miércoles, 31 de julio de 2013

LA ECONOMÍA DE MADURO: INFIERNO I y II

MIGUEL ÁNGEL SANTOS |  
EL UNIVERSAL
31 de julio de 2013
Aunque hace poco hayan celebrado los cien días, el gobierno de Nicolás Maduro lleva ya seis largos meses. En buena parte ese trajinar ha estado marcado por los excesos de la última campaña electoral del gigante político, que dejó allí no sólo su propia vida sino también la de las finanzas de la República. A la fragmentación del presupuesto, los excesos del gasto y la torpeza de la política cambiaria, características del período anterior, ahora hay que sumarle la incapacidad del heredero para controlar a los capos de los diferentes bolsillos del tesoro de la nación. Como resultado, aún con el barril de petróleo venezolano más allá de cien dólares, nos hemos ido deslizando hacia una vorágine de escasez, inflación y devaluación del bolívar cuyo fin es imprevisible.
¿Qué heredó Nicolás Maduro? Para garantizar el triunfo electoral, Hugo Chávez decidió compensar sus cada vez más esporádicas apariciones públicas con un gasto mayor. Así, incurrió en un déficit de 18% del PIB, que se financió imprimiendo dinero y recurriendo a los bancos para recoger los depósitos ociosos a través de emisiones de deuda interna. Para evitar la inflación, dada la parálisis del aparato productivo, el gobierno facilitó la entrada de niveles récord de importaciones. La economía creció 5% y la cantidad de dinero creció 60%, a pesar de lo cual la inflación cerró en 20% (24% en alimentos). Esto último, imprimir dinero sin que se registre una aceleración de la inflación consecuente con esa expansión, es un resultado excepcional (aún por explicar) con el que no se podía seguir contando.
¿Qué están pensando hacer? La inseguridad de Maduro, la elección inminente y la debilidad política resultante, han convencido al gobierno de que recortar el gasto público no es una opción. Así, se han planteado llevar el déficit a unos 15% del PIB y financiarlo de nuevo a través de la impresión de dinero. En lo que va de año el PIB ha caído menos de lo que muchos esperábamos, pero la inflación estalló, 40% a nivel del consumidor y 55% en alimentos en los últimos doce meses. Peor aún, los seis meses de Maduro anualizados resultarían en 53% y 83% respectivamente. La fuerte dependencia del consumo de las importaciones, tanto públicas como privadas, la necesidad de mantener la petro-diplomacia para garantizar apoyos en la región, la caída lenta pero sostenida en la producción y exportación petrolera, y el servicio de la deuda externa, tienen el flujo de divisas muy comprometido. El gobierno sigue insistiendo en que tiene "recursos para atender la demanda de divisas" pero al ritmo de dos subastas mensuales por doscientos millones de dólares el Sicad apenas llegará a la mitad de lo que circulaba a través del Sitme.

Aquí es donde la fragmentación del presupuesto hace más daño. Diferentes grupos de interés se han ido apropiando de trozos de nuestro flujo de divisas, ya sea de forma directa o a través de las mafias de Cadivi. Maduro ha procurado tomar algo de control, re-centralizando el déficit fiscal en el gobierno y suspendiendo las transferencias de Pdvsa al Fonden, pero esto es solo una parte del problema. La corrupción en torno a las importaciones públicas de bienes y servicios (34.298 millones de dólares en 2012), los dólares filtrados de la factura petrolera que se vierten en un mercado paralelo con ganancias inmediatas por el orden de los cientos por ciento, escapan completamente a su control.

¿Qué puede pasar en lo que resta de año? Imprimir dinero al ritmo requerido por los planes del gobierno equivaldría a un aumento de la liquidez por el orden de 72%. Ya esta última semana la cantidad de monedas y billetes en circulación resultó 66% más grande que hace un año. A este ritmo, con el PIB estancado o en los negativos bajos, sólo cabe prever una aceleración de la inflación. Y es que dentro de las restricciones ideológicas y de eficiencia con que funciona el gobierno de Maduro no hay muchas opciones. Sus dilemas esenciales seguirán siendo los mismos. O recorta el gasto para reducir el déficit, y se viene abajo la producción y el empleo con una inflación menor; o sigue imprimiendo billetes a mansalva y aproxima el PIB a cero, con una inflación (y devaluación) todavía mayor. O mantiene los controles de precios, en cuyo caso la inflación será menor pero la escasez se desbordará; o los libera y se acelera la inflación, con menor escasez. Esas son las trampas en las que nos han metido. Se trata siempre de escoger entre infierno I o infierno II. Está claro que si bien en nuestra historia la relación entre el desempeño económico y la estabilidad política ha sido caprichosa, lo que se nos viene encima amenaza con llevar esa inconsistencia demasiado lejos.


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UNA CIERTA VISIÓN PARROQUIAL DE LA POLÍTICA

                                

Emilio Nouel

He cuestionado siempre una visión parroquial que tienen muchos, incluso pretendidos líderes, acerca de la política. En tal sentido, resulta incomprensible la posición desdeñosa de algunos respecto de lo internacional, que no sabemos si es por ignorancia o simple miopía. Esa cortedad de miras les impide percatarse de un mundo cada día más interdependiente con el cual hay que contar para cualquier actividad. 
Sin duda, lo fundamental de la acción política se realiza en el lugar inmediato de los acontecimientos sociales y económicos. Al calor de las circunstancias más próximas que nos rodean se fraguan los liderazgos. Y la legitimidad de éstos depende del apoyo de quienes están más cerca, de los que pueden elegir para cargos de representación popular o de gobierno. Es de Perogrullo repetirlo. 
No obstante, la política no es sólo la parroquia, el municipio o la provincia. Sobre todo en el mundo de hoy en el que estamos interconectados en tiempo real más allá de la fronteras patrias, y de cuyos acontecimientos no nos podemos sustraer, por muy lejos que ellos se produzcan. Lo que sucede en el exterior repercute en nosotros, y lo que ocurre al interior tiene consecuencias fuera. 
La política, particularmente en entornos en los que las garantías democráticas están disminuidas o no existen, las exigencias y riesgos para el luchador democrático, son mayores, requiriendo, más allá de las fortalezas propias  y de los recursos con que cuenta en el espacio inmediato nacional, la solidaridad y el apoyo activo de las fuerzas democráticas amigas que hacen vida en otros países.  
En tales difíciles circunstancias, la política que practican los líderes democráticos en el ámbito doméstico no puede desvincularse de la de sus pares, sean afines ideológicos o no. 
Es por ello que todo líder u organización debe otorgar un espacio importante a la diplomacia, la cual, por ningún concepto, puede ser desdeñada. No es casual que los partidos políticos siempre hayan dispuesto sabiamente de una secretaría internacional, ni que algunas familias políticas hayan creado organizaciones internacionales en las que intercambian experiencias,  ventilan variados temas y establecen mecanismos de apoyo mutuo. En el presente, los demócratas venezolanos están viviendo momentos complejos y difíciles. Las violaciones a la Constitución y los derechos humanos son el pan de cada día. El trabajo político se está haciendo en un ambiente viciado, represivo, en el que todos los poderes del Estado, en comandita, persiguen implantar un sistema tiránico de vocación totalitaria.  Más que en otras épocas infaustas, hoy, la solidaridad y el respaldo de los demócratas del mundo, son necesarios. Y hasta cierto punto los contactos internacionales podrían ser mecanismos disuasivos para los déspotas a la hora que piensen cometer alguna arbitrariedad. De allí la necesidad de reforzar y multiplicar los vínculos y las acciones en el exterior del país. Ello ha obligado al gobierno a también reactivarse en ese campo, siguiendo la línea que el finado presidente trazó, consciente como fue del peso de las relaciones internacionales para su proyecto. 
La Mesa de la Unidad Democrática, Henrique Capriles y otros dirigentes políticos han comprendido esta exigencia y realizado exitosas visitas a diversos países del hemisferio y más allá, logrando importantes y decisivas adhesiones a la causa democrática venezolana por parte de políticos, partidos y personalidades de diverso origen ideológico.  
Lo he dicho en otras oportunidades. A pesar de que sintamos lo contrario a veces, los demócratas de Venezuela no estamos solos. En la dura y desigual lucha que estamos librando, contar con esos apoyos externos es crucial. 

El partido político y los líderes modernos deben deslastrase de una vez por todas de la estrecha y parroquial visión que aún tienen de la política. Ésta, hace tiempo que dejó de ser la que se practicaba en los confines de la ciudad.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com  

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COMUNICADO
Mesa de la Unidad condena el allanamiento de la casa de Copei en el Táchira
Una vez más el gobierno nacional, en su intento por ocultar los graves problemas del país hace uso del desmesurado poder que posee, con el objeto de amedrentar a quienes no se someten a su único pensamiento y sus ya exclusivas políticas de destrucción, cuando la tarde de hoy allanaron la casa del partido Copei en el Táchira.
Mientras cada día las calles del país son secuestradas por la delincuencia, el gobierno nacional y sus aliados regionales utilizan los cuerpos policiales para perseguir, agredir y atemorizar a quienes con firmeza le hacen oposición. Esto no es más que un irrespeto al derecho a la vida de los venezolanos, porque mientras la policía del Táchira estaba allanando la casa de unos de los partidos de la Unidad Democrática, la delincuencia continua con sus andanzas en las calles de ese estado andino, así como en las de todo el país, agrediendo y despojando a los ciudadanos de lo poco que puedan,  y hasta de la vida misma.
En ese sentido, queremos rechazar de forma categórica este allanamiento así como otras agresiones dirigidas a estructuras y personas integrantes de la Unidad. Le exigimos al gobierno nacional y a los regionales que están en manos de sus partidarios que cesen las provocaciones y respeten la institucionalidad, tanto de las gobernaciones que no les son afectas, como la de los partidos políticos en todas las regiones de Venezuela, porque esta situación se ha repetido desde el fin de semana, con el intento de secuestro de la casa de Fundahiru en Amazonas, la remoción del símbolo de Acción Democrática en Puerto Ayacucho y ahora el allanamiento de la casa de Copei en Táchira.
Las acciones del gobierno en contra de quienes integran la Mesa de la Unidad Democrática, no producirá lo que ellos esperan  e intentan desesperadamente: sacarnos de nuestro camino para cambiar de gobierno, que es democrático, pacífico, constitucional y electoral.
El gobierno tiene una gran responsabilidad con el país y por eso exigimos que se dedique a trabajar para detener la creciente escalada delictual, y para eso es necesario que tanto los cuerpos de seguridad, como el poder judicial, se dediquen a combatir el hampa y no a amedrentar con allanamientos, militarizaciones y agresiones a quienes si estamos preocupados por la seguridad de todos los venezolanos.




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martes, 30 de julio de 2013

ESCALADA REPRESIVA

                  Teodoro Petkoff

TalCual


La gente del Gobierno anda en el empeñó de allanar la inmunidad parlamentaria del diputado Richard Mardo. Se trata de despojar al diputado aragüeño del privilegio constitucional que protege a todos los legisladores, mientras ejercen el cargo, ante cualquier tentativa de arresto y/o enjuiciamiento, sobre todo, aunque no sólo por ellas, por razones de tipo político. 
En el caso de Richard Mardo desde lejos se le ven las patas al caballo. El oficialismo intenta criminalizar una actividad que todos los políticos de Venezuela, incluyendo los del Gobierno, realizan: la recolección entre amigos y allegados de fondos para financiar a sus partidos y a sí mismos.

No se trata, sin embargo de un caso aislado. Lo de Mardo es un eslabón de una cadena que se viene anunciando desde hace rato, en la cual se distinguen varias figuras de la oposición que estarían “prevenidas” para ser objeto del mismo tipo de medidas, siempre con base en el mismo tipo de argumentos especiosos con los que se quiere enjuiciar a Richard Mardo.

Entre paréntesis hay que recordar que la Constitución es clara y categórica respeto del allanamiento de la inmunidad de un parlamentario: “la separación temporal de un diputado o diputada solo podrá acordarse por el voto de las dos terceras partes de los diputados o diputadas presentes”. Artículo 187 de la Carta Magna.

Desde luego, no es necesario ni siquiera subrayarlo demasiado, todo esto es parte de una política. Una política cínica dirigida, primero que nada, a intimidar, a atenuar las voces críticas so pena de que les caiga el mismo castigo. Pero también, y no es un motivo menos importante que el anterior, dirigida a cambiar la correlación de fuerzas en el parlamento. En este caso, el allanamiento de la inmunidad del titular se acompañaría de las presiones e “incentivos” sobre los suplentes de los titulares para que crucen la acera, presumiéndolos más “blandos”.

Pero no es una política que se agota en el ataque a los parlamentarios de oposición. En verdad está dirigida contra toda la oposición, donde quiera que esta exista y, sobre todo, si es fuerte. De allí que todos los poderes del Estado se han conjugado para la aplicación de esta línea destructiva de la democracia. Es así como son agentes de ella desde el Tribunal Supremo de Justicia (que desempeña un rol estelar convalidando todas las trapacerías del Ejecutivo), hasta el CNE, pasando por Fiscalía, Contraloría, Defensoría del Pueblo, cada una jugando la parte que el libreto represor le asigna.

Desde luego que el telón de fondo de todo esto lo constituye el proceso electoral de diciembre para elegir alcaldes.

Esas elecciones, que tradicionalmente no despiertan mayor interés, en esta ocasión adquieren el carácter de un referéndum o plebiscito. Se han tornado importantísimas. El Gobierno tiene miedo de perder. El bajonazo que experimentó su votación entre la de Chávez en octubre 2012 y la de abril 2013, (en la cual, de paso, ni siquiera se sabe quién ganó, dada la renuencia del Gobierno a realizar un reconteo) y la certidumbre de que la cosa sigue palo abajo, lleva a la gente del oficialismo a extremar todos los trucos que pudieran darle una “victoria” chimba. Pero, será inútil. Ya no hay nada que hacer. El madurismo está condenado a la derrota.

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CONTRA LA AUTONOMIA UNIVERSITARIA


                  Colette Capriles

La autonomía universitaria es la condición esencial de la existencia de las universidades. Significa que son las propias instituciones las que debaten y deciden sobre sus programas, sus métodos de evaluación, sus criterios de excelencia, sus mecanismos de toma de decisiones, su gobierno.
Nos queda claro:
1. Las universidades no son fábricas de títulos. El corazón de la actividad universitaria es la docencia, la formación del individuo en esa etapa crucial de la vida que es la iniciación a la adultez, es decir, al estar responsablemente en el mundo, con un proyecto personal. Pero eso no es posible sin que las universidades sean también espacios de conservación, discusión y producción del saber. Las sombras que vence la universidad no son sólo las del muchacho que se transforma en ciudadano: también son las de la sociedad a la que tanto acecha la oscuridad.
2. La política del régimen chavista hacia el sistema de educación superior ha sido la misma que en otras áreas claves para la vida nacional: duplicar (uno diría: parodiar) instituciones, convirtiendo institutos tecnológicos en universidades de pésima calidad, con currículos controlados y clientela inerme (incluyo aquí no sólo a estudiantes embaucados, sino a un cuerpo docente tan maltratado como lo es el de las universidades autónomas). El modelo es el de la universidad-zombie, sin voluntad propia: exactamente el negativo del de la autonomía universitaria, que es el concepto central con el que las universidades latinoamericanas se desarrollaron, a partir de los años sesenta, como refugios del pensamiento libre (incluyendo allí el radicalismo de la izquierda insurgente, que era el discurso dominante).
El modelo es el de la universidad-zombie, sin voluntad propia: exactamente el negativo del de la autonomía universitaria, que es el concepto central con el que las universidades latinoamericanas se desarrollaron, a partir de los años sesenta, como refugios del pensamiento libre (incluyendo allí el radicalismo de la izquierda insurgente, que era el discurso dominante).
3. Un observador imparcial del proceso venezolano quedaría sumamente perplejo ante lo que el régimen, presuntamente de izquierda, ha venido haciendo con la autonomía universitaria. No podría dejar de notar, al examinar las instituciones oficialistas, que la política parece ser no sólo convertir las universidades en grandes liceos profesionalizadores, sino, sobre todo, convertirlas en fábricas de mano de obra barata por exceso de oferta.
4. Con lo cual el sentido profundo de la educación universitaria se desvanece. La deriva estalinista del régimen queda a la vista: se trata siempre de abaratar lo humano. La autonomía es exactamente aquello que se opone a este proyecto.

“En la Revolución Bolivariana hemos creado 22 universidades y este año inauguraremos tres más”, dijo en septiembre de 2012 Hugo Chávez, en el estado de Mérida.
5. La autonomía universitaria es la condición esencial de la existencia de las universidades. Significa que son las propias instituciones las que debaten y deciden sobre sus programas, sus métodos de evaluación, sus criterios de excelencia, sus mecanismos de toma de decisiones, su gobierno. Pero la estructura de esa autonomía está dictada por los principios republicanos: ninguna universidad autónoma cumple una función que no sea la del bien común. No existe la universidad-para-sí; existe para la sociedad que le da sentido.
6. Además de la duplicidad y el abaratamiento de la dignidad y la calidad de las instituciones directamente bajo su control, el gobierno ha utilizado su poder económico para doblegar sistemáticamente a las universidades autónomas. Los presupuestos universitarios eran, en democracia, el resultado de negociaciones entre el Ejecutivo y las autoridades universitarias. Los salarios docentes y administrativos se acordaban en consulta con gremios y sindicatos. Las insuficiencias se peleaban, se discutían, se exigían. Mientras yo estudiaba en la Universidad Central de Venezuela, no recuerdo prácticamente ningún semestre en el que no se produjeran conflictos de distinta naturaleza. Y eso era precisamente el testimonio del respeto a la autonomía: se reconocía el derecho esencial de las universidades de ser interlocutores para decidir su forma de existencia.
7. Lo que le importa al régimen es robar la dignidad y la autonomía, ese derecho a ser persona. Le importan muy poco los salarios, porque se ha acostumbrado a comprar las voluntades y a reírse, billete en mano, de la virtud y del honor. Hizo una oferta salarial que trata al profesor universitario como empleado de McDonald’s, como un eslabón más de una cadena productiva cuya plusvalía se reserva el Estado, y que no reconoce el valor del trabajo intelectual ni, por supuesto, los méritos profesionales.


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lunes, 29 de julio de 2013

El aniversario de la involución cubana

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El gobernante de Cuba, general Raúl Castro, celebró el viernes el 60 aniversario del ataque guerrillero al cuartel Moncada que dio inicio a la revolución cubana, pero ese acontecimiento también podría ser recordado como el principio de las seis décadas que marcaron el mayor fiasco político y económico de Latinoamérica.
Es cierto que muchos de nosotros —especialmente los que no nacimos en la isla— hace muchos años vimos a la “revolución cubana” con cierta dosis de admiración romántica. Pero aún si se deja de lado el hecho de que los revolucionarios cubanos derrocaron a una dictadura para instalar a otra, las estadísticas de las últimas seis décadas revelan una historia de miles de muertes sin sentido, una emigración masiva que dividió a casi todas las familias cubanas, y un colapso económico como pocos en el mundo.
En 1958, el año antes de que el líder guerrillero Fidel Castro tomara el poder, Cuba tenía un ingreso per cápita de alrededor de $356 anuales, el tercero o cuarto de Latinoamérica según la medición que se use, señala el economista de la Universidad de Pittsburg y autor del reciente libro "Cuba en la era de Raúl Castro", Carmelo Mesa Lago, uno de los más reconocidos expertos internacionales en la economía cubana.
En comparación, Costa Rica era más pobre que Cuba, y países asiáticos como Corea del Sur eran muchísimo más pobres, con un ingreso per cápita inferior a $100 anuales.
Fíjense como han cambiado las cosas desde entonces:
Según estadísticas del Banco Mundial, Corea del Sur —que abrió las puertas a la inversión extranjera masivamente desde principios de la década de 1960— tiene hoy un ingreso per cápita anual de $22,600, Costa Rica de $9,400 anuales, y Cuba de $5,400. Y según varios estudios de Mesa Lago, la cifra de Cuba está inflada por las manipulaciones estadísticas del gobierno de la isla.
Corea del Sur tiene hoy 276 autos por cada 1,000 personas, Costa Rica 135 y Cuba tan sólo 21, según el Banco Mundial.
En Corea del Sur, el 37 por ciento de la población tiene acceso a internet de banda ancha, comparado con el 9 por ciento en Costa Rica, y sólo el 4 por ciento en Cuba, dice el Banco Mundial.
Mientras Corea del Sur se ha convertido en un centro industrial mundial —sus productos electrónicos Samsung y sus autos Hyundai se venden en todas partes—, y Costa Rica ha atraído fábricas de alta tecnología como Intel, Cuba se ha convertido en un desierto industrial.
La isla ni siquiera ha podido seguir produciendo azúcar o cigarros a los niveles de 1958. Según cifras oficiales citadas por Mesa Lago, la producción de azúcar de Cuba cayó de 859 toneladas a 106 toneladas por cada 1,000 personas en las últimas seis décadas, y la producción de cigarros cubanos cayó de 92,000 cigarros por cada 1,000 personas a 26,000 en el mismo período.
Hasta hace muy poco, los cubanos solían bromear diciendo que los tres mayores logros de la revolución eran la salud, la educación y la dignidad nacional, mientras que los tres mayores fracasos de la revolución eran el desayuno, el almuerzo y la cena.

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Pero hoy, hasta la salud y la educación en Cuba han decaído y la dignidad nacional es cuestionable desde que el país se convirtió dependiente económicamente primero de la ex Unión Soviética y últimamente de Venezuela.
Hoy la expectativa de vida en Cuba es de 79 años, la misma que en Costa Rica, e inferior a la de 81 años de Corea del Sur. En el ámbito educativo, Cuba merece crédito por haber eliminado el analfabetismo más rápido que casi todas las otras naciones latinoamericanas, pero su educación universitaria es una sombra de lo que era.
El reciente Ranking QS de Universidades Latinoamericanas, uno de los más conocidos, coloca a la otrora prestigiosa Universidad de La Habana en el puesto 81 en Latinoamérica, muy por debajo de las universidades de Brasil, México, Chile, Colombia, Argentina, Costa Rica, Venezuela y Paraguay.
Cuando le pregunté si funcionarían las recientes reformas pro-libre mercado del general Castro para revertir el desastre económico cubano, Mesa Lago me dijo que “son las reformas económicas más importantes implementadas en Cuba desde la revolución, pero el problema es que las regulaciones excesivas, los controles burocráticos y los impuestos las están obstaculizando".
Mi opinión: Cuando leía los discursos de los presidentes de Uruguay, Bolivia, y otros países que participaron junto a Castro en las celebraciones del 26 de julio en Cuba elogiando los supuestos logros de la revolución cubana, no pude evitar plantearme una sencilla pregunta: si Cuba es un país tan exitoso y su pueblo está tan feliz, ¿por qué el gobierno no ha permitido una sola elección libre en seis décadas? La respuesta es muy simple: porque el régimen cubano sabe que su revolución ha sido un fracaso, y que seguramente perderían una elección libre.




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domingo, 28 de julio de 2013

ENIGMA FALSO


       Américo Martín

1. La política es o puede ser desconcertante cuando no se la aprecia bien. Como todo arte-ciencia tiene sus leyes, inalcanzables para quienes desdeñan la experiencia universalmente acumulada . ¿Por qué uno de los dictadores más inhumanos en la historia reciente de América pudo ser derrotado electoralmente aprovechando sus propias, arbitrarias y fraudulentas reglas? ¿Qué indujo a los experimentados partidos y líderes de la Concertación chilena a comprender la vital importancia de participar en unas elecciones tan cuestionadas?
Con todo lo que con razón pueda decirse de las reglas impuestas por el madurismo para las municipales del 8D, siempre serán más graves las consagradas por la dictadura de Pinochet en Chile. Y sin embargo, la oposición de aquella costilla territorial se decidió a aceptar el reto en condiciones muy desiguales, y decretó a punta de votos la muerte del sanguinario régimen.
La decisión de participar no fue fácil ni unánime. Muchos la tildaron de cándida, come-flor, inocente. Otros hablaron de “convalidación”. Con ese procedimiento –aseguraron sin pizca de duda- el dictador quiere legitimarse, refrescar su imagen. Y al prestarse al juego, la oposición colabora con él. De decir “colabora” a llamarla “colaboracionista” se pasó tan rápido como un suspiro.
Por el lado extremista o extremoso, la suspicacia fue algo más doctrinaria, si podemos llamarla así. El sistema dictatorial sencillamente no aceptaría un resultado adverso. No pondría en riesgo el modelo construido sobre tanta sangre, asedio y ruina de chilenos inocentes. Ninguna clase social abandona sin lucha el escenario de su dominación, afirmaban en tono libresco. Y en consecuencia el camino, el único posible, sería el de la resistencia con la mirada puesta en la insurrección armada.
Pero la Concertación consolidó su unidad y, llena de convicciones, se tiró al ruedo. La jornada se condujo con arte e inteligencia inigualables y, bueno, fue premiada con orejas y rabo. Todos los argumentos en pro y contra de participar en unos comicios tan manipulados como aquellos se sometieron a la prueba de la verdad. La verdad está en los hechos.
2. Si la política fuera sencilla, no habría sido necesaria la presencia en plan de conductores de gente como De Gaulle, Churchill, Roosevelt, Lenin y antes Bonaparte, Metternich. En fin, la lista es impresionante.
- Póngame a escoger entre un ejército de ovejas dirigidas por un león y un ejército de leones conducidos por una oveja, y preferiré el primero, dijo un sabio.
Quienes de nuevo postulan la abstención pese a los descalabros sufridos por la oposición cuando la intentó, invocan un argumento que haría inútil la actividad política.
Hemos denunciado un fraude en la batalla del 14 de abril, aseguran. Hemos prometido llegar hasta la Corte celestial si fuera necesario, pero en actitud desconcertante estamos convocando al pueblo a participar en la jornada del 8 de diciembre, con el mismo CNE, el mismo gobierno falsario y sin siquiera esperar el agotamiento de la vía jurisdiccional en Venezuela y el mundo
Lo primero es reconocer la sinceridad y la lógica de semejante argumento. No es un razonamiento absurdo. Si repetimos la misma política que fue objeto de un fraude, no podemos esperar sino el mismo resultado. Y en consecuencia es preferible no convalidar la maniobra oficialista, no darle carta de legitimidad.
Pero a ese tipo de argumento se sobrepone otro mil veces probado desde que los animales humanos comenzaron a relacionarse políticamente. Las buenas razones ceden el puesto a las mejores razones.
3. Partamos de lo asazmente demostrado. La oposición venezolana ensayó la abstención. Como tal pareció obtener un buen éxito. La ausencia de electores fue notable. Pero políticamente fue un estruendoso fracaso, perfectamente mensurable por sus resultados. Se aspiraba “deslegitimar” la Asamblea Nacional y fuera de un pequeño escándalo inicial, el total abandono del Legislativo fortaleció la autocracia y debilitó y dividió a los supuestos “vencedores”. La abstención se basa en la no acción y sobre la no acción es imposible construir una fuerza que actúe, es decir, que desconozca su naturaleza y haga exactamente lo contrario. La AN “deslegitimada” siguió actuando y finalmente todos de hecho admiten sus facultades. La oposición a su vez quedó menguada, dividida, sin unidad ni liderazgo. En esa ruinosa condición nos dejó la pomposa abstención. Ante semejante evidencia, repetir tan deshilachada fórmula sería un suicidio en fecha fija.
En cambio las sucesivas elecciones marcaron el crecimiento incesante de la oposición y de su unidad y mando, inversamente proporcionales al deterioro del caudal madurista.
El fraude del 14A no pudo ocultar ambos procesos. Maduro, según el dócil CNE, ganó por menos del 2% perdiendo cerca de un millón de votos, la misma suma afluyó hacia Capriles. El efecto residual de la supuesta victoria de Maduro es dramático. Como el general macedonio Pirro, otra “victoria” como esa y se queda sin seguidores. Si Maduro retrocede desde la pírrica ventaja de la que se ufana, su movimiento difícilmente sobrevivirá. Basta reflexionar sobre el sepulcro donde ha venido sepultando a los venezolanos para pronosticarle un resultado más bien desagradable.
En política la pelea debe darse siempre. Nunca abstenerse. El silogismo lógico no vale con una lucha extendida a cada pulgada de terreno, cuyos rasgos se precisan al calor del combate mismo. El 8D será una oportunidad dorada para la oposición.
Pero, como dice el proverbio chino: para caminar mil “li” debe darse un paso. Ese paso es votar, insistir, perseverar y poner a prueba, después de tres devaluaciones, la viabilidad del régimen más camorrero y deficiente que se conozca.

@AmericoMartin

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El país también es un boulevard



                Leonardo Padrón

El Nacional


El empleado de la bomba de gasolina, mientras alimenta mi vehículo, ve la foto que tomo con la cámara del celular. Un Ávila imponente copa la pantalla. "Tremenda foto, chamo". Yo le digo que la tiene justo atrás. Voltea y, como si estrenara la ciudad, se sorprende ante la montaña: "Oye, ¡a mí se me había olvidado que estaba ahí!". La costumbre vuelve invisible a la belleza. 

*** Estoy en la frontera entre dos municipios. Allí donde estaba el cine Broadway, pasan ahora una sola función llamada Jesucristo es el señor. Un hervidero de jóvenes religiosos inunda el lugar. 

Siempre me he preguntado si realmente paran de sufrir. 

Una buhonera, bajo un sol chillón, se protege con una sombrilla marchita. Un cartelito anuncia su mercancía: "Reglamentos. Leyes. Constitución". La gente sigue de largo. ¿Estará informada de que lo que vende está en desuso? En una esquina famosa por ser -antiguamente- el punto equidistante de dos ilustres burdeles, reina una gigantesca vitrina atestada de sostenes. Es llamativo: murieron los burdeles, quedaron los sostenes. Se trata de El Palacio del Blumer, la tienda de ropa íntima femenina que ostenta el nombre más desparpajado y altisonante del país. A un costado de la entrada, una buhonera confronta su oferta contra el monstruo a sus espaldas. Al instante, vende un top y dos prendas interiores. Se santigua con el dinero y lo guarda en el entreseno. Extrae el breve amasijo de billetes y repite la señal de la cruz. Le pregunto por qué otra vez: "Es mi primera venta del día. Para que me vaya bien". Atrás, el Palacio, aun vacío, espera por sus clientes. 

*** Entre Chacaíto y Sabana Grande hay un tesoro clandestino que sobrevivió a los manotazos del tiempo. Tiene un título ampuloso: La Gran Pulpería del Libro Venezolano. Nunca mejor puesto un nombre. La entrada es un camuflaje. Una puerta estrecha -inadvertida por los que caminan sin mirar- te introduce a un muy largo pasillo, atiborrado de títulos añejos, sombreros de mariachi, monedas antiguas y puñales. Lo que viene es el abismo. La perplejidad. La bienvenida al mayor laberinto de libros que se pueda concebir. Es como otra ciudad. Tiene pasillos que no terminan, rutas inesperadas. Para ubicarte, las letras del alfabeto le dan nombre a cada pasaje. Te puedes perder. No es chiste. Hay flechas, a cada tanto, que indican una posible ruta de salida. A veces, la soledad te sobrecoge. Consigo en un recoveco umbrío a una empleada ordenando unos libros. Bien podría ser un espectro. Le pregunto cuántos ejemplares hay en esa desmesura. "Más de tres millones de libros", me dice. No queda otro rictus que el asombro. "¿Dónde queda la poesía?". Prefiere llevarme. Voy tras ella, cruzamos, otra vez a la derecha, un requiebro, dos filas más, una esquina, vamos andando, no se me pierda. Y allí me deja. En ese boscaje de madera escrita, lleno de joyas y ácaros. Por un instante, soy insobornablemente feliz. 

*** Desando el boulevard de Sabana Grande. En una sola cuadra cuento 11 zapaterías. ¿Hay pies para tantos zapatos? Más allá me consigo a la junta directiva del Imperio: 4 personas visten la piel de Mickey, su aburrida Minnie, Donald, el pato intraducible y Tribilín. Me topo con una venta de comida, Golfeados de Antes, una certificación de que ya nada es igual. Dos cuadras más allá, hay otra llamada Golfeados de Antaño. La nostalgia también es una competencia. Una célebre bocacalle anida a un grupo de artesanos que escriben tu nombre en un grano de arroz mientras te venden pulseras de cuero. Tienen, como debe ser, la estampa de quien acaba de llegar de un potrero alucinógeno y merideño. A uno de ellos le pregunto si el callejón aún preserva su apodo. "Le pusieron el nombre del Chino Valera Mora, pero la gente le sigue diciendo el Callejón de la Puñalada". Obviamente, el poeta merece una calle con su nombre, y debe ser allí, en los remanentes de la República del Este. Pero, hay que reconocerlo, el apodo de la callejuela es magnífico en su sordidez. 

*** En el boulevard me sorprende una estatua de Reverón a ras del suelo. Más allá, cuatro niños en bronce simulan jugar metras. Una libélula que es una escultura. Aparatos que invitan a los menores a jugar. Un panorama plácido y ya sin buhoneros. Publico una foto en el Twitter. Un fundamentalista de la red social me ataca con sarcasmo. Muchos aún no entienden que dialogar es también saber celebrar los méritos del otro. Ya quisiera yo poder aplaudir todos los días una gestión de gobierno. Sin importarme la ideología que lo sustente. Hubiera codiciado no tener que gastar una línea de tinta mencionando la estafa de una palabra que en mi primera juventud invoqué con entusiasmo: revolución. Quisiera no agobiar mi talante oyendo cuentos interminables sobre la corrupción que sofoca al país. No conocer los relatos de náusea sobre truhanes que se postulan como hijos de Lenin y Trotsky. Ni la impunidad que reina sobre tanto millonario repentino. Desearía no leer en la prensa una crónica roja tan profusa en caídos y dolientes. Preferiría deambular en un territorio sin excluidos de ninguna índole. 

Olvidar aquella barbaridad dicha por el comandante Galáctico: "El que no es chavista no es venezolano".Ojalá no dijeran "patria" cada 10 minutos, burlándola cada media hora. Que no prostituyeran tanto la insigne palabrita. Que no fanfarronearan más y trabajaran mejor. 

Sí, paseas Sabana Grande y alguien allí lo ha hecho bien. ¿Por qué no decirlo? Pdvsa La Estancia ha cumplido. Aunque también vale el comentario: a Sabana Grande le falta la bohemia que alguna vez la animó; le faltan escritores y poetas vehementes en sus bocacalles; le faltan cafés al aire libre; sitios para la tertulia (y no esa intoxicación olímpica de zapaterías); librerías que puedan cerrar a las 10:00 pm; galerías de arte que subviertan el canon; músicos en los postes y en las despedidas del alcohol; le falta ciudad, alma, trashumancia. 

*** En una librería no todo el que está detrás de un mostrador es un librero. Menos si en el local hay una sospechosa abundancia de papelería. Aprovecho para chequear si la editorial Planeta les ha hecho llegar mi libro de crónicas. "¿Tiene Kilómetro Cero?". La vendedora se me queda viendo, como pensando, como haciendo un inventario rápido, y entonces me lo suelta: "Kilométrico me queda solo del negro". Bueno. Me compré dos lapiceros. Siempre hacen falta. 

*** Una hora después, el boulevard se llena de gente. El reguetón sale de las tiendas como una mancha pringosa. Me topo con el edificio que anidaba una oficina donde tantas escenas escribí con Salvador Garmendia y Miyó Vestrini para RCTV. Ni el rey de los pequeños seres, ni la poeta atormentada, ni el canal más popular del país existen ya. El pasado siempre tiene demasiada hambre. 

Se lo traga todo. 

*** "Se le agradece estar pendiente de sus pertenencias". Así aconseja, con pasmosa sinceridad, un letrero en una tienda de ropa.

Conmueve la franqueza del dueño del local. Un cartel que, sin duda, resume cómo andamos. Me pregunto si la misma honestidad la tendrá el ministro de Turismo con todo extranjero que visite el país. Una lista de lugares inseguros, eso prometió a los turistas hace poco. Que nos diga a nosotros, los venezolanos, una lista de sitios donde la inseguridad ha sido vencida por la revolución. Nos apetece, nos urge el secreto, señor ministro. 

*** El país también es un boulevard. 

Razones diversas me hacen trajinar de uno a otro lado del mapa. 

Una pregunta se repite en cada lugar. Me la hace el piloto del avión al verme subir por la escalerilla, espoleándome hacia un rápido cónclave en la cabina de mandos. Voy a quedarme sin espacio para colocar mi equipaje de mano. Pero ya el copiloto me extiende la misma pregunta: "¿Qué va a pasar?". Intento sonreír. 

En Maturín, mi familia -legendaria por sus carcajadas- me interpela en mitad de una parrilla. "¿Y entonces, primo, qué va a pasar?". Un fragmento de casabe se me atasca en la respuesta. 

Me lo pregunta, en una calle de Chuao, el hombre jubilado del servicio diplomático que me relata el culto a la negligencia que es hoy nuestro servicio exterior. "¿Qué vamos a hacer?". 

En Acarigua, una señora que apura su trago, me inquiere: "¿Usted qué cree? Díganos, señor Padrón". 

"¿Qué coño va a pasar con este país?", me lo pregunta el taxista, en el colmo de un semáforo, a las 5:00 am. 

Todos, con economía de adjetivos, con virulencia en el tono, con fogaje en el aliento. 

Me lo pregunta el espejo. 

Y yo me quedo boqueando un silencio que parece humo y plegaria y ya va que no sé qué decir. Demasiada gente con la misma interrogante. Y esa afonía que sobreviene. Esa espesura en la mirada. Ese optimismo en la llovizna. 

"¿Qué va a pasar?", me insiste un vendedor de girasoles en Sabana Grande. 

Hay una monumental nostalgia de futuro. 

El país es un boulevard donde reina una sola pregunta.

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EL FIN DE LA EXUBERANCIA DE CHINA

            MICHAEL SPENCE
El crecimiento de China se ha desacelerado considerablemente desde 2010, y podría desacelerarse aún más – lo que inquieta a los inversionistas y los mercados mucho más allá de las fronteras del país. En vista de que muchos de los motores tradicionales de la economía global están varados a baja velocidad, el desempeño de China se ha vuelto cada vez más importante.
Sin embargo, actualmente las tasas de crecimiento de las exportaciones chinas y los índices conexos en materia de manufacturas  han caído, debido principalmente a una débil demanda externa, particularmente en Europa. Además, las autoridades chinas están desacelerando gradualmente  el otro motor principal del crecimiento de su país, la inversión pública, ya que los proyectos de bajos rendimientos parecen generar demanda agregada, pero se vuelven insostenibles con bastante rapidez.
El gobierno está utilizando varios instrumentos, incluida la disciplina crediticia del sector financiero, para controlar la demanda de inversiones. Básicamente, se está retirando la garantía del gobierno que va asociada al financiamiento de la inversión pública – como debe ser.
No obstante, para eludir las restricciones del sistema financiero dominado por el Estado, se ha desarrollado un sistema bancario paralelo, que ha creado riesgos nuevos: distorsiones económicas; dependencia de un apalancamiento excesivo para impulsar el crecimiento en los sectores de consumo, inmobiliario, corporativo y público; y peligros que tienen que ver con una reglamentación inadecuada. Como resultado, a los inversionistas les preocupa que China caiga en el modelo de crecimiento basado en el apalancamiento excesivo que ha resultado perjudicial para muchas economías desarrolladas.
Se ha hablado mucho del consumo interno como motor del crecimiento chino en el futuro. Sin embargo, Justin Lin, ex economista en jefe del Banco Mundial, ha argumentado con firmeza que la inversión será y debe seguir siendo un motor esencial del crecimiento y que el consumo interno en el patrón de crecimiento de China no debe presionarse más allá de sus límites naturales de modo que se convierta en un modelo de alto apalancamiento basado en la creciente deuda de los consumidores.
Eso parece acertado. El riesgo es que la advertencia de Lin se interprete como argumento para conservar un modelo impulsado por la inversión, lo que significaría más proyectos públicos de bajos rendimientos y exceso de capacidad en industrias determinadas. La meta adecuada para generar crecimiento es la demanda agregada basada en la mezcla justa de consumo e inversión de altos rendimientos.
Los analistas y los inversionistas tienen al menos dos preocupaciones que se relacionan con esto. Una es que, ante la desaceleración del crecimiento, los encargados de diseñar las políticas recurran a un exceso de inversiones o de apalancamiento (o de ambos), lo que generaría inestabilidad. La otra es que no recurran a ninguno y que no se hayan puesto en marcha motores de crecimiento alternativos, lo que provocaría una desaceleración prolongada con consecuencias políticas impredecibles en el país y graves consecuencias económicas en el exterior.
En resumen, muchos inversionistas están nerviosos porque el futuro camino del crecimiento en China no les queda claro. Es ciertamente menos claro que el camino anterior, que ya no se puede recorrer.
En realidad, no hay forma de aliviar estas preocupaciones rápidamente. Solo el tiempo, la aplicación de las reformas políticas y sistémicas que se darán a conocer en el otoño y el desempeño económico real decidirán la cuestión en uno u otro sentido.
El cambio del patrón de crecimiento, si tiene éxito, se llevará a cabo a lo largo de varios años. Entonces, a lo que hay que estar atento es a los movimientos en la dirección correcta, que son bastante claros.
Uno es un cambio en la ventaja comparativa. El aumento de los ingresos exige aumentos de la productividad. Eso significa incrementar la intensidad del capital y del capital humano en los sectores comercializables y no comercializables de la economía.
Del lado comercializable, deben buscarse cambios estructurales y una reorientación de la producción hacia componentes de valor agregado más alto de las cadenas mundiales de suministro. En esto, la innovación y las condiciones que la apoyan – incluidas la competencia y la libre entrada y salida del mercado- desempeñan un papel importante. Si los encargados del diseño de políticas eligen un modelo basado en un sector amplio dominado por el Estado y protegido de la competencia interna y externa es poco probable que se alcancen los objetivos de innovación, lo que afectaría negativamente el crecimiento futuro.
Mientras tanto, el sector no comercializable debe crecer. A medida que China se enriquece, sus clases medias ya no comprarán únicamente más bienes comercializables como autos, productos electrónicos y electrodomésticos; adquirirán viviendas y toda una serie de servicios no comercializables también. Una respuesta eficiente del lado de la oferta a esta grande y creciente fuente de demanda requiere reformas regulatorias en muchos servicios, incluyendo las finanzas, la seguridad de los productos, los transportes y la logística.
No obstante, los hogares todavía controlan muy pocos ingresos y ahorran a tasas muy elevadas. El control del ingreso mediante el traslape de los sectores corporativo y público facilita presionar el modelo de crecimiento basado en las inversiones hasta el punto de tener rendimientos bajos (o incluso negativos). Así pues, todo el sistema fiscal es un punto crucial de la agenda de reformas de China, especialmente la administración del capital público.
La reforma fiscal determinará muchas cosas: los  componentes del ingreso y la demanda internos que impulsarán el cambio estructural del lado de la demanda, la asignación del ingreso y el gasto en los distintos niveles de gobierno y los incentivos integrados que esa asignación supone. Fuera de China, esta parte de la agenda de reformas es la que menos se entiende.
Además, será necesario reforzar los servicios y la seguridad social a fin de revertir un patrón de desigualdad creciente. Más allá de eso, un crecimiento más incluyente depende de que se complete el proceso de urbanización que apuntala la creación de una economía moderna; de que se ataque la corrupción y se atienda el acceso desigual a las oportunidades del mercado; y de que se mitiguen activamente los graves y bien conocidos problemas ambientales.
Me parece que, en vista de que hay elementos importantes de la economía global y la demanda externa que  se enfrentan a grandes dificultades, el que China haya aceptado (hasta ahora) una desaceleración del crecimiento mientras sus nuevos motores comienzan a funcionar es una buena señal. Indica que los encargados del diseño de políticas están haciendo planes para un desarrollo sostenible de largo plazo y que desconfían cada vez más de las políticas que, utilizadas de manera persistente, conducen a un modelo de desarrollo defectuoso e insostenible.
Ver que haya avances en estos elementos fundamentales del cambio y las reformas estructurales parece ser lo correcto. Aunque los mercados se muestran confundidos o pesimistas por la agenda de plazo más largo de China, si la dirección del cambio y las reformas estructurales es positiva, puede haber oportunidades de inversión que no existían en el pasado reciente, más exuberante.
Traducción de Kena Nequiz
Michael Spence, premio Nobel de Economía, es profesor de Economía en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York, miembro distinguido visitante en el Consejo de Relaciones Exteriores, Miembro Senior en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford, y Académico Presidente de la Junta del Instituto Fung Global en Hong Kong.


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