miércoles, 28 de febrero de 2018

¿Votar sin elegir, para qué?

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                     LUIS UGALDE SJ

Se discuten fechas y condiciones para la próxima votación con peligro de que la mayoría de la población no tenga claro qué nos jugamos en ella. Lo que sí sabemos todos es que la desesperada situación inhumana que vivimos va a empeorar. El gobierno, convencido de que la tragedia va a aumentar, que la situación sigue empeorando y que hay división y desaliento en los opositores demócratas, usa la ilegítima y fraudulenta ANC “supraconstitucional” (!!!) para convocar la votación presidencial para abril o mayo, inhabilitando a adversarios y negando las imprescindibles condiciones básicas para una elección democrática.
¿Para qué la votación de 22A? Para legitimar a Maduro y perpetuar en el poder al gobierno y su modelo político productor de esta tragedia nacional. Quien manda sabe que con el control absoluto del CNE y de todo el poder podrá proclamar un triunfo clamoroso y atribuirse los millones de votos (¿7, 9 u 11?), según su conveniencia. Votación para perpetuar al presidente y la tragedia nacional. Con ello anula la elección presidencial libre, justa y transparente que, según la Constitución, debe ser en el segundo semestre para que haya seis meses por lo menos entre la convocatoria y la elección y esté razonablemente cerca del cambio de gobierno en enero de 2019. Los maduristas saben que esa elección libre, con árbitro equilibrado y las demás condiciones exigidas, la tienen perdida y repiten en voz baja que comunista no entrega el poder por elecciones burguesas.
¿Qué queremos los demócratas y los millones de desesperados? Elecciones democráticas y limpias para cambiar de presidente y de modelo de miseria, restablecer la Constitución e iniciar la reconstrucción del país y la reconciliación de todos. Los venezolanos queremos votar, pero no para perpetuar al régimen y la pobreza de 87% de la población, sino para cambiarlos. Queremos elegir, exigimos las condiciones justas y presionamos nacional e internacionalmente con apoyo de los demócratas de toda América y el mundo. Solo unidos y esperanzados podemos movilizarnos y lograr la salida de esta tragedia. De ahí que sean absolutamente necesarias las alianzas democráticas con unión de propósito. A eso responde la creación de un FRENTE AMPLIO, que no es de los partidos, sino de toda la sociedad y de sus organizaciones, también las políticas. El frente no es la MUD, pero tampoco es contra la MUD, que incluye un conjunto importante de partidos. En el Frente Amplio se incluyen los que vienen del chavismo, las diversas iglesias cristianas y religiones. La Fuerza Armada es clave para el cambio y rescate de la democracia; solo se le pide que cumpla lo establecido en la Constitución. La Iglesia católica valientemente ha ido delante en la lectura evangélica de la actual situación de penuria y muerte, que arrebata la vida digna a la mayoría de los venezolanos. Recientemente el Consejo Evangélico de Venezuela, que agrupa a iglesias cristianas no católicas, desautorizó una supuesta candidatura evangélica de un pastor y denunció la existencia de presos políticos, exiliados e inhabilitaciones…, “realidades estas que dan cuenta de una importantísima lesión al régimen democrático en Venezuela”. Cuestionó la asamblea constituyente y denunció la intención oficial con el tramposo adelanto de las elecciones. Considera que una candidatura evangélica en estas condiciones y sin resolver los problemas de alimentación, salud, seguridad y demás derechos civiles, “resulta en una colaboración con la postura oficial que impide el logro de condiciones que permitan generar confianza en toda la ciudadanía”. Alerta sobre la “peligrosidad del tiempo presente en que se encuentra en juego no solo el futuro sino la vida presente de tantos venezolanos que están enfrentando la mayor tragedia social de su historia”.
Unidad para la democracia y reconstrucción. Los partidos políticos son imprescindibles y muy recientemente han dado pasos alentadores de unidad con el comunicado de la MUD. El país lo celebra y espera que su proclama común avance rápidamente con acción, programa y equipos para la reconstrucción. Pero seríamos hipócritas e irresponsables si, luego de exigir unidad y acción a los partidos, los millones de ciudadanos permaneciéramos pasivos y divididos. ¿Votar para qué? Para elegir en el segundo semestre y cambiar de presidente y sustituir el funesto modelo que ha destruido la vida de los venezolanos.
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martes, 27 de febrero de 2018

DOCUMENTO: Las condiciones no negociables para que haya una elección libre en Venezuela

 

 Ciudadano

Nicolás Maduro Moros

Presidente

Palacio de Miraflores.

Caracas.-

Luego de varios meses de conversaciones exploratorias y negociaciones formales, no se logró cristalizar un acuerdo que permitiese construir un camino para superar la crisis institucional, política, económica y social que vive nuestra Venezuela. No se logró construir ese camino, pero la crisis derivada de las políticas públicas de su gobierno, lejos de aliviarla, hoy la profundiza.

En esos días, discutimos en varias jornadas de trabajo la necesidad de elaborar un cronograma electoral completo, apegado a las leyes y a los usos y costumbres de nuestra tradición electoral. Observando en su elaboración los tiempos que demandan la preparación de unos comicios transparentes y confiables para todas las partes. Proceso que debe además ofrecer a los ciudadanos la confianza que los invite a participar, eje central del acto de votar. El resultado ya es conocido por todos, su gobierno -en total inobservancia de lo antes señalado- convocó una elección presidencial en una fecha inconsulta y a capricho.

Discutimos también, la importancia para el país de elecciones competitivas, tema en el que todos coincidimos, tanto los negociadores de ambas partes, como los Altos Representantes de los países garantes del Proceso de Negociación Internacional; el facilitador y el presidente anfitrión. Todos coincidimos en la obligatoriedad de ofrecer condiciones igualitarias para competir. La respuesta de su gobierno fue la inhabilitación de importantes líderes y partidos políticos de oposición.

En el tema referido a la Observación Internacional, trabajamos al detalle la conveniencia para ambas partes de contar con la misma. La calidad y cualidad de los observadores no son temas que se pueden despachar con simpleza. No se trata de un aporte insignificante. En la práctica, la convocatoria actual –en razón de los plazos forzados- imposibilita la conformación de una Misión de Observación Internacional, seria, respetable y confiable.

Estas elecciones, en esas condiciones, no van a solucionar nada. Todo lo contrario, no serán creíbles. Cerrarán la única válvula de escape a la tensión nacional. En consecuencia, acabarán profundizando las razones que han hecho a Venezuela un país cada vez menos vivible.

Quiénes suscribimos este documento somos ante todo hombres y mujeres comprometidos con la Democracia. Confiamos en el pueblo y hacemos este señalamiento, a sabiendas de la vocación autoritaria del modelo político que inspira su gestión. Pero exigimos lo indispensable para que el pueblo tenga libertad de elegir y respeto de su voluntad.

En consecuencia, reiteramos nuestra voluntad de concurrir al evento electoral presidencial que corresponde para este año 2018 si se materializan las siguientes garantías democráticas:

1. Fecha  

Coincidimos en la necesidad de adelantar la elección para presidente de la República, nuestro pueblo demanda decidir prontamente cual destino quiere. La fecha para esa cita debe dar el margen suficiente para: (i) garantizar, construir, y difundir adecuadamente las ofertas electorales; (ii) permitir la conformación de una adecuada misión de observación internacional que verifique todo el proceso, dirigida por la ONU. El cronograma electoral se iniciará y desarrollará con la instalación de la Observación Internacional. Esta misión de observación debe participar en todas las etapas e instancias del proceso electoral; y (iii) garantizar una adecuada actualización y auditoría del registro electoral, tanto para los venezolanos residentes en el país, como para aquellos que se han establecido de manera permanente en el extranjero. Por lo antes expuesto, estimamos imposible participar en un proceso electoral que no sea organizado atendiendo a los lapsos y plazos de ley, que permitan cumplir con todos los extremos aquí descritos.

2. CNE

Es un hecho público y notorio tanto para la opinión pública nacional como la internacional, el desequilibrio y parcialidad del árbitro electoral. Una elección creíble pasa por reequilibrar al CNE. Por tal motivo exigimos que esto se solucione con una designación expedita y acordada de dos rectores nuevos, que sustituya a los designados en fecha 13 de diciembre de 2016 por la Sala Constitucional del TSJ. Los rectores a designar deberán ser fruto del consenso entre gobierno y oposición. Adicionalmente y para alcanzar ese equilibrio deseado, deben tomarse las siguientes decisiones: (i) Incorparar a ambas partes en cada comisión de trabajo del CNE, como lo son la COPAFI, la JNE y la Comisión de RE; (ii) Designación equilibrada de directores principales y adjuntos en cada ORE del CNE; y (iii) designación equilibrada de Coordinadores de Centro de Votación, en cada Centro de votación del país.

3. Acceso a medios  

Solicitamos que se garantice el acceso equilibrado tanto en los medios privados como en los públicos. Sobre los primeros se ejerce coacción y los segundos han devenido en aparatos de propaganda de su partido. Los espacios de publicidad han de ser gratuitos para Gobierno y Oposición, de manera diaria y continua durante todo el proceso electoral, en los medios radioeléctricos públicos y privados de Venezuela, y por un mínimo de 5 minutos diarios por canal. Finalmente, el Gobierno debe comprometerse a la suspensión de las cadenas de radio y TV durante toda la campaña electoral.

4. Habilitaciones de Partidos Políticos

Han sido inhabilitados dos importantes partidos políticos de oposición que han obtenido altas votaciones. Ese solo hecho impide que esta elección pueda ser nacional e internacionalmente creíble. Por ello es imperativo que se reviertan las ilegales e inconstitucionales decisiones que llevaron a la inhabilitación de organizaciones con fines políticos tales como MUD (Mesa de la Unidad Democrática); Movimiento Primero Justicia y Voluntad Popular, solo por citar algunos.

5. Garantías Electorales Generales.  

La materia electoral es muy extensa, pero exigimos se atiendan como condición mínima los siguientes aspectos:

i                      (i) Restauración de las garantías y condiciones tecnológicas, procesales; así como las auditorías técnicas a la plataforma tecnológica y a los cuadernos de votación, con los estándares establecidos, no inferiores a los utilizados en las elecciones del 7 de octubre de 2012 y del seis (06) de diciembre de dos mil quince (2015). En particular las citadas auditorías afectarán a todos los componentes del sistema, con protocolos acordados y claramente establecidos y en presencia de la observación internacional.

(ii) A la fecha de la convocatoria de las elecciones los centros nacionales de votación serán reinstaurados a sus lugares originales y deberá procederse a la mayor difusión pública posible para conocimiento de los electores.
(iii) Los ciudadanos llamados a prestar su servicio el día de la elección, no pueden ser elegidos únicamente de las filas de sus partidos políticos. Como ha sido tradición, debe hacerse un sorteo de los miembros de mesa que prestaran servicio electoral en la elección presidencial, además de la adecuada notificación a los mismos, entrenamiento y acreditación a través del Poder Electoral. 
  (iv) Debemos ir a la brevedad a un proceso de apertura y actualización del Registro Electoral, tanto dentro como fuera del país, de manera de garantizar el ejercicio del derecho del voto a todos los venezolanos.
(v) Por ejemplo, en el interior del país debe existir un despliegue de al menos 1500 puntos de actualización, distribuidos en todas las parroquias del país. En lugares de fácil acceso para todos los ciudadanos sin importar su orientación política. En el extranjero debe garantizarse el funcionamiento de los puntos de actualización electoral en cada sede consular, en caso de ésta no fuere suficiente, se deben ubicar puntos de actualización adicionales, ya sea por indisponibilidad de la sede consular, o por elevada densidad en la presencia de venezolanos en determinada localidad.
(vi) Debemos recordarle que el derecho al voto, secreto, directo y universal, es un derecho humano inalienable. El voto de ver ser libre, sin ninguna coacción externa. El voto no podrá nunca ser asistido, salvo en los casos que impone la Ley Electoral. Debe prohibirse el proselitismo político y los llamados Puntos Rojos alrededor de los  Centros de votación el día de la elección, así como la utilización de medios de identificación y votación distintos a los establecidos en la ley. Ha sido tradición electoral en Venezuela el uso de la tinta indeleble y debemos volver a su uso, como herramienta que ofrezca garantía y confianza al elector. Además de establecer un protocolo para la auditoría de la huella dactilar con supervisión internacional.

Finalmente, el venezolano sufre hoy inmerecidas carencias materiales, una profunda crisis humanitaria ha minado el espíritu alegre de nuestro pueblo y debemos encontrar una solución que le devuelva la esperanza.

Cuando logremos materializar estas elecciones, con las condiciones y garantías antes expuestas, apostaremos, inmediatamente después, a la recomposición de la vida democrática en Venezuela sin presos políticos, sin inhabilitados y sin personas enjuiciadas; esto necesario para garantizar la posibilidad de lograr un entendimiento electoral y democrático duradero y estable en nuestro paíss.

De verificarse los cambios antes mencionados, ratificamos al país nuestra intención de concurrir a un proceso de elección para presidente de la República. Nuestra decisión es ganar; y luego darle a usted y a su partido el trato que se le debe a quienes son oposición en un paíss realmente democrático. De esta forma iniciar el camino para la reconciliación nacional.

Quedan de usted;

Caracas, 27 de febrero de 2018

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LA FECHA IMPORTA

LUIS MANUEL ESCULPI
 
El gobierno juega en varios tableros. El ejercicio abusivo del poder se lo facilita. Mantienen obsesivamente sus propósitos. En esos si son coherentes. Lo que no les impide relativa flexibilidad en el manejo político táctico. Están conscientes de lo que ocurriría de realizarse unas elecciones en condiciones aceptables, semejantes por ejemplo a las del 2015 cuando se realizaron las parlamentarias; su resultado estaría cantado. Les impediría alcanzar su objetivo de permanencia en el poder.
El adelanto de la convocatoria electoral en las actuales condiciones, al lado de las medidas para movilizar su “votación dura” a través de diversos mecanismos de control social, es una fórmula diseñada para impedir que se exprese en los comicios la mayoría social y política que los adversa.
No deja de preocuparles la reacción de la comunidad internacional, especialmente en América y Europa, andan en la búsqueda de legitimidad, la actual resolución de la mayoría de las fuerzas democráticas agrupadas en la Mesa de la Unidad, les ha complicado el juego. Intentan nuevamente una negociación para disminuir el efecto de la no participación de la MUD.
Si bien es cierto que actúan simultáneamente en varias direcciones, no siempre su accionar se asemeja al juego de ajedrez por lo de varios tableros a la vez. A veces se emparenta con el juego de poker o de truco; cuando Diosdado anuncia que va a proponer elección de la Asamblea Nacional junto a las presidenciales, Maduro expresa acuerdo y añade los Diputados a los Consejos Legislativos y los Concejales.
Después de esa subida de la apuesta el CNE anuncia que el 22 de abril solo se efectuarán las presidenciales, entonces se mueven rápidamente y con cierto desespero en pro de negociar una mayor representatividad de la oposición en la competencia.
En esa negociación argumentaran que ya hicieron unas primeras consesiones al desechar la idea de realizar las mega elecciones, propondrán el aplazamiento de la fecha por unos pocos días, no para el segundo semestre, como contemplaba el documento elaborado por los Cancilleres y como es tradición; ahora en este nuevo intento cederán aparentemente en algunas exigencias, inaplicables en el corto lapso de la prórroga.
Con ese movimiento el gobierno persigue además fomentar de nuevo la controversia en el campo opositor, sobre la pertinencia de la negociación y la participación en el proceso de abril. Estimular la fractura en nuestro campo es un aspecto esencial en el diseño de su política.
La fecha importa, no es un aspecto subalterno. La mayoría de las exigencias que ha venido planteando la oposición de manera recurrente requieren de tiempo para poder ser verdaderamente implementadas. La revisión del Registro electoral, la observación internacional, la inscripción en el exterior, la realización exhaustiva de todas las auditorías y el cumplimiento efectivo de las normas establecidas en la ley solo se pueden realizar en un lapso como el mencionado en el documento de los Cancilleres.
El aplazamiento-por ahora- del intento de anular la Asamblea Nacional, no significa el abandono de tal propósito, no se pueden descartar nuevos intentos, la camarilla gobernante sabe que el reconocimiento de que es objeto la AN internacionalmente por su origen y desempeño de acuerdo con lo establecido en la Constitución, constituye el principal obstáculo que tienen para ejercer el control absoluto de los poderes públicos.
Las fuerzas democráticas en el debate realizado hasta ahora, han conservado un principio, ha mantenido la unidad pese a las divergencias existentes. Esa conquista de alcanzar la unidad en medio de la diversidad, es una característica inherente a la alianza, preservarla en el presente y frente a las contingencias que se puedan presentar es una de las garantías de poder avanzar en la dirección que nos posibilite alcanzar el cambio político, por la ruta constitucional, pacífica y democrática.

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CRISIS EN ELBANCO CENTRAL DE VENEZUELA

Por lapatilla.com
 
Trabajadores activos y jubilados del Banco Central de Venezuela (BCV), de todas sus sedes en el territorio nacional, hicieron llegar a lapatilla.com un documento dirigido a la opiniòn pública, denunciando la situación de crisis por la que atraviesa el valioso recurso humano de esa institución estatal
 
Los trabajadores activos y los jubilados nos dirigimos a la opinión pública para exponer lo siguiente.
1. El BCV sufre una crisis muy importante derivada de la fuga de personal calificado como consecuencia de los bajos salarios y de un ambiente hostil al trabajo técnico de los profesionales que laboramos en la institución. El salario promedio de un gerente de área con más de veinte años de servicio, se sitúa en US$ 250 mensuales calculado al tipo de cambio oficial y a US$ 40 si se estima al tipo de cambio paralelo. La situación para los jubilados es todavía peor.
2. Existe una manipulación y la falta de publicación de las estadísticas fundamentales de la economía, por orden expresa del gobierno. La directora del BCV Sohail Hernández ejerce como comisaría policial contra los técnicos.
3. El BCV está siendo dirigido por un Directorio absolutamente ignorante e inepto en materia económica y financiera. Ninguno de sus autoridades actuales cumple con los requisitos mínimos para ser autoridad de un banco central en cualquier lugar del mundo. No tienen los conocimientos básicos en los temas de banca central. Algunos de ellos dan pena cuando hablan de economía.
4. Los beneficios de los cuales gozaron los trabajadores del BCV están siendo desmantelados. Las remuneraciones están significativamente rezagadas respecto a la inflación, el baremo del seguro médico no guarda relación con los precios de los servicios y actualmente se encuentran suspendidos varios procedimientos médico-odontológicos por falta de actualización, debido a la inflación que el mismo BCV generó.
5. Las autoridades han convertido al BCV en una filial del PSUV, llevando la política partidista a la institución.

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El Petro: Un hiper-devaluado bolívar “fuerte”

CARLOS TABLANTE
En los libros Estado Delincuente (2013) y El Gran Saqueo (2015) definimos al régimen de Venezuela como una kakistocracia (gobierno de los peores) y una cleptocracia (gobierno de ladrones). Es un poder grandote y glotón que dice que todo lo  controla y al final, como el dicho aquel: “el que mucho abarca, poco aprieta”. Estamos en una anarquía total, producto de la incapacidad, la improvisación, la violencia y la corrupción.
La casta que desgobierna a Venezuela se sirvió de la mentira para llegar al poder y la sigue utilizando, sin vergüenza  ninguna, para continuar en él.
Si antes fue la promesa incumplida de la soberanía alimentaria, donde a nadie le faltaría comida, o los medicamentos al alcance de todos, o el saneamiento del río Guaire donde todos se podrían bañar, pasando por centenares de ofertas engañosas, ahora es el Petro: supuesta criptomoneda que prácticamente sustituiría al hiper-devaluado bolívar “fuerte”.
El nuevo engaño pretende burlar las sanciones económicas y financieras  de EEUU y Europa contra Maduro y el entorno cívico-militar que se ha enriquecido a costa de la destrucción del país y del hambre de millones de venezolanos.
La última manipulación de Maduro es que todos los venezolanos tendrán acceso a los petros, que estarán respaldado por el petróleo enterrado en la Faja del Orinoco o los metales preciosos del Arco minero, que cada petro valdrá lo que cueste un barril de petróleo, y que al final, los petros se podrán canjear por dólares y euros, todo lo cual es falso.
El Petro ni es una criptomoneda ni es legal.  Economistas y expertos nacionales e internacionales han descartado que el Petro sea una criptomoneda: al estar supuestamente respaldado por las reservas de petróleo de la Faja del Orinoco y los minerales del denominado Arco Minero, como ha anunciado Maduro, se trataría de un título de deuda, un intento ilegal para obtener pagos por adelantado por la eventual venta de las reservas de petróleo del país. En un acuerdo aprobado por unanimidad, la Asamblea Nacional declaró la nulidad del Petro y denunció que su utilización es ilegal porque viola el artículo12 de la Constitución que establece que los yacimientos mineros y de hidrocarburos de la República son inalienables.
Sin embargo, el cacareado respaldo del Petro con las riquezas mineras de Venezuela tampoco está claro. En ninguno de los varios, deficientes e improvisados white papers o papeles técnicos del Petro, ni en Castellano ni en Inglés, se especifica esa garantía. Por el contrario, el único respaldo claro del Petro es el Bolívar, como se expresa literalmente en la Sección 5 del último papel técnico publicado, donde se presenta la fórmula para calcular los bolívares equivalentes al Petro, según la tasa de cambio oficial DICOM.
La conclusión es sencilla, como dice el economista Alexander Guerrero: “el Petro respaldado por el Estado, tendrá que cargar bolívares arbitrados a la tasa de cambio oficial, que es la octava parte del precio del dólar paralelo”. En pocas palabras: El Petro es un Bolívar, y tendrá el mismo destino de éste.
Que el Petro pudiera tener el valor de un barril de petróleo es otra falsedad. Es obvio que las reservas enterradas en la Faja del Orinoco valen mucho menos que un barril de petróleo ya extraído o en producción.
El fraude que gravita en torno a la “clepto-moneda” de Maduro, queda confirmado con la opacidad con la que se realizó la ICO (Oferta Inicial de Moneda, por sus siglas en Inglés). Expertos en criptomonedas han desmentido a Maduro y aseguran que el Petro no recaudó los anunciados 735 millones de dólares en la preventa del 20 de febrero. Se basan en el hecho de que en el histórico de transacciones del Petro en NEM (la plataforma gratuita y de acceso público que finalmente se utilizó) no aparecen transacciones que confirmen esa cantidad.
Igualmente, es totalmente incongruente desde el punto de vista político, que luego de tanta retórica y discursos contra el “imperio” ahora el régimen de Maduro pretenda atraer como inversionistas del Petro precisamente a fondos de EEUU como el denominado Pantera, tal como lo anunció el superintendente Carlos Vargas.
Por decir lo menos, resulta bastante improbable que los petros puedan intercambiarse al final por dólares o euros, vistas las sanciones internacionales que pesan sobre el país. Al final, cualquier intercambio de criptomoneda por dinero fiduciario tiene que pasar por los bancos y éstos no están dispuestos a ser penalizados por el Departamento del Tesoro de EEUU o las autoridades europeas.
El rasgo anti-ecológico de la producción de cripto-activos, aumenta las incongruencias del Petro. Una de las muchas pruebas de que estamos frente a una nueva estafa de Maduro, es que, la creación de criptomonedas a través de redes de los denomimados mineros, precisa de inmensas cantidades de energía eléctrica, cuestión que obviamente no existe en Venezuela. Los constantes apagones en todo el territorio nacional, se deben a la falta de mantenimiento, la incapacidad y la corrupción de la mal llamada emergencia eléctrica, que llevó al colapso del servicio.
Maduro ha dicho que el Petro se usará en cualquier intercambio financiero de los ciudadanos con el Estado venezolano y viceversa, desde pagar impuestos y gasolina hasta las nóminas de los empleados públicos y las pensiones.
Ofrecer el Petro a los venezolanos como solución para la escasez de alimentos y medicinas y la hiperinflación es otra burda y despiadada manipulación. El petro, al estar respaldado por el bolívar, correrá la misma suerte.
Decir que sólo tendrán acceso al Petro, los portadores del denominado carnet de la Patria (equivalente a ser miembro del Psuv o más bien de Somos Venezuela, como lo asomó el superintendente) es otra prueba más de la discriminación política que el régimen ejerce contra la mayoría de los venezolanos.
Lo cierto es que no creemos que el Petro tome la calle. Para empezar, el régimen debe crear la plataforma tecnológica y el ecosistema necesario, cuestión que vista la improvisación e incapacidad con la que arrancó la preventa, luce muy lejano. Proyectos de criptomonedas que se iniciaron con mayor planificación y seriedad tardaron meses y hasta años en ver la luz.
Los embustes y la corrupción de Maduro han conducido al país a un desastre total. Llegó la hora de un gran frente de unidad nacional, que con el apoyo de la comunidad internacional, exija la apertura del canal humanitario y la convocatoria de elecciones libres y democráticas para finales de este año, tal y como lo prevé la Constitución; con un nuevo CNE, sin inhabilitados, ni perseguidos, ni presos políticos.
Solo con una verdadera unidad y la fuerza de todos, lograremos los cambios necesarios para el inicio de una transición hacia la mejor Venezuela.


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lunes, 26 de febrero de 2018

RAMON GUILLERMO AVELEDO aseguró que la solución a la crisis es la unidad

 EL NACIONAL

Ramón Guillermo Aveledo, presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, aseguró este lunes que la solución a la crisis que vive el país es la unidad de todos los venezolanos.
“Con el uso combinado e intenso de nuestras herramientas podemos realizar el cambio que necesitamos”, dijo Aveledo durante el foro La Ruta de la Sociedad Democrática en el 2018 celebrado en la Universidad Metropolitana de Caracas (Unimet).
Aveledo señaló que debido a las medidas arbitrarias ejecutadas por el presidente Nicolás Maduro es necesario crear un movimiento que incluya los partidos políticos y  los distintos sectores de la sociedad civil para restablecer el orden constitucional.
“La sociedad democrática no solo la integran los partidos, ellos son solo una parte, tenemos hoy un desafío para todos los sectores, para todos los ciudadanos, pues se trata de los derechos de todos”, afirmó Aveledo.
En el foro también participaron Jorge Roig, integrante del equipo de negociación de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en República Dominicana y Delsa Solórzano, diputada a la Asamblea Nacional (AN).
Los dirigentes opositores coincidieron en que las elecciones adelantadas son una violación a la Constitución.

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ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS: Las políticas del gobierno de Maduro obedecen a fines contrarios al interés nacional

 
Por lapatilla.com
Febrero 26, 2018 

La Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE) ha emitido hoy un nuevo comunicado a la opinión pública, donde caracterizan la grave crisis económica nacional, señalan cursos para solucionarla y exhortan al gobierno de Nicolás Maduro a tomar acciones inmediatas para su solución.
Entre otras cosas señalan “(…)  durante el ejercicio de la Presidencia de Nicolás Maduro se ha producido una caída de más de un tercio en el ingreso por habitante, el colapso de las inversiones y una hiperinflación desatada por los elevados y reiterados déficits públicos, financiados con emisión de dinero sin respaldo por parte del BCV. Ello ha envilecido drásticamente al bolívar hasta llevar la tasa oficial con respecto al dólar a ser hoy apenas un 0,000064avo de la existente en el momento de implantarse el presente control de cambio. Con la cotización del dólar en el llamado mercado paralelo, es bastante menos aún.
También indican que “Como resultado, se ha producido un empobrecimiento acelerado de la población, que cobra un número creciente de vidas por inanición y por las secuelas que acarrea la severa desnutrición, así como la falta de medicamentos y el deterioro de los hospitales, en la salud del venezolano. Hoy muchos venezolanos dejan de asistir regularmente a sus trabajos porque su sueldo no les alcanza ni siquiera para pagar el transporte. Miles salen desesperados de nuestras fronteras a diario, por vías terrestres, marítimas y aéreas, por no poder subsistir en tierras venezolanas. Tan lamentable diáspora, que hoy suma unos tres millones de compatriotas afuera, es inédita en la historia patria y refleja el suplicio que a tantos afecta. Finalmente, el país ha atestiguado el aumento de los saqueos a negocios y transportes de alimentos, como a familias enteras escarbando en la basura para procurarse algo de comer.
En el comunicado la ANCE afirma “La ANCE lamenta tener que señalar que las condiciones de vida del venezolano van a empeorar todavía más de no adoptarse cuanto antes medidas que abaten la hiperinflación, unifiquen el tipo de cambio y liberen al aparato productivo de los controles que hoy lo asfixian. Es menester negociar un financiamiento externo con organismos multilaterales para reestructurar provechosamente la deuda externa, estabilizar y liberar el tipo de cambio y proveer los recursos con los cuales sanear las cuentas públicas. Tales condiciones son imperativas para mejorar el abastecimiento interno con producción doméstica, generar empleos productivos cada vez mejor remunerados y revertir la caída en los niveles de consumo de la población. A la par, permitirán reducir nuestra vulnerabilidad externa. Asimismo, facilitarán el rescate de la industria petrolera y atraerán inversiones generadoras de capacidad exportadora y de efectos multiplicadores sobre el resto de la economía.
En el comunicado denuncian que “Ante la desidia puesta de manifiesto por quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones en materia económica mientras se deterioran aceleradamente las condiciones de vida del venezolano, esta Academia Nacional de Ciencias Económicas, ha llegado a la infausta conclusión de que se persiguen objetivos que responden a intereses divorciados de la misión básica que debe tener todo gobierno, que es la de mejorar el bienestar de su población. Ello es sencillamente imperdonable ante la dimensión de la tragedia que hoy embarga a los venezolanos“.


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Venezuela: intervención y transición

ALEXIS ALZURU
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Maduro sabe que la marginalidad y el dinero negro serán claves para su próximo Gobierno; no necesitará ciudadanía ni transparencia. Por eso, abre las puertas al lavado de capitales con el Petro, fustiga a la gente para que migre y ofrece limosnas a los más pobres para que se llenen de hijos. Por supuesto, para su nuevo mandato también necesitará más armas, de allí que aparezcan indicios bien documentados de que varios de sus aliados están listos para establecer bases militares en algunas zonas estratégicas. Esos países únicamente aguardan a que el CNE concrete la nueva estafa que Tibisay Lucena y sus amigas anunciaron. Después de que ese arsenal se establezca, desmotar su red de poder resultaría bastante más difícil que ahora. Derrotarlo sería titánico. Sobre todo resultaría muy cuesta arriba detener el proyecto totalitario que Maduro ejecuta, con asesoría de Rusia, Irán y Cuba, entre otros.
Los hechos confirman que los venezolanos no tenemos margen para nuevos errores. No es tiempo de acciones pasionales, inoportunas y fallidas, sino de decisiones racionales, ágiles y asertivas. Por cierto, si no queremos fracasar de nuevo, entonces se debería aclarar qué se busca con la presión y los procesos judiciales internacionales que están en marcha. Pues o se utilizan para recorrer los aeropuertos del mundo y ganar algunos seguidores de Twitter, o para construir el peor escenario posible para Nicolás Maduro: uno que despeje por completo el terreno para asestarle un golpe final, un golpe certero, definitivo. Eso supondría revisar si vale la pena seguir malgastando esa dinámica en amenazas y deseos de venganza o si, por el contrario, se aprovecha y emplea para sumar, para tender puentes y persuadir a quienes, estando en esferas de poder, mantienen algo de cordura y astucia, aquellos que no desean que la navaja de Occidente les rebane el cuello.
El pueblo cuenta con muy pocas alterativas para derrotar a Maduro, para sacarlo de un tajo. En esta etapa se necesita abrir la mente, olvidarse de prejuicios y llenarse de pragmatismo. Un paso sería reconocer que el chavismo y su derivado: el castro-madurismo, son realidades militares y políticas, no pesadillas de las que despertaremos en algún instante. Habría que admitir que no desaparecerán como por arte de magia, no oirán al Papa ni cederán espacios para satisfacer las aspiraciones de sus adversarios o las expectativas democráticas de la población; tampoco se entregarán a la justicia internacional sin intentar mantenerse en el poder. Habría que entender que ellos se necesitan, pero también se odian y desprecian.
Habría que terminar de darse cuenta de que el enemigo más letal del castro-madurismo es el chavismo y viceversa, no la MUD. Sin embargo, no por eso habría que dejar de ver que en ese tablero la oposición tiene las cartas para jugar y ganar, cartas para ponerle punto final a esa unión de quienes están juntos sólo para no sacarse los ojos.
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Foto: Reuters
Por supuesto, ninguno de estos bandos iniciaría una lucha definitiva, a menos que confirme que una nueva alianza le reportaría mayores beneficios que mantener su anterior sociedad. De allí la importancia que adquiere el mensaje que han enviado distintos jefes de estado y sus voceros más autorizados. Las declaraciones en las que afirman que la expulsión de Maduro exigirá la intervención de los soldados venezolanos, pues con sus opiniones están diciendo lo que los jefes de la MUD deberían hacer por iniciativa propia: negociar con los civiles y militares chavistas lo que haya que pactar para avanzar hacia una transición arbitrada por la comunidad internacional. Es para implosionar al Gobierno que Occidente se la está jugando, no para que ahora las élites de la república y sus dirigentes políticos se ocupen de suplicar y esperar la llegada de marines extranjeros.
La mesa está servida para acordar la transición con algunos sectores que son chavistas, no castro-maduristas. Un acuerdo que habría que proponer en caliente, porque Maduro acelera el paso para avanzar hacia el autoritarismo, hacia la sociedad cerrada. Aceptar la realidad como premisa es una condición para resolver cualquier crisis. Lo demás es engañarse o seguir soñando, pero los sueños, sueños son. Sin embargo, en la oposición la tendencia ha sido a confundir sueños con hechos. Por lo cual, la verdadera negociación entre oposición y chavismo aún sigue pendiente por insólito que parezca. Este hueco explica en parte el porqué, después de veinte años, esta sociedad se encuentra al filo del abismo y, a la vez, demuestra que las conversaciones en Dominicana fracasaron porque los opositores que las aceptaron eligieron erróneamente a sus interlocutores, y, por lo tanto, equivocaron la agenda, objetivos, el momento, la mediación y la matriz que debe definir los incentivos, compromisos, tiempos, modalidades de pagos, cumplimientos y monitoreo. Incluso, equivocaron el escenario.
El único saldo positivo que dejó esa fallida experiencia es que después de invertir meses en negociaciones con los voceros de un régimen tramposo y oprobioso, nadie podría cuestionar que se bregue un acuerdo con civiles y soldados que siendo chavistas pudieran sumar fuerza política y militar para obligar la inmediata renuncia de Maduro.

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Las megaelecciones de Maduro, el golpe definitivo al Parlamento en Venezuela

 Alonso Moleiro 

EL PAIS

El Parlamento de Venezuela ve con recelo la celebración de unas “megaelecciones”. La propuesta de unas elecciones legislativas adelantadas, aun cuando no ha sido avalada formalmente por el Consejo Nacional Electoral, fue formulada por el presidente Nicolás Maduro y después por la Asamblea Nacional Constituyente. El planteamiento chavista se da en el marco de una megaconsulta que incluya los Consejos Legislativos Regionales y coloca la crisis política venezolana en la cota de su expresión más extrema.
La celebración de las “megaelecciones” supone un dilema para el chavismo. Su militancia está concentrada en la idea de concurrir sin contrincantes en las elecciones e intentar concretar toda una barrida institucional. La estrategia gobernante se basa en una interpretación a modo de las leyes que rigen al país, al mismo tiempo que pierde por completo el control de la situación económica de Venezuela.
La propuesta de Maduro, lanzada en un principio por el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, no ha podido concretarse porque requiere de una amplia secuencia de exigencias técnicas —con tantos cargos pendientes por elegir— que el Consejo Nacional Electoral no sería capaz de cumplir en tan poco tiempo. El alto mando chavista, con Maduro a la cabeza, ha decidido seguir adelante con la convocatoria unilateral a los comicios presidenciales del 22 de Abril, a pesar de los crecientes reclamos de la comunidad internacional y de las sanciones que penden sobre muchos de sus dirigentes más conocidos en varios puntos nodales de la política en Occidente.
En ciertos sectores informativos y políticos venezolanos se ha estado especulando sobre una propuesta política de última hora, lanzada por el chavismo, que permita organizar unos comicios generales, pactados, hacia los meses de mayo o junio. Esta eventualidad ha sido invocada hace poco abiertamente por Simón Calzadilla, del Movimiento Progresista de Venezuela, partido perteneciente a la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
El chavismo persigue hacer valer el presunto carácter plenipotenciario y convocante de la Asamblea Nacional Constituyente, que fue elegida el pasado 30 de julio en medio de un severo proceso represivo y en circunstancias que fueron seriamente cuestionadas tanto en su procedimiento consultivo como en sus formalidades técnicas, dentro y fuera de Venezuela. El Gobierno de Maduro da como un supuesto que el nuevo mandatario presidencial electo en una consulta deberá juramentarse frente a este cuerpo colegiado, que ha asumido “de hecho” las funciones legislativas en Venezuela.
Tibisay Lucena, titular del Consejo Nacional Electoral, ha declarado que el organismo que preside no puede acoger la solicitud de las “megaelecciones” en el plazo del 22 de abril. Ha agregado, sin embargo, que el Poder Electoral buscará a tales efectos una opción en el calendario “para una fecha posterior”. Maduro decidió fingir y, Jorge Rodríguez, su ministro de Comunicaciones, declaró que el Ejecutivo “acataba” lo declarado por las autoridades electorales.
Convocadas de manera conjunta o separadas de las presidenciales de abril con algunos meses mediante, la organización de unas nuevas elecciones legislativas consolida la situación “de facto”, vigente en Venezuela y sugiere que los días de la Asamblea Nacional —el Poder Legislativo formal del país, dominado por la oposición luego de su victoria electoral de diciembre de 2015— podrían estar contados.
Alfonso Marquina, de Primero Justicia, segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional, ha hecho referencia a los artículos 333 y 350 de la Constitución vigente, que facultan a la ciudadanía a contribuir para restaurar el orden constitucional cuando se concreta la usurpación o la tiranía.
Los partidos opositores agrupados en la MUD trabajan en la conformación de un Frente Amplio Nacional, que incorpore a la Iglesia, las universidades, la academia y la sociedad civil, en lo que será una especie de cruzada para intentar salvar la democracia, demandando elecciones limpias y en un entorno político fiable. Su reto más urgente consistirá en lograr la atención y el entusiasmo de un cuerpo social completamente exhausto, agobiado por la crisis económica, en el que cualquiera puede estar al corriente de cómo le puede terminar yendo a quién decida plantar cara a la Policía Nacional Bolivariana en una protesta convocada en las calles.
Mientras ya ha colocado una banderilla sobre unas elecciones presidenciales este 22 de abril, Maduro ha decidido esperar que el Consejo Nacional Electoral termine de formalizar su petición para unas nuevas elecciones legislativas, convocadas por la Constituyente, en el cual quede conformado un nuevo Hemiciclo, incluso cuando el parlamento actual, en cuya elección participaron 14 millones de personas, tiene apenas dos años de haber sido conformado y conserva mucha popularidad y plena legitimidad constitucional.
El suspenso en torno a la convocatoria a unas nuevas elecciones legislativas ha terminado por inhibir el pronunciamiento final de Henry Falcón, el único dirigente de la Unidad Democrática que había decidido asistir a estas elecciones, aún con las condiciones actuales . En las filas de Avanzada Progresista, el partido de Falcón, se debate intensamente sobre si no sería ir demasiado lejos concurrir a una cita electoral en el cual viene envuelto un golpe definitivo al parlamento vigente en Venezuela.

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ANATOMIA DE UN INSTANTE

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            GUSTAVO TARRE B.

EL NACIONAL

Anatomía de un instante es el título de un renombrado libro del escritor español Javier Cercas. El autor partió de un hecho muy concreto, de un instante: cuando el 23 de febrero de 1981, en un intento por detener la transición hacia la democracia, el teniente coronel Antonio Tejero entró disparando su pistola en el hemiciclo del Congreso de los Diputados, todos los legisladores salvo tres se tiraron al suelo y se escondieron detrás de sus curules.  Los tres valientes fueron el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, el vicepresidente, general Manuel Gutiérrez Mellado, y el secretario general del Partido Comunista, Santiago Carrillo. En torno a ese instante, Cercas construye su crónica del golpe de Estado fallido y de toda la transición española.
En este artículo tengo la pretensión de intentar hacer lo mismo, aunque con dimensiones y objetivos mucho más modestos: en torno al instante en el que Julio Borges le dice a Jorge Rodríguez que no va a firmar ningún acuerdo con el gobierno, voy a tratar de comprender qué ocurre en la política venezolana. A partir de allí, las negociaciones entraron, según palabras del presidente de República Dominicana, “en receso indefinido”.
Nuestra política se ha vuelto tan incongruente que se hace difícil entenderla.  Después de tantas semanas pasadas en intentar lograr que el gobierno de Maduro hiciera las mínimas concesiones indispensables para realizar un proceso electoral con algún rasgo democrático y no lograrlo, los negociadores de la MUD, en un arresto de sindéresis y de dignidad que algunos no esperaban, se negaron a firmar el diktat de Nicolás Maduro, expresado por boca de Jorge Rodríguez y con el celestinaje de José Luis Rodríguez Zapatero. El camino que se iba a seguir quedaba claro: frente a la farsa electoral que vendrá, lo congruente es no participar y llamar a la abstención, como ocurrió el 30 de julio, cuando se “eligió” la prostituyente.  Pero no fue así.  Vinieron semanas de discusión, de vacilaciones, de dudas y sobresaltos.  Votar o abstenerse. 
Las condiciones electorales no se lograron, pero todavía hubo quien sostenía que se debía participar en las elecciones. Confieso que no entendí nada, pero al final, por la vía de remitidos confusos, comunicados poco coherentes y ruedas de prensa mal coordinadas, se produjo el anuncio: los cuatro partidos principales de la Mesa de la Unidad Democrática no participarán en las elecciones del 22 de abril.  Pero todavía circula la especie según la cual, de modificarse la fecha, y de recibir alguna migaja, se podría reconsiderar esa decisión.
Reduzco la negociación a dos personas: Julio Borges y Jorge Rodríguez.  ¿Por qué? Sencillamente porque del lado del gobierno rodeaban al ex alcalde de Caracas, hombre hábil y astuto (que no culto, para evitar la ira de Jaime Bayly), personajes de muy poca monta intelectual. Del lado de la oposición no solo fungía Borges como jefe del equipo, sino que estaba acompañado por una representación de Acción Democrática, más observadora que participante, y por la plana mayor de un Nuevo Tiempo, partido con insuficiente peso como para disputar a PJ la batuta. Ya Voluntad Popular se había retirado de la negociación.
Borges y Rodríguez me recuerdan a Neville Chamberlain y a Hitler. El primer ministro del Reino Unido, hombre inteligente, honorable, fiel a su palabra, bien intencionado y bien educado, sostenía, frente a Alemania, una actitud de apaciguamiento. Su meta última era evitar la guerra y en alcanzarla le acompañaba inicialmente la mayoría de la clase política de su país y posiblemente del pueblo inglés. Los objetivos de Hitler estaban claros y habían quedado plasmados en su libro Mi lucha.  Ni era educado, ni era honorable, ni tenía buenas intenciones. Tenía dos metas al iniciar su negociación con Chamberlain: anexar, sin disparar un tiro, una parte de Checoslovaquia e impedir que los checos se defendieran, llegada la invasión definitiva. Para ello, el Führer engañó al primer ministro de Su Majestad.  Le dijo que solo pretendía proteger a las minorías alemanas que vivían en Checoslovaquia y que nunca invadiría a ese país. En la conferencia de Munich, ingleses y franceses clavaron una puñalada en la espalda de los checos y Chamberlain regresó a Londres triunfante, enseñando el papel firmado por Hitler en el que se lograba “paz para nuestros tiempos”.  El líder inglés llegó a decir que Herr Hitler podía ser un hombre de mente estrecha y prejuiciada, pero que frente a un negociador a quien respetaba era incapaz de faltar a su palabra.
Paul Ekman, en su libro Diciendo mentiras, claves para el engaño en el mercado, el matrimonio y la política, se pregunta por qué un político tan veterano como Neville Chamberlain pudo ser tan fácilmente burlado por Hitler y el conocido experto en engaños da la siguiente respuesta: Chamberlain era una víctima ideal para el engaño, pues si llegaba a convencerse de que Hitler le mentía, toda su política de apaciguar a los alemanes se derrumbaría.  Debe recordarse que la palabra “appeasement” no tenía en los tiempos de la conferencia de Munich la carga vergonzante que hoy se le asigna. Era, por el contrario, una actitud digna de admiración.  Si Hitler hubiese cumplido con sus compromisos, Chamberlain sería, para la historia, el salvador de la paz.
Yo creo que a Borges le ocurría algo parecido.  Durante largos años sostuvo con firmeza y determinación la idea de una salida democrática, constitucional, electoral y pacífica.  Muchos pensaban que dada la naturaleza del régimen eso era imposible.  Pero Julio lo creía, quería creerlo.  Por ello fue a Santo Domingo a buscar un acuerdo que asegurase elecciones más o menos libres. Varias veces declaró, engañado por Rodríguez: “Hemos avanzado mucho” o “estamos a punto de llegar a un acuerdo”.  Tanto lo dijo que hasta los chavistas se lo creyeron. Igual que Chamberlain, buscaba sinceramente la paz, Borges buscaba y creía que podía lograr condiciones electorales equilibradas.
La gran diferencia es que Chamberlain firmó el acuerdo de Munich mientras que Borges se dio a cuenta a tiempo de la tramoya de los Rodríguez (Jorge y Zapatero) y se negó a firmar. Gesto que le enaltece y que lamentablemente pocos compatriotas reconocen. Seguro que el líder de Primero Justicia recordó la frase de Churchill: “Si para evitar la guerra aceptas la humillación, tendrás primero la humillación y luego la guerra”.
Rodríguez, por su parte, se creyó más vivo que Hitler, y aseguró a Maduro que Borges firmaría. Se equivocó. No solo no es culto, tampoco es tan avispado.
El “instante” en el que Julio Borges dijo no, cambió la política venezolana. El coordinador de Primero Justicia rechazó la humillación y ahora tendrá que enfrentar la guerra y ganarla. Pero le tomó tiempo convencerse a sí mismo y convencer a quienes le acompañaban en la salida electoral y pacífica, que esta nunca será aceptada por Nicolás Maduro y su pandilla.



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Luis Ugalde: “Todo demócrata tiene que escoger, no hay medias tintas”
HUGO PRIETO

PRODAVINCI

Ya había definido el punto donde nos encontramos, un punto oscuro y tenebroso. No es momento de matices ni de hablar con medias tintas. La voz que quiere ser escuchada es directa y clara, porque las opciones que enfrenta el país plantean un dilema entre la vida y la muerte. En estas circunstancias sería un crimen dejar de lado valores éticos y morales.
Es por esa razón que Luis Ugalde sj., lee en voz alta uno de sus escritos. Todo venezolano, sea de la condición que sea, tiene que partir de una realidad dramática que la ve el mundo entero y que, además, la padecemos nosotros. Venezuela se desangra y marcha al abismo. Hay hambre en todos los rincones y muerte por falta de medicinas, con inflación desbocada. El bolívar sin valor y el salario disminuyendo a pesar de los aumentos. Riadas humanas revientan las fronteras, huyendo de esta espantosa tragedia como ocurría antiguamente en las ciudades apestadas. Esa es la realidad —puntualiza Ugalde—, no puede haber ninguna posición ética ni de valores ignorando esto o mirando a otro lado. Sea gobierno, sea oposición, sea empresario, sea la condición que sea, este es el tema fundamental en el cual nos definimos los venezolanos y en el cual se define la política. Si un político quiere evadir eso y entrar en discusiones de menor monta, está traicionando a su profesión y al país. El problema del país no se puede resolver en pequeñas componendas.
Que no se equivoquen cuando dicen que la Iglesia se mete en política. “No, se mete en este debate entre vida y muerte”. Después de su experiencia en La Vega, de su trayectoria en el rectorado de la UCAB y de su formación intelectual comprobada —su obra escrita habla por sí sola—, podría decirse, sin menoscabo a la verdad, que con una sola conversación con el venezolano de a pie, Ugalde entiende lo que siente y lo que está experimentando en este momento.
El tema de unir al país, de buscar una solución que convoque a la gran mayoría de los venezolanos —a las organizaciones sociales, a las iglesias, a los sindicatos, a los partidos políticos—, en función del objetivo que acaba de marcar, usted lo ha planteado con insistencia. Pareciera algo elemental, pero ha sido imposible ¿A qué atribuye usted esa imposibilidad?
En toda sociedad, cada uno tiene sus intereses, pero todos vamos en un barco. Si el barco se hunde, no hay interés particular que valga. Pero no acaban de mirar el hundimiento del barco. Voy a ver si salvo la parte mía. No, no es salvable. Creo que estamos en ese momento. El gobierno advirtió hace tiempo que esto venía. También advirtió que por vía constitucional, por vía del voto universal y secreto, estaba perdido. Entonces inventó una cosa diabólica: la Constituyente… la Constituyente supraconstitucional y subrayo lo de supraconstitucional. Es decir, que manda por encima de todo lo constituido, manda por encima del Ejecutivo, del Judicial, del Legislativo, de toda instancia.
El politólogo Luis Gómez Calcaño le puso nombre y apellido a la Constituyente: monárquica e imperial. ¿Usted comparte esa opinión?
Absolutamente. Supraconstitucional son los reyes absolutos, supraconstitucional es Stalin, es Fidel Castro, es Mao Tse Tung, son los dictadores de derecha, por encima de toda Constitución estoy yo. Eso es supraconstitucional. La Constituyente, cuando se da —en el marco de la ley—, es por un lapso limitado y con autorización para cambiar la Constitución, que una vez redactada hay que someterla a consideración del soberano. Pero eso no pasó en Venezuela. Hicieron la Constituyente por lo menos para dos años y la pueden prolongar por otros 20 años. Cualquier cosa que no le guste el gobierno lo pasa a la Constituyente y  como está por encima de todo, aténganse a las decisiones. El gobierno se está manejando de esa manera. La Constituyente es poder ejecutivo, poder legislativo, poder judicial y poder electoral, todo a conveniencia del poder. El tema de quienes están en el poder no es cómo resolvemos el hambre, sino cómo hacemos para que no nos saquen del gobierno.


¿Con o sin elecciones?
Sabemos que el 85% de la población dice que este infierno no puede durar y tenemos que salir. Ese es el telón de fondo de dónde venimos. La Constitución establece que en enero de 2019 tiene que haber cambio de gobierno y de presidente, por tanto lo lógico es que entre octubre y diciembre de este año tiene que haber una elección presidencial. No es que me gusta o no me gusta. Eso es una obligación. El gobierno, que de eso sabe, dice. Ah, pero esa la perdemos, pero con la Constituyente no la perdemos. La Constituyente puede convocar cuando le dé la gana. La oposición está dividida, la gente está desanimada, está sufriendo terriblemente, pero no tiene forma de unirse, vamos a poner la elección en abril… aunque pudo ser en marzo como pensaron.
El gobierno fue a República Dominicana supuestamente para buscar un acuerdo. Se redactó un borrador y el gobierno lo convirtió en un acuerdo. Ahora dice que está cumpliendo lo consensuado allí unilateralmente.
El gobierno sabe que está mintiendo. Sabe, además, que salió de República Dominicana tremendamente derrotado y furioso. Furioso como sus acompañantes, entre otros Zapatero, que se había comprometido con el gobierno a arrancarle a la oposición una firma de algo que no se puede aceptar. ¿Por qué? En primer lugar, quieren que se reconozca esa Constituyente, que es totalmente anticonstitucional. Afortunadamente la oposición dijo no. En República Dominicana hubo acuerdos mejores (Ugalde se refiere al memorándum del 2 de diciembre) en donde todos los países acompañantes, incluidos los que propuso el gobierno, estaban de acuerdo. Ah, pero claro, eso es poner unas reglas de juego internacionalmente aceptables en una democracia y eso no lo puede aceptar el gobierno, porque sabe que la tiene perdida. Entonces, le prometieron a Maduro, que iban a traer ese acuerdo firmado. Pero gracias, sobre todo a Julio Borges y otros, no se firmó. Y estuvo muy bien que no se firmara. Ahora, tenemos el dilema político. Allá está resuelto. Yo hubiera pensado que todos los partidos hubieran dicho como dijimos allá no, decimos acá no a esa votación, pero decimos sí a la elección constitucional este año entre octubre y diciembre.
Si bien la oposición anunció el miércoles que no iba a participar en las elecciones del 22 de abril, el anuncio no es propiamente una demostración de unidad. Estamos en una especie de limbo. ¿A qué atribuye usted este estado de suspensión?
Los que querían firmar en Dominicana se hacen la ilusión, no sé cómo, de que podían ganar una elección. ¿Si usted perdió su Estado cómo pueden ganar una elección nacional? Pero se aferran a esa posibilidad que no es real. Afortunadamente, y esto hay que decirlo, han ido evolucionando a un acuerdo, no del todo completo. La oposición, llamémosla MUD, pero es mucho más que MUD, quería un consenso total. No ha sido el caso. Pero se han convencido de que la trampa que ha montado el gobierno tiene como objetivo prolongar seis años más esta situación de miseria, esta catástrofe nacional impresionante.

De alguna manera sectores de oposición todavía están deshojando la margarita. Vamos a no vamos.
El problema no es de los partidos políticos, el problema es del país. Todos los venezolanos estamos metidos en este barco que se va a hundir, y no hay duda. Ni siquiera hay duda en el gobierno. El barco se va a hundir. La gente quiere una respuesta. Olvidémonos ahora de los políticos. ¿Cómo se salva? ¿Cuál es la respuesta a esta miseria, a esta catástrofe nacional? Ese es el dilema político. El gobierno dice: no quiero perder el poder. Pone un mecanismo basado en la Constituyente, que es anticonstitucional, para prolongar esta desesperanza por seis años más y en principio, como dice todo comunista, para perpetuarla. El dilema político para todo venezolano es: o prolongamos este infierno o buscamos salir de él, este año 2018, y reconstruir el país. Entonces, todo demócrata tiene que escoger, no hay medias tintas. ¿Qué tenemos? El gobierno monta unas elecciones, en las que usted no puede elegir nada, esa votación cuyo resultado está predeterminado y amañado, por un lado; y por el otro, los demócratas tenemos que salir y tenemos una elección, que la niega el gobierno, pero es un mandato constitucional. Vamos a elegir esa elección. Nosotros no somos abstencionistas.
Después de leer su artículo más reciente, me pasó por la cabeza que usted lo que está planteando es una rebelión. Una rebelión social, de la gran mayoría de los venezolanos, no solamente frente al fraude sino para restituir el orden constitucional. ¿Estoy en lo cierto?
Lo que estoy planteando es el cumplimiento de la Constitución frente a la dictadura anticonstitucional y también el cumplimiento del artículo 333 que fue redactado por los propios chavistas, que dice que todo venezolano, civil y militar, añado lo de civil y militar, tiene la obligación de defender la Constitución y su restauración cuando se viole. Artículo 333, yo estoy defendiendo eso. Estoy defendiendo no a la dictadura, no a la tiranía y no a una votación tramposa que no elige nada en abril. Eso sí estoy planteando. ¿Y toda Venezuela? Claro, porque los partidos políticos tienen que mirar a la sociedad. Si la sociedad se levanta en todas sus agrupaciones —y esos signos ya están apareciendo, ha hablado la Iglesia y van a hablar las iglesias, han hablado las universidades, así como los empresarios y los estudiantes y hablarán los trabajadores—, si la población siente que esos que han levantado la voz son los que interpretan mi situación, entonces la esperanza resurge.
Todo lo que venden los políticos en una campaña electoral es esperanza. ¿Pero qué esperanza puede haber en Venezuela en la situación que estamos viviendo?
La que había el 15 de diciembre de 1957. Esto no tiene remedio. Pérez Jiménez se va a perpetuar. Unos dicen: mejor nos acomodamos y votamos a favor de Pérez Jiménez, aunque va incluso contra su Constitución, el plebiscito, y los otros dicen: como esto no tiene remedio me quedo en casa. Gana el plebiscito dictatorialmente el gobierno y qué dice el venezolano común: somos pasivos, vamos a tener dictadura por otros 10 años. Un mes después el dictador estaba haciendo las maletas para irse. Esa es la esperanza. Ningún sembrador es tan tonto que siembre algo si está seguro de que no va a cosechar… No, no vale la pena, porque la semilla está dañada, porque no va a llover, como dice la Biblia, al ir a sembrar va llorando, porque es un trabajo sembrar, cultivar, pero como sabe que va a volver cantando con la cosecha, dice el salmista, entonces usted siembra. Es igual que en diciembre del 57. Es el mismo punto en este momento. El venezolano está desesperado, pero al mismo tiempo está mirando en dónde aparece una luz. Por eso la oposición tiene que ser muy clara, hay que salir de esto este año y el camino son las elecciones democráticas, no las elecciones de abril amañadas que inventó el gobierno.
La unidad, más allá de los partidos políticos, no termina de cristalizar…
Toma tiempo, toma tiempo. Apenas ayer levantaron la luz. Para que la gente venga a la luz hacen falta guías y esa luz tiene que ir a las comunidades. Yo sé de reacciones que hubo en Valencia y en Barquisimeto y la gente se agrupa, porque a pesar del desánimo, si hay una orientación bien dirigida, la gente se va a movilizar. ¿Va a haber elecciones este año? Probablemente no, habrá el simulacro en abril. Nosotros seguiremos insistiendo en que esto es una burla, tiene que haber elección. Se moviliza el país en torno a la elección y se van a resquebrajar muchas cosas. Se va a resquebrajar el gobierno, se va a resquebrajar la Fuerza Armada, porque los militares ven lo mismo y están sufriendo lo mismo. La presión de un centenar de países democráticos. Esto no está quieto. Hoy el país está infinitamente peor que hace un mes, mucho peor que hace dos meses. Mañana va a estar peor que hoy. En abril va a estar mucho peor que hoy. Va a haber más hambre, va a haber más falta de medicinas. Va a haber menos libertad, etc.
Es muy probable que en el gobierno haya gente que advierta la realidad que usted visualiza. Hagamos una analogía militar. En Vietnam hubo negociaciones, se llegó a un alto al fuego, las fuerzas irregulares del vietcong iniciaron una ofensiva y la dirigencia comunista vio que Estados Unidos no reaccionaba. Ese el momento de la unificación. ¿No será este el momento para que el gobierno haga elecciones legislativas y de concejales para tener el control total?
No, porque en Vietnam era al revés. La mayoría no estaba en torno a la posición de Estados Unidos. Aquí es lo contrario. La mayoría la tienen los demócratas. Eso lo sabe Diosdado. ¿Qué les queda que no controle la Constituyente? Pueden anular todo los que les dé la gana, como pasa en toda dictadura. Les queda la Asamblea Nacional que fue electa, suprimamos esto y listo; si ya montamos la trampa, metamos en ella la elección legislativa, eliminemos todo eso y quitémonos la careta… Somos dictadura y qué. La oposición tiene que actuar en consecuencia. No se llame más democracia, usted es dictadura y nosotros vamos a expresar el sentir de la gente. Por eso, ésta es la hora de la unidad. De una unidad nueva, en el sentido de que aquí entra gente de buena fe que en su momento fue chavista, pero que dice que el madurismo es un horror, el país se está muriendo, mis valores no permiten que se mantenga esto, porque hay un señor que quiere estar en el poder.

¿Quién participe en la elección amañada del 22 de abril que tesitura moral y ética tiene?
Algunos tienen toda la claridad, yo participo porque me dieron un dinero o porque me dieron una bolsa CLAP; otros participan de buena fe, pero la mayoría de los que van a votar y se prestan al juego están éticamente desorientados. Esto es de vida o muerte. ¿Usted quiere prolonga esta muerte o quiere traer a un médico que realmente quiera curar al enfermo y que cambie el tratamiento?, porque Maduro no va a cambiar nada. Aquí se mantiene un modelo que ha fracasado en el país y en el mundo entero. La ética se define en una pregunta. ¿Usted quiere la vida del otro o no? Sea por abstenerse o por indiferencia, usted puede contribuir a la muerte del otro. En el país las cosas están planteadas de esa manera. Por eso habla la Iglesia. ¿Se mete en política? No, se mete en vida o muerte. Ahí el cristiano no tiene elección: usted tiene que defender la vida y la vida de los más débiles y de los más pobres.
El barco se está hundiendo, se va a terminar de hundir. No hay posibilidad de reflote. ¿Usted cree que el gobierno está consciente de eso?
Absolutamente. Pero dice. A mí no me importa el barco, a mí lo que me importa es adónde voy yo. En cualquier país los gobiernos cambian y están hechos para que cambien. El período anterior de cinco años o de seis ahora está puesto para que cambie. ¿Para qué es la reelección perpetua? Eso es para restablecer una dictadura. La división de poderes y la circunscripción de los períodos presidenciales a cuatro o cinco años se hicieron, justamente, para que usted no pueda ser dictador, porque terminado el período, usted tiene que rendir cuentas y lo van a cambiar. ¿Qué ha hecho el gobierno? Lo que se hizo en todos los países comunistas: unificar el poder en el Ejecutivo. En Cuba, un rector de una universidad no puede opinar distinto a Fidel Castro. Todos tenían que decir amén a lo de Fidel Castro. No hay poder judicial ni legislativo separados. ¿Dónde está unificado eso? En el Presidente y en la Constituyente, que sacaron de la manga ilegalmente.
¿Cómo ve usted la perspectiva del país?
Yo veo un cambio en 2018. Veo, además, el camino legítimo y obligatorio, como lo dije anteriormente: artículo 333. La restitución de la Constitución y exigir la elección democrática entre octubre y diciembre. Si no hay una fuerza enorme nacional e internacional, el gobierno tratará de no conceder eso. Entonces, terminará mal. Lo lógico, lo sensato es que ante todo el rosario de esta tragedia, Maduro renuncie y convoque a elecciones. Eso es lo propio de cualquier demócrata. Eso es lo que debería hacer el presidente. Renunciar y recuperaría su imagen en el mundo en buena medida.

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