sábado, 30 de noviembre de 2013

ISAAC E ISAÍAS


      Mario Vargas Llosa

En un libro que acaba de aparecer,Isaac & Isaiah (The Cover Punishment of a Cold War Heretic), David Caute contrasta las vidas, ideas y destinos de Isaac Deutscher e Isaías Berlin, dos ensayistas que en los años cincuenta y sesenta alcanzaron gran prestigio y tuvieron mucha influencia política en el ámbito intelectual en Europa y América del Norte. Se parecían en muchas cosas pero sus ideas representaban dos polos irreconciliables: Deutscher el marxismo revolucionario y Berlin la democracia liberal.
Ambos eran judíos no creyentes, de la misma generación, y habían tenido que huir de sus respectivos países arrojados por el totalitarismo (el soviético en el caso de Berlin, nacido en Letonia, y el nazi en el de Deutscher, que era polaco) y ambos terminaron exiliados en Londres y naturalizados británicos. La única coincidencia ideológica que hubo entre ellos, y sólo por algunos años, fue el apoyo al sionismo, al que, luego, Deutscher atacaría con severidad, llamando a Israel un mero peón del imperialismo norteamericano durante la Guerra Fría.
Isaías Berlin alcanzó los más altos reconocimientos en el ámbito académico —casi toda su vida transcurrió en Oxford y llegó a presidir la Royal Academy y a ser ennoblecido por la Reina— en tanto que Isaac Deutscher, aunque dictó seminarios y fue profesor invitado en importantes universidades, fue sobre todo un periodista (en la más alta acepción intelectual de la palabra) y un escritor independiente. Su único intento de ser contratado por una universidad británica, la de Sussex, se frustró, según señala David Caute, por culpa de Isaías Berlin, y de ahí el subtítulo un tanto tramposo del libro: El castigo encubierto de un herético de la Guerra Fría. Digo tramposo porque aunque hay indicios de que la opinión hostil de Berlin contra la obra y la posición política de Deutscher influyera en la decisión de la Universidad de Sussex de no contratarlo, el asunto está lejos de ser claro, y, en todo caso, Berlin siempre negó aquella acusación, incluso en dos cartas explicatorias sobre su intervención en el asunto a la viuda del autor de las célebres biografías de Stalin y de Trotsky.
Uno de ellos estuvo convencido de que el comunismo se reformaría de sus taras
El libro es interesante, seriamente documentado, pero no simpático, por la antipatía que profesa Caute a Isaías Berlin y que asoma con frecuencia, sobre todo cuando, al paso, se empeña en subrayar sus frivolidades, cultivar la amistad de los poderosos y de los millonarios, y mostrarse a veces algo fatuo y soberbio con la gente. Y, también, algo mucho más grave, dando a entender de manera subrepticia que algunas de las mayores aportaciones de Berlin a la cultura de la libertad, como su teoría sobre la libertad “negativa” y la “positiva”, su división entre los intelectuales “erizos” y “zorros” y la clara demarcación entre un liberal y un conservador, no fueron ni originales ni importantes. La verdad es otra: Berlin es uno de los más importantes pensadores políticos de nuestro tiempo y uno de los pocos cuya obra deslinda con perfecta y sistemática coherencia el liberalismo recortado y sectario de quienes lo entienden como una exclusiva doctrina económica de defensa del mercado, de quienes, como él mismo, ven en él una doctrina en la que la tolerancia, la coexistencia política, los derechos humanos, el espíritu crítico, la cultura y la fiscalización del poder son tan importantes como la propiedad privada y la economía de mercado para estimular el progreso social.
Berlin y Deutscher sólo se vieron dos veces en la vida y nunca polemizaron directamente, aunque, tal como sostiene Caute, las cosas que defendían y criticaban eran casi siempre incompatibles y, al mismo tiempo, de una gran solidez intelectual y una equivalente elegancia expositiva. Con los años que han corrido y las cosas que en ellos han pasado, hoy sabemos que ese debate lo ganó Isaías Berlin en toda la línea, como lo demuestra la desaparición de la Unión Soviética y la conversión de China al capitalismo autoritario.
Ahora bien, que todas las profecías y anhelos políticos de Deutscher se frustraran, no quita el menor valor a buena parte de su obra ni resta méritos al coraje y a la honestidad con que defendió siempre sus ideas. Él fue un marxista antitotalitario, esa rareza; fue la razón por la que el Partido Comunista polaco lo expulsó de sus filas y porque fue siempre la bestia negra de los estalinistas de la URSS y del Occidente. Él nunca negó los terribles crímenes que se cometieron bajo Stalin y los libros y ensayos que dedicó a éste y a Trotsky los documentan con rigor. Pero siempre estuvo convencido de que, pese a todo ello, el comunismo se reformaría a la corta o a la larga de sus taras, y que, retornando a las fuentes primigenias del marxismo, establecería sociedades más justas, más humanas, más decentes, que el capitalismo cuyo éxito exigía la explotación de los más por los menos y era constitutivamente injusto y condenado por eso, tarde o temprano, a extinguirse. La famosa reforma interna de la URSS que tanto esperó Deutscher nunca se hizo realidad y, al final, fue el comunismo el que dejó de existir, por lo menos como una alternativa tangible a las democracias liberales.
Pero en su condena del colonialismo, de la corrupción y los abusos que el poder económico podía llegar a cometer en los países capitalistas, en la necesidad de no cifrar el progreso exclusivamente en el crecimiento económico, en dotar a la democracia de un contenido creativo y constantemente renovado por un ideal de justicia y solidaridad con los pobres, los discriminados, los marginados, las ideas de Deutscher tienen perdurable vigencia. Y es verdad, también, como dice Caute, que su vida fue un modelo de coherencia, lo que le exigió sacrificios enormes. Pero también se equivocó muchas veces como cuando creyó ver, en el movimiento contra la guerra de Vietnam en los Estados Unidos, la gestación de un socialismo que uniría a los estudiantes y a los obreros norteamericanos en una revolución contra el capitalismo.
El otro dedicó más tiempo a entender a los enemigos de la libertad que a sus valedores
¿Por qué profesó siempre Isaías Berlin esa antipatía tan profunda a Deutscher que lo lleva a veces, en su correspondencia, a usar contra él términos que eran insólitos en su lenguaje, como “repelente” y “despreciable”? Ciertamente, no era por la diferencia de ideas que los separaba. Berlin dedicó más tiempo a tratar de entender a los enemigos de la libertad que a sus valedores, y dedicó ensayos escrupulosamente honestos a Marx, a Comte, a Herder, a Hobbes, a Sorel, y a muchos más de esta corriente, de modo que la razón de la antipatía no era ideológica. Ni tampoco personal, pues apenas se vieron en dos ocasiones. David Caute da a entender que la razón podría ser una reseña negativa que publicó Deutscher contra el ensayo de Berlin sobre “la inevitabilidad histórica”, pero parece un episodio demasiado pequeño para merecer tanto odio personal.
No menos sorprendente es el desprecio que Berlin sintió siempre por Hannah Arendt, una amante de la libertad no menos comprometida que él en la lucha contra el comunismo y el fascismo (que conoció en carne propia pues fue torturada durante nueve días y nueve noches por la Gestapo antes de poder huir de Alemania), y su obra casi entera está dedicada a estudiar las raíces del totalitarismo, sus orígenes culturales e históricos, y las iniquidades que ha causado. En sus cartas, Berlin habla de ella de manera profundamente despectiva, negándole competencia filosófica y acusándola —muy injustamente— de escribir mamotretos incomprensibles.
Quizás no haya respuestas para estas preguntas. O tal vez sí las haya, pero sean poco satisfactorias por su generalidad. Los grandes hombres —e Isaías Berlin sí que lo fue— son también seres humanos, no superhombres, y, por lo mismo, sujetos a las pequeñeces y miserias que, por ejemplo, nos desmoralizan cuando escarbamos en la vida íntima de un Picasso o de un Victor Hugo, o de cualquier otra genialidad. Eran grandes cuando escribían, componían, filosofaban o pintaban ; pero en lo demás estaban hechos del mismo barro que nosotros, el resto de los pobres mortales.
© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2013.
© Mario Vargas Llosa, 2013.

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MESA DE LA UNIDAD: Creación del Centro de Comercio Exterior es otra instancia burocrática para la corrupción

30/11/2013


Prensa Unidad Venezuela. En relación a los anuncios de creación del Centro de Comercio Exterior y de la Corporación Venezolana de Comercio Exterior, Edmundo González, coordinador de la Comisión de Enlace Internacional de la Mesa de la Unidad Democrática, advirtió que su formación es una nueva instancia burocrática para centralizar mucho más las importaciones, hoy en manos del gobierno nacional, con muchos puntos negativos para las necesidades de los venezolanos. “Estos anuncios no son más que nuevas instancias burocráticas que mas que dirigirse a un objetivo claro de promover las exportaciones venezolanas, y las inversiones lo que está planteado es que sean instancias para centralizar aun mas, la actividad importadora en manos del Ejecutivo con los consiguientes efectos negativos crecientes sobre el desabastecimiento de los productos que demanda la población venezolana”, puntualizó.
Agregó además que si hubiera una verdadera intención de potenciar las exportaciones venezolanas no tradicionales, desde hace tiempo se hubieran tomado todas las medidas necesarias con los entes burocráticos existentes y no crear nuevas instancias.
Para González, el gobierno olvida que para exportar, primero hay que producir, y para producir, es necesario que se permita el establecimiento y desarrollo pacífico de las iniciativas, del capital nacional y extranjero.
“En 1998, la dependencia de Venezuela de las exportaciones petroleras era de 83%. Hoy la dependencia de las exportaciones petroleras es de 98%. Según cifras oficiales, para el 2006 las exportaciones no petroleras venezolanas eran de $ 6.816 millones. En el año 2012, las mismas llegaron a $ 2.566 millones, y el estimado de cierre en el 2013, será de $ 1.200 millones”, agregó el integrante del equipo internacional de la Unidad.
El ex embajador también precisó detalles, para mostrar como el país se encuentra muy por debajo en cuanto a inversión se refiere, estando a la zaga de países vecinos como Colombia y Brasil. “En el caso de las inversiones Venezuela tiene años captando cifras menores a los $ 3200 millones de los cuales más de la mitad son reinversiones, mientras que otros países en la región captan año a año más de $ 60.000 millones, como es el caso de Brasil, o 15.000 millones como nuestra vecina Colombia.”
Para Edmundo González, el gobierno se olvida que las exportaciones y las inversiones no se decretan. “Para lograr el crecimiento en exportaciones e inversiones se hace necesario establecer una estrategia bien definida y consensuada con todos los actores involucrados, en donde las reglas claras y el respeto a las mismas, incluyendo a la propiedad juegan un papel determinante en el éxito. Las inversiones y exportaciones no se obtienen por vía de decretos.”, destacó.
Por otro lado agregó que centralizar todas las importaciones en un solo ente, será una tarea que desbordará la capacidad de poder identificar y ofrecer no solo todos los productos que demanda la población, sino también los insumos que demanden los productores en el país, con el peligroso efecto de agravar aun mas los graves niveles de escasez que padece la población.
González cuestionó además el hecho de que esta nueva estructura de gobierno ayudaría a frenar los altos niveles de corrupción que posee el gobierno nacional y advirtió que ella contribuirá con los padecimientos actuales de los venezolanos. “El gobierno ha indicado que estas instancias también contribuirán a disminuir los niveles de corrupción. Nosotros nos preguntamos si, la corrupción campante en la administración de las divisas no es responsabilidad de quien por más diez años ha administrado su otorgamiento. Alertamos al país que estas nuevas instancias traerán más sufrimiento al pueblo venezolano”, matizó.
El vocero de la Unidad también calificó al Centro de Comercio Exterior como una pesada carga, indicando a su vez que será totalmente inoperativo. “Es un monstruo burocrático, poco operativo, un gran conglomerado similar a lo que tienen en Cuba para controlar el aparato productivo, una expresión adicional de la profundización de la estatización de la economía, que traerá más ineficiencia y a cuyo frente han colocado un general y otros funcionarios, que no conocen de la materia”, señaló.
Para finalizar, el coordinador de la Comisión de Enlace Internacional de la Unidad indicó que mientras en el mundo se debate sobre facilitación del comercio, eliminación de medidas para arancelarias y reduciendo al mínimo del papeleo y trámites administrativos, en Venezuela se están creando más instancias burocráticas y alcabalas que generan corrupción.

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AHORA ES CUANDO

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  Fausto Masó

Respetamos al que no cedió frente a la tortura, nos preguntamos cuál hubiera sido nuestra actitud frente a tamaña prueba, admiramos al que no denunció a sus compañeros, arriesgó su vida por salvar la de otros; pero tal actitud nos impresiona más al conocer por sus memorias el caso de un Américo Martín que nunca miró por encima del hombro a los que fallaron en esa hora, y confiesa que le repugna despreciar a los derrotados por la tortura, porque entiende el dolor moral que soportan toda la vida, un Jean Mery se suicidó por no soportar el recuerdo de la humillación que le infligió la Gestapo. La tortura convierte a la víctima en un trapo moral. Ese no fue el caso de Américo, porque no se quebró y porque prefirió comprender antes que reprochar a los que fueron débiles ante el dolor.
Todo esto lo cuenta Américo en sus memorias con un pudor que habla muy bien de él como persona. Casi obligadamente describe por primera vez la experiencia inhumana que sufrió; la narra para ser fiel a su pasado y escribir sus memorias poniendo su corazón al desnudo, y de esta forma vuelve sus memorias un documento fundamental para comprender el pasado, y el presente, de Venezuela.
Dice Martín en sus memorias: “…Será la primera y última vez en hablar pormenorizadamente de la dura prueba a que me sometió el régimen militarista, como lo haré a continuación. Me ha costado enormemente tratar este tema, dar detalles más allá de algunas referencias sueltas hechas por mí en el pasado. Aparte de satisfacciones íntimas por la conducta que asumí, me resulta doloroso recrear esos episodios, y repugnante mirar altivamente a quien no haya podido resistir la tortura, algo tan difícil, esa mezcla de horror, impotencia y soledad”.
Américo se refiere a la posición que asumió a los 19 años de edad frente a sus torturadores de la Seguridad Nacional, mientras era sometido al ring, las palizas y la corriente aplicada en la ingle para hacerlo delatar a sus compañeros de lucha; la alegría con la que recibieron los presos el fin de la dictadura de Pérez Jiménez.
Ahora es cuando y La terrible década de los 60, los dos tomos de sus memorias, rescatan la continuidad de la lucha democrática entre el perezjimenismo, la guerrilla y su batalla actual frente al militarismo del siglo XXI.
El libro estará en la calle en los próximos días, en dos tomos que se editan al mismo tiempo, algo poco usual en el mundo editorial pero que agradecerá el lector.
Nicolás Maduro quisiera reducir la historia de Venezuela a la guerra de Independencia y al chavismo, ignorando de paso a los próceres civiles, a los verdaderos fundadores de la patria, a aquellos que soñaron con una democracia civil y se opusieron al militarismo naciente; intenta olvidar que los principales dirigentes de la guerrilla reconocieron su error político y hoy están luchando contra el militarismo.
Américo combate por el derecho de votar. Si vamos a votar, los votos se contarán: todavía ni un testigo de mesa ha dicho que el conteo posterior de las papeletas de votación le arrojó un resultado distinto al de las máquinas. Hay que votar, pues. No votar es rendirse. La verdadera trampa de este traidor CNE es ocultar que el voto es secreto, ayudar de mil formas al gobierno porque sabe, perfectamente, que si los venezolanos votan, los votos se contarán.
Ahora es cuando hay que ir a votar.

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Entrevista a Teodoro Petkoff sobre declaraciones de Jorge Rodríguez

Respuesta a una ociosidad


Xabier Coscojuela


Una caricatura publicada en Tal Cual, el pasado martes, ilustrando un artículo de Marco Negrón desató las iras del madurismo. A Teodoro Petkoff, director de este diario, la reacción de Jorge Rodríguez le sorprende, pero la actuación de la bancada del PSUV en la Asamblea Nacional la enmarca dentro de las acciones que viene llevando adelante el Gobierno para tratar de intimidar a la prensa escrita. Aclara que en el caso de 
Tal Cual se equivocan de medio a medio pues seguirá diciendo las cosas claro y raspao. 

Cómo director del diario ¿qué piensa de este nuevo ataque? ­Yo no sé qué extraño fenómeno ocurre entre muchos chavistas a quienes uno conoció como dotados de buen humor y que lo han perdido hasta extremos que los hacen irreconocibles para sus antiguos amigos. Tal es el caso de Jorge Rodríguez con quien solía mantener una buena amistad y quien ha reaccionado de manera destemplada ante una caricatura sobre él en las páginas de opinión de este diario que lo representaba atravesado por dos flechas adornadas con un pequeño corazón en alusión a su bastante cursi eslogan en el cual expresa amor por Caracas. 

¿Qué pretenden el Gobierno y el alcalde Rodríguez con este escándalo? 
­Francamente no entiendo bien qué es lo que se pretenden. Jorge tiene que estar consciente de que ante una caricatura, expresión humorística por excelencia, su reacción luce destemplada, fuera de foco, uno diría que tan humorística como la caricatura de marras. Tal vez habrá pensado Jorge que la oportunidad le brindaba la ocasión se hacerse un poco de propaganda electoral. De otro modo no se entiende una reacción tan truculenta. Es obvio que el caricaturista jamás imaginó que su ilustración pudiese dar lugar a violencia real alguna contra al alcalde y mucho menos contra su familia. En ese sentido las declaraciones de Earle Herrera llevan esto al delirio. 

Agreguemos que todos los personajes públicos estamos expuestos a la opinión pública de la cual forman parte el humor y la caricatura. Esto es esencial a la vida democrática. Y en Venezuela tiene una tradición muy larga, hasta en los tiempos de la atroz dictadura de Juan Vicente Gómez, Leo se atrevía a mamarle el gallo al régimen. Yo creo que a Jorge Rodríguez se le volaron los tapones. 

¿Y qué opina de la intervención de la Asamblea Nacional? ­Ya esto es el colmo, el absurdo. Que supongo debe despertar cierto asombro risueño entre sus colegas de América Latina y el mundo, que un hecho tan nimio sea objeto de consideración. Se nota que la delegación habilitante los ha dejado tan ociosos que se ocupan de las cosas más triviales. Otro ejemplo de esto es la citación a comparecer ante la Asamblea al cantante Guillermo Dávila por una pita en un automercado al actor Roque Valero, valido del régimen. Habrá que recordar que tal preocupación por la banalidad contrasta con el sistemático rechazo a discutir los temas realmente importantes del país, el último de ellos nada menos que la escasez. 

Este es el octavo ataque oficial a Tal Cual... ­Idéntico a los siete anteriores en su arbitrariedad y carencia de motivos serios para emprenderla contra un medio de comunicación. Así como nos enfrentamos a los siete anteriores así nos batiremos por este. En el fondo esta intervención de la Asamblea está dirigida a tratar de intimidar a la prensa crítica, por lo que a nosotros respecta se equivocan de medio a medio. Esto es parte de la intensificación de la política del gobierno de Maduro de acallar, por diversas vías, la opinión opositora. Sin duda. El ataque a 
Tal Cual no es un hecho aislado, forma parte de lo que ya luce como un plan sistemático contra la libertad de expresión que es lo que en definitiva está en cuestión. Maduro quiere una prensa sumisa. 


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viernes, 29 de noviembre de 2013

MUD: EXIGIMOS AL GOBIERNO QUE ACLARE LA DESAPARICIÓN DEL
GENERAL (R) RAMÓN LOZADA SAAVEDRA
Prensa Unidad Venezuela.- Ante la desaparición del General (R) Ramón Lozada Saavedra, hecho acaecido el pasado martes 26 en horas de la tarde, en la urbanización Montalbán de Caracas, cuando un grupo de hombres armados, en una acción tipo comando y portando armas largas, lo sometieron bajo amenaza de muerte para llevárselo en su propio vehículo con rumbo desconocido. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), exige al Gobierno Nacional que aclare la situación actual del General Lozada Saavedra, dado que la seguridad de los ciudadanos es una de las responsabilidades del Estado venezolano y no es admisible que grupos delictivos actúen con total impunidad a plena luz del día para sembrar angustia y zozobra a la colectividad nacional.
El General (R) Lozada Saavedra es un ciudadano ejemplar en pleno goce de sus derechos y libertades civiles. En su condición de Biólogo especializado en pesca, es miembro de la Comisión Agroalimentaria de la MUD en la que se desempeña como Secretario Ejecutivo de dicha Comisión. Su actividad política, a la que tiene pleno derecho garantizado por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la desarrolla de manera pública, pacífica y lícita.
Representantes de la Unidad aducen que "el día de su desaparición, el General Lozada venía de una reunión política con otros miembros de la Comisión Agroalimentaria, uno de los cuales, el Sr. Alberto Herrera, también fue llevado por el grupo armado para ser luego abandonado en la Autopista Francisco Fajardo. Por la forma en que se produjo el abordaje del vehículo que conducía, por la actitud de quienes se lo llevaron, por su manera de expresarse, por las conversaciones sostenidas con ellos, por la rápida identificación que hicieron del General Lozada y por el tipo de armamento que portaban, obviamente se presume que quienes así actuaron forman parte de algún cuerpo de seguridad del Estado. En consecuencia, consideramos que es imperioso que el Gobierno Nacional informe de manera clara y convincente sobre su presunta responsabilidad en este hecho, dijeron.

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UNA DICTADURA Y MEDIA
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 Federico Vegas

Algunos analistas sostienen que vivimos bajo una media dictadura, situación que se presta tanto a interesantes reflexiones políticas como a incesantes ambigüedades morales. Tal estado de cosas me recuerda un consejo que le dan a los jóvenes amantes en el Morro de Puerto Santo: “Introduzca solamente la mitad… ¿Y la otra mitad?... Esa es para ir y venir”.
En un ir y venir, pero siempre con más de una mitad adentro, se nos está acabando la vida y ya algunos exclaman: “¿Cuándo será que esto por fin se va a llamar dictadura?”, y miran a los lados con cara de turistas recién asaltados.
Alicia en el país de las maravillas nos asoma a una posible respuesta. Mientras Alicia está corriendo a toda velocidad aferrada a la mano de la Reina, se fija en algo muy curioso: “Los árboles que se encontraban alrededor de ella no cambiaban de lugar en absoluto y parecía que no adelantaban nada”. Alicia pregunta:
—¿Estamos ya cerca?
—¡Cerca! –respondió la Reina–. Hace ya diez minutos que pasamos la meta. ¡Más de prisa, más de prisa!
Al final se detienen agotadas y Alicia comenta sorprendida:
—Creo que hemos estado todo el tiempo bajo este árbol. Todo es como era.
—¡Así debe ser! –le dice la Reina–. Aquí hace falta correr muy aprisa si quieres mantenerte en el mismo lugar.
En medio de este afán a lo Gatopardo de correr para permanecer igual, me pregunto si no hace ya bastante tiempo que hemos pasado la meta y en vez de media dictadura estamos bajo una dictadura y media, una situación que conlleva problemas morales absolutos, aunque se encuentre mimetizada por una cruel relativización de la política.
Este argumento se basa en que la mitad que falta parece ser la mitad que sobra. Un ejemplo notorio es la paradoja de un gobierno orgulloso de su contextura socialista-militar que, al mismo tiempo, es reconocido mundialmente por su alto nivel de inseguridad. Y no me refiero ahora a la inseguridad jurídica o la económica, sino a los peligros que enfrenta una niña al caminar por una calle cualquiera. Las Alicias en este país de maravillas están acostumbradas a correr sin hacer demasiadas preguntas.
Una media dictadura atrozmente insegura equivale a una olla llena de agua hasta la mitad que se rebosa al hervirla; y en la nuestra ya se ven los borbotones. Hasta donde entiendo, un congreso que fue elegido con 52% de votos a favor de la oposición, terminó aprobando por mayoría aplastante una habilitante que le quitó sus poderes y se los entregó al presidente. Puede que a una velocidad normal esta historia se expanda en patrones geográficos y allanamiento de inmunidades hasta distraernos con la emocionante historia de unos ilusos votantes y heroicos congresistas; pero si uno acelera los hechos, hasta resumirlos en una frase, lo que resalta es una burda y artera jugarreta dictatorial que revela con claridad la fórmula de “una dictadura y media”.
Recuerdo al maestro de ceremonias de un circo que anunciaba: “Estimable público, como el hombre bala hoy tiene gripe, aquí les va una andanada de enanos”. Esa sumatoria de pequeñas y grandes trampas para llegar al poder absoluto, y mantenerlo, es más perniciosa que una dictadura convencional, pues va socavando lo mejor de la democracia y el socialismo al invocar lo que se termina negando, drenando así su sentido, su capacidad de revisar, rectificar, rescatar, renacer, como ocurre al utilizar la representatividad de un poder legislativo para convertirlo en un ente inexistente, fantasmal, al punto de que su jefe de ceremonias todavía celebra enardecido su inexistencia.
Este componente de drama e ilusión, o el constante entrar y salir de la mitad que supuestamente falta, es lo que sustenta y maquilla a la mitad que sobra. Lo más doloroso del sistema que nos domina, y más se presta a que los árboles parezcan seguir en su mismo sitio mientras van desapareciendo, es su cínica capacidad de hacer creer que la más acicalada de las dictaduras es la más alegre, justa y participativa de las democracias, confundiendo constantemente las causas con las consecuencias. La secuencia es patética: reprimir aún más para arreglar lo que de manera más notoria se destroza.
La reina le explica a Alicia: “En este país, si quieres avanzar debes duplicar la velocidad a la que hemos corrido”. No nos queda otra opción que acelerar el paso, pero conscientes de que en el amor y en la política nada viene por mitades. Tarde o temprano te lo meten completo.

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LA GUERRA DE MADURO CONTRA LA ECONOMÌA


               Humberto Garcìa Larralde

En una economía sana los precios de los bienes y servicios constituyen una señal invalorable para evaluar las oportunidades de negocio y de empleo, así como para que los consumidores entiendan cómo rendir lo mejor posible su dinero. Por ende, el sistema de precios es un insuperableracionalizador de la actividad económica, que estimula la movilidad de los recursos hacia donde son requeridos y los resta de aplicaciones poco deseables. Le toca al gobierno promover la competencia –interna y externa-, y evitar que posiciones de monopolio, fraudes comerciales, daños a la salud, al ambiente y otras externalidades negativas, perjudiquen a los consumidores. En un entorno de seguridades jurídicas, de políticas sensatas y expectativas de confianza en el futuro de la economía, las señales de precio orientan la inversión y estimulan el desarrollo tecnológico. Nadie pone en duda que la iniciativa privada desatada por el libre juego de la oferta y la demanda bajo estas condiciones produce el mayor bienestar a la población. Así lo confirman las experiencias de tantos países exitosos.
Pero la economía venezolana, sobre todo ahora, es de todo menos sana. La captación de una cuantiosa renta por la venta de petróleo en los mercados mundiales hizo creer al régimen chavista que podía desembarazarse de consideraciones económicas para la toma de decisiones. Privó exclusivamente lo político, impulsado por las ansias desmedidas de poder de Hugo Chávez y su camarilla. Amparado en una retórica justiciera, se procedió a expropiar y confiscar fincas y negocios, regular el comercio y la producción privados con todo tipo de normas, y controlar de manera extendida los precios de los bienes y servicios, para implantar mecanismos de usufructo de la riqueza social divorciados de la racionalidad mercantil. El mercado, con su sistema de precios que acopla presiones de demanda con posibilidades de oferta, fue reemplazado por favoritismos políticos, prácticas clientelares y entresijos irregulares, que son aprovechados por buscadores de renta de todo pelaje. Son notorios los negociados realizados a la sombra de la actividad petrolera, de la contratación de obras, de la compra de equipos militares o de otra naturaleza.
Quebrantados los mecanismos de control y de rendición de cuentas, no hay restricción al provecho discrecional de los recursos públicos distinta de aquella que se deriva del poder. El entramado legal es violado o adulterado, dando paso a una creciente anomia, en la cual el principio ordenador del quehacer económico y civil no es el Estado de Derecho sino la correlación de fuerzas a favor en el plano político y militar, muchas veces resultado de complicidades en hechos de corrupción. Se trata de un régimen populista de expoliación de la renta petrolera, legitimado social y políticamente mediante programas de reparto clientelar cuya dinámica deriva de los mecanismos que se han venido asentando para el disfrute de la riqueza por parte de personas, agrupaciones y sectores, al margen de las instituciones y de la vigilancia contralora de la sociedad. Bajo la prédica “socialista” y de la primacía de lo colectivo sobre lo individual fueron privatizados los bienes públicos mediante su provecho sectario, excluyente y discrecional por parte de quienes detentan hoy el poder.
La expresión más extrema de las distorsiones económicas generadas por estas prácticas está en el control de cambio implantado desde el 5 de febrero de 2003. Lejos de contener la fuga de divisas, se potenció [1]; en vez de fortalecer las reservas internacionales, se desplomaron y dejaron sin respaldo a la moneda nacional; a pesar del severo atraso en el ajuste del precio del dólar, la inflación venezolana es la más alta del mundo. El bolívar se sobrevaluó como nunca –más de 50%- y, junto al acoso y destrucción del aparato productivo doméstico, hizo que las importaciones de 2012 cuadruplicaran las de 1998. De forma insólita, porque los precios del barril petrolero están en torno a los $100, hoy escasean notoriamente las divisas para cubrir los requerimientos de la economía y los compromisos externos asumidos por el gobierno [2]. Maduro, en lugar de reconocer lo avieso del control de cambio, acentuó el racionamiento de la divisa, provocando un descomunal diferencial entre el precio oficial (Bs 6,3/$) y el del mercado negro, 10 veces superior. Generó así el incentivo más grande y perverso que los venezolanos hayan conocido para ganarse unos reales de la noche a la mañana sin esfuerzo alguno: ponerse como sea en los dólares subsidiados para venderlos el día siguiente a 10 veces lo pagado. Además de la clásica sobrefacturación de importaciones y la no menos trillada subfacturación de exportaciones, proliferaron viajes y todo tipo de argucias para acceder a los dólares de Cadivi. Pero lo de mayor calibre está en los chanchullos que, por múltiples medios, ingenian los funcionarios de Pdvsa, la FANB y otros estamentos del sector público, para inventarse negocios con el extranjero con base en los dineros públicos.  
En tal escenario deben reconocerse como verdaderos héroes a los empresarios, venezolanos o extranjeros, que se han abstenido de participar en tan lujuriosa práctica. ¿Qué estímulos hay para arriesgar el dinero en la inversión productiva y/o en la comercialización de bienes cuando, además, hay una guerra desatada desde el Ejecutivo contra la iniciativa privada? ¡No en balde la desaparición de los estantes de la leche en polvo, la harina de maíz precocida, el papel tualé, el pollo y otros productos básicos! ¿Sorprende que buhoneros y otros comerciantes los revendan a precios superiores a los regulados y que la inflación, por ende, no haga más que crecer? ¿Quién es el culpable de la tragedia representada por la desaparición de medicamentos y del deterioro de los servicios hospitalarios por no poder mantener o reponer sus equipos? 
La respuesta de Maduro a esto es harto conocida. En una muestra de desespero electoral ordenó, manu militari, a algunas cadenas comerciales vender a precios fuertemente rebajados hasta que “los estantes queden vacíos”. Los saqueos y convulsiones que desataron estas declaraciones pusieron de manifiesto el nivel a que ha caído la “cultura de piñata” que se ha cultivado como parte del régimen de expoliación referido. Ahora quiere, con la Ley Habilitante que conquistó tramposamente con la complicidad abyecta de diputados del PSUV carentes de dignidad y moral, controlar precios y márgenes de ganancia. En vez de desmantelar la funesta maquinaria de corrupción del control de cambio, impone más restricciones, creando un Centro Nacional de Comercio Exterior y una Corporación Nacional de Comercio Exterior para discriminar y dificultar todavía más el acceso a la divisa. Es decir, acentúa las distorsiones que incentivan las irregularidades. Pero las apetencias de poder y de controlar todo no conocen límites. Y no sabemos las medidas represivas que vienen después.
A estas alturas es difícil creer que Maduro y sus generales piensen que las distorsiones desatadas por sus desvaríos en materia económica pueden ser abatidas con represión y acciones militares. Ni el más caído de la mata ignora que, luego de las elecciones del 8-D, vendrá por fuerza una devaluación sustancial; probablemente en enero del próximo año. ¿A cuántos bolívares por dólar podrá reponerse la mercancía que se agotó hoy por las rebajas obligadas? ¿Con qué seguridad? ¿Cómo defender los ahorros en un ambiente que retroalimenta la inflación, si no es comprando dólares como sea? ¿Cómo cerrar la espita de una especulación estimulada por tanta incertidumbre, tanta corrupción, tanta complicidad desde el poder?
Siempre he escuchado que si uno quiere salir del hoyo en que se ha metido, no debe cavar hacia abajo. Pero Maduro porfía en que ese es el camino y, con pico y pala ahonda más el hueco. Su lema es: “muerto el perro, se acabó la rabia”. Ese es el sentido de su guerra contra la economía y, por ende, contra nosotros: socavarla para asegurarse el dominio absoluto sobre sus palancas de decisión como vía para que los venezolanos dependamos totalmente del Estado. Preparémonos el año que viene para mayores penurias: más desabastecimiento, mayor inflación, más desempleo, porque ¿dónde van a trabajar los empleados de los negocios que tendrán que cerrar con esta razzia autoritaria? La nota de prensa señala que los márgenes de ganancia se regularán por sectores. ¿Cuántas empresas pequeñas sucumbirán por no poder competir con las grandes firmas del ramo que venden grandes volúmenes y pueden reducir sus márgenes?
La prosperidad y el desempeño robusto de la economía venezolana nunca ha sido preocupación del fascismo maduro-chavista: todo es válido para intentar mantenerse en el poder, para seguir usufructuando del régimen de expoliación implantado. ¿Cómo, si no fuera así, podrían sostener su tren de vida de magnates quienes han mostrado hasta la saciedad tanta incompetencia, torpeza y estupidez? Como dijera Lord Acton: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
No salir a votar el 8 de diciembre por los candidatos de la democracia es avalar la demolición definitiva de la República para dejarla en manos exclusivas de estos mafiosos. 

[1] Entre 2003 y el primer semestre de 2013 salieron por la cuenta financiera de la balanza de pagos ¡USA $155 millardos! De este enorme caudal, $45 millardos corresponden al sector público. Otros $26 millardos se fugaron por la cuenta de errores y omisiones. En total, ha salido por esos conceptos casi 10 veces la cantidad de dólares que salió durante los 40 años de democracia (1959-1998)
[2] El financiamiento de las compras de crudo venezolano realizadas por los países socios de PetroCaribe, el pago de la deuda china con la factura petrolera y el servicio de la deuda pública, absorben más de 30% del ingreso causado por exportaciones petroleras (cifras oficiales).

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VENECONOMÌA: 
¿A ESTA HISTORIA SE LE PUEDE PONER FIN?

Los últimos acontecimientos políticos y económicos que se desarrollan en Venezuela en el marco de la “guerra económica” desatada por Nicolás Maduro, indican que el oficialismo está determinado a permanecer en el poder a como dé lugar sin miramiento alguno a lo que tenga que llevarse por delante. Aunque lo que arrase y destruya sean derechos económicos, políticos y civiles garantizados por la Constitución Nacional, o sean propiedades, economía del país, libertades de todo tipo.
Maduro se propone incluso, imponer por la fuerza habilitante un Plan de la Patria, que tiene como objetivo terminar de instaurar y hacer irreversible un Estado “socialista” en Venezuela ajeno al mandato constitucional y rechazado contundentemente por la población en el Referendo Constitucional de 2007.
Igual de insólito e inadmisible es que todo parece indicar que las Fuerzas Armadas del país, llamadas a ser garantes del respeto y obediencia a la Carta Magna y a la República, se han sumado a estos perversos objetivos del castrocomunismo, no solo con su silencio y apoyo tácito, sino pasando a ser factores activos dentro del Poder Ejecutivo, ejerciendo cargos determinantes para el retroceso histórico al que se quiere llevar a la Patria, prestándose para arrasar con comercios y propiedades y siendo, incluso, veladores en los procesos electorales de las arbitrariedades y abusos del sector oficialista, cuando su rol debe ser el de garante del ejercicio libre y secreto del voto.
La analista política y experta en temas castrenses Rocío San Miguel, expone esta realidad con total crudeza en su columna ¿Hacia dónde va la FAN? publicado en Tal Cual. En este análisis San Miguel indica que “los militares no solo están controlando el Poder Ejecutivo, y a partir de allí el resto de los poderes públicos, sino además están desarrollando un peligroso discurso que no tiene precedentes en la historia de Venezuela”. 
Sostiene que durante el mandato de Hugo Chávez Frías (1998-2013) avanzaron de manera brutal “las graves expresiones públicas de propaganda, militancia o proselitismo político realizadas por miembros del Alto Mando Militar y algunos oficiales superiores de la Fuerza Armada Nacional a favor de persona o parcialidad política en actos públicos”, incluyendo una intromisión progresiva y cada vez más descarada del estamento militar en los actos electorales. Son públicas y notorias las declaraciones de generales activos y cabezas del Ministerios de la Defensa y otras instituciones castrenses subordinándose al proyecto político de Chávez y Maduro, hecho en La Habana, aún cuando su obediencia se obliga al Estado, a la defensa del la Patria de cualquier intromisión extranjera en asuntos de soberanía nacional.
Explica San Miguel, que con Maduro al poder se ha registrado un cambio significativo en el discurso militar cuando estos asumen “el compromiso con el socialismo y la defensa de la revolución por parte de la Fuerza Armada Nacional”, el cual a su entender es “una declaración de guerra sin duda contra la mitad del país que se ha expresado opositora”.
Pregunta San Miguel: “¿Quién puede impedir esto? ¿Cómo puede una FAN continuar desplegándose para la custodia de los procesos electorales en tal estado de partidización?”
Pero afirma “No hay respuesta”. Y explica que “este tema ha sido subestimado, pero es moralmente inobjetable y poderoso en sus efectos visibilizarlo. Esto viene sucediendo en Venezuela a la vista de todos sin que nadie pueda impedirlo, con la complicidad de los poderes públicos, y lo más grave, del Ministerio Publico, que sabe perfectamente que esto, más que estar prohibido en la Constitución, es un delito previsto en el artículo 68 de la Ley contra la Corrupción”.

Para VenEconomía el recurso democrático y constitucional para parar esta barbarie está en las manos del ciudadano: El voto masivo y activo. El 8D cada elector tiene un reto: Comenzar a parar el avance del castrocomunismo en los gobiernos municipales y concejos municipales.

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Algunas razones para no votar el 8D


   JEAN MANINAT 

EL UNIVERSAL

Digamos que usted no quiere a su mamá; o rebobinemos... a lo mejor la quiere, pero ella le sacó la piedra freudiana desde que era chiquito obligándolo a memorizar la tabla de multiplicar, aprender la historia patria,  señalar las principales capitales en el globo terráqueo con el dedo índice,  engullir la sopa sin fingir arqueos, a no poner los codos sobre la mesa, ni sacarse la comida de los dientes con la uña del dedo meñique, y anda usted un poco cargado por las aceras de la ciudad, gracias a tanto desvelo maternal. O asumamos, que al fin y al cabo -siempre es posible- usted no ama a su mamá y poco le perturban las agresiones cotidianas que la han envejecido algo más de la cuenta en los últimos 15 años, ni las colas de lucha libre que hoy le toca hacer para llevar lo que no encuentra para la despensa casera, ni que se quede con el "Jesús protégemelo" en los labios desde el momento en que usted pone un pie en la calle, ni que pase horas bíblicas esperando un transporte público siempre a punto de colapsar en medio de una ciudad recurrentemente a oscuras. Si ese fuese su caso: entonces no vaya a votar el 8D, quédese en su casa, en pijamas y pantuflas, consultando la lista de psiquiatras que quedan en el país, a ver si lo ayudan en algo.



Si como un zombi insensible ya se acostumbró a la penuria, a la ausencia de los utensilios y productos de consumo cuyo uso nos diferencian del resto de las criaturas de la creación –digamos, un coleóptero ciego y mudo–; si todavía se maravilla con el inútil portento de una nevera de penúltimo modelo, sin electricidad y sin alimentos que resguardar, o de un televisor plasma encadenado permanentemente al anuncio de un sinfín de despropósitos cuyo único objetivo es que una burocracia hereditaria siga destruyendo el país; si el espectáculo de un pueblo empujado a mendigar, a clamar "aquí es, aquí es" como impronta de la condición humana que le quieren endosar desde Miraflores le parece folklórico y divertido; si en suma, poco le importa que le clausuren la vida, que lo dejen picoteando aquí y allá por los mendrugos que se le escapan a la marabunta inducida por el alto gobierno: entonces no salga a votar el 8D, acurrúquese bajo la fronda más cercana y espere a que el desplome de un mango sobre la cabeza lo despierte de su indolente molicie y le dé algo de comer.



Si ya se convenció que "el mundo es ancho y ajeno" y que no hay nada mejor que el país que tenemos; que para qué estar viajando de vacaciones al exterior, sacando pasaporte, suplicando dólares, obrando el milagro de conseguir un boleto para salir a buscar lo que no se le ha perdido en las ciudades y museos que ahora apenas ve en los canales de pago para no caer en tentaciones. O si cuando revisa la agenda de direcciones se percata de que buena parte de sus querencias han sido corridas del país por el hampa reinante, la falta de perspectivas para construirse una existencia mínimamente cómoda, la imposibilidad de cohabitar abiertamente en su ciudad en voz alta y alegre; si cada vez son menos los jóvenes, los sobrinos, los panas, los vecinos antipáticos de arriba y los simpáticos de abajo, los colegas de la chamba, la peluquera y el dentista, el pediatra y el panadero que le van quedando a su alrededor; y a usted todo eso le sabe a casabe porque viajar es muy engorroso y andar queriendo a la gente sólo es causa de amarguras: entonces quédese en su casa y no vote el 8D, arrópese hasta la cabeza, chúpese el dedo hasta la inanición y no se preocupe que nadie lo echará de menos, salvo por el olor.



De ser usted uno de los refunfuñones a los que nada de lo que se ha logrado en las luchas democráticas de años recientes le satisface, si haber alcanzado casi siete millones y medio de votos en las últimas presidenciales le parece baladí, si el empeño temerario y valiente de la bancada de la oposición en la AN lo hace bostezar, si las marchas y concentraciones que se hacen no logran colmar sus ardores de guerra callejera, si el inmenso esfuerzo que están realizando, contra viento y marea oficialista, los candidatos a las alcaldías poco lo impacta ya que lo suyo es la "lucha final y la toma de la Bastilla", si ya se entregó por aquello de que el CNE siempre nos trampea y en la MUD nadie se ha inmolado todavía con fuego; y por último, si la tenaz, porfiada y estoica resistencia de Capriles, y otros dirigentes de la oposición, para no entregarle el país definitivamente al estamento burocrático en el poder sólo le merecen un: "¡Puaf! Yo lo habría hecho mejor". Entonces, fíjese, no vote el 8D, quédese morrocotudamente en su vivienda afinando sus argumentos para justificarse el día siguiente... pero, sobre todo, tenga usted la bondad de irse bien temprano a visitar a su señora madre.   



¡El 8D raspa tu voto!



@JeanManinat


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EN DEFENSA DE LA AGENDA OPOSITORA
    ARGELIA RÌOS
El Universal
Siempre lo ha intentado. Sacar a la oposición de la ruta electoral es y seguirá siendo un "objetivo superior" de la nomenclatura bolivariana. Para eso está concebido todo el andamiaje ventajista del Estado revolucionario. Cada arbitrariedad colabora con el propósito. Ninguna iniciativa del Gobierno -ni siquiera las referidas a la gestión- escapa al guión: todas pretenden ser demostraciones de fuerza para desalentar al pueblo renegado y convencerlo de que no hay nada que ya pueda hacerse y de que, por tanto, al carecer de otros métodos viables de resistencia, su lucha está sentenciada a la nada. 

La guerra económica, la feroz ofensiva contra Capriles y contra los rostros más inspiradores de la Unidad, la dictadura mediática y el silenciamiento de toda la actividad opositora, además de las maniobras para agrandar y empoderar a Maduro, conforman un boceto ideado para hacernos creer que estamos en medio de un callejón sin salida. Cuando el poder civil se pavonea con la alta oficialidad de la FANB, cuando convoca la furia de sus colectivos armados, cuando se exhibe montada sobre las bayonetas -en plan represivo y disuasivo-, no hace sino esforzarse en probarnos la inutilidad práctica de las elecciones y de cualquier otro mecanismo de lucha. 

La revolución trabaja para lanzar a sus adversarios hacia un destino incierto; para dejarles sin agenda, sin plan de vuelo, a la deriva, sin brújula ni timoneles. Al minar la ruta electoral, "la sucesión" promueve las quimeras violentas para las que sus oponentes no poseen condiciones mínimas: se fertiliza la desesperanza electoral porque ella dará lugar inevitablemente a la atomización de las fuerzas adversas, que abarata los costos de la vorágine represiva de "la sucesión". Un pueblo convencido de que no posee opciones, está impedido de cohesionarse. "El proceso" jerarquiza el atrincheramiento de sus auditorios y la fragmentación de sus contrarios. 

Si el pueblo opositor no entiende la importancia de defender su propia agenda -aunque ella sea insuficiente y requiera urgentes complementos-, tampoco será capaz de rebelarse por otros medios mucho más exigentes. Así de simple: quien no puede lo menos, difícilmente podrá lo más. Una hoja de ruta insurreccional no es menos compleja que una pacífica. Votar debe ser un acto de insubordinación contra la pretensión de convertir a la alternativa democrática en un archipiélago de descontentos dispersos, aislados y débiles. Hay que votar, aunque sepamos que con eso no basta. Hay que votar para evitar el naufragio que buscan provocarnos; para no entregarles los timones; para que no les salga gratis el expediente represivo. Hay que votar para encarecerle el juego a la jauría autoritaria. 

Argelia.rios@gmail.com /. Twitter @Argeliarios

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ENTREVISTA A ANGEL ALVAREZ

La abstención de la clase media es un "suicidio político"

PEDRO PABLO PEÑALOZA |  
EL UNIVERSAL

Una encuesta encendió la alarma. Diseñada por el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y realizada por la empresa Delfos, concluye que la apatía se ha instalado en el corazón del voto de la oposición.

De acuerdo con ese sondeo, la clase media y los jóvenes entre 18 y 24 años muestran poca disposición a sufragar este 8 de diciembre. Al analizar estos datos, el profesor Ángel Álvarez es lapidario: "este comportamiento políticamente irracional de la clase media parece un suicidio político".

Álvarez explica las causas de esta situación, que compromete las opciones de los candidatos de la Mesa de la Unidad. Primero, resalta la crisis de los partidos y "lo poco que se ha hecho en materia de construcción de organización política" en el seno de la oposición.

Luego, está el bloqueo en los medios. "La poca dirección política que tenía el elector de la oposición se ejercía a través de los medios. Al disminuir la presencia de la oposición, como consecuencia de lo que ha ocurrido con RCTV y ahora con Globovisión, esa base opositora se queda sin orientación".

En tercer lugar, Álvarez cuestiona la forma en que las fuerzas de la oposición manejaron los resultados del 14 de abril. "Quedó en la percepción del venezolano la idea de que hubo fraude. De allí en adelante, no ha habido capacidad de convencer al electorado de que la única alternativa es votar. No hay estructuras de comunicación política ni organización política que permita llevar ese mensaje a la clase media", enfatiza el experto de la UCAB.

Por último, observa que un sector minoritario, pero bullicioso, dispara desde las redes sociales contra la participación, haciéndole el juego al abstencionismo.

Única salida

A quienes piensan quedarse en sus casas el 8 de diciembre, Álvarez lanza esta pregunta: "¿Qué otra alternativa hay a votar?". A su juicio, "pese a lo profundamente injusto que es el sistema electoral y las manipulaciones, la única alternativa efectiva es votar".

En el caso de las democracias, acota el investigador, el voto sirve para elegir a los representantes populares. Sin embargo, en los sistemas no democráticos tiene otra utilidad: "decirle al Gobierno que no goza de la mayoría absoluta".

Álvarez expone que cerrar el camino electoral abriría las puertas a la violencia. "¿Qué otra alternativa hay a votar? Salir a las calles a matarnos no hace nada. Allí están los ejemplos de Siria y Egipto, con los mismos militares de siempre gobernando y con muertos todos los días", advierte.

El profesor de la UCAB alerta sobre la posibilidad de que la oposición repita el fracaso de 2005, cuando la estrategia abstencionista llevó a los partidos a no competir en los comicios por la Asamblea Nacional.

No obstante, aclara que ahora el escenario es distinto. "Desde 2006 la oposición ha venido creciendo en los sectores populares. Aunque el chavismo es mayoría en la clase E, ya la diferencia es de 4 o 5 puntos en ese estrato que sí quiere votar. Básicamente, es la clase media la que no quiere hacerlo".

Álvarez destaca que la participación masiva del votante opositor ayudará a frenar la instauración del Estado comunal y restará legitimidad a las políticas económicas que impone el presidente Nicolás Maduro. "Si el votante se abstiene, el Gobierno gana", apunta.

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