relación con Colombia cuando surgió con fuerza y por primera vez lo que después sería un vicio común y  compulsivo: la archinombrada delimitación de las áreas marinas y submarinas al norte del golfo de Venezuela. El archipiélago de Los Monjes mereció en el pasado tratamiento singular y definitivo.
A través de la magia de la política y de su brazo más próximo y desarmado, la diplomacia, se logró desgolfizar, despretrolizar digamos, esa relación entre vecinos, “hermanos” los llamarían exageradamente algunos, dándole rango de primer orden a lo fronterizo y sacándolo así del limbo histórico en que se encontraba y en el que vuelve a estar. Dejó de ser lo vecinal pues, en esa década, aquél “Tercer País” del que hablaba Uslar Pietri y se le dio carácter de actor fundamental en la relación binacional, anteriormente también gobernada, exclusiva y exageradamente, desde y por el binomio Caracas-Bogotá.
En suma, al desgolfizar la relación, ésta se desmilitarizaba y  el elemento bélico, brazo armado de la política, ocupó y se ocupó de lo que le corresponde estrictamente dentro de la Constitución de los Estados democráticos, a saber: la seguridad y la defensa nacional.
Existía además una agenda internacional y regional de post guerra fría y de post dictadura en el continente, llena de optimismo y de cierto esplendor económico y comercial, y esperanza en que los valores de la democracia, la libertad y la justicia social podían prevalecer a través del diálogo, sobre guerras y conflictos. Dentro de ese marco más general es que habría que entender el gigantesco esfuerzo que realizaron Colombia y Venezuela luego de haber estado, dos años antes nada más, en 1987, al borde de una guerra.
Seguían los problemas fronterizos, cómo no. El contrabando, el secuestro, el aliviadero de la guerrilla y sus ataques dentro de territorio venezolano, el narcotráfico de allá más que el de acá, que de eso andábamos en pañales todavía, del hampa común siempre tan activa e imaginativa y la pobreza, que engendra y anida a todos los males anteriores. Pero en verdad, a pesar de esas crónicas realidades, se respiraban aires de progreso, de trabajo conjunto y de esperanzas en que aquellos sueños comunes, de tanto peso sobre nuestros hombros eran posibles y que con voluntad política se podían cristalizar.
Pero llegaron Chávez y Uribe y dentro de circunstancias históricas específicas dieron al traste con todo lo hecho anteriormente sin necesidad siquiera de sacar del clóset el tema de la delimitación de áreas marinas y submarinas, con la salvedad, sea dicho, de la hojarasca aquella que se levantó en 2007 con la supuesta propuesta de solución que Chávez anunciara en su Aló Presidente 292, desde Yaracuy, que dicen los malpensados, entre los cuales me encuentro, que era a cambio del permiso que Uribe le estaba otorgando para que sirviera como mediador en el conflicto entre el Estado colombiano y las FARC-EP. Los rasgos personales y psicológicos de ambos, las distancias ideológicas y de perspectiva política, sus acercamientos o lejanías con los Estados Unidos, su postura frente a la guerrilla colombiana, en fin, sus amigos y sus enemigos, mantuvieron en jaque esa relación otrora medianamente institucional ahora asunto estrictamente visceral.
Saliendo Uribe del gobierno, frustrado por no haber podido ser presidente una tercera vez, apareció Santos, su alumno más aventajado e implacable ministro de Defensa, que de buenas a primeras se reinventó una imagen y rompió con su progenitor y su ideario a través de aquella máxima según la cual en Chávez había descubierto a su mejor amigo. El Golfo seguía quieto.
Con el fallecimiento del ahora comandante eterno, aparece el ungido Nicolás Maduro y la relación entre ambos países entra en una barrena crítica que gradualmente nos ha traído al basurero en que se ha convertido hoy. De la agenda esperanzadora aquella que iniciaron Pérez y Barco, hace 26 años, ya no queda ni el recuerdo. Ahora lo que tenemos es que el conflicto bilateral ha ganado terreno y se ha militarizado progresivamente una relación que era en lo fundamental civil y democrática. Esto es natural dentro de una dictadura disimulada, ya casi nada, de democracia como  lo es el régimen venezolano. Frente a ello Colombia ha tenido que responder con guante de seda a los dislates del madurismo, tragándose todos los sapos posibles, para así evitar, entre otras cosas, que al gobierno venezolano, en su calidad de acompañante del proceso de paz, se le ocurra sabotear esas  negociaciones.
Colombia está a todas éstas atada de manos frente a los desmanes del gobierno venezolano que la chantajea. Santos,  al igual que frente a los desmanes de la guerrilla, ante el  gobierno venezolano calla, otorga, deja hacer, pasar, torea tanta afrenta, esquiva reclamar tanta deuda sin pagar o mal pagada, baja el tono frente a deportaciones de connacionales, a afirmaciones destempladas, a insultos, a culpabilizaciones, a supuestos magnicidios urdidos desde allá o en combinación con terceros, el eje Miami-Madrid-Bogotá. Y aún así y con todo el tema del golfo estaba quieto ahí, en remojo, en el cofre de los maniquíes dormidos.
Hoy el telón se abre y empieza la comedia. A meses de celebrarse unas elecciones parlamentarias que pintan más bien  de plebiscito frente a la gestión de Maduro, de manera sorpresiva y unilateral, se crean y activan unas Zonas Operativas de Defensa  Integral Marítima e Insular (ZODIMAIN) con las que se alborota un avispero en Guyana, en Colombia, aquí adentro y más allá, sacando a la luz nuevamente por ejemplo el viejo fantasma patriotero, militar, electoral, conflictivo y guerrerista de la delimitación pendiente con Colombia. Tal controversia existe y suponíamos que el tema se estaba manejado por aquellos a quienes institucionalmente les corresponde, que son las Comisiones Presidenciales de Negociación creadas y vigentes desde 1990. Que no se puede, en todo caso, a la torera y unilateralmente fijar límites sobre áreas en litigio sin el consentimiento del vecino, que para eso están los mecanismos diplomáticos establecidos por el Derecho internacional.
Se han encendido otra vez las alarmas en la relación colombo-venezolana. Se redactan notas de protesta, se bautiza el nuevo ministro de Defensa colombiano con una visita a la Guajira, los opinadores cargamos nuestras plumas, se desempolva el viejo diccionario de los insultos, frases y coletillas que creíamos ya olvidadas o superadas tras más de medio siglo conversando sobre lo mismo, que sin llegar a conclusiones definitivas nos ha evitado el llegadero de una guerra ¿Y les parece poco?
¿Qué será lo que está en juego hoy? ¿La militarización de las relaciones colombo-venezolanas, la aparición de una nueva agenda, ya no global, sino punto por punto, golfizada, crispada, peligrosa y sin la intervención posible de terceros, bomba de tiempo? ¿O será tan solo un trapo rojo  con fines de auxilio electoral frente al descalabro del sistema chavista y que se desvanecerá una vez realizadas las elecciones de diciembre?
Lo cierto es que el Golfo de Venezuela ha servido de mercancía geopolítica para demasiadas aventuras. La de Chávez lo fue. En el caso de Maduro, no sé.
 
Leandro Area

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lunes, 29 de junio de 2015

La verdadera Guerra Contra Venezuela


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Pero Luis Echeverria
Hoy hablaremos de los inconformistas, los que cuestionan a la autoridad írrita, de los que cada día asisten atónitos al espectáculo del fanatismo y la creciente estupidez ideológica del gobierno. Vamos hablar del poder, pero no del poder nominal que dicen detentar los que nos gobiernan, sino del poder real, del que ejercen, desde la penumbra, individuos e instituciones que muchas veces pasan desapercibidos al común de la gente, pero con capacidad e influencia para variar drásticamente el curso de los acontecimientos e influir en la vida de millones de venezolanos. Esos prevaricadores en las sombras que asolan y saquean inmisericordemente los recursos del país.   
El imperio mediático erigido por el gobierno, con dinero y amenazas, busca sustraernos una parte sustancial de la dura realidad en que vivimos. No obstante, siempre la verdad encuentra los caminos para expresarse; el tiempo del secretismo llega a su fin y serán muchas las sorpresas que continuarán apareciendo y que desenmascararán a un régimen que quiere aparentar lo que no es pero que, en la práctica, conculca impunemente el orden constitucional. El país ha comprendido que un sano escepticismo y contrastar la información que nos ofrece el régimen son actitudes sumamente recomendables en la vida cotidiana de estos tiempos. Aquí, no hay  lugar para la falaz fantasía gubernamental y sí mucho espacio para el dato veraz e incontrovertible que proviene de creibles y reputadas fuentes alternativas.  Desde hace 16 años, los usurpadores del poder han tratado de patrocinar y cimentar la mayor falsificación histórica de nuestra Nación, al tiempo, que han desatado una desmedida campaña de censura e intimidación destinada a silenciar y engañar a los ciudadanos. La ideologización de la educación, el acoso a las Universidades, el control del funcionariado gubernamental,la intimidación a los medios de comunicación y el abusivo uso de los mismos, la criminalización de la disidencia, la conspiración contra la libertad, la anulación de la capacidad de crítica y el escarnio a los derechos humanos son, entre otros, algunos de los hechos que han  caracterizado las sofisticadas técnicas de “lavado de cerebros” utilizadas por el gobierno para convertir e imponer al “chavismo-madurismo” como religión de Estado; un anteproyecto pensado para la completa dominación de la sociedad venezolana. Un programa de múltiples tentáculos dedicados a destruir los valores, principios y creencias del hombre común e infiltrarse y dominar las instituciones políticas, sociales y económicas. Resulta asombroso comprobar cómo la institucionalidad del país paulatinamente se ha ido adaptando como un guante a los puntos de vista contenidos en el discurso gubernamental; una suerte de psicodrama repleto de símbolos y significantes que sólo tienen sentido para los líderes del régimen y que engañan y confunden a las masas de sus seguidores.
Pero, detrás de todo esto, en la sombra, y al amparo de la complicidad, servilismo y cobardía del gobierno,  han proliferado  organizaciones mafiosas que han venido saqueando al país con total impunidad, movidos por la codicia y el dinero fácil y sembrando, a su alrededor, la devastación económica, el envilecimiento y la mediocridad de hombres e instituciones. Individuos sin capacidades ni cualidades, sin inteligencia ni fortaleza de espíritu, han escalado las más altas posiciones y disfrutado del poder y, en su sordidez maliciosa, han urdido y erigido la más grande corruptela de nuestra historia reciente. Situación  ésta  que debemos combatir y denunciar constantemente para evitar constituirnos en secuaces pasivos y cándidos de sus flagrantes latrocinios. La conflictividad social sin precedentes que vive el país está marcada por el profundo resentimiento que alberga una gran parte de la población hacia la aristocracia gubernamental. Las desigualdades sociales se profundizan y el escandaloso tren de vida de la “nomenklatura” contrasta con la descarnada miseria y enormes dificultades en las que viven los que menos tienen.
La estoica y heroica dignidad de conciencia y  tenacidad de las mujeres,  de la juventud,  de los intelectuales, la academia, los obreros, los campesinos y, en general, de la población disidente han sido los factores que han impedido la entronización definitiva del modelo gubernamental y paulatinamente lo han alejado de la consecución de su principal objetivo político: la dominación absoluta de los ciudadanos y de sus decisiones.Entre tanto, continúa la lucha para ganar la guerra que contra Venezuela libran, tanto solapada  como abiertamente, las mafias “enchufadas”en el gobierno y evitar  que el país termine de derrumbarse y lo hacemos con la certidumbre que todos los esfuerzos que se realizan en tal sentido, conducirán a garantizar una vida digna y enaltecedora para todos.
La presencia activa y valiente en las mesas electorales el próximo 6 de diciembre de 20125, es un decisivo paso en pro de nuestra causa. Una masiva concurrencia de votantes será un mensaje importante que la oposición unida le dará al gobierno: nuestra unidad es real y estamos dispuestos a mantenerla porque entendemos que esa es nuestra mejor opción de triunfo para adecentar y rencauzar el rumbo de nuestro país. Como lo indican las distintas encuestas de opinión,nuestro destino, por de pronto, está en nuestras manos; no bajemos la guardia que el gobierno nos acecha y espera una muestra de debilidad para atacarnos. Podemos ganar, debemos ganar y vamos a hacerlo.

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domingo, 28 de junio de 2015

HERCON: Si las elecciones parlamentarias fueran hoy el 70,7% votaría por la oposición

Un 70,7% de los entrevistados afirmó que votaría por la oposición para las elecciones parlamentarias según los resultados de un estudio telefónico de la empresa Hercón, realizado por medio de 2.000 entrevistas con cobertura nacional durante el período del 20 al 27 de junio a personas que aseguraron estar inscritos Registro Permanente del CNE.
El 86,2% de los entrevistados valoraron las próximas elecciones de diputados a la Asamblea Nacional como “muy importante” (5,5%) e “importante” (80,7%)
Es destacable que el 79,5% de los entrevistados expresó estar “seguro” de ir a votar
Ante la pregunta “En la diversidad de aspirantes a la AN, ¿Usted votará por el candidato de su partido o votará por otro candidato que lo logre convencer por sus propuestas, independientemente de la organización política que lo apoye?” el 60,5% afirmó que votaría por “el candidato de su partido”, el 17,3% por “el candidato que logre convencer”, un 8,4% respondió “no sabe” y el 9,0% no respondió.
Escribe la empresa Hercon:
Según los resultados de este diagnóstico telefónico, por ahora se proyecta una alta participación, pero esta variable esta en un proceso complejo de configuración, en la abstracción del análisis, se devela que el deseo de participar se conecta con el cambio y a la vez se mueve hacia una lógica vinculada a la calidad de vida que aspiran la mayoría de los venezolanos. La oposición según estas investigación, es favorita a ganar la mayoría de diputados en la Asamblea Nacional

 Hercon Junio282015

Hercon Economia Junio282015

Continúa aumentando la evaluación negativa de la gestión del gobierno de Nicolás Maduro, alcanzando el máximo de la serie histórica en esta medición, cuando el 80,5% la calificó negativamente. En abril de 2013, el 58,5% lo evaluaba negativamente.
La escasez, la delincuencia y la inflación siguen invariablemente siendo los principales problemas que afectan a los venezolanos.
En cuanto a quién sería el responsable de la crisis, las respuestas fueron las siguientes:

Hercon Responsables Junio282015

En su análisis sobre la situación económica, la empresa Hercon expresó que:
Cuando hacemos una comprensión para desarrollar el análisis lógico de las diferentes respuestas sobre la situación económica del país, visualizamos que todas las manifestaciones coinciden en reconocer que Venezuela transita una profundas crisis: la devaluación, la inflación y la escasez, desabastecimiento, es decir, deterioro económico está vinculado al modelo de política económica ( Socialismo Siglo XXI ) y al control de cambio, y que se agudizó con la caída de los precios del petróleo, cuya exportación genera el 95% de los ingresos de divisas del país. Evidentemente, la crisis se agudizó durante 2014, cuando la escasez de dólares recortó el crédito del gobierno y con ello su capacidad para pagar importaciones de alimentos y medicinas. Actualmente, la inflación va rumbo a los tres dígitos y el desabastecimiento alcanzó niveles insospechados. Además, como dato de este análisis, las reservas internacionales continúan bajando y registran un saldo de $ 16.386 millones, indicador rojo para un país que lo importa casi todo”.

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FORO DEL GRUPO LA COLINA 27/6/2015 EN CAMARA DE COMERCIO DE CARACAS

Chuo Torrealba propone voluntariado ciudadano cercano al proceso de toma de decisiones

La crisis que azota al venezolano fue abordada durante el foro “Vulnerabilidad y desprotección en la vida de los venezolanos”, efectuado este sábado en la Cámara de Comercio de Caracas, con la asistencia de destacados expertos en materia de medición de indicadores sociales, situación agroalimentaria y participación ciudadana.
Se detallan, a continuación, enfoques de la situación que atraviesa la ciudadanía, abordados en la jornada.

Ineficiente intervención gubernamental ante problemas ciudadanos
El investigador está aterrado por la depauperación de la calidad de vida de los sectores humildes
El investigador Marino González está aterrado por la depauperación de la calidad de vida de los sectores humildes

El investigador y profesor de políticas públicas, Marino González, estima que el problema de vulnerabilidad de los venezolanos tiene varios frentes, ente éstos, el relativo a no tener un acceso adecuado al diagnóstico de la situación real del país, lo que no permite el diseño adecuado de intervenciones estatales para resolver los asuntos que verdaderamente perjudican a la sociedad.
Detalla también la vulnerabilidad económica y la de la poca comprensión ciudadana de lo que aqueja verdaderamente a la nación. “Venezuela es la economía de América Latina que está entrando en su segundo año de decrecimiento. Vamos a tener, según el Fondo Monetario Internacional, un decrecimiento de 7 puntos en 2015. El año pasado decrecimos 4 puntos. El FMI solo vaticina a dos economías en el mundo con perspectivas de decrecimiento económico hasta el año 2020. Una es Guinea Ecuatorial, en África, y la otra es Venezuela”, destacó.
“Cuando les preguntamos a las personas si han sido beneficiados por una misión, en los últimos cinco años, solo 10 por ciento lo ha sido en ese lapso. Solo 19% de los que reciben beneficios de una misión son pobres extremos. La otra parte está constituido por aquellos que no son pobres y aquellos que lo son, pero no extremos”, refirió González, aludiendo a una investigación conducida por académicos de la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar.
 
 En nombre de la soberanía alimentaria oficialista el pueblo padece las colasa
Escasez pica y se extiende

“Podemos hablar de soberanía, cuando tenemos una actividad agrícola eficiente, competitiva y productiva que pueda establecer excedentes y que con esos excedentes nosotros podamos financiar los productos que necesitamos para producir en el país”.
Así conceptualiza la “soberanía agroalimentaria” el ingeniero químico Rodrigo Agudo, especialista en Planificación y Gerencia, para detallar cómo la nación ha perdido terreno en la referida materia durante la administración Chávez-Maduro: “El país perdió la década de la bonanza. Por primera vez en el 2014 el Gobierno tiene que reconocer que la producción agrícola decrece. De doce productos, en nueve reconoce un decrecimiento. En solo tres destaca un crecimiento. Si nosotros comparamos la producción de 2014 con respecto a 2013, la agricultura ha caído en 13%, si la comparamos con 2010, el bajón se estima en 18 por ciento a nivel general”.
“Para 2015 estamos en las puertas de lo que podría ser el peor año agrícola del país en los últimos 70 años. La situación es nunca vista. En el ciclo más fuerte del año, que ya pasó, tuvimos un déficit de 90% las oleaginosas de ciclo corto como el girasol, un déficit de 40% en azúcar y de 15% de arroz, comparado con el año pasado. En Portuguesa se ha sembrado el 30% de lo que ha debido ser la siembra y no han llegado los agroquímicos, los fertilizantes”, alertó Agudo.
En los 15 estados agrícolas del país, indica el experto, este descenso en la producción se traduce en desempleo y escasez de alimentos. “La inflación está sobre 150%, la inexistencia de inventarios no permite reponer la oferta. Hay una deuda externa que, solo en términos de insumos alimentarios, asciende a 2 mil millones de dólares, que hay que pagarlos para que los proveedores piensen otra vez en mandar productos a Venezuela”, detalló.
Según Agudo, la escasez llegó para quedarse: “La producción bajará significativamente con respecto a 2014 y no hay posibilidad en el corto plazo de mejorarla para 2016. Los mecanismos de respuesta en el ciclo corto van a durar tres años. Los del ciclo medio, de 5 a 7 años. Los del ciclo largo, 10 años”.
 
El secretario ejecutivo de la Unidad instó a acompañar al pueblo en su lucha cotidiana
El secretario ejecutivo de la Unidad instó a acompañar al pueblo en su lucha cotidiana

De la “antipolítica” a propuesta de modelo efectivo de voluntariado ciudadano
Jesús Chúo Torrealba, secretario ejecutivo de la Unidad Democrática, también fue ponente en el foro e hizo un recorrido sobre la evolución de la participación ciudadana. Indicó que la “antipolítica”, el no creer en los partidos por errores pasados, se instauró durante los años de gobierno socialista: “16 años de la negación de los partidos”.
“En casi medio siglo de la experiencia democrática, la política se fue convirtiendo en un ámbito de especialistas en el cual, de representar al pueblo, pasaron casi que a sustituirlo. Entonces el papel del ciudadano era votar. Ese discurso desmovilizador llegó a su clímax con el chavismo. El chavismo se la pasa diciendo que ellos han empoderado y movilizado al pueblo, pero todo lo contrario, es mentira. Como en muchos otros ámbitos de la gestión social y la administración pública, el chavismo es la maximización de los errores del pasado. Ubíquese su discurso hacia el pueblo: ‘tú eres pobre, porque él te robó’”.
También destacó que las asesorías a los líderes gubernamentales frecuentemente han tenido efectos limitados, pues dependen de cuánto de acuerdo o no esté el dirigente. A su juicio, debe buscarse una postura más activa, que permita lograr incidencia en las decisiones: “¿Cómo salir de ese espacio de impotencia, de frustración? Pues se han dado un conjunto de procesos muy interesantes. Varias organizaciones son muestras de ello. Desde diversos ámbitos gremiales y de política a escala comunitaria, muchos hemos desarrollado propuestas, con fe impresionante ese tipo de espacios y ha servido para mucho”, señaló.
“Esta cuarta dimensión del esfuerzo es parte de la solución, pero no damos el ancho necesario para colaborar con la respuesta, sobretodo en la situación en la cual vivimos. Porque no transitamos en un proceso político ordinario, sino en una crisis muy profunda. Debemos construir una figura que a ellos, los chavistas, les es familiar: El voluntariado, que ellos han concebido como una cosa amorfa, desordenada, poco eficiente. Pues nosotros estamos intentando hacer un voluntariado distinto. Uno que permita funcionar como paraguas para que una gran cantidad de ciudadanos inquietos, movilizados, que no tienen el ámbito para que su voz sea escuchada, encuentren canales para que su voz sea oída y pase a ser insumo para el proceso de construcción de decisiones”, aseveró.
“Un voluntariado social, ciudadano, del venezolano de a pie, que surja por iniciativa desde el mismo corazón de la alianza opositora. ¿Cómo hacemos nosotros el nuestro?, ¿simplemente redactando un documento?, ¿ayudándonos a que los afiches sean más creativos? O entendemos que nuestro aporte como ciudadanos es salir del rol de víctima, del estado de confusión y dotarnos de una nueva cultura de participación y una nueva plataforma que nos permita, más allá del trabajo puntual, llegar también a la escala de lo que podemos y debemos hacer”, sentenció Torrealba.

El analista y estadístico compartió datos de interés y alertó sobre triunfalismo
El analista y estadístico Juan Mijares compartió datos de interés y alertó sobre triunfalismo

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EJERCICIOS PARA SOBREVIVIR



     MARIO VARGAS LLOSA

Cuando, a los veinte años, Jorge Semprún decidió unirse a uno de los grupos de la Resistencia francesa contra el nazismo, el jefe de Jean-Marie Action, la red de la que iba a formar parte, le advirtió: Antes de aceptarte, debes saber a lo que te arriesgas. Y le presentó a Tancredo,un sobreviviente de las torturas a que la Gestapo sometía a los combatientes del maquis que capturaba. Las atrocidades que aquél le describió, las padecería Semprún dos años más tarde, cuando, por la delación de un infiltrado, los nazis le tendieron una emboscada en la granja de Joigny que lo escondía.
La pesadilla se convirtió en realidad: la inmersión en las aguas heladas de una bañera llena de basuras y excrementos; la privación de sueño; las uñas arrancadas; el crujir de todos los huesos del esqueleto al ser colgado del techo de los talones amarrados a sus manos; las descargas eléctricas y las palizas salvajes en las que el desmayo resultaba una liberación.
Nunca antes de escribir este libro, que se ha publicado póstumamente en Francia (Exercices de survie), Jorge Semprún había hablado en primera persona de la tortura, el horror extremo a que puede ser sometido un ser humano a quien los verdugos no sólo quieren sacar información, sino humillar, volver indigno y traidor a sus hermanos de lucha. Pero, aunque nunca hablara de ella en nombre propio, aquella experiencia lo acompañó como una sombra y supuró en su memoria todos los años de su juventud y madurez, en la Resistencia, en el campo nazi de Buchenwald y en sus periódicas visitas clandestinas a España como enviado del Partido Comunista, para tender un puente entre los dirigentes en el exilio y los militantes del interior. En este libro inconcluso, apenas esbozado, y sin embargo lúcido y conmovedor, Semprún revela que la tortura —el recuerdo de las que padeció y la perspectiva de volver a soportarlas— fue la más íntima compañera que tuvo entre sus veinte y cuarenta años. La describe como el apogeo de la ignominia que puede ejercitar la bestia humana convertida en verdugo, y como la prueba decisiva para, superando el espanto y el dolor, alcanzar las mayores valencias de dignidad y de decencia.
En sus reflexiones sobre lo que significa la tortura no hay autocompasión ni jactancia y, sí, en cambio, un pensamiento que traspasa lo superficial y llega al fondo de la condición humana. En Buchenwald, su jefe en el maquis lo felicita por no haber delatado a nadie durante los suplicios —Ni siquiera fue necesario cambiar los escondites y las contraseñas, le dice— y el comentario de Semprún no puede ser más parco: Me alegré de oír eso. Luego explica que la resistencia a la tortura es una voluntad inhumana, sobrehumana, de superar lo padecido, de la búsqueda de una trascendencia que encuentra su razón en el descubrimiento de la fraternidad.
Un ser humano, sometido al dolor, puede ceder y hablar. Pero puede también resistir, aceptando que la única salida de aquel sufrimiento salvaje sea la muerte. Es el momento decisivo, en el que el guiñapo sangrante derrota al torturador y lo aniquila moralmente, aunque sea éste quien convierta a aquel en cadáver y vaya luego a tomarse una copa. En esa victoria silenciosa y atroz lo humano se impone a lo inhumano, la razón al instinto bestial, la civilización a la barbarie. Gracias a que hay seres así el mundo es todavía vivible.
Hace bien Régis Debray, prologuista de Exercices de survie, en comparar a Jorge Semprún con André Malraux, que padeció también las torturas de los nazis sin hablar (sus verdugos no sabían quién era la persona a la que torturaban) y, como aquél, fue capaz de convertir “la experiencia en conciencia”. Fue, asimismo, el caso, en España, de George Orwell, a quien casi matan los propios compañeros por los que se había ido a España a luchar, y de Arthur Koestler, esperando en su celda de Sevilla la orden de fusilamiento expedida por el general Queipo de Llano. Ellos, y millares de seres anónimos que, en circunstancias parecidas, actuaron con el mismo coraje, son los verdaderos héroes de la historia, con más pertinencia que los héroes épicos, ganadores o perdedores de grandes batallas, vistosas como las superproducciones cinematográficas. No suelen tener monumentos y, la gran mayoría, ni siquiera son recordados o incluso conocidos, porque actuaron en el más absoluto anonimato. No querían salvar una nación ni una ideología; sólo que no fuera la fuerza bruta sino el espíritu racional y el sentimiento lo que primara en este mundo sobre el prejuicio racista y la intolerancia criminal ante el adversario político, la civilización creada con enormes esfuerzos para sacar a los seres humanos del estado feral y organizar sus sociedades a partir de valores que permitan la coexistencia en la diversidad y hagan disminuir (ya que erradicarla del todo es imposible) la violencia en las relaciones humanas.
Jorge Semprún fue uno de estos héroes discretos gracias a los cuales el mundo en que vivimos no está peor de lo que está y queda siempre margen para la esperanza. Nacido en una familia acomodada, eligió desde muy joven, sacrificando su vocación por la filosofía, militar en el Partido Comunista y desaparecer en la clandestinidad bajo seudónimos, luchando contra el nazismo y el franquismo, padeciendo por ello el infierno de la tortura, del campo de concentración, muchos años de clandestinidad que lo hicieron vivir desafiando a diario largos años de cárcel o una muerte horrible. ¿Y todo ello para qué? Para descubrir, cuando entraba en la etapa final de su existencia, que el ideal comunista al que tanto había dado, estaba corrompido hasta los tuétanos y que, de triunfar, hubiera creado un mundo acaso todavía más discriminatorio e injusto que el que él quería destruir.
Algunos ex comunistas se suicidaron y otros rumiaron su frustración en la neurosis o un desgarrado silencio. Pero, no Jorge Semprún. Siguió luchando, tratando de explicar aquello que había comprendido al final, en libros que son testimonios extraordinarios de lo huidiza que puede a ser a veces la verdad, y de cómo a menudo ella y la mentira se mezclan de tal manera que parece imposible identificarlas. Sin caer nunca en el pesimismo, encontrando razones suficientes para seguir militando en pos de un mundo mejor, o, por lo menos, más tolerable, con menos injusticias y menos violencias, y mostrando que siempre es posible resistir, enmendar, reiniciar esa guerra en la que sólo se pueden observar victorias momentáneas, porque, como dice Borges en el poema a su bisabuelo que luchó en Junín, “la batalla es eterna y puede prescindir de la pompa, de visibles ejércitos con clarines”.
Aunque el último libro de Semprún evoque el más espantoso de los temas —la tortura—, uno termina de leerlo sin caer en la desesperanza, porque, además de brutalidad y maldad demoníacas, hay en sus páginas, contrarrestándolas, idealismo, generosidad, valentía, convicción moral y razones sólidas para sobrevivir.
Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2015
© Mario Vargas Llosa, 2015

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ASÍ NO ERA

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ELSA CARDOZO

Desde hace dos años, al ritmo del deterioro del piso político y económico del régimen chavista, la diplomacia guyanesa ha arreciado, sin disimulo, contra las posibilidades de arreglo pacífico y mutuamente satisfactorio de la reclamación venezolana. 
Ingratos, que en tan malos tiempos presionan no solo unilateralmente desde Georgetown, sino en coro con sus socios de la Comunidad del Caribe: eso dirán muchos venezolanos, y más de un alto funcionario, mientras recuerdan las cuentas y los discursos solidarios en Petrocaribe y la Alianza Bolivariana.
Sin embargo, lo que mejor muestra el caso de Guyana es el efecto de una concepción equivocada, doblemente equivocada, de lo que es la solidaridad y la cooperación tal y como las ha entendido y practicado el régimen chavista. Doblemente, digo, porque no ha servido a los intereses del gobierno al que en pésimas circunstancias el socio presiona tanto, sin contemplaciones pero, sobre todo, porque tampoco atiende a los intereses del Estado venezolano, es decir, a los del país al que el gobierno debería representar y proteger. El ejercicio eficiente de la cooperación y la práctica responsable de la solidaridad son posibles y deseables, pero no como se hizo desde que Chávez asumió el poder, así no era.


Los efectos perversos de la cooperación ineficaz y la solidaridad irresponsable son particularmente visibles en el estado actual de las relaciones de Venezuela con Guyana. Con nuestro vecino oriental están en juego intereses naturalmente asociables a la soberanía y la seguridad nacional, como son la protección de la salida al Atlántico, para no hablar de los yacimientos petroleros sobre los que Guyana ha repartido concesiones. Pero, la verdad, es que se trata de un problema que se extiende a todos los esquemas ideados por la petrodiplomacia, con sus arreglos siempre opacos cuyo propósito fundamental fue siempre asegurar apoyo o cuando menos silencio para iniciativas o ante momentos críticos para el gobierno venezolano, siempre dispuesto a hacer concesiones en todo lo que no pusiera en peligro su permanencia en el poder. De allí resultó que los más perjudicados en esos tratos fueran siempre la institucionalidad del Estado y la calidad de vida de los venezolanos.
No por casualidad la presión guyanesa se ha ido haciendo mayor a medida que el gobierno venezolano debilita su posición con acciones, débiles reacciones, contraproducentes rectificaciones y muchas omisiones. Tampoco es casual el deterioro de la posición de Venezuela en todos los acuerdos en los que, aun en lo poco que dejan ver las cuentas, la mal llamada cooperación es un trueque cada vez más empobrecido y, más grave aún, empobrecedor  y nada solidario hacia los venezolanos.
Si son ya enormes las magnitudes que vamos entreviendo de los recursos que de modo abierto y encubierto dispusieron los gobiernos de Chávez y Maduro para sus proyectadas alianzas y relaciones estratégicas, mucho más grandes son las del daño hecho a la seguridad del país en todos sus registros: desde la alimentaria y la ciudadana, hasta la jurídica y la nacional en el más clásico sentido.
Así no era como se debía aprovechar la posibilidad que el gobierno de Venezuela tuvo de cooperar y ser genuinamente solidario, sin renunciar a proteger los intereses de los venezolanos y de la institucionalidad del Estado. 


elsacardozo@gmail.com

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LA NUEVA APERTURA PETROLERA

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FRANCISCO MONALDI

La trascendental apertura petrolera de México y el entusiasmo con que los demás países de la región, incluyendo Venezuela, están cortejando a las empresas petroleras internacionales para que inviertan, parecen delinear un nuevo ciclo de liberalización en la industria de los hidrocarburos en la región. La tendencia ya era clara antes del colapso del precio del petróleo, pero esta situación la fortaleció. Sin embargo, si la historia nos enseña algo, es que es improbable que el nacionalismo de los recursos naturales desaparezca.
La década pasada presenciamos el auge más largo, acentuado y significativo del precio del petróleo y con el mismo, como ocurrió en los setenta, una ola de expropiaciones en el sector petrolero de la región. El fenómeno fue mundial, pero se expresó con mayor contundencia en América Latina. Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela renegociaron forzosamente contratos y expropiaron activos, incrementando sustancialmente su participación en las ganancias. Apenas hace tres años, en 2012, Argentina nacionalizó a YPF, la empresa que había privatizado en los noventa. Incluso Brasil, el país cuyo marco institucional servía de modelo en la región, cambió sustancialmente las condiciones de inversión hacia futuro, aunque a diferencia de los anteriores no afectó los contratos ya firmados. En México la industria petrolera continúo siendo un monopolio estatal. Las únicas excepciones a la tendencia estatista ocurrieron en Colombia y Perú, pero hasta allí hubo presiones para endurecer las condiciones de inversión
En contraste, en los últimos años una fuerte contracorriente liberalizadora se ha ido perfilando. Argentina meses después de que nacionalizó, inició negociaciones con Chevron para desarrollar el gas no-convencional. Para poder firmar este nuevo contrato, tuvo que compensar a Repsol por la expropiación de YPF. El año pasado el gobierno de la señora Kirchner aprobó una de las leyes de hidrocarburos más liberales de la región y con condiciones más atractivas para los inversionistas.


Venezuela, que ya desde 2009 había iniciado la búsqueda de inversionistas extranjeros para los nuevos proyectos de la faja, en 2012 empezó a renegociar voluntariamente los términos con las operadoras ofreciéndoles condiciones más atractivas para la inversión. Con Maduro en la presidencia se han firmado contratos con socios internacionales para financiar las empresas mixtas, entre los que destacan CNPC, Chevron y Repsol, dándoles mayor control y garantías sobre la operación y el flujo de caja. Contratos similares están siendo negociados con otros socios. Recientemente el gobierno ha ofrecido mejorar las condiciones: en cuanto al pago de la contribución especial a los precios extraordinarios, el control operativo y de ejecución de proyectos, el tipo de cambio para ingresar capitales, la posposición del requisito de construcción de nuevos mejoradores, e incluso se ha planteado reducir la regalía a 20% temporalmente. Pragmatismo o desesperación, el caso es que hay una apertura petrolera silenciosa ocurriendo en el país.
Por supuesto, el evento más importante en el sector petrolero regional es la apertura de México luego de más de 75 años de monopolio estatal. El colapso de la producción mexicana que se inició en 2005 cuando el campo más prolífico de ese país –Cantarell– empezó a declinar rápidamente, creó una muy fuerte presión para abrir el sector a la inversión extranjera, particularmente en las áreas de mayor riesgo y menor rentabilidad. En 2013 se aprobó la reforma constitucional que eliminó el monopolio de Pemex y autorizó diversas formas contractuales de asociación con una carga tributaria menor a la que venía pagando la estatal. En julio de este año se asignarán los primeros contratos, a través de una subasta organizada por una agencia regulatoria independiente, siguiendo el modelo con el cual Brasil y Colombia implementaron sus aperturas anteriormente.
Ecuador y Bolivia luego de que expropiaron al sector también han empezado a buscar nueva inversión extranjera. En el caso de Ecuador las empresas chinas se han transformado en actores fundamentales del sector. Brasil, Colombia, Perú y Guatemala hacen regularmente subastas de áreas para atraer inversión en exploración y en general han asomado que van a mejorar las condiciones fiscales ante la caída de precios. En suma, desde hace mucho tiempo que no había tantas oportunidades de acceso a reservas y en condiciones tan favorables para las empresas privadas petroleras en la región.
¿Cómo se explican estos ciclos de inversión y expropiación? Las características del sector lo hacen muy susceptible a este fenómeno. Como es un sector que genera grandes rentas pero muy volátiles y los marcos fiscales son poco efectivos capturándolas a precios altos; cada vez que se produce un ciclo de suba de precios surgen incentivos para renegociar los contratos o nacionalizar. Además, los gobiernos son impacientes y aun cuando la participación del Estado en las ganancias sea alta en el largo plazo, quieren recibir la renta petrolera inmediatamente. Por otra parte, como el sector se caracteriza por una gran inversión inicial en activos inmovilizados que no tienen otro uso y que maduran en el largo plazo, una vez que se termina el ciclo de inversión y se aumentan la producción y reservas, se hace muy atractivo para el Estado cambiar las reglas del juego y apropiarse de un pedazo más grande de la torta. A los operadores no les queda más remedio que consentir porque esa alternativa es menos mala que abandonar el proyecto. Por eso en Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela las empresas internacionales fueron víctimas de su propio éxito incorporando producción y reservas, en las aperturas de los noventa. Los países que no expropiaron eran importadores netos, como Brasil y Perú, o con producción y reservas declinantes, como Colombia. Tenían por tanto incentivos para seguir atrayendo inversión. Pero incluso Brasil, cuando descubrió gigantescas reservas en aguas profundas, se movió en la dirección de mayor control estatal, aunque sin llegar a expropiar los proyectos existentes.
Con la pérdida del impulso de producción legado por los ciclos de inversión de la apertura de los noventa y más aun con la caída del precio del petróleo de 2014, el péndulo se está moviendo en la dirección opuesta y ahora todos compiten a la vez por los inversionistas extranjeros. Paradójicamente, Latinoamérica desaprovechó la década de precios del petróleo más altos de la historia y fue la única región del mundo que no aumentó su producción a pesar de contar con la base de recursos más abundante después del Golfo Pérsico. Ahora, cuando la rentabilidad cae, buscamos desesperadamente a los socios internacionales, justamente en las condiciones menos propicias.
En la mayoría de los países, las condiciones fiscales debieron ser renegociadas por no ser eficaces para capturar los incrementos de renta producto del aumento de los precios de la década pasada. Pero los costos reputacionales de la forma como se condujeron estos procesos, con carácter expropiatorio, han sido inmensos en términos de las inversiones no realizadas durante estos años y por tanto de la producción y los ingresos fiscales no obtenidos. En otras palabras, la región debería estar produciendo 2 millones o 3 millones de barriles más de los que produce actualmente (o sea, un incremento de 20%-30%). Bolivia, Ecuador y Venezuela están de últimos en los sondeos de inversionistas petroleros en términos de credibilidad institucional. Esto conduce a que, como Argentina hizo recientemente, los gobiernos tengan que ofrecer excesivas concesiones en sus contratos, lo que prefigura un nuevo ciclo de expropiación en el futuro, una vez que se concluyan las inversiones, los precios suban y exista insatisfacción con la distribución de la renta.
El nacionalismo petrolero no tiene por qué ser un término negativo, por el contrario, si por él entendemos maximizar los beneficios para la nación de su riqueza natural con una visión de largo plazo. Para ello debería existir un marco institucional creíble que disminuya los riegos para las empresas, incluyendo la estatal, y permitan desarrollar el potencial geológico a plenitud, garantizando que la nación reciba la renta de la explotación en diversos escenarios de rentabilidad. Mientras más creíble sea el marco institucional, mayor podrá ser la participación del Estado en las ganancias que logre atraer la inversión necesaria. Para una empresa petrolera vale más la seguridad jurídica y una sólida institucionalidad que el espejismo de infinitas reservas. Estas serán estériles sin aquellas. Ojalá que nuestros gobiernos aprendan a evitar los movimientos pendulares entre estatismo y liberalismo, diseñando un marco institucional políticamente viable, tomando en cuenta las especificidades del sector, que permita inversiones de largo aliento que desarrollen nuestra gran dotación geológica con el mayor beneficio para nuestras naciones. Es uno de nuestros grandes retos futuros en el camino al desarrollo.

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LA MUD Y EL RETO ELECTORAL

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ELIAS PINO ITURRIETA

Las encuestas más acreditadas descubren la multiplicación de un descontento social que debe conducir a un triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias. Los tumbos de un gobierno incapaz de atender las necesidades de los venezolanos en asuntos como la alimentación, la salud y la seguridad marchan hacia un precipicio que contará con una advertencia contundente cuando los electores voten por sus representantes en la AN. Tal vez ni las encuestas hagan falta para vaticinar el descalabro de la “revolución”, debido a que el paisaje de carestías que predomina en todos los rincones del país y las reacciones de malestar que produce hablan de todo menos de felicidad social. Todo lo que se advierte en la superficie de la vida señala el declive de la “revolución” y la fortaleza de las fuerzas que la adversan. Parece lógico, por lo tanto, que las manifestaciones de repudio se expresen en la primera oportunidad que se ofrezca, es decir, en la justa electoral más cercana. Sin embargo, quizá el panorama no sea así de claro. Como en no pocas ocasiones del pasado político, quizá dos más dos no sumen ahora cuatro.
El refuerzo de las terribles indicaciones del ambiente inmediato depende de la oposición, y aquí topamos con una primera posibilidad de duda en torno a los vaticinios triunfales. No advertimos a las fuerzas opositoras como un bloque compacto, es decir, como una sola fuerza que suprime sus diferencias para dedicarse a la única tarea de derrotar a un régimen exhausto que parece derrotado, pero que puede sacar fuerzas de flaquezas para evitar la pérdida de la AN, su apéndice más servicial. Pareciera que en la MUD no han apreciado  el valor que tiene para la “revolución” el dominio de un poder que le permite  hacer y deshacer sin frenos ni contrapesos. La “revolución” echará  el resto para evitar una catástrofe de esa magnitud, mientras la MUD no se advierte preparada para una batalla de la cual depende la subsistencia del régimen. Las decisiones dislocadas, la pelea por los liderazgos, la demora en presentar las listas completas de los candidatos de todos los estados, la ausencia de un discurso realmente ajustado a las circunstancias no son elementos que avalen la victoria anunciada por las encuestas.
No es una elección corriente la que viene, sino la alternativa de que, por primera vez desde el advenimiento del chavismo, se restablezcan los usos de la democracia representativa. Si los partidos políticos son las organizaciones esenciales de ese tipo de convivencia, pareciera que ni siquiera se toman la molestia de recuperar esa función, que es lo mismo que recuperar su identidad, para perderse en minucias sin relación con el desafío del 6 de diciembre.  Nada dicen los cónclaves de la MUD sobre la conciencia que tienen sus integrantes en torno a lo que ahora está en juego. Nada de particular se observa, en asuntos de mensaje, estrategia, nominaciones y presencia sin los cuales se puede perder lo que parece hoy una victoria cantada.


El gobierno quebrado sacará de los rincones la plata que necesita para mantener el control de la AN. Ya Maduro se afana en divulgar el horror que será para la sociedad que la oposición domine el Poder Legislativo, hasta el punto de anunciar la posibilidad de un apurado apocalipsis ante el retorno de los bárbaros. Si ha de fabricar lides patrioteras para encontrar los prosélitos que el desencanto llevó a la orilla contraria, lo hará sin ningún tipo de escrúpulo. Recursos y argumentos le sobrarán para resguardar el coto personal de Diosdado Cabello. Necesita la aplanadora que el capitán convertido en legislador pone a su servicio mientras comparte con él los poderes supremos.  Además, sabe que el CNE, su confiable y probado CNE, permanece como  aliado esencial. Así las cosas, no será coser y cantar lo que corresponda en adelante a la oposición.
En los últimos años no habíamos experimentado como pueblo horas de mayor desencanto, pero tampoco se había encontrado la MUD ante la obligación ineludible de mostrar su compromiso con el pueblo en un proceso que se le muestra favorable. Pero favorable en la víspera, solamente. Lo que suceda en diciembre dependerá del trabajo distinto y sin fisuras que ha brillado por su ausencia.
 
epinoiturrieta@el-nacional.com

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