QUINTO COLLAGE SOBRE RÓMULO BETANCOURT
CAROS CANACHA MATA
Después de la
aprobación de la nueva Constitución Nacional (16 de julio de 1936), continuó y
se intensificó la política represiva del gobierno, lo que impulsó a las
organizaciones de izquierda a buscar la unificación en un solo partido. Ya
existían los antecedentes unitarios, que fueron como ensayos, de la
formación del Bloque de Abril de marzo de 1936 y del Comité de Defensa Democrático que dirigió la
huelga de junio del mismo año. El 31 de agosto se efectuó en el Parque Carabobo
de Caracas un gran mitin en pro de la unificación de las fuerzas de izquierda y
la celebración de elecciones generales, en el que, además de Rómulo Betancourt
y Jóvito Villalba, hablaron Miguel Otero Silva, Alejandro Oropeza Castillo (de
ANDE), Isidro Valles (del Bloque Nacional Democrático de Maracaibo) y Francisco
Quijada. En su discurso, Rómulo Betancourt hizo la semblanza de la nueva
organización: “He aquí sintetizados los dos grandes objetivos del partido único
que intentamos crear, uniendo las diversas organizaciones democráticas: lucha
por las libertades democráticas, lucha contra el imperialismo, ligando estas
reivindicaciones por la acción diaria a fin de elevar el nivel de vida de todas
las clases explotadas del país”, y, adelantándose a lo que sucedió después en
1976 con la industria petrolera, dijo que todos estaban interesados “en que se
logre algún día nacionalizar esas enormes riquezas de nuestro subsuelo, aun
cuando para ello sea necesario librar un
nuevo Ayacucho y obtener
de ese modo que Venezuela sea para los venezolanos”.
El 28 de octubre de ese año 1936 se
reunieron los representantes de ORVE
(ya desde el primero de agosto, Rómulo Betancourt había pasado a ser su
Secretario General), PRP, FEV(OP),Frente Obrero, Frente Nacional de
Trabajadores y Bloque Nacional Democrático de Maracaibo, en la casa de ORVE,
situada de Romualda a Manduca, y, después de leerse los Estatutos
y el Programa, se eligió el
Comité Directico Central del nuevo partido, que quedó compuesto así: Jóvito
Villalba, Secretario General; Rómulo Betancourt, Secretario de Organización;
Rodolfo Quintero, Secretario del Trabajo; Francisco Olivo, Secretario del
Movimiento Campesino; Carlos Augusto León, Secretario de Propaganda; Carlos
D’Ascoli, Secretario de Relaciones Interiores; Juan Oropeza, Secretario de
Prensa; Mercedes Fermín, Secretaria del Movimiento Femenino; y José Briceño,
Secretario de Finanzas. De
acuerdo con la Ley de Orden Público vigente, la llamada “Ley Lara”, el trámite
de la legalización del nuevo Partido debería hacerse ante la Gobernaciónn del
Distrito Federal, como en efecto se hizo, pero, ésta, en resolución de fecha 16
de noviembre la negó. Se apeló a la
Corte Federal y de Casación, y ésta, en sentencia del 15 de diciembre, confirmó
la decisión de la Gobernación del Distrito Federal, con el alegato de que, entre
los solicitantes de la legalización del nuevo partido, algunos eran comunistas, pero sin señalarles a los que
así calificaba el cometimiento concreto de algún delito. Luis Troconis Guerrero
ha comentado al respecto: “¿Cuáles fundamentos tenía esa sentencia? Algunos
formales y derivados de la Ley de Orden Público, los mismos que había usado a
guisa de objeción el Gobernador del Distrito Federal; otros de fondo,
desconcertantes, pues destruían sana doctrina jurídica; los más, repudiables
porque tenían intención política evidente y beligerante. Que el delito hay que
buscarlo en la mente de las personas y no en sus actos, que muchos de los
firmantes de los documentos constitutivos profesaban ideologías extremistas prohibidas
por la Constitución y las leyes de la República (establecido eso sin pruebas ni
indicios válidos), eran conceptos de tal sentencia”. O sea, agrego yo, que se
resucitaba la famosa “Ley de los sospechosos” (17 de septiembre de 1793), que
en la época del Terror, durante la Revolución Francesa, ordenaba el arresto y
reprimía a veces sumariamente a toda persona sospechosa de actividades
contrarrevolucionarias.
El 14 de diciembre de 1936 se inicia la
huelga de los trabajadores de la industria petrolera con el objetivo de lograr
mejorar sus condiciones de trabajo y de vida, después del rechazo de las
compañías al pliego conciliatorio de reivindicaciones que se les había
presentado. En plena huelga, los días 26 y 27 se realizó en Caracas el Primer
Congreso de Trabajadores de Venezuela, al que asistieron 219 delegados
sindicales de todo el país, y , bajo la dirección de Alejandro Oropeza
Castillo, dirigente de ORVE, se creó la Confederación de Trabajadores de
Venezuela (CTV). En su libro “Venezuela,
política y petróleo” (1956), Rómulo Betancourt escribe: “Apenas aspiraban los
trabajadores a que las empresas aceptaran negociar con los sindicatos, a los
cuales les negaban beligerancia, no obstante su existencia legal. Y junto con
esa, otras reinvindicaciones de menor cuantía: salario mínimo de diez bolívares
(3 dólares y fracción); igualdad de salario entre los trabajadores nacionales y
extranjeros; aumento de un 25% en el salario de los trabajadores que no
vivieran en casas de las compañías y exoneración del pago de alquileres para
quienes habitaran en casas de aquéllas; descanso obligatorio dominical. En
total, un pliego con apenas 13 peticiones”. La intransigencia de las compañías
y la posición blanda gubernamental condujeron a que el Presidente López
Contreras decretara el 22 de enero de 1937 el cese compulsivo de la huelga y el
regreso al trabajo. Los logros fueron prácticamente mínimos puesto que sólo
hubo un aumento salarial de un bolívar, y dos bolívares para los trabajadores
que vivían en viviendas no otorgadas por las compañías. Y Betancourt añade,
seguramente con cierta sorna, que “además, quedaban obligadas las empresas a
dotar de agua fría los centros de trabajo…”
El 8 de diciembre, ORVE (que, en una primera
etapa se definía como “movimiento” y tuvo a Mariano Picón Salas como su primer Secretario General, pasó, en
su segunda etapa, a definirse como partido político, con un nuevo programa y
tesis sectoriales, y desde el 1° de agosto Rómulo Betancourt pasó a ser
su nuevo Secretario General), anunció la reestructuración de sus cuadros
directivos, quedando, además, su Comité Central Directivo integrado por Juan
Oropeza, Gonzalo Barrios, Carlos D’Ascoli, Inocente Palacios, José Jiménez
Arráiz, Víctor Corao, Armando Rodríguez y Margot Silva.
Es éste, el paisaje político dibujado a
grandes trazos líneas arriba, el que le da la bienvenida al año 1937, que ha
sido considerado como un año de reflujo antidemocrático y de más y mayor
represión. Rómulo Betancourt, en su obra ya citada, dice que “en enero de 1937
terminó no sólo la huelga de los trabajadores del petróleo, en la forma que ya se vio, sino
también esa etapa del primer Gobierno post-Gómez bautizada irónicamente por el
pueblo como la luna de miel democrática”.
Continuaremos con los collages.
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