lunes, 16 de diciembre de 2019

“LA HUMANIDAD HA PERDIDO SU INMORTALIDAD”

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     Carlos Canache Mata

La Navidad y el advenimiento de un Año Nuevo son propicios para reflexiones que trascienden las preocupaciones que nos depara la cotidianidad. El avance científico y tecnológico le ha aportado al hombre, habitante del único planeta en el que hasta ahora hay la certeza de la existencia humana, tal como la conocemos,  grandes progresos en su nivel y calidad de vida, pero, paradójicamente, ha creado a la vez, riesgos y peligros. Uno de ellos es la cuestión de su enventual sobrevivencia si en la era nuclear, a la que accedimos en los años cuarenta del siglo pasado, llegare a estallar un conflicto bélico en el que se empleen las armas, ahora enormemente ampliadas en su capacidad de destrucción, que, al final de la Segunda Guerra Mundial, se utilizaron contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
   El político soviético Mijail Gorbachov, secretario general del Partido Comunista entre 1985 y 1991, y presidente de la URSS entre marzo de 1990 y diciembre de 1991, año en que ésta se desintegró, escribió en su libro “Perestroika, mi mensaje a Rusia y al mundo entero”, cuya primera edición se publicó en 1987, lo siguiente (página 127): “Al entrar en la era nuclear y utilizarse la energía del átomo para fines militares, la humanidad ha perdido su inmortalidad. En el pasado hubo guerras, guerras espantosas que se cobraron millones y millones de vidas humanas, que convirtieron ciudades y pueblos en ruinas y cenizas, y que destruyeron naciones enteras junto con sus culturas. Sin embargo, la continuidad de la humanidad no se vio amenazada. En cambio, hoy, si estalla una guerra nuclear, todo ser viviente será borrado de la faz de la Tierra”, y más adelante (página 130), añade: “No habrá vencedores ni vencidos en un conflicto nuclear global, y la civilización mundial perecería inevitablemente…las palabras de Clausewitz, según las cuales la guerra es la continuación de la política aunque por diferentes medios, palabras que fueron clásicas en su época, han quedado totalmente desfasadas, relegadas tan solo a las bibliotecas”. O sea que la guerra, que sería nuclear, ya no es un medio diferente de continuar la política, por lo que la humanidad, debido a la hipótesis de esa guerra, ha pasado a ser mortal.
    Los países que poseen armas nucleares saben que usarlas implicaría la destrucción mutua asegurada (MAD), lo que hasta ahora, afortunadamente, ha impedido caer en la tentación bélica. El sabio y gran físico Albert Einstein afirmó en 1949 que una Tercera Guerra Mundial, que sería una guerra nuclear, “sería tan grave como para devolver a la humanidad a la Edad de Piedra” y agregó que “la Cuarta Guerra Mundial se peleará con palos y piedras”. El temor, por no decir el miedo, que se ha generalizado sobre la guerra nuclear, ha condicionado las relaciones internacionales y ha suscitado la firma de tratados y acuerdos dirigidos a mantener la paz y la seguridad.
  A finales de la década de 1980, una delegación parlamentaria venezolana, integrada por Abdón Vivas Terán, Víctor Hugo de Paola, Lino Pérez Loyo, y el autor de estas líneas, estuvo en la entonces Unión Soviética, atendiendo una invitación de ese país. Entre las diversas entrevistas sostenidas con gobernantes y líderes en Moscú, Kiev y Leningrado, quiero destacar especialmente la que tuvimos, durante más de dos horas, con Andrei Gromiko, presidente del Presidium del Soviet Supremo. La acechanza de una guerra nuclear, precisamente, fue un tema ampliamente analizado en la conversación. Gromiko, cuando era el Representante de la URSS en las Naciones Unidas, había solicitado en ese foro internacional, el 29 de enero de 1948, la destrucción de todas las bombas atómicas existentes, en las que, para el momento, Estados Unidos tenía una ostensible superioridad con respecto al país comunista. Se comentó también el Acuerdo firmado por el presidente estadounidense Reagan con Gorbachov sobre la eliminación  de los misiles nucleares de alcance corto y medio, como un primer paso  importante en el camino del desarme nuclear, al menos esa era la esperanza, que conduciría a una reducción de los misiles nucleares de largo alcance o estratégicos de las dos grandes potencias.
    Una guerra nuclear es, actualmente, una posibilidad bastante remota, después de la desparición de la Unión Soviética  en 1991. Se cree que un meteorito acabó con los dinosaurios, y se conjetura que estaríamos a millones de años de distancia de la colisión con un gran asteroide, que sería una catástrofe sideral.
   Sí, por la posibilidad de una guerra nuclear, la  humanidad ha perdido la inmortalidad,  pero sigue viva y esperamos que siga estando viva, y no desaparezca por un fenómeno natural o por causa provocada por los propios seres humanos.

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