Emilio Nouel V.
“La influencia nefasta de los organismos internacionales”
Hugo Chávez
"Quien le entregue a nuestro país al FMI será un gran traidor
y el pueblo tendría derecho a irse a las calles"
N. Maduro
Muchos venezolanos se vieron sorprendidos y no daban crédito
a la información. Se creía que era otra de las fake news que nos lanzan a diario desde las redes sociales.
Pero era rigurosamente cierta. La carta enviada por el
usurpador al Fondo Monetario Internacional y divulgada por Jorge Arreaza en
twitter, disipaba cualquier duda que haya podido tenerse.
Efectivamente, la tiranía chavista estaba “pidiendo cacao”, como decimos
coloquialmente en Venezuela cuando una persona, inerme, está suplicando que lo
ayuden ante un infortunio que lo supera.
Se estaba recurriendo, nada menos y nada más, que al
demoníaco FMI, el monstruoso brazo financiero del imperialismo capitalista
yanqui, como acostumbran llamarlo los mismos chavistas. Es decir, estábamos
viendo a Maduro mendigando 5.000 millones de dólares, dizque para atender la
emergencia del coronavirus. Y admitiendo
que estaba con la bolsa vacía.
Frente a un hecho como este no se puede sino aludir a la
postura que el chavismo ha tenido de manera reiterada frente a las
instituciones internacionales, y en particular, la de marras.
Y esto, a pesar de que algunos analistas por allí, que colocándose au-dessus de la melée, casi que
justificando, daban a entender que frente a adversidades o situaciones extraordinarias,
resulta lícito y/o comprensible en los políticos, pragmáticos como son, que se
contradigan y/o se olviden de opiniones proferidas alguna vez que pudieran no
convenir a sus intereses en un momento dado.
Recordaban a Carlos Andrés Pérez quien señaló que las
políticas del FMI tenían efectos de “una
bomba mata gente”, lo cual, obviamente, da pie a la comparación. Lo que no dijeron
es que CAP fue un demócrata que nunca puso mal al país ante las organizaciones
internacionales y que las respetó como gobernante, aun siendo crítico.
En cualquier caso, imagino que aceptarán esos analistas
políticos de hoy, que es también lícito subrayar las incongruencias de la
tiranía, y que de ningún modo se puede cohonestar o justificar éstas por el
solo hecho de que así actúan los políticos, obviando que estamos en tal
situación precaria por obra y gracia de un gobierno autoritario, incompetente,
despilfarrador y corrupto, que ha arruinado al país, al punto de que no tenemos
fondos para las urgencias ni donde recurrir para comprar medicinas y alimentos,
y que para mayor inri, se enemistó con organismos como el FMI.
Ahora sale a mendigar ante este ente, después de denigrar de
él y de haber cortado relaciones con él por más de tres lustros.
Muchos comentaristas del asunto se prodigaron en traer a
colación la normativa y las políticas del FMI relativas a los préstamos rápidos,
con el propósito de determinar si Venezuela calificaba o no para ello, soslayando
el “detallito” de que las autoridades de esa institución, sus países miembros,
en fin, los que tienen la sartén por el mango allí, en particular, su principal
socio, EEUU, no reconocen a Maduro como presidente de Venezuela. Una minucia,
pues.
Si se hubiera partido de ese enfoque, no era difícil concluir
de arrancada, algo que estaba cantado: el rechazo de una solicitud tan
estrambótica como inviable; inadecuada, además, en contenido y en forma.
Otros pensaron que la solicitud en cuestión pudo abrir un
camino a una negociación que condujera a un cambio de gobierno, a una
transición política en Venezuela, habida cuenta de la situación financiera
desesperada que ella evidencia. Se podía entonces someter al gobierno usurpador
a la Asamblea Nacional, único representante legítimo y democrático del pueblo
venezolano.
No era, a mi juicio, mala idea, aunque muchas dudas cabían.
¿Por qué Maduro, que dice que iría hasta el infierno por ayudar a Venezuela, no
se reúne con Guaidó, y mientras negocian un gobierno de transición, se acuerdan
paralelamente sobre el asunto financiero de urgencia, obviamente bajo la
supervisión y control internacional?
Chávez, Maduro, Cabello y otros chavistas no han perdido
oportunidad para atacar al FMI, frente al cual ahora se arrodillan suplicando
ayuda. Como dice el dicho popular: tanto nadar para morir en la orilla.
Resulta, por otro lado, extraño, que no soliciten ese dinero
a sus amigos chinos o rusos, a los cuales señalan como solidarios con su
revolución. ¿Por qué no le pidieron a los chinos los 5000 millones de dólares,
si tan amigos son? Ellos los tienen y de sobra.
De modo pues, que estamos viendo una incongruencia ideológica
más del chavismo, empujada por la desesperada situación en la que está, que
ojalá abra un camino de salida de una vez por todas de la calamidad que
vivimos.
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