sábado, 30 de junio de 2018

  Cómo detener la onda expansiva de la crisis en Venezuela

Crisis Group 

22-3-2018

¿Qué está pasando? Mientras el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se prepara para buscar la reelección, la implosión socio-económica del país se ha convertido en un problema mayor para sus vecinos. Cientos de miles de venezolanos están huyendo del hambre y la pobreza, mientras que las enfermedades y el crimen se están extendiendo a través de las fronteras.
¿Por qué sucedió? Los bajos precios del petróleo, la corrupción y la mala gestión estatal han devastado la economía. Un gobierno profundamente impopular, consciente de que ya no puede ganar elecciones competitivas, ha optado por la represión. Los intentos de negociar un acuerdo entre el gobierno y la oposición han fracasado.
¿Por qué es importante? El colapso financiero y la hiperinflación convierten a Venezuela una zona de desastre económico. La crisis ya no está limitada confinada a una nación: los refugiados y migrantes fluyen hacia los países vecinos. Las epidemias y el crimen violento también permean las fronteras, poniendo en peligro el frágil proceso de paz colombiano en las regiones fronterizas.
¿Qué debe hacerse? La prioridad es el apoyo internacional para la asistencia humanitaria a lo largo de las fronteras. Una transición negociada es esencial para restablecer un sistema político más representativo y el bienestar social y económico. Eso requiere una presión externa, que incluya amenazas de sanciones específicas y exigencias realistas al gobierno de Maduro, de parte de una coalición liderada por los gobiernos regionales pertenecientes al Grupo de Lima.

 RESUMEN EJECUTIVO

Mientras el presidente venezolano Nicolás Maduro busca consolidar su poder, su país se sume en un hoyo de miseria. La hiperinflación ha agravado la escasez de alimentos y medicinas. Las epidemias de enfermedades prevenibles y la crisis de desnutrición infantil son cada vez más mortales, mientras que el crimen violento se ha disparado. Se estima que cuatro millones de venezolanos han emigrado y que decenas de miles cruzan la frontera con Colombia cada mes en busca de un nuevo hogar. Los vecinos de Venezuela, que una vez optaron por mantenerse al margen de sus tensiones internas, hoy enfrentan una catástrofe en sus fronteras. Los gobiernos de América Latina, la ONU, la Unión Europea y los EE.UU. deben redoblar sus esfuerzos para manejar la crisis humanitaria, incluso garantizando que los países vecinos tengan los recursos para hacerle frente. También deberían presionar, idealmente junto con China, para que se reanuden las conversaciones entre el gobierno y la oposición con el objetivo de llevar a cabo reformas que permitan una política más representativa y la recuperación económica; amenazar con nuevas sanciones podría ayudar a empujar al gobierno hacia concesiones.
La turbulencia del 2017 ha magnificado el sufrimiento que padece Venezuela y la dificultad de encontrar soluciones. Mientras que el gobierno sí logró extinguir los disturbios civiles después de varios meses, despojar de su poder a la Asamblea Nacional, en manos de la oposición, y establecer una nueva Asamblea Nacional Constituyente con autoridad sobre todas las instituciones venezolanas, poco ha hecho por aliviar los problemas económicos del país. Sin embargo, afirma que está protegiendo al pueblo venezolano contra las potencias extranjeras y sus aliados internos, y denuncia que los reportes acerca de la muy real crisis humanitaria son mentiras destinadas a provocar una “intervención imperialista”, bloqueando bajo esta lógica los esfuerzos por proporcionar alimentos y asistencia médica.

El progresivo autoritarismo de los últimos años del régimen del presidente Hugo Chávez y los primeros años del régimen Maduro hizo metástasis hacia un abierto abuso partidista de las instituciones estatales y judiciales. Cualquier información que desafíe una versión oficial es desechada: el Estado no publica cifras económicas ni estadísticas de salud pública confiables. El incumplimiento a gran escala de la deuda externa parece ser solo una cuestión de tiempo. La escasez y el hambre han llevado a más saqueos, aunque sigan siendo esporádicos.
El deterioro del sector público ha dejado una marca profunda en las regiones periféricas. En su afán por obtener divisas fuertes, el gobierno ha destinado más de 100.000 kilómetros cuadrados para minería, donde la falta de regulación fomenta la colusión entre los militares, las bandas criminales y las guerrillas colombianas. Los migrantes que se dirigen a Colombia tienen que eludir a las fuerzas de seguridad estatal y a grupos armados en las zonas fronterizas. Después de cruzar, los más pobres quedan relegados a ganarse la vida como puedan en una región con una de las tasas de desempleo más altas de Colombia. La malaria volvió a ser común y está cruzando fronteras. Enfermedades que habían sido erradicadas, como el sarampión y la difteria, también han regresado.
 Hubo un modesto optimismo alrededor de las conversaciones entre el gobierno y la oposición durante diciembre de 2017 y enero de 2018. Las potencias latinoamericanas, preocupadas por la gravedad de la crisis, su extensión hacia países vecinos y la subversión del estado de derecho por Maduro con la creación de la Asamblea Constituyente, se involucraron de lleno en el esfuerzo. Las conversaciones arrojaron algunos indicios de consenso, notablemente en el compromiso del gobierno, en principio, de reformar la autoridad electoral y permitir la presencia de observadores electorales internacionales en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, el llamado unilateral a elecciones anticipadas por parte del gobierno– antes de llegar a un acuerdo sobre una fecha o condiciones–en efecto frustró las conversaciones, que terminaron agriamente y con textos antagónicos de un supuesto acuerdo en circulación. El Grupo de Lima, un cuerpo de trece gobiernos latinoamericanos y caribeños, más Canadá, establecido para encontrar una solución a la crisis venezolana, rechazó el llamado unilateral de Maduro a eleccionES.

A pesar de su lamentable gestión económica, el gobierno ocupa una posición fuerte. La oposición venezolana está dividida y sin rumbo. Un segmento considerable del electorado votará por Maduro, ya sea por lealtad, o porque depende del gobierno para recibir raciones de alimentos esenciales y otros bienes subsidiados. La autoridad electoral permanece bajo el control del ejecutivo, y ha demostrado su disposición a doblegar las reglas a favor del partido gobernante e incluso, en una ocasión, a cometer un supuesto fraude redondo.

La oposición de línea más dura anhela un embargo petrolero de los EE.UU. o una intervención extranjera como un atajo hacia la transición, pero los riesgos que conllevan estas acciones en un país ya sitiado por la violencia y el hambre son inaceptables. En cambio, los gobiernos latinoamericanos, junto con potencias occidentales e internacionales, deberían aprovechar el fuerte consenso internacional y regional que existe sobre la difícil situación de Venezuela para intensificar sus esfuerzos por resolverla.
La primera prioridad es aliviar el sufrimiento humano. El gobierno de Maduro debería aceptar la creación de un grupo tripartito, de acuerdo con una propuesta hecha por grupos humanitarios, compuesto por representantes del Estado venezolano, la sociedad civil y organismos especializados de la ONU, que coordinaría la provisión de asistencia humanitaria. Dicho cuerpo debería abordar los temores del gobierno de que permitir que agencias de ayuda entreguen alimentos daría paso a la injerencia externa. La ONU debería trabajar con los vecinos de Venezuela para ayudarlos a brindarles asistencia a los venezolanos que salen de su país.
La segunda es reactivar las conversaciones entre el gobierno y la oposición. Idealmente, el gobierno pospondría las próximas elecciones presidenciales, pero incluso si los comicios siguen adelante, la prioridad posterior debería ser un retorno rápido hacia unas negociaciones sustantivas. Los EE.UU., Canadá y la UE han sancionado al gobierno, y varios líderes regionales están considerando hacer lo mismo. Tales sanciones raramente resultan efectivas en sí mismas. Pero en el caso de Venezuela, la amenaza de nuevas sanciones, especialmente las impuestas por gobiernos latinoamericanos, podría mejorar las perspectivas de la negociación, siempre que esa amenaza esté acompañada de una revitalizada diplomacia y vinculada a concesiones realistas exigidas al gobierno de Maduro.
Las conversaciones deberían centrarse no solo en reformas electorales específicas, sino en medidas de transición más amplias, incluida la representación de la oposición en instituciones estatales claves, reforma económica y garantías para los altos funcionarios del régimen si eventualmente perdieran el poder. Aunque las rondas pasadas fracasaron, las negociaciones entre el régimen y la oposición, facilitadas por líderes regionales u otros, respaldadas por una presión internacional concertada, y que apunten a establecer un orden político más inclusivo y a restablecer los controles y equilibrios, siguen siendo la única salida de la crisis.
 

Recomendaciones

Para abordar la crisis humanitaria derivada de la escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos, y la consiguiente migración masiva a países vecinos:
  • El gobierno venezolano debería facilitar que organizaciones humanitarias puedan proveer alimentos, medicinas y otros suministros necesarios para salvar vidas humanas, entre otras cosas, relajando los controles de importación y cambio, y cesando la persecución de aquellos que buscan aliviar el sufrimiento.
     
  • Éste debería comprometerse con la formación de un grupo tripartito, propuesto por organizaciones humanitarias, que sería integrado por representantes del Estado, de la sociedad civil y de organismos especializados de las Naciones Unidas, con la misión única de coordinar la prestación de asistencia humanitaria, con base en los principios de estricta neutralidad.
     
  • La ONU debería darle seguimiento al compromiso del Secretario General António Guterres de proporcionar asistencia a los vecinos de Venezuela para ayudarlos a enfrentar la crisis migratoria, y también debería proporcionar información clara y pública sobre temas como salud, bienestar social y programas sociales.
     
  • Los vecinos inmediatos de Venezuela deberían trabajar con organismos multilaterales, particularmente la ONU, para garantizar que se cumpla adecuadamente con las necesidades de los migrantes, y que aquellos en riesgo de caer en el tráfico de personas, incluidas mujeres y niñas, están protegidos de la mejor manera posible.
     
  • Colombia debería adaptar su ley de migración y las regulaciones que rigen los servicios educativos y de salud para eliminar los obstáculos burocráticos a proveer éstos a migrantes.
Para ayudar a resolver la crisis política y reducir el riesgo de nuevos derramamientos de sangre:
  • El Grupo de Lima (con el apoyo de EE.UU. y la UE) deberían aprovechar el fuerte consenso internacional que existe sobre la gravedad de la crisis y redoblar sus esfuerzos para que ambas partes vuelvan a la mesa de negociaciones. Aquellos gobiernos y organizaciones que ya han impuesto sanciones– Canadá, los EE.UU. y la UE – podrían amenazar con intensificar esas sanciones contra personas que ya figuran en la lista, e imponer sanciones individuales adicionales.
     
  • Los gobiernos latinoamericanos parte del Grupo de Lima están contemplando sanciones propias. La amenaza, por parte de los gobiernos de la región, de sanciones similares a los de las potencias occidentales, incluidas potencialmente las restricciones financieras, la congelación de activos y la prohibición de viajar a personas, seríacasi sin precedentes. Podría traer una presión adicional sobre el gobierno, que ya se ha visto sacudido por las sanciones de la UE y los EE.UU.
     
  • Cualquier amenaza de sanciones debe estar claramente relacionada con pasos realistas que el gobierno debería tomar para evitar tales medidas y potencialmente lograr el levantamiento de las sanciones existentes. Éstos incluirían, primero, el retorno del gobierno a las conversaciones facilitadas internacionalmente y podrían incluir medidas adicionales, como la liberación de presos políticos y la eliminación de prohibiciones arbitrarias para los líderes políticos y los partidos de participar en las elecciones; garantías de integridad y neutralidad en instituciones electorales y judiciales claves, lo que significaría la representación de la oposición en esos órganos; la restauración de los poderes del parlamento; y medidas para estabilizar la economía.
     
  • Ninguna potencia extranjera debería imponer embargos de amplio alcance, por ejemplo sobre la industria petrolera, que probablemente harían más daño al público en general antes que cambiar los incentivos para los líderes venezolanos.
     
  • El Grupo de Lima debería alentar a China, con quienes muchos miembros tienen lazos económicos estrechos, a usar su influencia sobre el gobierno de Maduro para convencerlo de participar en negociaciones genuinas con la oposición, bajo el entendimiento de que la estabilidad política y económica en Venezuela no se puede lograr sin un gobierno con base en un amplio consenso popular.
     
  • Las conversaciones renovadas entre el gobierno y la oposición deberían centrarse no solo en las reformas electorales, sino en medidas de transición para incluir la representación de la oposición en las instituciones gubernamentales, reformas económicas y garantías para los altos funcionarios si perdieran el poder en elecciones
     
  • Todas las potencias externas deben estar preparadas para apoyar dicha transición con ayuda financiera, tanto bilateral como multilateral.
Caracas/Bruselas, 21 de marzo de 2018
 

Leer más...
Moody´s tiene tres escenarios sobre desenlace de la crisis en Venezuela

Dijo que pocos gobiernos han sobrevivido a las tensiones sociales encendidas por la hiperinflación, y la probabilidad de disturbios sociales generalizados solo aumentará en los próximos meses con una escasez de la moneda fuerte que mantiene vacíos los estantes de las tiendas.
Si el creciente descontento conduce a un levantamiento popular, aseguró, el control de Maduro sobre el poder podría caer, incluso si el régimen de Maduro liberalizara los controles de precios y monedas, la economía no mejoraría a menos que se llega a un acuerdo con los acreedores y el país recupere el acceso a los mercados financieros internacionales.
Esto sería, en opinión de Moody´s, exigir el levantamiento de las sanciones financieras de EE. UU., un resultado cada vez menos probable, siempre y cuando Maduro permanezca en el poder.
Un empeoramiento de la crisis de Venezuela, considera la agencia, significaría un pequeño pero significativo revés para las perspectivas de crecimiento en Colombia, Perú y Chile, y obligaría a los gobiernos a contender con una crisis de refugiados en todo el continente.
A pesar de que los gobiernos han limitado hasta ahora el alcance de la ayuda humanitaria, un éxodo mayor probablemente los obligaría a soportar los costos de reasentamiento para los refugiados venezolanos y agregaría tensión a las finanzas públicas.
Para definir el futuro de Venezuela, Moody´s plantea tres escenarios, a saber:
Escenario 1 – Maduro permanece en el poder (50%):
Si bien está respaldado más por la fuerza militar que por el fervor político, el dominio de Maduro sobre Venezuela en la economía será difícil de sacudir, cita el informe.

En este, que es escenario de referencia, Maduro sirve completo su término de seis años mediante la adopción de limitaciones económicas y reformas que gradualmente controlan la hiperinflación y frenan la caída de dos décadas en Venezuela en la producción de petróleo.
Mientras la recesión de Venezuela persiste, la economía se contrae progresivamente a tasas más lentas antes de tocar fondo en la segunda mitad de 2020 y comienza la recuperación medida.
Agrega que en ese escenario, los subsidios a la gasolina se escalan gradualmente de vuelta en un intento de mejorar el balance de la estatal petrolera Pdvsa y para mantener el flujo de petróleo a China y a sus acreedores rusos.
Sin embargo, las sanciones desde EE. UU. permanecen y el régimen es incapaz de tocar capital de los mercados para atraer inversión suficiente con el fin de revertir el declive en la producción de petróleo.
Moody´s calcula que la producción de petróleo tocaría los 500.000 barriles por día, una quinta parte su promedio antes de la caída del precio del petróleo.
Escenario 2: Maduro no profundiza medidas (20%)
En este escenario, dijo la agencia, Maduro también sirve el resto de su mandato de seis años. Sin embargo, para mantener un control estricto de las importaciones y precios internos, no implementará reformas monetarias o reducirá los subsidios a la gasolina que han disminuido la inversión en Pdvsa.
Sin ahorros de costos adicionales por el recorte de subsidios, la inversión en el petróleo declina a un ritmo aún más rápido, y la producción de petróleo se desploma a menos de 300.000 barriles por día.
La hiperinflación persiste, según la agencia, causando que la economía se contraiga agudamente antes tocar fondo a finales de 2020.
Estima además que la economía venezolana no se recupera y el empeoramiento de las condiciones impulsará un éxodo aún mayor.
En ese escenario, las sanciones financieras de EE. UU. permanecen y Venezuela no puede acceder a los mercados de capitales, lo que agrava la disminución de la inversión y una mayor limitación importaciones de alimentos básicos y medicinas.
La fuerte contracción en la producción económica y la producción de petróleo reduce el crecimiento en el resto de América del Sur, pero los efectos secundarios negativos son más evidentes en Colombia, donde el crecimiento sería de 0.2 puntos porcentuales más bajo hasta 2020.
Este arrastre, dijo, no es grande en términos absolutos, pero, sin embargo, es significativo para Colombia, que ha tenido problemas para crecer a tasas superiores al 2% durante los últimos dos años en medio por los bajos precios del petróleo y un aumento de la inflación.
Escenario 3: Salida de Maduro (30%)
En este escenario, la presidencia de Maduro se acorta. Las sanciones de EE. UU. se levantan y el Fondo Monetario Internacional (FMI) proporciona un préstamo para facilitar la reestructuración de Venezuela
Financiamiento adicional de multilaterales se asegura a la ayuda monetaria y ajuste fiscal y facilita el levantamiento del control de precios. La liberación del bolívar venezolano y la eliminación de los controles de precios resultan en un aumento temporal de la inflación en el corto plazo, pero fuertes recortes en el gasto público representan una caída en los precios al consumidor.
Para Moody´s, la economía se contrae ligeramente en 2019, pero la recuperación se establece rápidamente con la producción de petróleo rebotando y compañías petroleras multinacionales reactivando las inversiones.
La recuperación de Venezuela entregará un significativo impulsar al crecimiento económico en Colombia, Perú y Chile y un pequeño bache a las economías de Brasil, Uruguay y Argentina.
Aunque muchos refugiados venezolanos regresan del exilio en Colombia y otros países del Sur, las ganancias de la fuerza de trabajo son en gran parte el resultado de mejores perspectivas de trabajo y de una economía en crecimiento.

Leer más...

viernes, 29 de junio de 2018

GOBIERNO TIRÁNICO VS DEMOCRACIA













 MARTA DE LA VEGA


Las noticias son desoladoras en Venezuela. Correos informativos como La Ceiba, envían titulares así: más de 2.000 venezolanos con cáncer mueren por la crisis sanitaria. El Estímulo: falta de quimioterapias en el hospital Padre Machado causa llantos en pacientes con cáncer. Mueren 3 pacientes renales en menos de 24 horas en Lara. AN aprobó informe que responsabiliza al Gobierno por la crisis sanitaria. El Pitazo: 19 niños fallecieron por difteria en el Pediátrico Menca de Leoni en Bolívar.
La Organización Panamericana de la Salud detectó 1.558 casos de sarampión en 2018; un aumento de 114,31% respecto de 2017. En informe del 21 de junio destaca las dificultades de acceso a los medicamentos, algunos agotados desde hace casi un año y la consiguiente expansión de enfermedades como malaria, difteria, sarampión, VIH y tuberculosis, con muertes evitables si los pacientes hubieran tenido tratamiento adecuado.
Igualmente, la emigración creciente de personal médico y de auxiliares de la salud complica la situación en centros hospitalarios, atención ambulatoria y primaria. Según la Federación Médica Venezolana, hoy hay un tercio menos de profesionales del área que en 2014.
Pese a su capacidad instalada, la funcionalidad de los servicios y el cumplimiento de las tareas esenciales de salud pública son casi inexistentes. Urgen plan de acción y correctivos inmediatos del Estado en cooperación técnica con países de la OPS para superar el colapso. A pesar de las contundentes conclusiones, el Gobierno parece no ver lo que el informe revela.
Una foto tomada en el andén del Terminal de Barquisimeto muestra a un anciano estirado en el piso, muerto, por hambre, de un paro cardíaco. Es otro aspecto terrible de la crisis venezolana: el régimen favorece a los “enchufados” y estimula la corrupción sin ningún freno moral mientras que muchos de sus seguidores, por oportunismo o inmediatismo, por candor o por cinismo, han sido víctimas trágicas de la sordera e insensibilidad de quienes dominan y ejercen abusivamente el poder.
Ocurre entre los crédulos del chavismo, al ser asesinados por el hampa desbordada como hace pocos días lamentamos la muerte del artista Evio Di Marzo, o por las supuestas fuerzas de orden público, que también reprimen brutalmente o chantajean, o al morir de inanición o por falta de tratamientos y medicinas.
El odio y el revanchismo social son el motor de cambio aparente cuando en realidad se trata de un Estado forajido y criminal, dominado por mafias de militares y civiles de todos los niveles que han destruido la economía, pisoteado la cultura nacional y la educación de calidad, envilecido a sectores mayoritarios de la población, arruinado el país y saqueado el tesoro público
La camarilla que gobierna busca incrementar el clientelismo y la dependencia asistencialistas. Lo hace de manera excluyente, incluso entre sus partidarios, cuando critican, divergen o se niegan a la sumisión. La consecuencia es el desamparo de los ciudadanos por parte del Estado, en especial de los más vulnerables y entre ellos, niños y población de adultos mayores.
En Colombia las noticias son alentadoras. Las perspectivas de cambio constructivo, sin dar tregua a delincuentes, clientelismo, corrupción y politiquería, se fortalecen con la victoria de Duque para la Presidencia. Marta Lucía Ramírez, una vicepresidenta de lujo. Confirmados los resultados, contrastó su discurso de hombre de Estado, con visión de largo plazo, generosidad, altura y conciencia de la responsabilidad que implica su función pública para servir a la gente y a favor del bien común, con el discurso de Petro.
Reactivo, rencoroso, revanchista, desafiante, no ocultaba su ambición de poder por el poder mismo, su actitud demagógica populista, su vocación autocrática. Han triunfado la decencia, la democracia, la honestidad, la esperanza de restaurar la confianza en las instituciones y la transparencia para gobernar por todos y contra la violencia.

Leer más...
ANOMIA OPOSITORA

GEHARD CARTAY

Resulta gravísima la anomia que sufre la dirigencia opositora en un momento en que debería estar activa y decidida para sustituir la dictadura que oprime a Venezuela.
Tal situación es inaudita por donde se le analice. Venezuela sufre ahora uno de los regímenes más destructores y letales que haya conocido su historia. En casi dos décadas, un régimen falaz y antipatriótico no sólo ha destruido casi todos los logros que el país había alcanzado hasta su desgraciada llegada al poder en 1999, sino que, por si fuera poco, ha condenado a los venezolanos al hambre y la miseria, no obstante ser nuestro país uno de los más ricos del planeta.
Frente a este cuadro, cada día más agónico, no se observa una reacción contundente y precisa de la dirigencia opositora, para no hablar de su liderazgo, que obviamente no existe ahora. Sus partidos políticos, algunos anémicos, otros confundidos y no pocos divididos, aparecen impotentes ante la desgracia que nos arropa, todo lo cual refuerza la desesperanza que, al estilo castrocomunista, nos induce cada día el chavomadurismo.
Se ha configurado así un dramático vacío de liderazgo, tanto personal como colectivo. No ha surgido hasta ahora alguien que encarne ese liderazgo opositor, combativo, decidido y resuelto a enfrentar al régimen, con todas las consecuencias que lleva implícito ese reto. Pero, igualmente, tampoco aparece por ningún lado, en estos precisos momentos, el liderazgo colectivo que requerimos los adversarios del régimen, para planificar, dirigir y ejecutar las tácticas y los movimientos necesarios para sustituir al actual régimen.
Pareciera que algunos dirigentes opositores se han atemorizado frente a la cúpula podrida del régimen, cáfila de mediocres, ineptos y corruptos que, a pesar de encabezar una dictadura, no se ocupan de gobernar en el sentido exacto del término (proteger la vida y los bienes de los ciudadanos y propender su progreso y desarrollo, para decirlo de la manera más simple). Así, hoy vivimos la paradoja de que no hay liderazgo en el régimen ni tampoco en la oposición, todo lo cual conforma la anomia general del país. Mientras tanto, nos precipitamos hacia una colosal tragedia humanitaria, sin que surja un liderazgo personal y colectivo que sustituya cuanto antes a quienes mal gobiernan y detenga efectivamente la tragedia que hoy envuelve hoy a venezolanos.
Son casi veinte años de ineficacia política y dirigencial. Y todo ello, a pesar de que la sociedad civil ha mostrado varias veces su beligerancia y fortaleza, y centenares de jóvenes han muerto a manos de la más feroz represión que haya conocido el país. Pero la dirigencia opositora le ha fallado en varios momentos decisivos, bien por falta de coraje, como sucedió en las elecciones presidenciales de 2012, o por no haber trazado una estrategia unitaria, efectiva y clara frente a las pasadas “elecciones” de 20 de mayo.
Todas estas equivocaciones opositoras arrancan, a mi juicio, de no haber comprendido desde sus inicios la auténtica naturaleza del régimen, en especial su indisimulado propósito de permanecer por siempre en el poder, exageración que aunque no podrá cumplirse nunca ni aquí ni en otro lado, cuenta ya dos décadas a su favor en Venezuela. Todavía recordamos cómo se entregó cobardemente el Congreso de la República elegido en 1988; o la irresponsable actitud de la antigua Corte Suprema de Justicia cuando avaló la convocatoria de la Constituyente de Chávez en 1999, a pesar de que la misma no estaba contemplada en la Constitución de 1961. Ambas conductas fueron una muestra inicial de la cobardía institucional que permitió a Chávez hacerse un traje a la medida para arrancar su proyecto totalitario.
La otra gran paradoja la constituye el hecho de que más del 80 por ciento del país rechaza el régimen de Maduro y, sin embargo, a pesar de esa orfandad de apoyo, este último se mantiene sostenido únicamente por la cúpula militar. Todo lo cual explica –a su vez– la desconexión actual entre la fuerza armada y su compromiso sagrado de respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes de la República. Y no sólo eso, sino también su falta de sintonía con el sentimiento mayoritario de los venezolanos.
Hay que despertar a la oposición de su modorra actual. Hay que sacudirla para vuelva a la lucha y al combate efectivo por la sustitución del chavomadurismo cuanto antes. Pero esa tarea pasa por la inaplazable revisión de los actuales dirigentes opositores, así como por el cambio en la manera de adelantar ese combate por una mejor Venezuela. Todo este tema es digno de un debate abierto y plural. Pero no se puede demorar más. Cuanto antes lo hagamos, menos tiempo tendrá el régimen para seguir destruyendo a Venezuela.

Leer más...
Conferencia Episcopal Venezolana

Eduardo Fernandez


Si de algo tenemos que dar gracias a Dios los venezolanos de este tiempo, es de contar con una Conferencia Episcopal como la que tenemos y de unos pastores como los que están al frente de  las diócesis y arquidiócesis de la República.

Venezuela es un país de tradición católica. La mayoría de los venezolanos nos declaramos católicos. No siempre esa declaración viene acompañada con una participación efectiva en todo lo que supone ser miembro de la Iglesia Católica.

Lo cierto es que en estos tiempos tan críticos que hemos vivido desde el inicio del siglo XXI, la Iglesia representada por la jerarquía eclesiástica, ha acompañado al pueblo en sus sufrimientos, en sus esperanzas y en su lucha por una mejor calidad de vida.

El compromiso de la Conferencia Episcopal Venezolana ha sido el de ser testigos del evangelio en una hora menguada llena de confusión. La Conferencia Episcopal ha sido solidaria, especialmente con los más pobres. Ha escuchado el llamado del Papa Francisco que les dice que “los pastores tienen que oler a ovejas”. Estar al lado de los que sufren y propiciar la justicia y la libertad, la fraternidad y la paz; asumiendo la defensa de los derechos humanos y promoviendo la emergencia de una Nueva sociedad fundada en el amor y no en el egoísmo.

La Conferencia ha venido trabajando por una Iglesia más “profética”. Es decir, una Iglesia que genere conversión y vida coherente con el Evangelio y que tenga a la Escritura como base de la predicación, la oración, el testimonio y la reflexión.

“Buscad el reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura”.  La Iglesia tiene una vocación misionera. Como lo ha dicho el Concilio Plenario de Venezuela, reunido providencialmente en noviembre del año 2000, al comienzo del siglo, “La Iglesia es misionera o no es Iglesia”.

También hay que mencionar el papel formador de la Iglesia. La Conferencia Episcopal ha asumido su misión formadora espiritual, doctrinal, pastoral y cívica en todos los sectores del pueblo venezolano.

Ha promovido la inculturación del mensaje evangélico, cultivando un nuevo humanismo cristiano y estimulando al diálogo de las ciencias y la tecnología, las artes y las letras, con la filosofía y con la teología.

Además, la Iglesia, ha dado abundante testimonio de su carácter dialogante. Estimulando la búsqueda de la Unidad en la verdad y asumiendo una actitud de mucha escucha a las opiniones y sentimientos del pueblo de Dios y de toda la multiplicidad de organizaciones que existen en la sociedad.

Hoy he querido dedicar este modesto espacio a darle gracias a Dios por nuestra Conferencia Episcopal y a pedirle que siga iluminando a nuestros pastores para que acompañen a Venezuela en su tránsito hacia una nueva realidad.

Seguiremos conversando.

Eduardo Fernández
Leer más...
Sanciones y lecciones

Laureano Marquez

Vamos a ver: pretenden hacernos creer que la humanidad entera, a excepción de esos modelos de democracia y libertad que son Nicaragua, Bolivia, China y Rusia, se han puesto en nuestra contra. El planeta Tierra entero, representado por la ONU, la OEA y la Unión Europea, no soporta nuestros logros, nuestros evidentes éxitos en todos los terrenos de eso que se llama construir una nación próspera. Pretenden hacernos creer también que las sanciones son contra el pueblo de Venezuela, cuando las mismas son por violación a los derechos humanos, corrupción y otros delitos de diversa naturaleza realizados por personas sancionadas con nombre y apellido. Las sanciones económicas, que son las que verdaderamente podrían afectar a la gente, son inútiles ya: Venezuela ha destruido su propia economía. Según el régimen, pues, estas sanciones esconden la profunda envidia que nos tienen. Venezuela sería -según los voceros oficiales- la democracia más perfecta del mundo y nosotros tenemos muchas lecciones que dar a esos países que hoy “nos castigan”. Efectivamente, aquí van cinco de esas lecciones:
Lección 1: La frase “hemos tocado fondo” es una falacia. Los países pueden caer infinitamente y el único límite es la destrucción total, como hicieron los romanos con Cartago, que fue derruida hasta los cimientos y luego Escipión ordenó que se arara el terreno 17 veces y se sembrará con sal. Gracias a Dios, en Venezuela el régimen acabó con los repuestos para los arados y la sal tampoco se consigue.
Lección 2: Ninguna nación es tan fuerte, tan rica o tan organizada como para creer que algo similar no puede sucederle. Los venezolanos, en 1999, decíamos con una mezcla de pedantería y fe en nuestras endebles instituciones: “Venezuela no es Cuba” y ya ven, hace rato que dejamos a Cuba atrás en nuestro avance hacia el abismo. De hecho hay venezolanos emigrando a Cuba, porque “al menos allí no te matan”.
Lección 3: La democracia es un sistema que es, a la vez, el más fuerte y el más débil que el hombre se ha inventado. Es el más fuerte porque permite el ejercicio de las potencialidades de la libertad humana como nunca antes conoció la historia. Es débil porque, por su propia lógica interna, por lealtad a sus principios, no puede frenar (o se le hace muy difícil detener) la acción destructora de sus enemigos. Con los votos de las mayorías se puede también destruir la democracia. Venezuela es el ejemplo.
Lección 4: Cuando un sector de la población, un partido político o un gobernante decide saltarse las normas democráticamente establecidas y se apoya para ello en el resentimiento, que puede ser real, producto de injusticias largamente sostenidas, inoculado artificialmente o una mezcla de ambos, encontrará siempre justificación y apoyo popular con el voto (y a veces institucional). En política, el consentimiento de la violación a la ley trae graves consecuencias. En Venezuela, en el primer día de gobierno, Chavez asumió su cargo
prestando un juramento írrito y unas horas más tarde materializaba su primera violación a la Constitución que acababa de despreciar convocando una Asamblea Constituyente no prevista en el ordenamiento constitucional. Salvo un pequeño grupo de abogados y politólogos que solicitamos la nulidad del acto en la entonces Corte Suprema de Justicia, la gran mayoría miró hacia otro lado y cohonestó (o codeshonestó) la violación a la Constitución.
Lección 5: Pocas cosas hay en la historia más peligrosas que un caudillo. Con justicia decía Augusto Mijares en Los
adolescentes: “Cuando nos damos cuenta de que el que parecía un héroe es simplemente un criminal ya lo tenemos en la propia Presidencia de la República” y entonces sí que se hace verdaderamente difícil su remoción.
Ejemplos de la veracidad de esta afirmación sobran en la historia. Cierto es que la democracia venezolana había acumilado fallas, pero el “superhombre” que vino en su rescate, la destruyó hasta sus cimientos, como a Cartago “que con fuego y con sal borró el latino”, como diría Borges (Jorge Luis, por si acaso).
Leer más...
LA DEMOCRACIA EN VILO

NELSON CHITTY LAROCHE

El pueblo francés encomienda la presente Constitución 
a la lealtad de los poderes públicos y a la vigilancia de 
los padres de familia, las esposas y las madres, al afecto 
 de los jóvenes ciudadanos, al coraje de todos los franceses”.  

Constitución francesa del año III

Un vistazo por el mundo permite concluir rápidamente que la democracia que Loewenstein llamará constitucional y luego también Ferrajoli insistirá en así denominarla, está en jaque.
En efecto, una fuerza centrífuga polivalente se genera y expresa altisonante en los escenarios democráticos. Al ejercicio populista siguen la xenofobia, el racismo y el nacionalismo, el resurgir de la derecha excluyente, pendenciera e insolente, la denuncia de la globalización y la vuelta a políticas que conducen al aislacionismo se suman en el primer mundo a una fenomenología en esencia compartida en América Latina que destaca específica en la agresión sistémica a la constitucionalidad. Horas complejas y difíciles le toca vivir a la propuesta democrática que se funda en el respeto y garantía de los derechos humanos y en la sujeción a la Constitución y a la ley.
Paralelamente, constatamos la pérdida de influencia de las izquierdas tradicionales que se muestran acaso pragmáticas y calculadoras, pero poco atractivas para los electorados. La maniobra de Sánchez en España no viene sino a confirmar el aserto. Del otro lado, en Suramérica reaparecen los éxitos electorales de tendencias que los antagonizan como se ve, en Argentina, Chile, Ecuador, Colombia y, por otra parte, hundidas en el descrédito y desnudando su lado oscuro. Deletéreos y ominosos vemos a Nicaragua, Venezuela y a la gárgola mayor, Cuba. Veremos qué pasa y en qué se convierte México, que anticipadamente convulsiona y presagia un cataclismo.
En Asia, los chinos, fascinados de su rol de potencia económica y aspirante a liderar política y militarmente al mundo, convierten al presidente chino en una hegemonía viva. Rusia, que es europea y asiática, tiene a Putin, un gobernante cínico que se desempeña como un auténtico capo di tutti capi. Corea del Norte con su satrapía no sugiere evolución democrática ni muchísimo menos. Japón hace de excepción que confirma la regla. La India, Pakistán e Indonesia sobreviven a sus contradicciones, en tanto que ofrecen un discurso que simula una unidad en la diversidad. La democracia no es prioridad por esos lares, me temo.
África merece comentario aparte porque es el continente en que la violencia, los conflictos y forcejeos religiosos, la pobreza, las facciones de todo tipo disputándose el poder conspiran al unísono para mantener un cuadro de inestabilidad. Una democracia constitucional es todavía una aspiración que no ha llegado a caracterizarlos.
Estados Unidos de América renuncia al rol de república imperial que les descubrió Raymond Aron y de la mano del populismo transita hacia un imposible aislacionismo. Su dinámica interna muestra contrastes interesantes y la política como espectáculo reserva al presente y al presidente todo su escenario. Una apuesta económica basada en los guarismos internos constituye un desafío para la otrora defensora del comercio internacional a rajatablas y de la globalización.
La coexistencia de culturas y razas es una fuente de tensiones que sujeta a Estados Unidos de Norteamérica a una dimensión siempre turbulenta. A ello hay que agregarle una presidencia ególatra, egocéntrica, caprichosa que habla más de lo que la prudencia aconsejaría. Falta también determinar si el texto de Huntington sobre quiénes somos y la evolución de la identidad nacional tiene una secuencia menos pesimista que la que se percibe desde las lecturas del politólogo.
¿Y la democracia en los países islámicos? Hay en ese mundo musulmán gestos, formas de consulta eventualmente, pero no puede seriamente hablarse de democracia ni tampoco de república siendo que la empresa religiosa actúa como un cepo determinante existencial y compromete la sinceridad de una estructura que tendría que privilegiar los derechos humanos y el Estado de Derecho basados en la igualdad de todos ante la ley y ello, de distintas maneras, es negado por la practica islámica.
Este balance incompleto y apurado, no obstante, evidencia que la cuasi totalidad de la academia reconoce a la democracia como el sistema de vida legítimo por excelencia. Más justo aún, conoce sus momentos de dificultad y tal vez incluso de crisis, por cuanto, recordando a Popper, no es suficiente para que haya democracia una experiencia de traspaso del mando de unas manos a otras sin derramamiento de sangre; aunque es capital para que funcione, es verdad, pero otros elementos concomitantes deben convocarse y concurrir para que haya un sistema democrático.
Sin derechos humanos reconocidos y garantizados no puede haber democracia, sin control del poder tampoco, sin responsabilidad de la institución y de los actores el poder se puede aparentar, pero nunca asegurar un accionar democrático y por esas costuras precisamente se puede ir el hilo que llega a comprometerla.
Cabe una interrogante entonces, ¿a quién acudiría la democracia para rehacerse, para reivindicarse, para regenerarse? Creo que emerge una respuesta de varias, pero, infalible. A la gente, al común, al ciudadano corriente y al discurso que aloje nuevamente una norma de cohesión e integración societaria en la dignidad de la persona humana y ubique a cada ser humano en el otro que es también, su alter ego. Por allí y en la casa, la escuela, la fábrica, la universidad, el gremio, el sindicatoy sobre todo, en el corazón y la consciencia del ciudadano.
En estos tiempos de aridez del espíritu, debe echarse a andar nuevamente la utopía de la democracia republicana y constitucional.

@nchittylaroche
nchittylaroche@hotmail.com

Leer más...

jueves, 28 de junio de 2018

VENEZUELA: LOS 11 FUNCIONARIOS DEL GOBIERNO NACIONAL CON MÁS SANCIONES INTERNACIONALES

TAL CUAL

                          
Leer más...
LA BRECHA

MIBELIS ACEVEDO

Venezuela es rotura por donde se mire. Las peleas entre facciones, el cisma, los círculos cerrados, los feudos emocionales se van convirtiendo en áspero signo de los tiempos, justo cuando más falta hace el compasivo acercamiento. No deja de acechar la sombra de la no-sociedad, la sensación de nación disuelta. Otro coletazo, seguramente, del sistemático ejercicio de discriminación que el régimen ha alentado desde sus comienzos, esa idea del “nosotros contra ellos” que tanto daño provoca. Y aunque el poder central ha visto mermado su influjo, aunque ese sector inconforme se vuelve cada día más nutrido y menos dado a picar toscos señuelos, los responsables del destrozo se las han arreglado para que los vínculos que deberían multiplicarse entre los supervivientes de este vasto campo de exterminio se hagan también más precarios, más vulnerables. Divide et impera. 

En país cuyos vasos comunicantes colapsan, dividido no sólo entre afectos al gobierno y quienes lo adversan (oposición a su vez distanciada entre sí, más que por sus tendencias, por sus heridas, fobias y extravíos), la primordial competencia por la conservación de la vida -el miedo a morir, el miedo a la desintegración, que no nos suelta- también marca nuevas distancias: entre los destinatarios del muy menguado CLAP, por ejemplo, y los que nada reciben; entre quienes emigran empujados por las circunstancias, y quienes siguen acá, ora por decisión personalísima, ora por falta de opciones. Entre quienes forcejeando con una economía maleada y ruinosa pueden disponer de algunos dólares y a trancos mantenerse a flote; y quienes no, obligados a trajinar con la desgracia de hacer milagros en bolívares pulverizados por la hiperinflación, cada vez más inútiles. Entre quienes malviven bajo el yugo perverso del burócrata, y quienes como parias mueren sin nombre, olvidados, sin ser advertidos por nadie. Entre quien, por tanto, puede aguantar unos meses, unos días más a pesar de la tragedia que a todos acogota, y aquel que sabe que cada minuto que pasa descuenta tiempo decisivo a su existencia. 

Tenemos no una, en fin, sino muchas realidades que parecen excluirse mutuamente, que no se encuentran, y cuya concurrencia irónicamente induce a un sucesivo aislamiento respecto a la “gran realidad”. 

Todo brinda excusa para el despedazamiento, todo tiende a separarnos. Ah, pero en el tajo hay quien pesca jugosos botines. Para contento de los mandamases (y ya que sus afanes por fabricar obedientes “hombres nuevos” boquea por falta de fuelle) en medio de esa sangría avanza la adaptación forzosa, la normalización de la patología, eso que configura la amenaza del conformismo. Así los reacomodos internos van asegurando la reproducción del modelo social anómalo y conspirando contra la cohesión. 

En la diversificación de las brechas seguro habita el sueño de todo destartalado autoritarismo, el de esta revolución “humanista” que goza azuzando a nuestros furtivos lobos. Una masa trozada por sus particulares estancos acaba por desatender el espacio público (muchos, ante el menguado impacto que ha tenido la política en la resolución del drama real, diario, terminan viéndola como un estorbo) o lo intoxica de despecho antipolítico, de pathos desordenado, de intolerancia, exclusión y fanatismo. Lo que debería ser debate amplio y sereno trueca en retahíla de acusaciones en el que si no puede fluir la razón, muchos menos lo harán los consensos. 

Aunque implique propinar otro desgarro, en esa cultura de la división tenemos que hurgar profundamente. Que “la comprensión no significa negar lo que resulta afrentoso”, avisa Hannah Arendt: duele admitir, quizás, que uno de los giros de la emergencia humanitaria compleja y el brutal abandono que distingue al Estado fallido ha sido no sólo la vuelta a ese hobbesiano estado de naturaleza que empuja a hacer cualquier cosa necesaria para preservar la vida de cada uno, sino la instintiva aceptación de la guillotina del darwinismo social, la eliminación de los “menos aptos”, el sufrimiento diferenciado que vuelve extranjera la urgencia del otro, aunque no lo queramos. 

¿Qué hacer? ¿A qué antídotos recurrir para evitar ser engullidos por la doméstica necesidad y el aislamiento, para resistir juntos mientras surge algún remedio que frene tanto estropicio individual y colectivo? 

Antes de vislumbrar grandes gestas es preciso transitar primero el espacio íntimo. Ejercitar la piedad, ese Yo que emerge en la conciencia de un Nos-otros. Ponerse en el lugar del prójimo; mentalidad ampliada, dice Arendt. Interpelarnos cada vez que sea necesario, no desentendernos de la nueva monstruosidad que hoy pasa de largo, que hoy apenas nos roza. Sumar partes en un todo funcional, reparar el daño de cada brecha dependerá, eventualmente, de esa disposición para la “soliditas”, la solidaridad que tiende a re-unir lo que los felones tan diligentemente han separado. 

@Mibelis

Leer más...

miércoles, 27 de junio de 2018

Los yo no fui bolivarianos

Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de 
hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo.
                                     Sófloques
Entre las diversas maneras de matar la libertad, no hay 
ninguna más homicida para la república que la impunidad 
del crimen o la proscripción de la virtud.
                                Francisco de Miranda


Resulta y ocurre – como dice el pueblo llano -, que en la República Bolivariana de Venezuela nadie, ninguno de sus dirigentes es responsable de la destrucción del país, de la depredación y la ruina de un país que era para querer y hoy es para llorar. En efecto:
• El anterior responsable de PDVSA – el muy educado y elegante gerente merideño que ofreció carajazos a todos los que no fueran rojo –rojitos -, no tuvo ninguna responsabilidad en la quiebra de la gallina de los huevos negros y mucho menos puede ser acusado de nepotismo como otros chavistas o maduristas – ya no sabemos quién es quién -, ninguno de sus familiares políticos o consanguíneos estuvo en la nómina o firmó contratos de la derruida PDVSA… Yo no estaba ahí cuando eso.
• Ninguna fiscala o fiscal del Ministerio Público tuvo nada que ver con la acusación y detención de los presos políticos, eso fue diabólica obra del extinto DAS colombiano.
• Nadie fue responsable de los buchones regalos que se le hicieron a los Hermanos Castro y CIA.
• Los insultos proferidos a reyes, presidentes, primeros ministros, cancilleres o a los opositores venezolanos fueron producto de una glosolalia que el Diablo instaló en la garganta de nuestros angélicos dirigentes socialistas del siglo XXI.
• Ningún ministro de Economía o de Planificación o Presidente del BCV, es responsable del control de precios, de la hiperinflación o de la destrucción del aparato productivo nacional.
• No hay quien responda por la entrega del Esequibo.
• En las FANB nadie lanzó gas del bueno ni baleó a los manifestantes que demandaban democracia, justicia y libertad.
• Los colectivos bolivarianos emergieron por sí solos, ninguno los financió ni los dotó de armas de guerra.
• La pareja presidencial no es responsable de nada, más bien no tiene tiempo para echar un pie, bailar salsa brava, bachata o guaguancó.
En fin, como dice Isabel Allende: No hay nada tan peligroso como la impunidad, amigo mío, es entonces cuando la gente enloquece y se cometen las peores bestialidades, no importa el color de la piel, todos son iguales.
Leer más...
El reto clave: la recuperación de Pdvsa


Trino Marquez


La destrucción de Pdvsa  -acelerada por la actual administración y ampliamente documentada por los especialistas petroleros, los informes de las agencias especializadas, los reportes de la OPEP y de la Agencia Internacional de Energía- constituye el mayor problema económico del país. Se entiende que allí resida el epicentro de la crisis financiera porque el crudo representa la fuente casi exclusiva de divisas que recibe Venezuela, y es en torno del petróleo que se levantan las ventajas comparativas y competitivas más atractivas de la nación. El petróleo constituye la palanca más robusta para impulsar en gran escala la recuperación económica y el desarrollo nacional. Alrededor de la redención de los pozos cerrados, de los taladros paralizados, de las refinerías semidestruidas y de las nuevas eploraciones,  podría ejecutarse un amplio plan de inversión que encadene a distintos sectores del aparato industrial. Sin el relanzamiento del conjunto de la industria será imposible, en el futuro cercano, pensar en una economía sana y en expansión.
         Esta afirmación no significa que en el largo plazo Venezuela deba seguir dependiendo de los ingresos petroleros y que continúe desenvolviéndose dentro del esquema rentista, dominante desde el segundo decenio del siglo XX, cuando la industria petrolera pasa a convertirse en la fuente fundamental de ingresos fiscales. La Venezuela del porvenir tendrá que superar la dependencia del crudo, diversificando su economía  y haciéndola más competitiva en un amplio conjunto de sectores. Esta variedad resultará inevitable porque el mundo se mueve hacia formas de energía distintas a la generada por los hidrocarburos. Los especialistas señalan que hacia finales del siglo XXI las fuentes alternativas –como la eólica, la solar y la eléctrica-  habrán sustituido en gran medida al combustible proporcionado por el petróleo.
Sin embargo, en el inmediato futuro para sacar la economía del hueco tan profundo donde el régimen la hundió, será necesario apalancarse en el petróleo como la pieza central de la recuperación. A partir de este núcleo será posible levantar la plataforma que vuelva a convertir a Venezuela en un país atractivo para las inversiones masivas. La estabilidad, seguridad y confianza, factores indispensables para tener una economía sana, presuponen transmitir una imagen de solidez que solo la industria petrolera puede proyectar, pues a pesar del desastre desatado por el gobierno, la industria posee tantos activos y sigue siendo tan atrayente para los capitales internacionales, que bastaría un cambio significativo en la conducción del gobierno nacional, para que el negocio se dinamice y el país obtenga los beneficios que podrían  derivarse de sus gigantescas reservas.
Las ventajas que posee la industria del crudo no las exhiben ni la agricultura, ni el turismo, ni la industria manufacturera, ni   ninguno de los servicios que eventualmente podría proporcionar el país. La ruina provocada el gobierno en todos estos ámbitos es de tal magnitud, que deberán pasar varios años antes de que un agresivo plan de reconstrucción dé resultados en la escala requerida para paliar la grave situación en la que se encuentran la inversión y el empleo en cada uno de esos campos. Los informes de Fedecamaras, Conindustria, Fedeagro  y Consecomercio constituyen verdaderos partes de guerra. En cada uno de ellos se mencionan las miles de empresas que han bajado la santamaría, los comercios  que han cerrado, las haciendas que ya no producen, los empleos que se han perdido. El cuadro que se pinta resulta desolador. 


Esa nación devastada por la desidia y la estulticia de unos gobernantes aferrados al modelo estatista, tendrá que colocar en Pdvsa, o en la empresa que la sustituya, el eje de la recuperación económica nacional. Mientras más rápido ocurra el cambio, tanto mejor.
@trinomarquezc



Leer más...