domingo, 31 de enero de 2021

 TRASCENDENCIA DE MARIANO PICÓN SALAS


ELÍAS PINO ITURRIETA


LA GRAN ALDEA


Se cumplieron esta semana ciento veinte años del nacimiento de Mariano Picón Salas y seguramente el régimen no se ocupará de recordarlo. No cuadra en la nómina de sus héroes. El infatigable autor, mitad humanista y mitad hombre de acción dedicado al apuntalamiento del  proyecto democrático de nuestro siglo XX, estorba la nómina de los próceres enaltecidos por la “revolución”. A los chavistas incomoda esa amalgama de inteligencia y arquitectura de hechos concretos, esa reunión de pluma de altos vuelos e interés por la construcción de un país hospitalario. Quizá tampoco la sociedad tenga la posibilidad de recordarlo, tan ocupada como está procurando la sobrevivencia, o simplemente porque las instituciones no  han sentido la preocupación de tenerlo presente. Solo la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes se ha detenido en su homenaje, a través de una densa entrega de su revista, pero el resto del mundo académico ha guardado silencio. Las líneas que siguen pretenden, aunque solo un poco, aproximarse a su legado.

La contribución de Picón Salas en el análisis del pensamiento y del ser venezolanos, con el objeto de examinar sus rasgos y de relacionarlos con el contorno hispanoamericano, inicia una valoración que deja camino expedito para el trabajo de las nuevas generaciones de intelectuales. Un conjunto de ensayos a través de los cuales abre un sendero que nadie había transitado con concepciones y métodos modernos, descubre una expresión de ideas y un movimiento cultural dignos de atención, apenas mirados antes en su superficie, que en adelante promueven una orientación significativa en el área de la investigación. Sus análisis no solo provocan una corriente nacional de estudios culturales, sino también la apreciación de la vida intelectual de Venezuela en el exterior. Su formación de historiador profesional, una carrera de pupitre e indagación que todavía no se había desarrollado entre nosotros y que trae de su formación de juventud en aulas chilenas, lo convierte en pionero de lo que aquí será más tarde faena rutinaria.

Son numerosos los volúmenes en cuyas páginas se ocupa de esa materia hasta entonces poco trajinada. Como no se trata ahora de ofrecer una lista exhaustiva, apenas se hace referencia de los fundamentales. Pueden ser: Cinco discursos sobrepasado y presente de la nación venezolana; Comprensión de VenezuelaFormación y proceso de la literatura venezolanaRumbo y problemática de nuestra historiaAntítesis y tesis de nuestra historia, y Proceso del pensamiento venezolano. Llegan a una interpretación susceptible de trazar cauces de estudio que no se habían establecido. La novedad de las orientaciones, pero también el anzuelo de su prosa, la más luminosa de la historiografía nacional, impulsan indagaciones que se multiplican a partir de la segunda mitad del siglo. Dentro de la orientación no debe escapar la referencia a sus aproximaciones  biográficas de personajes venezolanos, entre las cuales destaca Los días de Cipriano Castro. Revisión del pasado próximo, pero, a la vez, posibilidad evidente de hacer analogías con las dictaduras del futuro y de convertirlas en partes del combate por la democracia, estamos ante el estreno de un género que no tiene igual más adelante.

Tales obras importan también por sus relaciones con América Latina. No confinó los contenidos a la escena domestica. Estuvieron presentes en sus ensayos sobre la sensibilidad del Continente, que desarrolló en dos ensayos de consulta imprescindible: De la conquista a la independencia y Dependencia e independencia de la cultura hispanoamericana. Estamos ante reflexiones que lo introducen en el elenco de los pensadores de mayor altura en parcela  de lengua española, piezas de un repertorio al cual se alude necesariamente cuando se estudian las peculiaridades de las repúblicas que antes fueron colonias de Madrid. Son puentes sólidos entre lo particular y lo general, entre lo nacional y lo panorámico, debido a las pistas que exploran para el entendimiento de los dos fenómenos. Como fue catedrático en institutos como El Colegio de México y las universidades de ChileColumbiaCalifornia y Puerto Rico, fortaleció las reflexiones con su presencia física. La participación en seminarios y cursos universitarios, asidua también en Venezuela, conduce a la faceta de hombre de acción que concede mayor relevancia a sus contribuciones.

Picón Salas es la encarnación del académico eficiente, del intelectual que no habita en torre de marfil. Sin abandonar el gabinete de investigación, se metió de lleno en la lucha política y ocupó cargos públicos a través de cuyo ejercicio contribuyó en la realización de cambios primordiales de la sociedad en los campos de su competencia. Inaugura el sendero en 1936, cuando regresa del extranjero para participar en la fundación de una tolda precursora de importantes mudanzas en el entendimiento de los negocios públicos: El Movimiento de Organización Revolucionaria Venezolana (ORVE). Luego, gracias a su paso por posiciones de influencia en las administraciones del posgomecismo y en la primera época de la democracia representativa, lleva a cabo iniciativas sin las cuales no se puede entender la marcha de la sociedad hacia un futuro prometedor. Entre ellas: La fundación del Instituto Pedagógico de Caracas; la creación de la Revista Nacional de Cultura; la fundación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela, hoy Facultad de Humanidades y Educación; la dirección del Papel Literario del diario El Nacional; y la creación del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, ahora denominado Conac. Los que exploran los vínculos entre pensamiento y acción, entre reflexión y hechos concretos, entre estudiar y comprometerse con los asuntos del bien común, topan aquí con su admirable compendio venezolano.

El grande hombre nació en Mérida, el 26 de enero de 1901. Como pocos han recordado los 120 años de su luz, hoy se ha pretendido aquí una exaltación. El destino de la República no depende de las batallas campales, ni de las grandes finanzas, ni de los líderes redentores, ni de oscuras revoluciones. De allí este entusiasta vistazo de la obra de don Mariano.


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 Jorge Rodríguez en Fedecámaras


José Guerra


31 de enero de 2021


El 27 de enero de 2021, en las instalaciones de Fedecámaras fue recibido Jorge Rodríguez, uno de los hombres más importantes del gobierno que dirige Nicolás Maduro. Según declaraciones emitidas tanto por Rodríguez como por Ricardo Cusano, presidente de la organización empresarial, la reunión trató temas relativos a la situación económica y las medidas para mitigar la crisis. Era la primera vez que un alto funcionario visitaba la sede empresarial

La pregunta que surge es ¿por qué ese acercamiento al sector empresarial en estos momentos? Reuniones han habido y muchas, buena parte de ellas para hacer catarsis como aquellas emprendidas por Nelson Merentes en marzo de 2014, sin que hubiesen resultados tangibles. Esta vez la situación es distinta debido al hecho que Venezuela está en bancarrota: su industria petrolera está destrozada, la hiperinflación no se detiene, la actividad  económica está en el subsuelo, las reservas en divisas se ubican en el mínimo histórico y el acceso al crédito internacional es inexistente desde noviembre de 2017, cuando Maduro declaró la moratoria unilateral de la deuda externa.

Basta revisar dos elementos para apreciar si ese acercamiento es sincero y si hay una intención auténtica de rectificar los errores garrafales cometidos en la conducción de la economía entre 1999 y 2020. En primer lugar, los principios doctrinarios del PSUV son similares a los de los partidos estalinistas, satélites de la antigua Unión Soviética y por tanto enemigos de la propiedad privada. En segundo término, vamos a recrear expresiones como esta de Chávez el 9 de mayo de 2010 "Hay una conspiración. La burguesía tiene mucho que ver en el manejo económico, yo le advierto a la burguesía: No nos vamos a dejar acorralar", Para luego afirmar “Ni un dólar más para la burguesía”. El 10 de junio de 2013 el presidente Maduro soltó esto “Mañana los espero en la AN en la tarde. Voy a pedir poderes habilitantes para la lucha contra la corrupción y contra la guerra económica que ha declarado la burguesía contra el pueblo”, para afirmar el 16 dic 2015 “No permitiremos que la burguesía parasitaria tome el poder". Recordemos además que Chávez promovió la creación de Empreven, justamente para debilitar a Fedecámaras.

Los mismos que expropiaron y confiscaron empresas, hatos, haciendas, centros comerciales, comercios y compañías petroleras, ahora desesperados buscan entenderse con sus víctimas. Victimarios y víctimas se reúnen y eso no está mal. Esas pláticas quedarán en nada si en Venezuela no se emprende de manera urgente un programa amplio de reformas económicas encaminado a detener la hiperinflación, reactivar la economía, recomponer la industria petrolera y lanzar un plan social para atender a la mayoría de los hogares hoy empobrecidos. Para ello hace falta financiamiento externo y éste no se obtiene con reuniones


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 ESTADO COMUNAL


            RAMÓN PEÑA


La Asamblea Nacional monocolor ha recibido la orden del Golem gobernante de aprobar antes del 24 de junio las Leyes de Parlamento Comunal y Ciudades Comunales. Proyectos seguramente ya precocidos en Miraflores que profundizan el propósito del Estado comunal o república de soviets, que fuera rechazado por voluntad popular en el referéndum de reforma constitucional de diciembre de 2007. Burlando ese rechazo y violando la Constitución Nacional, Chávez y la Asamblea Nacional, entre 2008 y 2012, aprobaron, entre otras leyes orgánicas, la creación de consejos comunales y comunas.

El poder comunal es una ficción que lejos de otorgar soberanía al “pueblo”, es la fachada de un estado autocrático que controla todos los poderes públicos tutelados por un Partido-Estado, que en nuestro caso sería el PSUV. Un remedo del arcaísmo ideológico comunista, el mismo que sembró miseria en Rusia y China. Recordemos que las comunas chinas, la manifestación más patente de esclavismo del SXX, desparecieron en 1978 a partir de las reformas orientadas a la economía de mercado emprendidas por Deng Xioaping para rescatar a los chinos de la condena de muerte por hambre.

Esas nuevas leyes, gestadas en el PSUV, que ya se arroga ser el único partido político en Venezuela, propenden a la liquidación de cualquier forma democrática que aún perdure en el país, a la desaparición de toda pluralidad que no concuerde con el estamento oficialista. Lo único novedoso en estas piezas de la arqueología comunista sería la de un socialismo militarista, dado el poder de los uniformados en el sanedrín que hunde a la República en la miseria.

En las deliberaciones sobre estos oscuros proyectos legislativos no habrá, por supuesto, representantes del 80% de los venezolanos que repudiaron la escogencia de esta Asamblea Nacional. Correspondería a la dirección de la oposición democrática, asumir la representación de las mayorías ignoradas y conducir el rechazo combativo frente a este nuevo despropósito.


 


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 EL FUTURO ¿EL FUTURO? 


 FERNANDO RODRIGUEZ


EL NACIONAL


A Héctor Silva Michelena, por la amistad de toda la vida


El futuro como se sabe es el campo de lo posible, de la fortuna o del infortunio entonces. Podría morir de un infarto mañana o consumar una pasión amorosa. Es por esa incertidumbre que es una de las fuentes del miedo y la angustia, sin contar que siempre las películas vitales terminan mal, en la vejez a veces y en la muerte siempre. De allí que los espíritus más estoicos recomiendan vivir en el presente, carpe diem. En el pasado, que ha dejado de existir, solo podemos encerrarnos en una existencia muy degradada como aquella del coronel a quien ya nadie le escribía en la muy bella novela de García Márquez. No obstante, y más allá de este simplificado calendario metafísico, hay que conceder que necesitamos afrontar el futuro porque todo proyecto existencial necesita una dirección, un orden, una finalidad. Como dicen los posmodernos un relato, y mejor un gran relato capaz de dotar de sentido a todas nuestras escogencias, personales o colectivas. La religión por ejemplo o las filosofías de la historia, al menos sentimientos o valores privilegiados que nos motivan, muy egregios o muy perversos.

Si ya no hay grandes relatos, solo el económico-tecnológico que nos arrastra, y en la medida que se multiplica su poder y refinamiento, el conocimiento y manejo de nuestro cerebro, sobre todo, pudiese trasladarnos a ámbitos impensables hoy. Donde podrían estar en juego algunas características esenciales de lo humano.

Pero bueno, sin ir tan lejos, el futuro planetario más inmediato no parece nada halagador. En las democracias avanzadas y no hace poco serenas y prósperas, ayer los Estados Unidos de Trump o Francia, ahora Holanda, se queman automóviles y automercados en sus grandes ciudades o la vena fascista crece y crece en Polonia o Hungría o en partidos en Alemania o España, por ejemplo. Y las guerras internas y entre vecinos se multiplican en África. Y Siria o Yemen o Afganistán o Libia no pueden cerrar sus heridas sangrantes. En América Latina, Venezuela o Nicaragua son nuevos actores de las más viejas tradiciones de dictaduras bananeras hamponiles. O la triunfadora Chile se llena de violencia y el pujante Perú de sucesivos primeros mandatarios corruptos y el virus lo devora. Brasil, no ha tanto entre las diez grandes economías del mundo, la gobierna un descendiente del nazismo. Y otras muchas tragedias y calamidades. Esto podría implicar, lo que dice Harari, el filósofo de moda, la muerte del liberalismo, el último y frágil gran discurso que parecía el único refugio ideológico después de la caída estrepitosa y sorpresiva del comunismo mundial. Lo cual ha dejado un mundo sin norte, sin ideologías, sin saber adónde va, adónde lo llevan fuerzas autonomizadas

A esto hay que sumarle la destrucción económica que dejarán esos enemigos microscópicos y terribles virales que azotan todo el planeta y que todavía no logramos derrotar, a pesar de las vacunas. Esa demolición no ha hecho sino aumentar las desigualdades sociales y entre países y presagia para el planeta de los pobres años de horror que se sumarán a lo que ya padece. La guerra por las vacunas y la postergación del tercer mundo muestra el rostro siniestro de la sociedad del consumo y la felicidad de la psicología positiva.

Por último, nosotros, Venezuela. Somos un andrajo de país, literalmente no tenemos instituciones, se pregunta uno si podremos sobrevivir en ese mundo futuro, algunos de cuyos trazos mayores hemos tratado de mostrar. No creo que ya muchos crean que basta salir de los sátrapas que nos gobiernan para encontrar los senderos de la prosperidad y la paz social. El petróleo va camino de la sepultura producto de la lucha contra el cambio climático. Hemos perdido un espacio poblacional básico para el trabajo productivo con las migraciones. No creo que seamos un paraje demasiado atractivo para inversionistas foráneos. De la industria local no quedan sino algunas ruinas. Reinventar la estructura educacional costará años y grandes hazañas. No tenemos dólares para importar lo que no producimos. Los servicios públicos básicos agonizan desde hace tiempo. Será una dura tarea en medio de un orbe traumatizado por las desgarraduras de la pandemia y la desarticulación social. Es un gigantesco reto, un alucinante y aterrante reto pensar en el futuro. Pero vamos a hacerlo, entre otras cosas porque solo las minorías destructoras pueden desear este siniestro presente.

 


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El encuentro Fedecámaras-Asamblea Nacional


Mesa de Trabajo


El día 27-1-21 ocurrió en la sede de Fedecámaras, un encuentro entre la Comisión para el diálogo de la Asamblea Nacional y el directiva de Fedecámaras. Tanto el parlamento como el gremio empresarial presentaron sus visiones del encuentro.

La reunión causó revuelo en redes sociales. Aunque había señales que indicaban que un encuentro entre el gobierno y la organización de empresarios ocurriría en algún momento, que haya sucedido pareció sorprender a muchos. 

Como siempre sucede cuando se trata de algún "diálogo", aparece el escepticismo y el pesimismo. No es para menos. Nuestras experiencias con los intentos de diálogo no han sido satisfactorias. Hasta Noruega, que tiene fama de "negociadora exitosa", salió con las tablas en la cabeza de los diálogos de Barbados en 2019.

¿Cómo entrarle, entonces, a esta reunión? Para romper con el escepticismo y pesimismo de buena parte de la opinión pública, mi ángulo para el análisis será otro. 

El valor de este encuentro es que es el primer paso para definir unas relaciones entre un gremio de la sociedad civil y el gobierno del Estado; relaciones "maduras", "adultas", que se caracterizan por no evadir el conflicto, buscar acuerdos en cuestiones de políticas públicas, y construir una relación de confianza, que no significa amistad. Lo que echo de menos es que este primer paso se haya dado en el marco de una forma de gobierno autoritaria y no en el marco de un gobierno democrático. Tal vez así fue durante los primeros años del "espíritu del 23 de enero" como se refería Miguel Otero Silva a la unidad que promovió la histórica fecha. Pero relaciones "adultas" no son frecuentes en Venezuela. Nos movemos más en la cooptación, la amenaza, o el chantaje.

Pero la Venezuela del chavismo es distinta a la Venezuela de AD-Copei. Esta reunión fue posible porque tanto el gobierno como Fedecámaras reconocieron sus límites. Principalmente por el alto costo del conflicto político para los dos. Nuestro conflicto ya tiene bajas concretas. A diferencia del pasado donde las pérdidas podían compensarse vía sector público o un mercado de alto consumo como el venezolano, hoy las pérdidas las asumen directamente los actores. Esto es lo importante y lo que lo diferencia de otros encuentros, porque nuestro conflicto ya es uno "intratable", estancado y "normalizado", que requiere otra manera para abordarlo. 

Reconocer límites es lo que hizo posible una "ZAP" (zona de acuerdo posible) para que los dos actores se encontraran.

El gobierno reconoce que su hegemonía tiene límites. No renuncia a ella. Tal vez la quiera lograr por otros medios. Sabe como resultado de la crisis, de su propia incompetencia y corrupción, y las complicaciones derivadas de las sanciones, que tiene que dejar respirar a la sociedad. Junto a que la cultura venezolana es de "revire" no tanto de hegemonías. Esta tiene que conquistarse, no imponerse. Esto explica la tenue liberalización que hay en Venezuela.

El cómo lograr la hegemonía es lo que el gobierno define en estos momentos. Es mi conclusión luego de escuchar a Maduro en una actividad con la dirección del PSUV el día 25-1-21. Maduro habló de 4 líneas para el partido: partido-gobierno, partido-movimientos sociales, partido-elecciones, y partido-AN. 

En varias entradas he escrito acerca del "autoritarismo limitado" que básicamente consiste en compartir la incertidumbre entre los distintos grupos dentro de un gobierno autoritario (para reducir la desconfianza), y en el caso venezolano, son contrapesos principalmente a la gestión del gobierno para mejorarla. La lógica del gobierno apunta hacia allá con una distribución del poder con Maduro como "primero entre iguales". Una "lógica de los elevados": un problema de abajo se resuelve con una solución por arriba. Aquí, el poder se distribuye entre el ejecutivo, el partido, y la AN. Hacia abajo, en la estructura social del chavismo (por eso el tema comunal). 

El gobierno reconoce que tiene un límite económico. Que debe dejar producir a quienes saben producir. Por eso privilegia "el capital" frente al "trabajo". Al menos ahora, optó por una visión capitalista. En términos de la teoría, el capitalismo consiste en personas que tienen capital, con ese capital contratan trabajo, y la producción es descentralizada. El gobierno lo asume. No en balde, las críticas en la base chavista es que todo se dolarizó mientras el factor "trabajo" tiene sus salarios estancados. Tampoco es casual que cada cierto tiempo el canal 8 pase documentales sobre China, pero en el momento de las reformas de Deng, y citan una expresión del dirigente chino, "Si no nos abrimos, estaremos en un callejón sin salida". 

Fedecámaras también reconoce sus límites. En una entrevista al presidente del gremio, Ricardo Cusanno, en el programa Vladimir a la 1, éste afirmó que Fedecámaras es "el brazo político del sector empresarial en términos de políticas públicas, para influir, pero no para ejercer el poder".

A mi modo de ver, aquí está el reconocimiento a los límites de Fedecámaras. El gobierno reconoce su límite económico y Fedecámaras su límite político. 

Fedecámaras siempre se vio como un organismo político no solo para influir, sino para ejercer el poder. Lo tuvo brevemente con Pedro Carmona en abril de 2002. El gremio siempre fue bastión para luchar por el poder. No solo con Chávez, también antes de Chávez. Fedecámaras fue el símbolo de la clase empresarial acomodada, porque la mediana tenía su representación en Fedeindustria la que siempre fue un "second best" o, en criollo, el "pariente pobre" de esta relación de economía política.

Incluso llegó un punto en que el sector empresarial "carajeó" a los políticos venezolanos. Se recuerda durante 1992-1993 cuando se intentó reformar la Constitución, cómo ante la decisión del parlamento de incluir un artículo acerca de la información veraz, los parlamentarios y el Congreso fueron atacados y amenazados de forma despiadada por el sector empresarial. Solo por una propuesta sobre un artículo.

Esta lógica se llevó frente al gobierno de Chávez, en donde Fedecámaras fue protagonista del conflicto político hasta el famoso -y para mi humillante y vergonzoso- "Método Chaaz" de 2005. El sector empresarial junto a otros sectores, tumbaron a Chávez y le hicieron un paro nacional que también casi lo derroca. El precio de esta guerra fue el debilitamiento del sector empresarial, por acción del gobierno (expropiaciones) y por acción de los empresarios al escoger malas estrategias (el tradicional "frentismo" y las vías de choque, muy alabadas en Venezuela). 

Empresas cerraron. Empresarios se fueron del país, y aquí pienso entró otro factor que explica el encuentro del día 27. Una nueva generación de empresarios que bien puede representar Cusanno. Personas que deben estar en los 50 años, hijos de empresarios, a quienes ahora les toca llevar las riendas de las corporaciones. 

Desde hace tiempo se observaba que esta generación buscaba romper con el conflicto existencial venezolano. Las razones pueden ser muchas. Se me ocurre que al continuar el trabajo en las empresas creadas por sus padres, optaron por no irse del país. Decidieron no abandonar espacios que en la economía también se llenan. Resolvieron algo a mi modo de ver sano y necesario: los agravios de las generaciones anteriores son de esas generaciones, no las de las nuevas. Acordaron, entonces, dar su pelea en el terreno en donde les toca actuar, aunque no sean chavistas o muchos no lo son. En otras palabras, los "viejos" vendieron o dejaron sus empresas porque no aceptaban el modelo Chávez, y sus hijos asumieron las riendas, pero con otra visión: no "tirar la toalla". 

A diferencia de la "Venezuela decente" (y hoy dolarizada) que gracias a esa criticada dolarización puede construir un mundo al margen, pontificar desde redes sociales, y solo relacionarse con el Estado cuando le toca ir al Saime, al Saren, o a renovar la licencia, la "Venezuela que produce" no tiene ese lujo. Tiene activos, tiene empleados, tiene clientes, tiene accionistas, posee cuentas por pagar y cuentas por cobrar, tiene compromisos para pagar impuestos, créditos, tiene comunidades a las que sirve, gente que ha hecho de marcas parte de su vida, y tienen historia, recuerdos, tradición, porque muchas de nuestras empresas -o casi todas- son historias de familias. No es fácil despedirse de eso.

Pero también tiene competencia: sería un error estratégico muy grande para cualquier empresario -así lo veo, antes y ahora- abandonar su espacio por "dignidad". Debe producir, salvo que algún criterio económico o de rentabilidad le indique lo contrario. Pero aún así, debe considerar seguir. Chevron, por ejemplo, si no es por el "wind down" establecido por las sanciones, tuviera actividades en el país. Seguramente tiene el músculo financiero para soportar, pero también la sagacidad para entender que si te vas, no regresas, otro ocupará tu lugar; o el regreso es tan costoso que tal vez sea mejor no volver.

Está el caso de las harinas de maíz. Desde el gobierno de Chávez, hay una política para quitarle a Polar el dominio de la harina de maíz. En términos nominales lo ha logrado, porque ahora se ven diferentes marcas de harina de maíz. En esta circunstancia, Lorenzo Mendoza pudiera empantuflarse en Venezuela o afuera. Con la dolarización pudiera llevar una vida tranquila, con "prestigio", mientras tuitea sobre el "horror" o la "opresión". Pero optó por mantenerse firme pese a los ataques del gobierno y, claro que hay un precio, porque también tuvo que "reinventarse". Posiblemente evaluar su cartera de productos dentro de Venezuela, y expandirse hacia afuera. Igual se pudiera decir lo mismo de Farmatodo: también atacados por el gobierno, pudieron abandonar por "dignidad" ¿Sería el mismo "Farmatodo"?

Y es que la ética en política en una forma de gobierno autoritaria es dar tu pelea en el terreno del autoritarismo. No es abandonar, no es tanto exigir -aunque hay que hacerlo- sino ganar en la resistencia e, incluso, en la propia mente de las personas que ejercen el poder. Es estar en el mero centro de los extremos; del que demanda la comodidad para vivir y del que pide la irreverencia porque siempre puede evadir la responsabilidad. Ahora entiendo la prudencia en el lenguaje de Havel, por ejemplo, o de Sveta -la escritora- porque realmente no tuvieron la oportunidad o no quisieron aislarse del mundo autoritario. Lo vivieron, enfrentaron, escribieron, y por eso la prudencia de quien realmente lo ha vivido. Sabe que se enfrenta con aplomo, no con verbos encendidos. Ahora, también comprendo, a quienes dicen que una cosa es estar afuera y otra "aquí adentro". Sí hay una diferencia para hablar y para actuar. 

Si se asume este límite político que Fedecámaras reconoce, se entiende la expresión de Cusanno: es el "brazo político para influir en políticas públicas", pero ya no para "el ejercicio de poder" que en algún momento Fedecámaras simbolizó (y quizás buscó). 

En la confluencia al reconocer sendas limitaciones, se dio el encuentro. El gobierno reconoce en Fedecámaras una fuerza para producir. Esa es la fuerza de Fedecámaras para sentarse con el gobierno. Es relativa porque no maneja activos, pero sí lo simbólico. Por su parte, Fedecámaras reconoce al gobierno la fuerza de quien ha permanecido en el poder a pesar de todos los pronósticos. Igualmente es fuerza política. También relativa porque está sujeta a la incertidumbre (¿y si el conflicto político renace por la situación universitaria? por ejemplo. Nadie lo sabe). 

Por eso hablo del primer paso para una relación política "adulta". Es así porque el gobierno no va a renunciar a su hegemonía. Es evidente que hay un interés político en el encuentro, que es mostrar "el clima de unidad nacional". Fedecámaras tampoco cambiará su visión de país, que es distinta a la visión del gobierno. Pero justamente en la pugnacidad de esas visiones al reconocer sus límites, es que pueden darse reglas para llevar el conflicto, en este caso, en el campo de la producción.

Lo anterior apunta a otro asunto ¿Hacia dónde irá esa relación o para qué definir unas reglas para el conflicto en la producción? A lo mejor el gobierno se come a Fedecámaras, quizás ésta no aguanta la presión de las críticas -imagino que el teléfono de los directivos debió reventarse ese día con las famosas llamadas de los "hombre serios que saben decir las cosas", así como cuando en julio de 2020 la CEV emitió su comunicado que invitó a votar, así luego dijeran que no- probablemente las "negociaciones del micrófono" -para "quedar bien" con los públicos- son las que marcan las conversaciones y fracasan, posiblemente el encuentro "metabolizará a la opresión" y Fedecámaras "normalizará" a un gobierno hegemónico, es algo que la propia dinámica de quienes se reúnen dirá. Tengo la impresión que hay conciencia que no pueden repetirse esquemas anteriores ¿Habrá conciencia para definir nuevos esquemas? Es lo que habrá que observar. Allí estará la habilidad política, más de Fedecámaras que del gobierno. 

Para Maduro, esta relación es importante. Su hijo se incorporó a la comisión que hará seguimiento a lo conversado en este encuentro. Maduro sabe dónde está el poder: Cilia en la comisión para designar a un nuevo CNE, y Maduro Guerra en la comisión para hacer seguimiento al encuentro con Fedecámaras. Su esposa y su hijo. Son canales directos con Maduro, lo que comunica la relevancia que éste le da a un nuevo CNE y a lo electoral en general; como a la relación con el gremio empresarial más importante de Venezuela.

¿Hacia dónde irá todo esto? No lo sé. Pero pienso que si se construyen relaciones "adultas" para manejar el conflicto puede ser un paso que, en un futuro, facilite la alternancia vía elecciones, por vía indirecta. Como expresé, Fedecámaras renuncia al ejercicio del poder, no a influir. Su encuentro con el gobierno será para luchar para que se respete la inversión y la producción, como lo establece la carta magna. En palabras de García Pelayo, este encuentro tiene el potencial para ser un "fenómeno políticamente condicionante". Es decir, puede "tener un efecto decisivo en la política" que trascienda el ámbito de la producción. 

Hace unos días, Borrell ofreció una entrevista. Hago la cita textual porque recoge mi idea de lo que puede ser la alternancia para Venezuela. Expresó que, "Los que llevamos unos años en este oficio sabemos que en una negociación nadie puede pretender que el otro asuma sus planteamientos. Todos tienen que poner de su parte y todas las transiciones políticas que ha habido en el mundo, la chilena, la española, la polaca, por ejemplo, pasan por el reconocimiento de las partes y en algunos casos, por soluciones pactadas que involucran a los que vienen y a los que se van".

Siempre he pensado que la alternancia en Venezuela tendrá más de Chile, por ejemplo, que de "Junta de 1958" venezolana, tesis en la que sigue la "Venezuela decente" y partidos políticos, anclados todavía al paradigma leninista de lucha política, a pesar del discurso "sobre la lucha no violenta" y las "instituciones". Se mantienen atados a una Venezuela que ya no existe. Tal vez por eso su falta de asertividad estratégica.

No sé si Fedecámaras tuvo esta lectura, pero el encuentro es un primer paso para romper con ese paradigma. Lo lógico que debe venir es la construcción de la confianza. Será la etapa más difícil tanto para el gobierno como para Fedecámaras porque allí vendrán las "presiones de lado y lado". Veremos si resisten y cómo manejan las presiones, si logran aguantar. Si es así, este encuentro puede permitir un clima en donde las "soluciones pactadas" de tipo político de las que habló Borrell, sean posibles y no inviables como son hoy.

Lamento, como escribí al inicio de esta entrada, que este primer paso para edificar relaciones pugnaces de manera "adulta", ocurra en este momento y no antes de 1998. Si la política y la sociedad se hubiesen planteado su conflicto y diferencias de manera "madura", el destino de Venezuela hubiera sido otro. Pero decidimos diferente. Ahora toca hacer viable lo posible. Es decir, una visión política.


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sábado, 30 de enero de 2021

 CRUDAMENTE REALISTA


  ISMAEL PÉREZ VIGIL


La discusión acerca de si participar o abstenerse en el proceso electoral de gobernadores, que trata de abrirse camino, tropieza con serias dificultades. Por ahora se desarrolla en redes sociales o bien en algunas entrevistas o artículos de opinión en los pocos medios que la oposición todavía tiene para expresarse; pero esta carencia de medios para realizar la discusión no es la principal dificultad. La principal dificultad es la falta de interés de la población, en general y de la oposición en particular, por el tema.

 

Participar en un proceso electoral parece ser la última preocupación que tiene el ciudadano común, agobiado como está por la crisis cotidiana, por la carencia de todo, de servicios públicos, de gasolina, de alimentos a precios asequibles, de empleo. Frente a todo esto, pensar en elecciones no pareciera que tiene ninguna prioridad.

 

Los argumentos de esta discusión, a favor o en contra de participar, realmente no han variado mucho, casi todo lo que se podría decir, lo que se podría argumentar, ha sido dicho; no hay nuevos desarrollos que valga la pena repetir.

 

Solo debo constatar que, lamentablemente, lo electoral parece que solo es una preocupación de algunos líderes políticos y de algunos partidos. Años de campaña del régimen por restarle importancia al voto −campaña a la que algunos sectores opositores han contribuido− más la abstención en algunos procesos electorales importantes, finalmente han hecho mella en el ánimo de la población con respecto al voto como vía de solución a la crisis del país.

 

Las formas en que caen las tiranías son muy variadas, pero podríamos resumir en cuatro las vías por las que pienso que puede salir este régimen de oprobio.

 

- La primera es que se produzca algún “milagro” o acto de “iluminación” por el cual la élite en el poder decida retirarse y abrir la negociación para que se produzca un proceso de transición.

- La segunda alternativa es una combinación virtuosa de movilización popular interna −de todas esas protestas que hoy en día se dan por muy variados y justificados motivos− con una presión internacional que ahoguen al régimen y concluya en un quiebre del bloque hegemónico de poder, que los lleve igualmente a renunciar y a aceptar una negociación para salir de la crisis.

- La tercera posibilidad es obviamente un pronunciamiento militar o golpe de estado que deponga el régimen y abra el espacio para un proceso de transición.

- Y la cuarta alternativa −la tan esperada por muchos− es una intervención externa, de fuerza obviamente, que obligue al régimen a dejar el poder y se abra un proceso de transición.

 

Salvo que —en los dos últimos casos— los que depongan al régimen decidan aprovechar para “prolongar su estadía”, en todos los casos, más temprano o más tarde se concluirá en la organización de un proceso electoral para que el pueblo decida quien lo debe gobernar.

 

Por supuesto, sería un proceso electoral que reuniría todas las condiciones de los más exigentes puristas; como mínimo: No habría presos políticoscesaría la intervención de los partidos y estos regresarían a sus directivas originales; los líderes serían rehabilitados y podrían regresar del exilio para participar en el proceso electoral que se realice; sería depurado el Registro Electoral; se llevaría a cabo el registro de los venezolanos en el exterior mayores de 18 años y por supuesto se les permitiría y facilitaría que puedan votar en las elecciones presidenciales; habría observación nacional e internacional de organismos especializados y multilaterales como la OEA, la UE, etc.; y se darían, en general, todas las condiciones que permitan unas elecciones libres, justas, equitativas y democráticas, tal como es la aspiración normal de cualquier venezolano.

 

Suponiendo que se resuelven todos los problemas de que adolece el sistema electoral venezolano y el nirvana electoral descrito sea posible, si es un proceso electoral libre, justo, equitativo y democráticose supone que el PSUV, partido del actual régimen, podrá participar con su candidato, que aunque no sea el presidente actual, tienen otros candidatos con los cuales concurrir al proceso. Cabe preguntarse: ¿Estamos en la oposición preparados para concurrir a un proceso electoral en estas condiciones?, y más importante: ¿Estaremos en condiciones de derrotar al candidato del régimen?

 

Dicho en otras palabras, la dificultad real y más importante es cómo evitar que nos pase en Venezuela lo que ocurrió en Nicaragua con el sátrapa Ortega que después de ser derrotado el sandinismo militar y electoralmente, regresó al poder con mucha más fuerza y hoy está convertido en un tirano que amenaza con perpetuarse.

 

Si hacemos algunos números veremos que esta inquietud no es meramente retórica y ese 80% que las encuestas dicen que rechaza al régimen, se expresa en las urnas de una manera diferente. La abstención instalada en el país desde el año 2000, es de aproximadamente un 30%, que, bajo ninguna circunstancia, ni en los momentos electorales más eufóricos ha disminuido. Por su parte, el régimen con todos sus “trucos”, demagogia e intimidaciones, logra mover un caudal electoral, que en sus peores momentos, ronda el 20%. Los llamados “alacranes” y el sector chavista, no madurista y los exchavistas, podrán movilizar un 5% del electorado; eso nos deja un 45% para ganar esas elecciones, que en el mejor de los casos se realizarán no antes de un año, en el que pueden ocurrir muchas cosas. Y eso si logramos ir unidos con un solo candidato. La gran incógnita es si lograremos llegar a ese proceso unificados, con un solo candidato para que tenga alguna opción real de triunfo.

 

Mas concretamente, ¿Cuántos candidatos “opositores” se enfrentarán al candidato del régimen, llegado el momento que se den unas elecciones libres, justas, equitativas y democráticas? Seguramente habrá uno o varios candidatos −ya lo vimos el 6D− del sector “alacrán” u “oposición participacionista”, como algunos de ellos se autodenominan; y es probable que algún sector de la izquierda, exchavista o no madurista, concurra también con algún candidato; y no faltarán los oportunistas de siempre que se anotan en estos procesos electorales, cuando hay libertad de concurrencia.  

 

¿Lograrán Henrique Capriles, Leopoldo López y María Corina Machado “disipar” sus diferencias para que alguno de ellos sea el candidato único opositor?, suponiendo además que no surja otro candidato de AD, PJ o UNT en la competencia, sino que estos partidos, y otros menores, apoyen al candidato unitario.

 

La unidad, entonces, no es un tema teórico, de principios o filosófico, sino algo realmente practico y de naturaleza política, de estrategia fundamental para lograr un triunfo electoral que permita reiniciar el regreso a la democracia.

 

La tarea primordial, ya lo hemos dicho en otro momento es la reconstrucción de la oposición, (https://ismaelperezvigil.wordpress.com/2020/12/05/reconstruccion-opositora/en cuatro áreas fundamentales: primero, la reconstrucción de los partidos políticos; segundo, la reconstrucción de la base de apoyo de la oposición democrática, es decir esos millones de personas y las miles de organizaciones de la sociedad civil y grupos muy activos en la resistencia al régimen, hoy ligeramente dispersos y desmoralizados; tercero, dirigir una acción específica hacia esa inmensa mayoría del país, que permanece más indiferente a la actividad política, que no se involucra y que incluso en determinados momentos ha apoyado la demagogia y el populismo del régimen; y cuarto, no descuidar y dedicar un esfuerzo importante a mantener contacto y relación con la comunidad internacional, que nos ha apoyado en estos dos últimos años y que comienza a dar señales de duda o “fatiga”.

 

Resumiendo, la tarea fundamental es la organización de la resistencia que durante más de 20 años se ha enfrentado al régimen y ha impedido que se consolide de manera definitiva un totalitarismo en Venezuela. En este contexto, la discusión acerca de abstenerse o participar en los procesos electorales que se presenten, adquiere otra perspectiva, pues la participación electoral tiene el doble papel que siempre se ha señalado: organizar a la oposición y defender el voto, que en algún momento volverá a tener un valor fundamental para restablecer la democracia.


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viernes, 29 de enero de 2021

COLLAGE SOBRE RÓMULO BETANCOURT  (XLIX)

                       (Gobierno Constitucional –XI-)


                     Carlos Canache Mata


El inicio del año 1961 está signado por la promulgación de la nueva Constitución de Venezuela –la número 26- en el Salón Elíptico del Capitolio Federal, ante los representantes de todos los Poderes Públicos, del Cuerpo Diplomático, del Alto Mando Militar, del Clero y de las organizaciones sindicales y empresariales. En dicho Salón, el Presidente del Congreso Nacional, doctor Raúl Leoni, había declarado sancionado el trascendental documento, una vez que todos los senadores y diputados presentes, ecabezados por él mismo y por el doctor Rafel Caldera, Presidente de la Cámara de Diputados, estamparon sus firmas en el trascendental documento. Ha sido nuestra Constitución con mayor vigencia, casi 40 años, seguida por la Constitución de 1830, que tuvo 27 años de vigencia, lo que en la inestable vida política de nuestro país no deja de ser una hazaña exitosa.

Es imperativo glosar el discurso que, en tal ocasión, pronunció el Presidente Rómulo Betancourt. “Día para ser inscrito en piedra miliar en los fastos de la República, éste de hoy, 23 de enero de 1961…Esta Constitución que hoy estrena la República no puede ser, y no será, una más entre las muchas constituciones que ha tenido Venezuela. En 150 años de vida independiente, ésta que hoy se sanciona completa el número 26 de las constituciones promulgadas…Entre asonadas y guerras civiles, con sus secuelas de autocracias y despotismos, vivió la República casi todo el siglo XIX y buena parte del XX, y en ese vórtice de violencias desatadas y de mandonerías imperiosas no pudieron estabilizarse las normas jurídicas que dieran fisonomía a un Estado democrático…”. Como el propio Presidente lo señala, se habían frustrado por años la intención y los propósitos consignados en la Constitución de 1811 y en la de 1819, y, en plan de profecía, auguraba que “esta Constitución que hoy promulgamos –lo he dejado dicho- debe durar y durará, para que regule jurídicamente las relaciones democráticas entre Estado y nación, no sólo por el período de gobierno que termina en 1964 sino por muchos otros más…”.

Más adelante dice: “Juro solemnemente, ante el pueblo y ante mi propia conciencia, cumplir y hacer cumplir esta Constitución; respetar y hacer respetar sus normas, que sancionadas como han quedado, adquieren identidad y categoría de mandato imperativo. Juro también que por respeto mismo a esta Constitución que hoy nace rodeada de la fe colectiva, y por lealtad a mi propia vida consagrada al establecimiento en Venezuela de un régimen de libertades públicas, utilizaré los instrumentos que esta Ley Fundamental pone en las manos del Presidente de la República para impedir que el orden público se subvierta, sea cual fuere la bandera esgrimida y las consignas agitadas por los empresarios del motín; y que impediré, con la colaboración de quienes me acompañen en el Consejo de Ministros, que las corrientes hostiles al sistema democrático de Gobierno lo desacrediten, debilitándolo” (cursivas de CCM). Venezuela, como toda sociedad moderna y organizada, necesita y reclama de sus gobernantes respeto a las libertades públicas, y junto con ese respeto la defensa decidida del Estado de Derecho frente a la conspiración totalitaria, tan repudiable si se exhibe bajo el atuendo de la clásica autocracia criolla como si se presenta con el ropaje novedoso de doctrinas y tácticas de importación, que le niegan vigencia al régimen representativo de gobierno para abrirles el camino a dictaduras de grupos o partidos” (1). Esa afirmación presidencial de utilización de los instrumentos establecidos en la Constitución,  para asegurar el orden público y la estabilidad democrática, no fue hecha en vano, y como con la promulgación de la nueva Constitución quedaba derogado el decreto de suspensión de garantías del 28 de noviembre de 1960, en la noche del mismo 23 de enero la Gaceta Oficial publicó un nuevo decreto suspendiéndolas. Como el PCV y el MIR persistían en sus planes insurreccionales, el Ministro de Relaciones Interiores, doctor Luis Augusto Dubuc, explicó al país que era necesario mantener el régimen de excepción que se venía aplicando.

En virtud de que el artículo 242 de la Constitución recién promulgada ordenaba que el Decreto de suspensión de garantías debía ser “sometido a la consideración de las Cámaras en sesión conjunta o de la Comisión Delegada, dentro de los diez días siguientes a su publicación”, así se hizo. El debate que se realizó ha sido uno de los más largos de nuestra historia parlamentaria, en el que adversaron el Decreto el PCV, el MIR y URD, que se había separado del Gobierno de coalición a fines del año anterior y debutaba en el campo de la oposición. Se instalaron altavoces en los pasillos, porque se habían colmado las tribunas y palcos. El 1° de febrero concluyó el debate de las Cámaras reunidas en Congreso. Antes de la votación, la oposición acordó retirarse, y el resultado fue de 112 votos a favor del Decreto y 8 en contra.

 El historiador Ramón J. Velásquez, escribe: “En febrero de 1961 ha cesado la agitación que en la calle protagonizan violentos grupos juveniles, ahora se habla de alzamientos militares, de conspiraciones de signo derechista, de protesta en los cuarteles contra el comunismo y contra el Gobierno. El 20 de febrero, a la media noche, el Coronel Edito Ramírez, Director de la Escuela Superior de Guerra penetra en compañía de un grupo de militares y civiles en la Escuela Militar, como jefe de un alzamiento militar en marcha…Ramírez contaba en el número de quienes criticaban al Gobierno como débil e ineficaz en su lucha contra el comunismo y el fidelismo en boga…La acción iniciada por Ramírez  en la Escuela Militar fracasó y el golpe fue debelado antes del amanecer” (2).

¿Qué pasó ese 20 de febrero? Dejemos que sea el propio Coronel Edito Ramírez quien nos lo cuente: “…El año de 1960  termina con las garantías suspendidas, 19 muertos y buen número de heridos…Por esta fecha, la Universidad ya estaba convertida en arsenal de guerra y desde sus locales, se disparaba contra el Ejército. El Gobierno lo sabe, pero lo niega. Vale reseñar la cita que a su Despacho, hizo el Presidente Betancourt a un buen número de oficiales entre los que se encontraba quien esto apunta. No sé exactamente cual era el objeto de la reunión, pero sí estoy a conciencia de lo que en ella se trató. El Presidente asentó que durante su Gobierno no se ilegaliazaría ningún partido. Por consiguiente, no lo sería el Partido Comunista. Pasó después a referirse a los disturbios de la Universidad, para afirmar reiteradamente, que no había armas en el recinto Universitario. Mas, como un oficial de su entera confianza, insistiera en que sí las había y que lo había comprobado con su propio Batallón, Betancourt admitió que lo que tenían los estudiantes eran unos “revolvitos” que en ese mismo momento estaban entregando al Rector De Venanzi. Minutos después, cuando almorzábamos, cundió la alarma de que la Escuela Técnica había hecho fuegos de ametralladora sobre una patrulla militar, que pasaba por la Avenida frente a la Universidad y que, naturalmente, echó pie a tierra para responder el ataque. La confabulación que se hacía contra mi persona estaba, a esas alturas, en su máxima efervescencia, razón por la cual aproveché la cita a que hago referencia anteriormente, para hablar con el Presidente y ponerle las cartas sobre la mesa. En la noche de ese mismo día, salían en cajones por los cerros adyacentes a la Universidad las armas depositadas en su recinto…Fruto, pues, de todos estos factores fue el 20 de febrero del cual fui protagonista” (3). Del relato anterior, se deduce, se llega a la conclusión de que el Coronel Edito Ramírez actuó el 20 de febrero porque consideraba, como líneas arriba lo señala Ramón J. Velásquez, “al Gobierno como débil e ineficaz en su lucha contra el comunismo y el fidelismo en boga”.   

Me he detenido en la reseña de la intentona del 20 de febrero porque conocí al Coronel Edito Ramírez personalmente y hablé cordialmente con él varias veces en el exilio en Madrid en el año de 1957 y, coincidiendo  con Luis José Silva Luongo, “extraña que un oficial culto, con larga experiencia desde el 18 de octubre de 1945, que rompió con Pérez Jiménez, y luego de cursos de Estado Mayor en Bélgica, haya intentado semejante aventura militar” (4).

Sobre “el barcelonazo” que siguió después, me referiré ampliamente, por haber sido uno de los presos del golpe militar de ese día, en el próximo Collage.

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Notas

1-Rómulo Betancourt. “La Revolución Democrática en Venezuela 1959-1964”. Caracas/1968. Tomo I. Pág. 480-482.

2-Ramón J. Velásquez. “Aspectos de la Evolución Política de Venezuela en el Último Medio Siglo”. Venezuela Moderna 1926-1976. Fundación Eugenio Mendoza. Caracas 1976. Pág. 217.

3-Edito José Ramírez R (Coronel (R). “El 18 de Octubre y la problemática venezolana actual 1945-1979”. Avila Arte, S.A., Impresores Caracas/Venezuela/1981. Pág. 265-267.

4-Luis José Silva Luongo. “De Cipriano Castro a Carlos Andrés Pérez 1899-1979”. Hechos, vivencias y apreciaciones. 1° edición. Monte Ávila Editores. 2000. Pág. 396.

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 ¿Megaelecciones?











EDUARDO FERNANDEZ


Observo que ahora se pretende volver al viejo sistema elemental y primitivo de acumular todas las elecciones en un solo acto y en una sola fecha.

Hubo un tiempo en que los venezolanos votábamos cada cinco años. Lo hacíamos con dos tarjetas: una grande y otra pequeña. La tarjeta grande era para elegir al Presidente de la República. La tarjeta pequeña tenía unos poderes mágicos. Bastaba con depositar esa tarjeta pequeña en la urna electoral y usted estaba eligiendo cosas tan disimiles como senadores y diputados al Congreso Nacional, diputados a las Asambleas Legislativas (que era como se llamaba a lo que ahora denomina Concejos Legislativos Regionales) y también se elegían a los concejales que iban a ocuparse de los temas municipales. Los gobernadores de estado eran designados por el Presidente de la República. Los gobernadores eran funcionarios de la libre designación y remoción del Jefe del Estado. Los Alcaldes simplemente, no existían. Había un Presidente de Concejo Municipal que duraba un año en sus funciones y era elegido por los concejales.

El método era bastante elemental y primitivo. Votar por la tarjeta chiquita era un acto de confianza en la sabiduría de las direcciones de los Partidos Políticos que era quienes tenían el encargo de hacer las listas de senadores, de diputados nacionales, de diputados regionales y de concejales. Hay que reconocer que con ese método tuvimos parlamentarios tan distinguidos como Arturo Uslar, Gonzalo Barrios, Rafael Caldera, Jóvito Villalba, Luis Herrera Campins, Pompeyo Márquez, Raúl Leoni y muchos más. No quisiera invitar a hacer comparaciones con los parlamentarios de ahora.

Un creciente reclamo del mundo académico y de la sociedad civil nos movió a algunos parlamentarios a trabajar por lograr dos objetivos: separar las elecciones y personalizar el voto. Propusimos separar las elecciones para que el electorado tuviera una conciencia más clara de lo que estaba eligiendo. Así proponíamos que en una fecha se eligieran los órganos del poder nacional: el Presidente de la República y el Congreso Nacional. En otra fecha los órganos del poder regional, o sea, gobernador de estado y asamblea legislativa y finalmente proponíamos la creación de la figura del Alcalde a ser elegido en otra fecha junto con los integrantes del Concejo Municipal.

También propusimos la personalización del voto. Es decir, que los electores supieran por quien estaban votando y no solo votaran por el color de un partido político sin tener conciencia de a quien se estaba entregando esa confianza y esa responsabilidad.

Observo que ahora se pretende volver al viejo sistema elemental y primitivo de acumular todas las elecciones en un solo acto y en una sola fecha.

Seguiremos conversando.


Eduardo Fernández



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jueves, 28 de enero de 2021

¡La Asamblea de 2015 al paredón! 


                 Trino Márquez

 

El régimen de Nicolás Maduro destruyó a Pdvsa, a la Corporación Venezolana de Guayana, a la Cantv y Movilnet, a la Petroquímica,  y a todas las empresas estatizadas durante las dos últimas décadas. Acabó con empresas tan exitosas como Agroisleña y La Electricidad de Caracas, entre los numerosos casos que podrían mencionarse. Durante años se hizo el distraído frente al contrabando de extracción de gasolina y alimentos subsidiados que salían para Colombia y Brasil en grandes camiones. Continúa permitiendo que el Arco Minero sea saqueado por las distintas mafias que controlan esa región. Allí, al sur del país, el Estado desapareció. Lo que domina es la barbarie.   

Ese gobierno, que ha fomentado durante décadas la corrupción y el asalto a la riqueza nacional –y que, de paso, está muy cerca de perder Guyana, por desidia e irresponsabilidad- ahora acusa de corrupción a Juan Guaidó, a los diputados electos en diciembre de 2015 y a un grupo importante de personas que han acompañado al joven dirigente político a lo largo de esa compleja etapa que se abre cuando  Nicolás Maduro decide, en los hechos, desconocer los resultados de los comicios legislativos de 2015, convocar la Constituyente y llamar a las ilegítimas elecciones presidenciales de de 2018, desconocidas por la mayoría de los países democráticos. Como se recordará, la toma de posesión para el nuevo período presidencial que comenzaba el 10 de enero de 2019, fue cuestionada por la oposición venezolana, con el respaldo de la Unión Europea, un amplio sector de la OEA, el Grupo de Lima, Estados Unidos y gran parte de las naciones democráticas. A partir de ese momento, se consideró que, en términos jurídicos, la Presidencia había quedado vacante y que el Presidente de la Asamblea Nacional debía cubrir ese vacío.

Ahora, muchos de quienes criticaron el llamado a las elecciones de 2018, se negaron a reconocer a Maduro como jefe de Estado, exigieron que el entonces Presidente de la AN cubriera el vacío constitucional y se opusieron a aceptar la validez de las  votaciones del pasado 6 de diciembre, se hacen los desentendidos. Se han convertido en acérrimos adversarios de Guaidó y de los diputados agrupados a su alrededor. Sin embargo, previamente denunciaron como farsa la convocatoria de diciembre pasado, no propusieron ninguna iniciativa válida frente a lo que convendría hacer cuando esa cita se produjera y se instalara la nueva AN oficialista, el 5 de enero. Esta falta de consecuencia y coherencia ha  ido acompañada con llamados piadosos a unas negociaciones abstractas, para la cuales no existen las condiciones previas indispensables: acuerdos unitarios en el plano político, organizativo y programático.

Los dirigentes de Avanzada Popular se dirigieron al Parlamento Europeo para pedirles a los eurodiputados que admitieran que el período de la AN electa en 2015 había expirado.  ¿Cuál es propósito de semejante demanda? No es otro que enrarecer aún más las relaciones dentro de la oposición.

El objetivo fundamental de preservar el foro electo en 2015 consiste en impedir que Maduro siga disponiendo a su antojo de los recursos nacionales y se endeude de forma alegre como lo hizo en el pasado. La contraparte legislativa opositora persigue proteger los activos de la nación en el exterior y mantener una trinchera para la lucha política. Esto lo entendió perfectamente Josep Borrel, la Unión Europea y los gobiernos que han defendido la tesis de la continuidad administrativa. También parece haberlo comprendido la naciente administración de Biden. Mientras exista la dualidad de poderes, aunque uno –el opositor- se encuentre internamente muy debilitado, los gobiernos opuestos a Maduro contarán con mayores argumentos para propiciar el diálogo, una salida pacífica, constitucional y electoral, meta que se busca alcanzar desde hace mucho tiempo. En el caso particular de Estados Unidos, el gobierno tiene una excusa formidable en sus manos para evitar que se liquide Citgo y otros bienes de la República que se encuentran en esa nación

 El gobierno sabe que mientras exista ese incordio que es la AN de 2015, votada por más de catorce millones de venezolanos, le será imposible alcanzar el reconocimiento de la AN electa en diciembre pasado y darles legitimidad a los acuerdos aprobados en ese aquelarre, controlado férreamente por el oficialismo, con más de 90% de los diputados.  El régimen es tan insaciable, que no tuvo ni siquiera la gentileza de darles sesenta diputados -21%’ a los miembros de la mesita y de otros grupos que participaron como comparsa.

La estrategia de Maduro ha sido clara: descalificar, calumniar y amenazar a Guaidó, sus compañeros y seguidores. Decir que se han enriquecido de forma obscena con los recursos de los venezolanos. Inventar mansiones y fortunas incompatibles con personas que no recibieron sueldos a partir de 2016, porque el régimen se negó a pagarles. El ariete de esta demolición es Jorge Rodríguez, cuyo paso por el CNE dejó muchas sospechas razonables. Lamentable que en esta jauría, orquestada por el régimen y todo su aparato comunicacional, participen medios informativos y dirigentes que dicen ser opositores.

@trinomarquezc

 


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miércoles, 27 de enero de 2021

Luis Ugalde: “El diálogo es para terminar una guerra o salir de una dictadura. Tienen que dialogar los que ayer se consideraban enemigos”


El padre Ugalde asegura que hablar de reconciliación debe comprometer todos los niveles de la sociedad y no a un solo grupo político.

El exrector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Luis Ugalde SJ, considera que aquellos que «ayer se consideraban enemigos» deben sentarse a dialogar para salir de la crisis que agobia a Venezuela, haciendo referencia a las facciones polarizadas del país y destacó que esa herramienta se usa para dirimir conflictos de toda índole.

“Se dialoga no con los que yo quiero, sino con los que han sido consideramos como enemigos. El diálogo es para terminar una guerra o salir de una dictadura. Tienen que dialogar los que ayer se consideraban enemigos”, resaltó en entrevista a Radio Fe y Alegría publicada el 25 de enero.

A su juicio, el hablar de reconciliación no incluye a un grupo de líderes políticos de los sectores políticos sino que el concepto y las acciones deben expandirse a todos los niveles en Venezuela porque la «fractura» ha sido profunda y es esencial poder llegar a un consenso nacional donde la diversidad de opiniones pueda prelar para al final, rescatar el valor mural del ciudadano.

Sin embargo, para poder sentarse a dialogar, el padre Ugalde señala que deben haber ciertas condiciones que deben cumplirse como por ejemplo la sinceridad y el trato igual al adversario político, ya que en muchas oportunidades la iniciativa fracasa por el subestimar a la contraparte con la que se conversa.

“Antes la población creía en las promesas, ahora no creen ni de un sentido ni de otro. Creen en los hechos, y si mañana la población ve que se sentaron de verdad, así sí cambia”, explicó.

Subraya que mientras más pronto se sienten a dirimir las diferencias, más rápido se evita que la situación continúe agravándose. Además, se deben buscar puntos en común para abordar temas como educación, economía, la recuperación de la producción petrolera y poner a funcionar las empresas que dejaron de funcionar, tanto las estatizadas como las que no.

La posición del padre Luis Ugalde es coincidente con la esgrimida por cardenal Baltazar Porras en otras oportunidades y con la del exgobernador Henrique Capriles durante su conversación con varios medios de comunicación, donde expresó que la oposición venezolana debe reevaluar su estrategia y considerar sentarse una vez más en una mesa de negociación con representantes de la administración de Nicolás Maduro y así buscar una solución a la crisis que agobia actualmente a Venezuela.


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