lunes, 31 de mayo de 2021

 CARTA A UN PERUANO

ENRIQUE KRAUZE


Me tomo la libertad de escribirle porque soy un historiador mexicano que quiere al Perú. Estoy convencido de que su país se juega la vida en las próximas elecciones. Desde hace muchos años he estudiado los populismos latinoamericanos y sé bien que su mezcla letal de culto a la personalidad, dogmatismo ideológico, mentira propagandística e irresponsabilidad económica, destruye a los países, no por unos años, no por un período: los destruye para siempre. Y no quiero que eso ocurra con el Perú.

Tampoco quise que ocurriera en Venezuela. En 2009 escribí El poder y el delirio, donde expliqué las razones por las que creía que ese régimen hundiría a Venezuela en la crisis más severa de su historia. Pero nunca imaginé la dimensión de la tragedia: hoy Venezuela, el país más rico del mundo en reservas petroleras, es, junto con Haití, el más pobre de América. Y no solo eso: es una dictadura feroz, un Estado forajido. 5 millones de venezolanos han debido emigrar de su patria, 1 millón de ellos al Perú. Encuéntrelos usted, y formule una pregunta muy sencilla: ¿lo que el comandante Hugo Chávez prometió al llegar al poder, es similar a lo que promete el profesor Pedro Castillo? Verá usted que sí, que las promesas son las mismas. Y los resultados, tarde o temprano, créame, serán los mismos.

No soy ciego a los dolores históricos del Perú. Lo visité por primera vez en 1979. Entonces conocí el retraso de la región andina frente a la costa, la postración y pobreza de sus mayorías indígenas, la omnipresencia (en el idioma, en el trato social, en las disputas políticas) de terribles enconos étnicos. Poco después la democracia peruana desplazó a los regímenes militares, pero para entonces su país había caído en el horror de la guerrilla Sendero Luminoso y el precipicio del populismo económico.

Pasaron diez años hasta mi siguiente visita. “No hay límites para el deterioro”, leí en un libro de Mario Vargas Llosa. Y era verdad: un ejército de niños pordioseros invadía las zonas comerciales de Lima, los militares patrullaban las calles en espera del siguiente acto de sabotaje, los secuestros y asesinatos se habían vuelto noticia diaria, los cambistas agitaban sus fajos de “intis” devaluados.

Y sin embargo, Perú despertó. Frente a ese drama, Vargas Llosa proponía un programa de liberalización que acotaba el papel económico (no social) del Estado. Su derrota fue dolorosa, pero su proyecto fue adoptado en alguna medida por Alberto Fujimori. La desaparición de la guerrilla fue un alivio, pero nada justificó jamás el carácter dictatorial y corrupto del régimen de Fujimori.

El Perú merecía amanecer al siglo XXI con otro horizonte. Y pareció que apuntaba. Soy testigo de la esperanza que concitaron Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, y la terrible decepción que dejó cada uno por motivos diversos y un denominador común: la corrupción. Y sin embargo, a lo largo de ese mismo período, el desarrollo del Perú fue sorprendente.

Deploro los pésimos gobiernos y la irresponsabilidad e ineptitud de la clase política. Sé muy bien que la pandemia ha empobrecido de nuevo, dramáticamente, al Perú. Y sé que muchas de las viejas llagas siguen abiertas o se han abierto aún más. Pero su país necesita recobrarse, ganar tiempo. No todo está perdido, por eso sería suicida perderlo todo. Keiko Fujimori está a años luz de ser una candidata ideal, pero es la candidata posible para que el Perú no se precipite al abismo donde se encuentra Venezuela. Si triunfa, además de mostrar que puede gobernar con absoluta transparencia y rectitud, debería propiciar el debate público, que es la mejor vía para el surgimiento de nuevos liderazgos.

Sí hay futuro para el Perú. Sí hay ideas innovadoras para atender a la población más necesitada. Sí hay vías para que lleguen al poder nuevas generaciones. Por eso le pido que vote por ese futuro posible.


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Ni perdón ni olvido


   LEANDRO AREA P.

 

Cuando se negocia siempre se tienen ganas de algo, se desea. Y cuando digo ganas digo de ganar, es decir de obtener o evitar, porque impedir que lo peor suceda suele ser también una forma válida de pasión. El que ambiciona pues, en representación propia o de tercero, debe conocer o sospechar al menos cuáles son los intereses, expresos o tácitos del otro quien muchas veces finge en parte o miente de un todo. Sea dicho de paso que la sinceridad no ha sido vicio humano del que podamos quejarnos o sorprendernos.

El que negocia debe entonces perseguir una meta con tesón y además poseer al menos un plan alternativo de acción a sabiendas que la otra parte puede y debe tener igualmente más de una estrategia porque en el fondo lo que lo mueve, reitero, son ganas de ganar; no siempre a cualquier costo, quede dicho. Así, mientras las metas resultan ser relativamente estables, los métodos de acercamiento y retroceso son más bien flexibles. Prevalece el arte de las aproximaciones, al despiadado ajedrez de la guerra; jaque mate al Rey.

Las negociaciones y los negociadores, no siempre, casi nunca, funcionan como una caja de música. Hay momentos en los que se desafina y se comienza de nuevo el ensayo en ballet de sudores y sombras, y se establecen en el camino, no sin disgusto, los reajustes necesarios para que partitura, director y ejecutantes, trabajen al unísono y puedan ser apreciados con gusto por público intangible. En verdad, teoría pura teoría, teatro puro teatro, la realidad del asunto es que dentro del quirófano de las negociaciones no existen fórmulas paradisíacas, que de ello saben los parteros.

Aunque mucha literatura sobre la materia nos diga lo contrario, negociar el precio de una cosa no es lo mismo que discutir el destino de un país, su soberanía, la vida de su gentes, su memoria como pueblo, sus valores, y todavía tanto más.

Por su parte los negociadores no son ángeles, son parte del juego, humanos, trajín de barro plagado de sabandijas, imperfecciones y a veces de almas nobles. No hay negociadores neutros que no es lo mismo que ser jueces objetivos. Un verdadero negociador debe saber que los principios no están en cuestión y que lo que se discute son temas de carácter instrumental que permiten que las partes sigan insistiendo para sortear conflictos mayores evitando extender y rezagar, en espacio y tiempo, situaciones que incluyen pérdidas humanas y sociales irremediables.

Los negociadores deben estar preparados además intelectual y anímicamente; gozar así mismo y sobre todo de la mayor confianza posible y del respaldo de quien o quienes representan; deben igualmente contar con asesores fieles, prudentes, inspirados, inteligentes, sagaces, convincentes, organizados, rudos y virtuosos en el más amplio sentido de la palabra. Nunca, casi nunca es verdad, se consiguen tan excelsos personajes. Artistas de excepción, ajenos a rivalidades intestinas y a los reflectores que iluminan las rutilantes estrellas del tinglado. Esponjas creativas discretas. Ora personajes de novela ora héroes para el olvido.

Quien negocia conociendo que el sujeto vital del proceso en el que está involucrado lo constituye la vida de millones de personas, la existencia de un país por ejemplo, puede correr el riesgo por presiones internas de ceder a los intereses del otro con la fórmula del arreglo simple por intercambio o mediante la aceptación de la cohabitación por ejemplo, que ya con solo nombrar esa salida se estremece el espíritu y el gusto.

Hay demasiados factores de poder también dentro del juego no siempre bien intencionados; casi nunca, cuándo. Los negociadores privados, nacionales o internacionales requieren también de mucho aguante; está dicho que el logro de la paz radica en la paciencia y en la reciedumbre.

Pero además muchas veces para socorrer el desespero inminente de la gente, se requiere que la población, pongamos por ejemplo la de Venezuela, observe resultados parciales, tangibles como campañas de vacunación global, libertad de los presos políticos, elecciones libres y transparentes, que hagan creíble al sujeto de la negociación, la gente y otros factores implicados, de las bondades del proceso. Pre requisitos sin los cuales no se logrará legitimidad ni tendrá futuro posible el esfuerzo entre las partes.

En el citado caso venezolano hay demasiados obstáculos y perversidades en el camino y negociar no debe ser uno más sino todo lo contrario, una posibilidad. Eso sí, ni perdón ni olvido posible en una negociación que requiere ser justa y semilla próspera de futuro. Justicia nacional e internacional. La negociación política en estos términos es una puerta posible aún cuando ya ni siquiera la casa exista, pero la esperanza de reconstrucción aún titila insólita.

 

Leandro Area Pereira




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domingo, 30 de mayo de 2021

Apure llora en silencio… 


RAMON PEÑA


Desde septiembre del año pasado, nuestro Estado Apure es teatro de guerra. En aquel mes murieron cuatro militares venezolanos, dos de ellos víctimas de minas sembradas por la guerrilla colombiana. Este año, a partir de marzo, 16 soldados han muerto, 4 se encuentran desaparecidos y 8 son rehenes de la llamada facción de Gentil Duarte de las FARC. Hechos agravados por el desplazamiento de más de seis mil venezolanos de sus lugares de residencia y refugiados en territorio colombiano y por la muerte de civiles apureños. De estos acontecimientos nos enteramos por inestimables ONGs y periodistas de investigación, quienes dan cuenta de los hechos, a riesgo de ser sancionados por la pretendida “hegemonía comunicacional” del régimen.

Es sorprendente el silencio que priva en la institución militar, la Asamblea Nacional del 6/D, la Defensoría del Pueblo y el Ejecutivo, sobre estos hechos prolongados y de tanta gravedad. Cabe preguntarse: ¿Prefieren callar por no tener explicación aceptable para los venezolanos preocupados por la invasión de nuestro suelo? ¿Son hechos tolerados…? Y le preguntamos también a la oposición: ¿Por qué no ha denunciado y exigido unitaria y formalmente al régimen y a la fuerza armada explicación y vías de solución ante esta crisis?

Hablamos de Apure, pero los venezolanos que habitan todos nuestros estados fronterizos también son testigos de la presencia de facciones del ELN, las FARC y otras bandas que actúan impunes en esas entidades, que los hacen víctimas de extorsión, secuestro y violencia, y también explotan abiertamente nuestra riqueza minera. Entonces le preguntamos al señor Ministro de la Defensa ¿Cómo se materializa la tantas veces repetida afirmación de que “está garantizada la soberanía del país”…?

Como en las coplas del corrido llanero Quirpa, que popularizara nuestro Quinteto Contrapunto, hoy “Apure llora en silencio…”, pero un silencio que además de muerte, es también de callada vergüenza nacional por el territorio ultrajado.

 


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El rector del CNE, Roberto Picón:

 «El centro de la política debe estar en Caracas, no en Madrid ni Bogotá»


ABC


La Asamblea Nacional chavista eligió hace un mes un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) tras negociar con un sector de la oposición –que no representa Juan Guaidó– una fórmula más plural: un 3+2, tres rectores del oficialismo y dos de la oposición. Roberto Picón (Caracas, 1962), fue nombrado rector principal del órgano electoral y su mayor reto será organizar unas elecciones regionales y municipales que cumplan con los estándares de una jornada libre y democrática como lo exige la comunidad internacional.

¿Cómo se reconoce a un CNE producto de una Asamblea Nacional ilegítima?

Yo no creo que eso sea el quid del asunto. Se rompió la inercia a través de la postulación de un grupo de ciudadanos dispuesto a trabajar en la reinstitucionalización del Estado. Esto ha cambiado el matiz político dando origen a una negociación donde los sectores más duros de la oposición están participando.

Hay mucha expectativa en torno a las elecciones de noviembre. ¿Cómo planea recuperar la confianza de la población hacia el CNE?

La semana pasada anunciamos una serie de medidas que buscan justamente restablecer la confianza. Medidas que fueron exigidas por la comunidad internacional y por la ciudadanía, entre ellas está el operativo para la inscripción de nuevos votantes que comienza el 1 de junio y se extenderá durante 45 días; auditorías profundas de la plataforma automatizada que incluye tanto software como hardware, y de los datos procesados. Y otras más bien políticas como la invitación a la observación internacional y el proceso de regularización de las inhabilitaciones de líderes como de partidos políticos. Aunque esto no depende del CNE sino de otras instancias del Estado.

¿Es posible ir a elecciones sin resolver el tema de las inhabilitaciones y el secuestro de los partidos por parte del Gobierno?

Tenemos tiempo para solucionar eso porque las postulaciones serán entre el 9 y el 29 de agosto. Es un tema político complejo y requiere de un trabajo de filigranas. Pero se puede resolver de distintas maneras, por ejemplo, inscribir tarjetas de partidos nuevos o utilizar partidos que ya existen para inscribir la candidatura de líderes que quieran participar. Lo fundamental es la disposición que tengan los líderes opositores.

¿Estableció alguna condición por si algo no sale de la manera prevista se pueda retirar del proceso?

No. No ha habido ningún condicionamiento. La única razón para que yo me retire es que pierda la confianza de los grupos sociales que me han postulado y confían en mí. Incluso en las condiciones más adversas en donde las promesas que se han hecho desde el CNE no se llegaran a implementarse exitosamente por cualquier razón me mantendría en pie, dando la lucha desde adentro porque es un rol que hay que jugar.

¿Avala entonces la teoría de algunos sectores opositores, como el de Capriles, que hablan de «recuperar los espacios políticos perdidos»?

Creo que la más mínima rendija que haya de participación política, protesta o intervención de la sociedad hay que aprovecharla. Pienso que se debe recuperar el trabajo político de Venezuela, sin desmerecer el trabajo que se hace en el exterior, pero es fundamental que el centro de la política nacional esté en Caracas, no en Bogotá, Washington, Madrid o Bruselas.

Casi 6 millones de venezolanos que salieron del país no podrán votar en las elecciones. ¿Considera que es un éxodo que pudiera cambiar el resultado?

Los venezolanos en el exterior no pueden votar en regionales ni municipales. Lo que se está proponiendo de cara a unas presidenciales es hacer un estudio para determinar el estatus migratorio de los venezolanos en el exterior, porque para poder votar hace falta una residencia legal. Al tener ese censo tendremos que hacer un estudio técnico de cómo ejercerían su voto esos millones de venezolanos porque el voto presencial en los consulados, que es lo que dicta la ley, no es físicamente posible. Solamente con los residentes legales colapsaría el consulado el día de la elección. Habría que buscar instalaciones como estadios o salas de concierto para poder llevar un proceso así y evaluar el voto por correo.

¿Están teniendo problemas con la observación internacional?

En los primeros contactos que hemos tenido con la UE nos han dicho que ellos vienen a procesos nacionales. Pero se va a hacer una invitación donde se va a justificar su presencia por la situación política que vive Venezuela. Necesitamos que vengan al país para verificar la calidad de esta elección. Estamos en las negociaciones en este momento.

¿Cómo se garantizarán los resultados para que el régimen no monte gobiernos paralelos en los lugares donde pierda?

Es fundamental que en cualquier negociación se consideren las condiciones electorales y las post electorales, es decir que se garanticen los derechos civiles y políticos de los ganadores y los perdedores sea cual sea el resultado. Y los gobernadores, alcaldes, concejales y los legisladores regionales tienen un fuero constitucional que deben ser respetadas. Creo que justamente esto fue lo que no se hizo en el 2015 cuando la oposición tuvo un triunfo que no se esperaba y se generó la confrontación con el gobierno. Pero obviamente el que tiene el poder tiene la mayor responsabilidad y por eso hay que negociar con anticipación.


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LA MONCLOA BIEN VALE UN INDULTO


ABC EDITORIAL


El Gobierno socialista está intentando construir un relato favorable sobre los indultos a los condenados por el ‘procés’ a partir de su comparación con otros indultos, concedidos tiempo atrás a autores de delitos muy graves. La referencia es la guerra sucia contra ETA y sus implicados, como José Barrionuevo y Rafael Vera. El mensaje doctrinario de La Moncloa viene a decir que más graves fueron aquellos delitos que los de Oriol Junqueras y demás acusados, y que nadie protestó por los indultos a sus autores. Este argumentario es tan falaz como el de «la revancha y la venganza», el de «la concordia» o el de «la reconciliación» para justificar el indulto a los líderes independentistas. Que los crímenes de la guerra sucia fueron execrables es algo fuera de toda duda y no admite matiz ni discusión. Pero sí es discutible, y mucho, pretender que Junqueras y socios de condena se hagan acreedores de un indulto porque otros fueron indultados. El debate sobre los indultos se distorsiona, como dice la Sala Segunda del Tribunal Supremo, cuando su destinatario es un grupo de condenados y no cada uno de ellos considerados individualmente. A partir de esta premisa, manejada por el Gobierno de Sánchez y sus socios independentistas, el indulto a los condenados por el ‘procés’ es una amnistía encubierta -un perdón colectivo rechazado por la Constitución-, no el indulto merecido por un reo por razones de justicia o equidad.

Los indultos a Vera o Barrionuevo respondieron a unas circunstancias políticas, sociales y personales que hoy no se dan en absoluto. Por lo pronto, y es lo más importante, los exdirigentes socialistas nunca manifestaron públicamente que volverían a reincidir en los delitos por los que fueron condenados. Los dirigentes independentistas presos sí han reiterado su voluntad de delinquir de nuevo. Incluso Jordi Cuixart se lo puso por escrito a la Sala Segunda del Tribunal Supremo. No es que no haya arrepentimiento, es que quieren seguir siendo delincuentes.

El indulto a los condenados por la guerra sucia contra ETA contó con el consenso del Partido Popular -en el Gobierno entonces- y el PSOE. Hoy no existe ese consenso, porque Pedro Sánchez quiere indultar no a unos presos que se han reconciliado con la Constitución y el respeto a la ley, sino a unos socios de investidura que proclaman su vocación delictiva. Además, los indultos a Vera y Barrionuevo tuvieron el informe a favor de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, que los condenó sin unanimidad. Por el contrario, el informe de los magistrados presididos por Manuel Marchena ha sido frontalmente contrario a la medida de gracia para los responsables de los delitos de sedición y malversación cometidos para la declaración unilateral de independencia de Cataluña. No hay punto de coincidencia entre unos y otros indultos.

La verdadera diferencia entre los indultos a Vera y Barrionuevo y los que el Gobierno quiere ahora dar a sus socios independentistas encarcelados es la que hay entre la legalidad y la ilegalidad, el consenso y el sectarismo, la moderación y el autoritarismo. Los dirigentes del PSOE tienen muchos motivos para preocuparse, porque van a ser arrastrados por la obsesión de Pedro Sánchez por el poder. Cataluña no volverá a la normalidad, ni recuperará la concordia cívica, ni reparará su relación con el resto de España gracias a los indultos. Al contrario, todos los daños causados por el independentismo se agravarán si sus responsables salen a la calle de la mano del Gobierno, porque de nuevo habrán comprobado que Sánchez paga el precio que sea por La Moncloa.


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COLLAGE sobre RÓMULO BETANCOURT   (LXVI)   

               (La muerte física: exequias -2-)


       CARLOS CANACHE MATA


El  mismo día del fallecimiento de Rómulo Betancourt, 28 de septiembre de 1981, en la ciudad de Nueva York, el Presidente de la República, Luis Herrera Campins, emitió un Decreto en el que en su  artículo 1°  “se declara duelo público durante tres días y duelo oficial durante ocho días en todo el territorio nacional, por la muerte de Don Rómulo Betancourt, ex Presidente Constitucional de la República, a partir de la fecha del arribo de sus restos mortales a Venezuela”. En uno de los considerando del Decreto, se expresa que “fue sobresaliente figura en la instauración y consolidación del sistema democrático venezolano”,

La desaparición física del ex-Presidente de Venezuela y fundador y líder máximo del partido Acción Dmocrática, es reseñanada ampliamente por la prensa mundial.

En los Estados Unidos, la prensa local proclama a Rómulo Betancourt como “líder  de América y arquitecto de la moderna Venezuela democrática”. The Washington Post señala la relación amistosa que mantuvo con el  Presidente John F. Kennedy, quien había dicho que Betancourt era un “modelo de liderazgo latinoamericano” y que “Estados Unidos  deseaba estar identificado con líderes como él”. The New York Times exalta sus luchas por la democracia en su país y en el continente, y, al referirse a su honestidad en el manejo de los dineros públicos, cita una de sus frases: “La única riqueza que yo tengo es mi honor”. The Wall Street Journal informa en primera página la muerte, a los 73 años de edad, de quien fue dos veces Presidente de Venezela. Noticias del Mundo, un diario que circula en español en Nueva York, titula en primera página la noticia con la frase “América de duelo, murió Rómulo Betancourt”

La prensa francesa comenta profusamente el deceso del gran líder. Le Monde publica un artículo del periodista Marcel Niedergang, quien lo llama “un combatiente de la democracia”, y afirma que “sin él, Venezuela no sería, a lo mejor, lo que es hoy en día, una de las raras democracias parlamentarias del hemisferio”, concluyendo en que “partidarios y adversarios de Rómulo están al menos de acuerdo sobre un punto: Él deja profundamente marcados cincuenta años de la historia de Venezuela”. Le Fígaro resalta “en materia internacional, la doctrina Betancourt, es ilustrada especialmente por la ruptura de Venezuela con las dictaduras latinoamericanas, y la participación en la creación de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP)”. Los periódicos parisinos L’Aurore y Le Matin dan la noticia del fallecimiento del ex-Presidente venezolano recordando, tal como también lo había hecho Le Fígaro, que se le conoce como el “Padre de la Democracia venezolana”.

La prensa, la radio y televisión italianas también fueron muy elogiosas al referirse al fallecimiento del ex-Presidente Betancourt. II Corriere della Sera señaló: “Sincero demócrata, Betancourt logró darle nueva estabilidad a las instituciones estatales, a llevar a cabo una cuidadosa política de explotación de los recursos petrolíferos del país y a cederle el poder a un Presidente democráticamente elegido”. II Messaggero  declara que “la de Rómulo Betancourt es seguramente la figura más importante que se encuentra tras el nacimiento y el desarrollo de la ya no demasiado joven democracia venezolana”. La República, al dar la noticia de la muerte, dice que “el político fundador de Acción Democrática se ha encontrado siempre en primer plano en los sucesos venezolanos. Él fue quien lanzó por primera vez la idea que, más tarde, conduciría a la creación de la OPEP”. II Tempo escribe: “Rómulo Betancourt es, casi seguramente, el personaje más importante de la democracia venezolana. Toda la vida de este estadista ha sido dedicada a la afirmación de un régimen democrático”. Y el Paese Sera comenta que “el rol desempeñado por él en la historia venezolana le valió inmenso respeto también de parte de adversarios de partido y de ideología”.

En las Naciones Unidas, el Presidente de El Salvador, José Napoleón Duarte, apartándose de su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, dijo que “Latinoamérica está de duelo ante la muerte de Rómulo Betancourt”.  Los cancilleres, especiamente los representantes de los países latinoamericanos, relievaron el papel que tuvo el ex-Presidente en la causa de la democracia continental.

El Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, se hizo eco de “la profunda pena” del pueblo norteamericano por la muerte del ex-Presidente de Venezuela. El Secretario de Estado, Alexander Haig, expresó que “en gran medida Venezuela es hoy uno de los líderes del mundo libre porque Betancourt nunca cesó de luchar por sus ideas”.

Después de ser velado el ex-Presidente en una funeraria céntrica de Nueva York por la que desfilaron connacionales y personalidades políticas y diplomáticas, mientras en el Consulado de Venezuela la bandera nacional ondeaba a media asta en señal de duelo, el día 30 de septiembre a las siete de la mañana, partió el coche de la funeraria con el ataúd del ex-Presidente que lo trasladó al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York, donde se le rindieron honores militares. El homenaje de despedida,  contó con la presencia de la embajadora de Estados Unidos ante las Nacionas Unidas, Jean Kirkpatrick. A la pista llegó la comitiva que había viajado expresamente desde Caracas para acompañar al ex-Presidente fallecido en el regreso a su país, integrada por más de 120 personas, entre ellas, representantes del Gobierno venezolano, dirigentes que representábamos a  Acción Democrática, dirigentes de  Copei, parlamentarios del Congreso Nacional, representantes de las Fuerzas Armadas y la mayoría de los oficiales en situación de retiro que pertenecieron a la Casa Militar durante el ejercicio presidencial de Rómulo Betancourt. Seguidamente, hicieron acto de presencia la viuda del ex-Presidente, doctora Renée Hartmann; Virginia Betancourt de Castro, hija; Elena Betancourt de Barrera, hermana y otros familiares. Ante el ataúd, la banda marcial de la Armada norteamericana interpretó los himnos de Estados Unidos y de Venezuela, y finalmente la Marcha Fúnebre de Johan Strauss. Partió el avión con los restos del ex-Presidente y con los compatriotas acompañantes, que aterrizó en el Aeropuerto de Maiquetía ese mismo día 30 de septiembre, a las dos y media de la tarde. En la rampa, aguardaban, en diferentes tarimas, las altas autoridades civiles, militares y eclesiásticas, presididas por el Jefe del Estado, doctor Luis Herrera Campins. El féretro, fue colocado en una cureña y cubierto por el Pabellón Nacional, mientras se escuchaban una salva de diecinueve cañonazos y las notas del Himno de Venezuela. Una carroza condujo el féretro a Caracas hasta la sede de Acción Democrática en El Paraíso.

Durante los honores póstumos que allí se le rindieron, Luis Piñerúa Ordaz pronunció un discurso, del que retenemos algunas expresiones: “…Hay seres cuya vida no termina. Son como la Historia. Dan cuenta del pasado, protagonizan el presente y marcan la ruta y los acontecimientos del porvenir. Así es Rómulo Betancourt…Y de ahí la grandeza de su mejor obra: precisamente Acción Democrática. Porque ésta se emparenta con un propósito mucho más noble, cual es la creación de un Estado moderno, de una sociedad civilizada y próspera, que derrumbe seculares injusticias, que sepulte irritantes privilegios, que extinga los vicios, los prejuicios y los perniciosos comportamientos que frenan y mediatizan nuestro destino de país auténticamente libre…La defensa de los derechos humanos fue consigna inscrita indeleblemente en sus banderas de luchador social…Y en los postulados por una justa distribución de la riqueza, tradujo su inquietud por la suerte de los humildes. Nunca entendió la democracia sin contenido social…Propició el desarrollo del país, pero no por el desarrollo mismo, sino como un medio para lograr mejores condiciones de vida para el hombre y la mujer venezolanos…Consciente de la gravitación  que sobre la economía del país tiene el petróleo, fue un estudioso incansable de su realidad. Numerosos trabajos suyos, especialmente su magnífico libro ‘Venezuela, Política y Petróleo’, dan testimonio de esa preocupación. Con Juan Pablo Pérez Alfonzo concibió y diseñó la política petrolera del país, que a pasos sensatamente programados hubo de culminar en el rescate pleno de la propiedad y el dominio de nuestra riqueza básica. He ahí la expresión más elocuente de su beligerante antiimperialismo”, y concluyó diciendo: “En los hombros de su pueblo entreguemos su cuerpo para que, en cálida manifestación compañera, lo lleve hasta la morada que lo resguardará por 25 años. Después sus cenizas irán al Templo de la Patria a recibir la veneración de la posteridad y el tributo de la gloria”.

Desde la casa de Acción Democrática, el féretro fue trasladado al Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, donde, a sus puertas, es esperado por el Presidente de la República, Presidente y Vice-Presidente del Congreso Nacional, Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Presidente del Consejo Supremo Electoral, Presidente del Consejo de la Judicatura y Ministros del Despacho. El ataúd  es colocado sobre el catafalco, y el Presidente Herrera Campins  procede a hacer la primera guardia junto con el Presidente y Vice-Presidente del Congreso Nacional y del Presidente de la Corte Suprema de Justicia. Luego, en orden jerárquico, las altas autoridades nacionales y miembros de la Casa Militar del ex-Presidente Betancourt procedieron a montar la guardia respectiva ante el ataúd. Finalizadas las guardias de los representantes de los poderes nacionales, el cadáver fue expuesto al público hasta las 6 de la mañana del 2 de octubre.  A las 10,20 Hs de ese día, hubo la presentación del pésame oficial del Cuerpo Diplomátco al señor Presidente de la República y familiares. Seguidamente, pronunciaron discursos el Presidente del Congreso, el Presidente de Acción Democrática y el Presidente de la República.

El doctor Godofredo González, Presidente del Congreso de la República, es un connotado dirigente del partido social-cristiano Copei, en su discurso expresó, entre otras consideraciones, las siguientes: “…Bien sabemos que, por su propia naturaleza, todo ser humano ha de morir. Pero algunos hombres sobreviven a la muerte, porque para ellos queda la historia y la trascendencia espiritual de sus obras. Rómulo Betancourt pertenece a esta clase de hombres. De modo que podemos afirmar que no ha muerto, que su ausencia de la vida se traduce en su no presencia física entre nosotros…Nadie podrá negar ni arrebatar a Rómulo Betancourt el papel preponderante que, con toda responsabilidad, conciencia y tenacidad, jugó  en el establecimiento y desarrollo de las instituciones democráticas venezolanas…Concluído su mandato presidencial casi se negaba, por razones de modestia, a aceptar el honor que la Constitución dispensa a quienes han sido Presidetes Constitucionales de la República por elección popular. Y cuando lo aceptó, según hubo de confesar más adelante, lo hizo por un hecho insólito y casi desconocido en esta Venezuela petrolera: por apremios económicos. Al borde de los 60 años de edad, con cuarenta de lucha incesante por el adecentamiento de la administración pública, Rómulo Betancourt podía exclamar como siglo y medio antes lo había hecho el prócer Rafael Urdaneta: ‘estoy llegando a la vejez sin más riqueza que la honra’…Es a partir de 1946, mediante Decreto-Ley suscrito en primer lugar por Rómulo Betancourt, cuando el pueblo de Venezuela acude masivamente a elegir con el voto universal, directo y secreto, a sus legisladores.  De allí que, entre los muchos méritos reconocidos a Rómulo Betancourt, tengamos que sumarle el de ser el iniciador de la modernización y popularización del Congreso de la República…Rómulo Betancourt es uno de los estadistas más notables conque ha contado la República. Uno de los hombres que con mayor abnegación ha consagrado su vida al triunfo de la democracia venezolana”.

El doctor Gonzalo Barrios, Presidente del partido Acción Democrática, manifestó en su intervención: “Estamos despidiendo a un protagonista. Protagonista de acontecimientos fundamentales en  la historia de Venezuela…Padre de la democracia lo ha llamado el pueblo. Con ese título debemos enterrarlo, porque ningún otro le sería tan grato, ni otro alguno derramaría tanta gloria sobre su nombre. La empresa que realizó para merecerlo marcó en este país la frontera, antes indefinida, entre la opresión y la libertad, entre el derecho y el atropello, entre el odio y la fraternidad, entre la cultura y la barbarie, entre la explotación del hombre y su redención por el trabajo al amparo de la igualdad…Creía en el pluralismo, como expresión de la realidad social y como producto  de una recta posición moral e intelectual creó a Acción Democrátca, pero también estimuló el nacimiento de rivales para su partido y no sólo mediante una legislación liberal sin dejar de ser moderna, sino también a través de la gestión privada y de la presión amistosa…El propio atraso de nuestro pueblo, su tendencia a la conducta sin disciplina, la incompetenciaa de nuestros sectores dirigentes en el campo de la economía, la deformación universitaria, la improductividad del trabajo y finalmente el desquiciamiento que ha engendrado la riqueza petrolera, fueron también motivo de su angustiosa preocupación. Pero concebía al pueblo de Venezuela a su imagen y semejanza y esta comunión le servía de coraza contra todos los desalientos. Nunca se sintió en medio de la noche. Su hora siempre fue la del amanecer. Tenía el temple y la confianza del ganador. “.

El Presidente de la República, Luis Herrera Campins, después de evocar en su discurso varios momentos vitales del tránsito personal y político de Rómulo Betancourt, atina una semblanza del gran luchador: “Rómulo Betancourt ha sido exaltado todos estos días en sus cualidades personales y en sus virtudes cívicas; en su coraje personal y en su labor constante como uno de los más sobresalientes creadores de nuestro proceso democrático y un animador de la democracia en el mundo. Fue un Presidente que supo enfrentar con tino y decisión la conjura reaccionaria y la subversión izquierdista. Un inspirador de profundas reformas políticas y sociales que han contribuído a una nueva morfología del Estado y a una reforma de la sociedad venezolana. Un periodista de fuste que se complacía en la polémica y sabía castigar con la ironía y con el sarcasmo. Un autor de libros en los que recogió su experiencia política y gubernativa y su pensamiento de conductor y fundador del Partido Acción Democrática, que acaba de cumplir 40 años de existencia…El pueblo ha venido a despedirlo, a echar una última mirada sobre el rostro inmóvil del extraordinario luchador. Las manos de quienes pusieron en él fe y cariño y sintieron admiración por la forma como siempre defendió sus ideas llegaban con unción hasta el vidrio de la urna y lo tocaban  como si quisieran, con sus caricias, hacerle más leve el viaje  hacia la posteridad”.

El pueblo, en impresionante devoción multitudinaria, acompañó hasta el Cementerio del Este el féretro donde iba su conductor, ya en silencio, con los labios sellados por la muerte. El Secretario General de Acción Democrática, Jaime Lusinchi, en su oración fúnebre de despedida, dijo allí, en un costado de su tumba, palabras para recordar: “Es obligado decir en este instante que Rómulo enseñó a nuestro pueblo y aprendió de él. Su carácter se templó en la lucha y su perosonalidad se fue moldeando al calor de cada desafío. Así, en la agónica búsqueda de uma convivencia democrática, definió la línea central de su actuación política, cuya característica eje estuvo signada por su capacidad para adoptar las mejores decisiones en los momentos más cruciales. Y todas éstas llevaron la impronta de su entereza y de su fuerte personalidad para colocar siempre los intereses de la patria por encima de las incidencias momentáneas, temporales o coyunturales. Así se forjó el gran estratega y el admirable táctico. Es obligatorio decir que Rómulo  fue un venezolano integral, que vivió como hombre su vida plenamente, con autenticidad, porque fue consecuente con lo que predicó. Rómulo, un hombre que no se dejó envenenar por la concupiscencia del poder, tuvo la grandeza de abrir paso a las nuevas generaciones de conductores políticos y por sobre las rencillas minúsculas e intrascendentes dedicó sus esfuerzos y volcó el peso de su experiencia a la medular tarea de afianzar las instituciones democráticas”.

Cierro el último de los  Collages escritos –que se convertirán en libro- con la opinión de historiadores que no han compartido militancia política con Rómulo Betancourt.  En su obra, “Rómulo Betancourt, político de nación”, página 417, Manuel Caballero escribe: “El 28 de septiembre de 1981, en la ciudad de Nueva York, murió Rómulo Betancourt. Con él se extinguía el quinto de los más grandes hombres de la historia venezolana. Los cuatro precedentes fueron Simón Bolívar, José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco y Juan Vicente Gómez. Esta lista no encierra una comparación ni es tampoco valorativa. Son los más grandes por ser los que tienen mayores dimensiones, los que ocupan mayor espacio, valga la doble tautología. Para bien o para mal (para bien y para mal) han ocupado el centro de la escena y durante su trayectoria vital los venezolanos nos hemos visto obligados a definirnos frente a ellos: hemos sido bolivarianos y antibolivarianos; paecistas y antipaecistas; guzmancistas y antiguzmancistas; gomecistas y antigomecistas; finalmente, betancuristas y antibetancuristas”.  El historiador Guillermo Morón, en la tercera edición de su “Historia de Venezuela”, publicada en 2011 en la colección Los Libros de El Nacional, al referirse  al “caudillismo políitico con impronta histórica de poder”, escribe: “José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez y Rómulo Betancourt son los cuatro caudillos de mayor relieve. Los tres primeros llenan la historia moderna, desde 1830 a 1936;  el último cubre la historia contemporánea hasta su muerte en 1981”.  En su libro “Los cuatro reyes de la baraja”, crónica novelada o fabulada de la cuestión del poder en la historia venezolana, el  escritor Francisco Herrera Luque menciona como tales, es decir, como los reyes de la baraja del poder, también a Páez, Guzmán, Gómez y Betancourt.

Cuando el peso del liderazgo histórico se pone al servicio de una causa buena, deja también una huella buena. Si ocurre lo contrario, la importancia del liderazgo histórico sigue, pero para el mal recuerdo. Eso es lo que hay que distinguir.

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sábado, 29 de mayo de 2021

 LAS CONDICIONES DEL GOBIERNO

 ISMAEL PEREZ VIGIL


Abrir “negociaciones” con la oposición en varios tableros forma parte de la estrategia del régimen para desmoralizar y dividir a sus “enemigos”, porque el régimen no tiene rivales, adversarios u oponentes, sino enemigos a los que tiene que doblegar y destruir. Desde Hugo Chávez Frías, la política es una “guerra permanente” (Pedro Benítez, Al Navío, 14/05/2021) y el mejor ejemplo de esta estrategia es un video que esta semana recorrió profusamente las redes sociales.

En ese video, en el marco de una reunión para hablar sobre una “ley de zonas especiales”, que nada tienen que ver con el tema, Nicolás Maduro anunció sus “condiciones para negociar”. Pero el mensaje no son solo los anuncios o condiciones que pone el régimen, el escenario y el contexto forman también parte importante del mensaje. Un amplio salón, una gran mesa rectangular, con mesas adicionales detrás, todos los presentes formalmente vestidos, con sus respectivas mascarillas y guardando cierta distancia, el presidente en el extremo de la mesa, en el lugar dominante, sin mascarilla y con toda la soberbia a las que nos tiene acostumbrados, envía en silencio su primer mensaje: “Aquí estoy yo… y vean bien, tengo la sartén por el mango”.

Asentado ese elemento, que es también un mensaje para sus propios seguidores, viene la primera provocación hacia la oposición: “… los obligamos a venir por el camino electoral…” y agrega de manera triunfal, como adorno: “… por el camino electoral y de la negociación y del diálogo… los derrotamos y los obligamos…”; pero el trapo rojo aquí es el del “camino electoral”, pues sabe muy bien el régimen como irrita y como hiere la sensibilidad de una parte importante de la oposición venezolana cualquier alusión o “invitación” que haga el gobierno a un proceso electoral; el rechazo es inmediato y el coro de las redes sociales así lo deja ver. Ese era uno de los objetivos de esa intervención, lanzar una provocación que, a la par de dividir más a la oposición, estimule la abstención, que es en realidad lo que busca, pues eso le garantiza un cómodo triunfo en el próximo proceso electoral.

Luego remata con sus “condiciones”: 1) El levantamiento inmediato de todas las sanciones y medidas coercitivas, unilaterales, contra Venezuela; 2) El reconocimiento pleno de la Asamblea Nacional legitima y de los poderes establecidos; y 3) La devolución de las cuentas bancarias a las instituciones y de los activos a PDVSA, el BCV y otras. Las dice como provocación, porque en realidad no es nada nuevo o inesperado, esos son sin duda sus objetivos de negociación y de alguna forma ya habían sido divulgados por sus seguidores y acólitos.

Pero como dije, hay aquí varios mensajes, dirigidos a públicos diferentes. Hay un mensaje interno, a un sector −radical− de sus seguidores: No cedemos. Hay, desde luego, un mensaje y una provocación a la población opositora, a la que busca desmoralizar, y un mensaje a su dirigencia, pues busca profundizar su división. Aún es prematuro afirmar si el gobierno tiene verdadera intención de negociar o de llegar a algún acuerdo, pero con la reiteración en la mencionada reunión de su “disposición a negociar” −de manera amplia y “generosa”, en una “gran mesa de diálogo nacional” y con “participación del gobierno de Noruega” y que se invite a “diversos sectores internacionales” −, el régimen persigue también enviar un mensaje a la comunidad internacional, tratando de mejorar ante la misma su deteriorada imagen.

Concluida la descripción de ese video con las condiciones del gobierno, es necesario analizar aspectos de esa intervención, que posiblemente escaparon a la intención del régimen. Este mensaje deja también entrever, de manera subliminal, dos grandes debilidades: Una, la principal, es que, al centrar sus objetivos en el levantamiento de las sanciones internacionales y en la devolución de las cuentas bancarias y recursos, deja en claro, sin duda alguna, que las sanciones le están pesando y limitan su margen de acción −interna e internacional−, pues sigue aislado internacionalmente y sin recursos para continuar sus políticas demagógicas y populistas, internamente.

La otra debilidad, que yo quiero destacar, es que los venezolanos, adictos como somos a series televisivas, sabemos bien que los forenses al analizar la “escena” de los sucesos se fijan en lo que está presente y en lo que no lo está. En el sainete montado para lanzar las condiciones de negociación vimos al presidente rodeado de sus acólitos, acompañado de su oposición alacrana y la consabida barra de funcionarios, todos prestos a aplaudir cualquier cosa que se dijera; pero, se “notó” una ausencia de “charreteras” en la reunión; es decir, los amos de este valle de lágrimas, los verdaderos dueños del tinglado, los que lo sostienen por la fuerza de sus armas, no estaban presentes. ¿Tiene esto algún significado? ¿Estarán de alguna forma afectando los acontecimientos fronterizos recientes? O simplemente, no hacen falta que estén. No hago ninguna interpretación, solo dejo esa inquietud y reflexión y regreso a la evaluación de la estrategia.

Teniendo claros que esos son los objetivos del régimen, no podemos no caer en sus provocaciones y estrategia de desmoralizar y dividir. Suponemos que la dirigencia opositora está ya curtida al respecto, pero muchos opositores, abrumados por las dificultades de la cotidianidad y años de frustración, son más sensibles a esos mensajes, para los que todos debemos estar preparados y tenerlos en mente para comprender algunas acciones del gobierno, que de otra forma no se entenderían, en el complicado y múltiple tablero de la negociación que está abierta.

Por ejemplo, lo ocurrido recientemente con allanamiento de El Nacional por la GNB, en ejecución de una confusa sentencia; algunos se preguntan cómo entra eso en este juego, porque es obvio que los atropellos a la libertad de expresión no favorecen mucho la “imagen internacional” que el régimen quiere rescatar. ¿Fue una mera casualidad, es parte de la estrategia negociadora del régimen, o forma parte del pleito interno? Pareciera −al menos es la interpretación con la que yo me quedo− que se trató de una jugada del sector radical chavista para decir “presente” o para trancar la negociación, al sentirse excluidos o saberse los más perjudicados sí se llegara a un acuerdo que abriera el juego y llevara a la larga a la salida de este oprobioso régimen. En todo caso, si formaba parte de la estrategia negociadora o fue una jugada que salió mal, es lícito pensar que lo ocurrido nos refleja también que hay una procesión que va por dentro, que no todo es monolítico en este régimen neo dictatorial.

Aun sin poder asegurar que haya una verdadera intención negociadora por parte del gobierno, algunos hechos que −a lo mejor− escapan de su control o no parecerían “premeditados” o proceder desde la misma fuente, dejan ver debilidades y fisuras; en todo caso, la estrategia del régimen está desplegada. ¿Y la de la oposición? ¿Está cada vez más clara o es más confusa?, aun dispersa en varias opciones, la examinaremos en la próxima entrega.


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DOLARES CONTRA LOS CORRUPTOS

 JOSE LUIS CORDEIRO


EL UNIVERSAL


La dolarización elimina la discrecionalidad de un banco central típico para sustituirla por la disciplina monetaria. La transparencia, sencillez y predecibilidad que brinda la dolarización elimina las posibilidades de corrupción en el área monetaria. Podría decirse que la dolarización representa el gobierno de la ley en vez del gobierno del rey.


El manejo monetario es un gran espacio abierto para la corrupción si se deja a la discreción de los políticos. Los sistemas de controles cambiarios son enormes caldos de cultivo para la corrupción. En Venezuela, los casos de corrupción más grandes de toda la historia han estado relacionados con la política monetaria, comenzando con la nefasta experiencia de Recadi. Las personas que deciden la política monetaria manejan un enorme poder que se presta fácilmente a la corrupción, como ha ocurrido no sólo en Venezuela sino en muchos países vecinos.

El control político de la moneda siempre se presta a corruptelas de todo tipo. Pero más importante aún, la discrecionalidad monetaria es inmoral pues genera pobreza y divide en forma drástica las clases sociales. La inflación y la devaluación hacen que los ricos se hagan más ricos y los pobres se hagan más pobres.

La inflación generada por las intervenciones monetarias es antidemocrática; se erige en el más perverso de los impuestos y afecta a toda la población. Mientras que los impuestos normales requieren discusión pública y aprobación legal, la inflación resulta de la impresión de dinero inorgánico, sin leyes, sin discusiones ni representantes. La inflación es un impuesto enmascarado, ilegal y regresivo.

La discrecionalidad monetaria no es una virtud sino un engaño, un abuso de autoridad y una violación de los derechos de los ciudadanos. El manejo político de la moneda es la antítesis de la transparencia cambiaria. Sus consecuencias son terribles en el área política (corrupción), económica (pobreza), social (desigualdad) y ética (inmoralidad).

www.cordeiro.org

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SOLO LOS ESTUPIDOS.......


        JEAN MANINAT


EL UNIVERSAL


La afortunada marea de cambio en importantes sectores de la oposición ha hecho reflotar una frase de Teodoro Petkoff: Solo los estúpidos no cambian de opinión. Repiquetea en las redes sociales, en declaraciones de dirigentes en plena transformación, en comentarios de comentaristas asombrados por el súbito cambio de cabalgadura en plena carrera. Cambiar de opinión es hoy asumido casi como un derecho fundamental del hombre, como debería haber sido antes del aluvión de insultos y descalificaciones a quien osase proponer el diálogo o el voto.


Lo que se pasa por alto, y es lo que le da peso a la frase de marras, es que Petkoff dedicó buena parte de su labor política e intelectual a sustentar su cambio, su ruptura con el socialismo real y la Unión Soviética. De su reflexión surgieron al menos tres libros de importancia capital para la discusión de la izquierda de entonces: Checoeslovaquia: El socialismo como problema, ¿Socialismo para Venezuela? y Proceso a la izquierda ( o de la falsa conducta revolucionaria). Fue una labor ardua, práctica y teórica, que le valió la excomunión por parte de los mandamases del mundo comunista y buena parte de la izquierda criolla y latinoamericana. No, no entró vestido de Clark Kent a una cabina telefónica y salió de Superman en un abrir y cerrar de puerta.

Mientras se le prenden cirios de agradecimiento a todas las deidades de la política por el súbito tornaviaje, se echa de menos siquiera el asomo de una reflexión, o una mínima discusión que indique que nos es un simple cambio de humor, un golpe de veleta o un presto y disciplinado yes sir. Nos conformaríamos, de no haber más, con un escueto: “Chispas, creo que nos equivocamos y queremos rectificar”. Ensalivarse el dedo índice y pasar la página como quien repasa un cuento de hadas no es suficiente. Mucho se perdió y sacrificó.

Cuando todavía los dinosaurios habitaban la tierra, la política tenía algo de magisterio, de escuela ciudadana, de aprendizaje en la convivencia democrática. Se escuchaba a los líderes políticos con cierto respeto reverencial, porque eran guías y sus palabras bien valoradas. A cambio, ellos ofrecían asumir responsabilidad por sus hechos y políticas y tenían a bien explicarse cuando era necesario. Eran accountable según el potente y acertado vocablo del idioma inglés. Es cierto, tiene usted razón, no era Arcadia, había sus zaperocos, sus trompadas estatutarias y sus eventuales triquiñuelas, pero había seriedad y responsabilidad en el oficio y no un tiovivo donde suben y bajan las posiciones políticas sin mayor ton ni menor son.

La gente que tanto ha dado y sacrificado merece una explicación para poder recuperar la confianza -que a todas luces ha perdido- en el liderazgo opositor. El inmenso fracaso de estos últimos cinco años amerita algo más que un vuelvan caras desaprensivo y ligero, como si nada hubiese pasado. No hacen falta golpes de pecho, hacen falta sí, golpes de conciencia, que permitan interiorizar la vieja/nueva estrategia electoral y de diálogo para que recupere credibilidad a los ojos del país. Solo así cambiar habrá tenido algún valor adicional en la lucha por la recuperación democrática y la confianza perdida de la gente. Solo los estúpidos…

@jeanmaninat
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 CAER CON LA REPUBLICA


CAROLINA GOMEZ-AVILA


TALCUAL


La vida de Joseph Pulitzer está llena de claroscuros, como la mía, como la de usted. Es probable que buena parte de la influencia que tuvo se debiera más a su enorme fortuna que a sus virtudes. También lo es que sus enemigos tuvieran mucho que ver con que la facultad de periodismo, que tanto soñó en vida, y el premio que lo inmortaliza, no se hicieran realidad hasta después de su muerte.

En 1904, Pulitzer publicó un artículo en The North American Review titulado The College of Journalism (Facultad de periodismo), en el que argumenta en favor de convertir el oficio en carrera. Una reflexión que apalancó en unas palabras de Theodore Roosevelt, entonces presidente de Estados Unidos, y que usó como epígrafe: 

«El hombre que escribe, el hombre que mes tras mes, semana tras semana, día tras día, proporciona el material que ha de dar forma a los pensamientos de nuestro pueblo, es esencialmente el hombre que, más que cualquier otro, determina el carácter del pueblo y el tipo de Gobierno que este pueblo tendrá».

Ese artículo de Pulitzer se puede leer sin detenerse en la situación estadounidense de la época para hacerlo, en cambio, en sus puntos de vista, teniendo presente que noticia, información y opinión delimitan espacios distintos en el mismo terreno. Aquí, con las frases del último párrafo, miro lo que tan hondamente nos duele y que espero reparemos, si no por nosotros, por los que vendrán.

Primera frase: «Nuestra república y su prensa se erguirán o caerán juntas».

Esta semana leí una entrevista a Guaidó. Primero me llamó la atención la falta de asperezas en las preguntas y, casi de inmediato, la falta de complacencias. Cerca del final concluí que el entrevistador había hecho un trabajo profesional, algo que no veo con frecuencia. No me pareció una entrevista brillante, solamente me pareció decente y eso ya era digno de mencionar.

Hice memoria, recordé cuántas veces el nombre del entrevistador me predispuso para, al leer, comprender el porqué de mi predisposición. Recordé cómo el felón de la patria discriminó a los periodistas, filtró cuestionarios, atacó a los medios como retaliación por la incomodidad que le produjeron e instituyó el «periodismo necesario» como una contraofensiva que fue, a su vez, contestada con menos profesionalismo aún.

Un legado con consecuencias nefastas porque, por una parte, casi todos los políticos terminaron por reclutar periodistas adláteres y, por la otra, casi todos los periodistas se sometieron a la obediencia anticipada, facilitando prácticas clientelares.

Segunda frase: «Una prensa idónea, desinteresada, de espíritu público, con inteligencia entrenada para distinguir lo que es correcto y el coraje para hacerlo, puede preservar esa virtud pública sin la cual un gobierno popular es una farsa y una burla».

No se puede determinar si detrás de un periodista sumiso o clientelar hubo un periodista capaz, pero, en presente, no lo hay. Si un periodista no contrasta lo que dice el entrevistado con información verificable, si no puede indagar en causas que la población desconoce, ofrecer un contexto no manipulado, nutrirla con información que pueda relacionar o, si al hacerlo, cae en la insolencia o la difamación, no hay idoneidad.

Sobre el desinterés, el problema es que lo justifiquen con activismo porque la militancia es enemiga del desinterés. Sobre el espíritu público, decir que es medularmente republicano. ¿Puede tener espíritu público un periodista que no sabe, no entiende, no respeta y no comulga con el sistema de organización del Estado que es la república?

Luego está el problema de distinguir lo que es correcto en la arena movediza de la empatía, la moda de la prensa nacional. No ven que empatizar con el sufrimiento del pueblo no siempre es lo correcto, aunque sea popular, y que hay que tener coraje para denunciarlo.

Tercera frase: «Una prensa cínica, mercenaria y demagoga, con el tiempo dará origen a un pueblo igualmente vil».

Este es nuestro presente. ¿Qué se siente ver lo que han construido? Una prensa clientelar enseña clientelismo, lo que necesitan los autócratas populistas. Este es el resultado de haber sido seducidos por mimos o dinero, de haber aceptado convertirse en mensajeros, influenciadores, portadores de primicias, exclusivas y desmentidos. Esto no lo construyeron solos. Fueron imprescindibles los políticos con sus preferencias, sus lisonjas o sus abiertas contrataciones contrarias a la ética, o sea, corruptas.

Última frase: «El poder de moldear el futuro de la república estará en manos de los periodistas de las generaciones futuras».

Que no sepan escribir es remediable, aunque no sé por quiénes. Los periodistas de esta generación no dominan el idioma que es su herramienta de trabajo, un fracaso atribuible a la universidad. Además, son reticentes a las correcciones porque acordaron aplaudirse recíprocamente sin importar si hay o no razón para ello. Así que las generaciones futuras serán tercas en el error, creerán que equivocado está quien los corrige y despreciarán el aprendizaje. Sin enmienda inmediata, el futuro será un continuo conflicto entre tozudos.

Pero más grave es lo de los «periodistas necesarios». Pienso en el problema que representan estos operadores ideológicos, en el procedimiento deshonesto por el cual el pueblo recibe interpretaciones interesadas en vez de noticias y manipulación en vez de información. Y entonces miro las instituciones desmoronadas de la república, a los políticos desfallecidos, y luego los veo a ellos, inconscientes de estar caídos como el resto y junto a mí.

Carolina Gómez-Ávila tiene más de 30 años de experiencia en radio, televisión y medios escritos y escribe sus puntos de vista como una ciudadana común.


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