EDUARDO FERNANDEZ
Hay cantidad de diagnósticos acerca de la situación venezolana. Algunos de ellos muy buenos. Creo que hay que insistir en las soluciones, en la terapéutica.
Son muchos los problemas que está atravesando el país. Sin embargo, me atrevo a sostener que hay dos principales, de cuya solución depende la solución de los demás.
Esos dos problemas son: el problema político y el problema económico.
El problema político consiste en una polarización exagerada, en la ausencia de diálogo y en la ausencia de propósitos compartidos.
Los países que progresan son aquellos en los cuales prevalecen acuerdos fundamentales. En Venezuela, no hay manera de que pueda lograrse un diálogo civilizado que permita adoptar decisiones que contribuyan al “bien común”.
Los problemas del país son de tal magnitud y requieren decisiones de tal naturaleza que un gobierno débil como el que tenemos, con un piso político precario y sin un sólido respaldo de la opinión pública, no podrá tomar las decisiones adecuadas.
No estoy seguro de que la oposición esté en condiciones de formar un gobierno con suficiente respaldo como para adoptar las decisiones que se requieren.
La solución sería un gobierno de unidad nacional con un programa claramente definido y que cuente con el respaldo de la Fuerza Armada, de los grupos políticos que apoyan al gobierno y de los que apoyan a la oposición, con apoyo de los sindicatos y de los gremios profesionales y con apoyo de los sectores productivos.
Estoy seguro de que un gobierno de esa naturaleza, contaría además con el beneplácito de la Iglesia Católica y de su Conferencia Episcopal además de los otros credos religiosos que actúan en el país y tendría también el respaldo de las universidades y de la comunidad académica.
La tarea de ese gobierno sería la de recomponer el clima político-institucional del país, reactivar la economía, atender el costo social que supondrán las medidas económicas, enfrentar con éxito el tema de la inseguridad y de la delincuencia y abordar una política inteligente para derrotar a la corrupción y elevar el clima ético de la República.
Algunos me objetan que en un año electoral es difícil plantear un gobierno de entendimiento nacional. Respondo: lo que vamos a elegir es un parlamento y el parlamento es justamente para parlamentar, es decir, para dialogar y se dialoga para acordar. A los que no les convenza mi propuesta les pregunto: ¿Qué alternativa propone usted?
@EduardoFernandezVE
Son muchos los problemas que está atravesando el país. Sin embargo, me atrevo a sostener que hay dos principales, de cuya solución depende la solución de los demás.
Esos dos problemas son: el problema político y el problema económico.
El problema político consiste en una polarización exagerada, en la ausencia de diálogo y en la ausencia de propósitos compartidos.
Los países que progresan son aquellos en los cuales prevalecen acuerdos fundamentales. En Venezuela, no hay manera de que pueda lograrse un diálogo civilizado que permita adoptar decisiones que contribuyan al “bien común”.
Los problemas del país son de tal magnitud y requieren decisiones de tal naturaleza que un gobierno débil como el que tenemos, con un piso político precario y sin un sólido respaldo de la opinión pública, no podrá tomar las decisiones adecuadas.
No estoy seguro de que la oposición esté en condiciones de formar un gobierno con suficiente respaldo como para adoptar las decisiones que se requieren.
La solución sería un gobierno de unidad nacional con un programa claramente definido y que cuente con el respaldo de la Fuerza Armada, de los grupos políticos que apoyan al gobierno y de los que apoyan a la oposición, con apoyo de los sindicatos y de los gremios profesionales y con apoyo de los sectores productivos.
Estoy seguro de que un gobierno de esa naturaleza, contaría además con el beneplácito de la Iglesia Católica y de su Conferencia Episcopal además de los otros credos religiosos que actúan en el país y tendría también el respaldo de las universidades y de la comunidad académica.
La tarea de ese gobierno sería la de recomponer el clima político-institucional del país, reactivar la economía, atender el costo social que supondrán las medidas económicas, enfrentar con éxito el tema de la inseguridad y de la delincuencia y abordar una política inteligente para derrotar a la corrupción y elevar el clima ético de la República.
Algunos me objetan que en un año electoral es difícil plantear un gobierno de entendimiento nacional. Respondo: lo que vamos a elegir es un parlamento y el parlamento es justamente para parlamentar, es decir, para dialogar y se dialoga para acordar. A los que no les convenza mi propuesta les pregunto: ¿Qué alternativa propone usted?
@EduardoFernandezVE
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