domingo, 25 de diciembre de 2011

AMÉRICA LATINA EN EL 2012

Andrés Oppenheimer

Un centro de estudios económicos de las Naciones Unidas que ha sido muy entusiasta con respecto a Latinoamérica durante los últimos años acaba de sacar un pronóstico algo menos optimista sobre las economías de la región en el 2012. Tal como hemos venido advirtiendo en esta columna, la fiesta se está terminando.  

Según un nuevo estudio de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, la economía de la región creció un 4,3 por ciento en el 2011, y crecerá un 3,7 por ciento en el 2012. No está mal, pero tampoco es nada para festejar.  

En su informe Panorama Preliminar para el 2012, dado a conocer el miércoles, la CEPAL hizo los siguientes pronósticos:    

- El PIB (Producto interno bruto) de Argentina, que creció un 9 por ciento este año, crecerá un 4,8 por ciento en el 2012.   

- La economía de Brasil, que creció un 2,9 por ciento este año, crecerá un 3,5 por ciento en el 2012.   

- La economía de Chile creció un 6,3 por ciento este año, y crecerá un 4,2 por ciento en el 2012.   

- La economía de Colombia creció un 5,5 por ciento este año, y crecerá un 4,5 por ciento en el 2012.   

- La economía de Cuba creció un 2,5 por ciento este año, y crecerá en igual porcentaje en el 2012.   

- La economía de Ecuador creció un 8 por ciento este año, y crecerá un 5 por ciento en el 2012.    

- La economía de México creció un 4 por ciento este año, y crecerá un 3,3 por ciento en el 2012. 

- La economía de Panamá creció un 10,5 por ciento este año, y crecerá un 6,5 por ciento en el 2012.   

- La economía de Perú creció un 7 por ciento este año, y crecerá un 5 por ciento en el 2012.   

- La economía de Venezuela creció un 4,2 por ciento este año, y crecerá un 3 por ciento en el 2012.  

Según el informe, el crecimiento económico de Latinoamérica podría ser aún más lento de lo que reflejan estas cifras si empeora la crisis financiera de Europa.  

La nueva estimación de la CEPAL contrasta agudamente con las afirmaciones de varios presidentes latinoamericanos que durante los últimos meses aseveraron que sus países estaban “blindados” contra los efectos de la crisis de Estados Unidos y Europa.  

Los altos precios internacionales de las materias primas, estimulados por las crecientes compras de China e India, habían creado un sentimiento triunfalista en varias capitales de Sudamérica. Hasta Standard & Poor’s, la empresa calificadora de riesgos, se hizo eco de ese optimismo en su webcast de principios de año que sugería que el 2011 podría marcar “el amanecer de la década latinoamericana”. 

Mi opinión: Las proyecciones de la CEPAL para el crecimiento económico de la región el año próximo no deberían causar alarma. Las economías de la región, aunque están empezando a perder impulso, seguirán creciendo con índices mayores a los del mundo industrializado. 

Lo que resulta mucho más preocupante, y frustrante, es que –con unas pocas excepciones como Chile, y en cierto grado, Brasil– casi todos los países sudamericanos han estado dilapidando la bonanza producida por los altos precios de sus exportaciones de materias primas.   

En lugar de seguir con su fiesta consumista, que produce pan para hoy y hambre para mañana, deberían usar sus ingresos extraordinarios para elevar sus desastrosos estándares educativos y hacerse más competitivos en la economía global. 

Estamos viviendo en la era de la economía del conocimiento, en la que países como Singapur –que no tienen recursos naturales– tienen un ingreso per cápita mucho más alto que los países ricos en materias primas, gracias a su obsesión por elevar los estándares educativos.  

Y según casi todas las mediciones –incluyendo los tests estandarizados internacionales PISA para estudiantes de 15 años– los países latinoamericanos se están quedando cada vez más atrás.

Es hora de que los centros de investigación económica internacionales, como la CEPAL, cambien o amplíen la manera en que miden a los países, y creen una nueva medición que podría llamarse Producto Bruto Educativo (PBE) para complementar el ya existente PIB.  

Si siguen centrándose tan sólo en el PIB, que mide la actividad económica, sin tomar en cuenta la calidad de la educación, nunca lograrán vencer la inequidad, porque la única manera de sacar a la gente de la pobreza a largo plazo es dándole una educación de buena calidad que le permita acceder a empleos bien pagados. 

Si Latinoamérica quiere dejar de ser la región con mayor desigualdad del mundo, tiene que proporcionarles una educación de calidad a los pobres.  

Entonces, esta es mi propuesta de fin de año para los centros de investigación económica internacionales: creen un Producto Bruto Educativo, para que el año próximo –a esta altura– puedan ofrecernos tanto proyecciones del PIB como del PBE. Ambas cifras deberían ir de la mano.  

El actual estándar de medición es demasiado cortoplacista, y hace que los países no le presten demasiada atención a lo que más importa.

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