FEDECAMARADAS
MARCOS VILLASMIL
EL VENEZOLANO
El título de la nota me lo sugiere un buen amigo, que lo leyó en Twitter; creo que refleja muy bien un hecho reciente de la trágica picaresca venezolana, con un liderazgo (político o no) hoy hamletianamente perdido en sus propias dudas e inconsistencias.
No había tenido tiempo Delcy Rodríguez de deshacer las maletas luego de su más reciente viaje a Cuba para verse con el dictador Díaz-Canel -no sería precisamente para hablar de los próximo cambios en los equipos de béisbol de Grandes Ligas, o si Messi se queda o se va del Barcelona, sino para coordinar mejor los esfuerzos represivos de ambos regímenes- cuando fue recibida con la mayor y más cordial de las sonrisas por la cúpula (más bien las catacumbas), de ese organismo representante del otrora pujante y hoy a duras penas sobreviviente empresariado nacional, Fedecámaras, en su Asamblea número 77. Dos preguntas surgen inmediatamente: ¿Habrán pensado, a la hora de decidir invitar a la menor del dúo siniestro de los Rodríguez, en la reciente ola de persecuciones al liderazgo político opositor, la indetenible violación de derechos humanos, las declaraciones de Cabello y Maduro intentando sabotear a la futuras negociaciones, o precisamente en el viajecito a Cuba de la señora justo después de las protestas seguidas por todo el mundo, de un sufrido pueblo que decide enfrentar a la tiranía castrista?
Igualmente, cuando aplaudían a Delcy, ¿qué aplaudían? ¿Al extraordinario modelo económico chavista, basado en destrucción y persecución a la iniciativa privada?
Para colmo, en el acto se leyó una carta del Secretario de Estado de la Santa Sede, monseñor Pietro Parolín, pero la Rodríguez como si la cosa no fuera con ella.
¿Qué se sugería en dicha misiva? una negociación seria y limitada en el tiempo para superar la crisis en el país.
“Considero que es importante que la sociedad civil sea también protagonista de la solución de la crisis de ese amado país. Una solución que solo se dará si los venezolanos y especialmente los que tienen algún tipo de responsabilidad política, están dispuestos a sentarse y negociar de un modo serio sobre cuestiones concretas que den respuestas a las verdaderas necesidades de los venezolanos y durante un periodo limitado en el tiempo. Esto exige voluntad política por parte de los involucrados. Disponibilidad a dejar que el bien común prevalezca sobre los intereses particulares y el apoyo responsable de la sociedad civil y la comunidad internacional “.
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La lectura fue hecha por el monseñor Ricardo Barreto, mientras la vicepresidenta de la dictadura, Delcy Rodríguez, chateaba en su celular. Sin que le quedara nada por dentro (y recordando al difunto barinés), Rodríguez respondió al llamado de la Iglesia católica, literalmente ordenando que “los curas que quieran hacer política, se quitan (SIC) la sotana y vienen (SIC) a hacer política”.
Peor fue el “comentario” de Maduro a la misiva: la calificó de “basura”, un “compendio de odio, veneno y cinismo”.
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No dicen los medios cuál cara pusieron los “pragmáticos” (así intentaron algunos guerreros de las redes defender a los camaradas empresarios) directivos de la empresa todavía privada, pero al parecer como que estos no están molestos con la señora, porque casi inmediatamente fue reconocido por sus pares como “Empresario del Año” Alberto Vollmer, conocido prohombre del alacranismo empresarial, aliado gustoso de la tiranía.
Llama la atención, por cierto, revisando redes sociales, que todos los que defienden la visita de la señora al templo otrora empresarial hoy de simples mercaderes que lo que buscan es sobrevivir (¿no dijo, por cierto, Jesucristo, que había que expulsar a los mercaderes del templo?) no mencionan para nada las destempladas y groseras respuestas de DR y Maduro al Vaticano. Tampoco ¡qué extraño! el nivel de destrucción a que ha llevado la dictadura chavista a la industria nacional, o la desaparición de todo atisbo de seguridad jurídica, Estado de derecho, separación de poderes, respeto a la propiedad privada, y los derechos humanos. ¿Se habrá leído la directiva empresarial los diversos informes sobre Venezuela de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU? ¿pensaban acaso que tendrían éxito en este desventurado intento por humanizar la barbarie?
Al parecer lo único que les preocupa son sus propias tribulaciones, como si sus desconsuelos -sin duda existentes-fueran mayores que los de los ciudadanos de a pie.
Para ellos como que es más fácil homenajear a Alberto Vollmer que recordar a todos los mártires en la lucha contra la dictadura, a los centenares de presos políticos, a los muertos en la frontera, a los asesinados en la lucha entre el Coqui y Maduro, a los millones de emigrados, o al terrible desprecio a la vida humana que han mostrado con la cada vez más funesta crisis del COVID-19.
Sin embargo, hay un nuevo presidente del organismo empresarial, Carlos Fernández Gallardo; deseamos que dirija con firmeza, acierto y valor cívico -por ende, ético- una nave que al parecer está a la deriva, atrapada en sinsentidos y oportunismos tan de moda en quienes tienen el deber de liderar el país. ¿Se guiará por las sólidas recomendaciones de Parolín o por las mentiras de Maduro? El tiempo lo dirá.
En cambio, otro zuliano, demócrata a carta cabal, Juan Pablo Guanipa, les manda un mensaje con recta de cien millas: “Mis amigos de Fedecámaras han viajado a Estocolmo. Sé lo que han sufrido con esta dictadura. Pero no creo que la claudicación sea una opción. Esta hora es de resistencia. No de cohabitación. ¡Debemos seguir firmes hasta lograr la libertad!
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