Trino Márquez
El
año 2019 está cerrando en medio de uno de los ajustes más feroces de los que se
tenga memoria en América Latina. El gobierno de Nicolás Maduro decidió combatir
la escasez, el desabastecimiento y la hiperinflación aplicando una receta nada
socialista: liberó los precios de la mayoría de los productos de consumo
masivo, dejó que un sector de la economía, el de los precios, se dolarizara, permitió
que los sueldos se pulverizaran, y redujo a su mínima expresión el gasto fiscal
en áreas vitales relacionadas con la calidad vida. En este último rubro dejó de
invertir en educación, salud, vías de comunicación, transporte colectivo,
infraestructura, y en todos los campos que hacen más amable la vida cotidiana.
El régimen se olvidó de la gente y de la política social. O mejor dicho, la
redujo al aumento episódico del salario mínimo y las pensiones del seguro
social, y a las transferencias monetarias
que ocasionalmente ordena colocar en los bancos que las distribuyen.
Este ajuste tan agresivo ha hecho que
las cifras de pobreza aumenten y que los pobres sean cada vez más menesterosos.
Los datos acerca de la situación alimentaria son alarmantes. Están afectando a
las generaciones actuales e impactarán a las futuras. De acuerdo con Encovi y
con la Fundación Bengoa, está es desarrollo una generación con serios déficits
nutricionales. La desnutrición afecta a las parturientas y a los niños recién
nacidos. Sin embargo, no existe ningún plan oficial dirigido a detener ese
deterioro. El Plan de Alimentación Escolar desapareció. Lo único que se le ha
ocurrido al gobierno es repartir algunos alimentos a través de las cajas Clap,
cada más precarias y esporádicas.
La educación pública, en todos los
niveles, también fue abandonada. La inversión en la construcción de nuevas
unidades educativas y en la reparación y mantenimiento de las existentes, se
extinguió. Los sueldos miserables que ganan los maestros de primaria, los
profesores de bachillerato y universitarios, condujo a una fuga masiva de
docentes de los centros de enseñanza. Los docentes viven en condición de
pobreza extrema. Lo mismo ocurre con los médicos y enfermeras que laboran para
el Estado. Nicolás Maduro atacó el déficit fiscal pulverizando el ingreso de
todos los trabajadores.
La infraestructura se encuentra
desmantelada. Después de que los bolichicos saquearon los recursos destinados a
mejorar las fuentes de generación de electricidad y las redes de distribución,
se olvidó es este sector. Venezuela ha retrocedido décadas en este campo. En la
práctica lo reprivatizó. Quienes poseen electricidad de forma regular y
permanente son las familias o los condominios con posibilidades de comprar una
planta eléctrica y luego financiar sus elevados costos. El proyecto de mantener
una electricidad socialista, colectiva y democrática, se esfumó. Es cierto que
el servicio casi se regala, pero quienes más sufren el asalto a los recursos
destinados a mejorar la electricidad son las familias más pobres.
El transporte público, privado y del
Estado, se haya en escombros. El Metro de Caracas ahora representa un peligro
muy serio en todos los sentidos, para los usuarios. Si no son objeto de un
asalto pueden sufrir graves lesiones por los continuos accidentes que ocurren.
Desde hace mucho tiempo el gobierno no incorpora al sistema nuevos vagones, ni
nuevos autobuses.
Los hospitales del Estado también se
encuentran en una situación deplorable.
Símbolos del pasado reciente como el Hospital Clínico, El Pescozón, el Domingo
Luciani o el centenario Hospital Vargas, salieron del foco de atención de las
autoridades de salud. Los reportes del Observatorio Venezolano de los Servicios
Públicos son elocuentes.
Incluso, un campo conexo al área s
social como la telefonía celular y los servicios de internet propiedad del
Estado fueron quebrados. En esta esfera, en la cual el sector público pretendía
competir con el sector privado, el descalabro es total. Cantv y Movilnet van en
vías de extinción. Nadie debería sorprenderse si un día cercano el gobierno
anuncia su venta a los chinos.Reestatizaron esos servicios para luego
demolerlos.
La inversión en el área social se redujo a
lanzar luces de bengala. Maduro se desentendió de la situación concreta de los
venezolanos en todas las áreas relacionadas con la normalidad ciudadana y la
calidad de vida. La inmensa mayoría de los venezolanos cerrará 2019 viviendo en
una situación más precaria que a comienzos de año. La brecha entre esa inmensa
capa y el reducido grupo que tiene
acceso de forma continua a los dólares y a las otras divisas, seguirá ensanchándose.
Llamar neoliberal al ajuste de Maduro es
una forma de maquillarlo. En realidad se trata de un ajuste de una crueldad
inenarrable.
PD: Me despido de ustedes hasta enero. En
medio de la adversidad, traten de pasarla lo mejor posible este diciembre. Un
abrazo.
@trinomarquezc
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