COLLAGE SOBRE RÓMULO BETANCOURT (XLIII)
(Gobierno Constitucional –V-)
Carlos Canache Mata
En el año de 1960
hubo una actividad política y social intensa, conflictiva. En el umbral de
1961, el Presidente Rómulo Betancourt dijo en su Mensaje de Año Nuevo que “1960 fue, y no propiamente por ser año bisiesto, etapa
difícil para Venezuela”. El Gobierno Constitucional tuvo que enfrentar una
doble acción de pinzas, de un lado, el acecho conspirativo de los que habían
perdido el poder usurpado, y del otro, los sectores de la extrema izquierda que
creían que podían cubanizar a Venezuela
convirtiendo los Andes en una nueva Sierra Maestra.
El 11 de enero,
una manifestación de desempleados se dirige al Palacio de Miraflores y origina
motines callejeros, con lamentable saldo de muertos y heridos, saqueo de
comercios y autobuses incendiados.Y el 21 de enero, el propio Presidente
Betancourt denuncia el descubrimiento de una conspiración promovida desde Miami
por Pérez Jiménez y desde Santo Domingo por el dictador Rafael Leonidas
Trujillo; y señaló que a la Organización de Estados Americanos (OEA), por
“expreso pedido del Gobierno de Venezuela, le corresponderá actuar para que
cese esa interferencia de la dictadura dominicana en la vida interna de nuestro
país” (1).
El 5 de marzo de
1960, en el histórico sitio del Campo de Carabobo, el Presidente Betancourt
promulgó la Ley de Reforma Agraria, acto al cual asistieron ex-presidentes de
la República, dirigentes empresariales y sindicales, y representantes del clero
nacional y de las Fuerzas Armadas.
Hicieron uso de la palabra el Ministro de Agricultura y Cría, Víctor Giménez Landínez,
el presidente de la Federación Campesina, Ramón Quijada, y los líderes de los
tres partidos de la coalición gubernamental, Raúl Leoni, Rafael Caldera y
Jóvito Villalba. Clausuró el acto el Presidente Betancourt, que en su discurso
dijo: “…Dos mil quinientos millones de bolívares se invertirán en los próximos
cuatro años, y en lo que va de éste que corre, en la realización de una reforma
agraria integral. A esa suma de dinero habrá que agregarse las emisiones de
bonos de la deuda agraria que con autorización y aval del gobierno nacional
emitirá el instituto de la Reforma Asgraria. Ese plan comprende no sólo la
dotación de tierras sino también de escuelas rurales, de sanidad rural, de
caminos vecinales, de electrificación del campo, de formación de peritos
agropecuarios y de ingenieros agrónomos. Será una acción concertada de todos
los despachos ejecutivos, que bien podría bautizarse como ‘operación Rescate
del Campesinado’, y permitirá transformar definitivamente lo hoy agria faz de
nuestro medio rural…” (2).
En el mes de abril
de 1960 ocurre la primera división de Acción Democrática. Para explicarla y
comprenderla cabalmente hay que referirse a la situación interna que vivió el
partido en el último año de la dictadura perezjimenista. Para mediados de 1957,
están presos o exiliados los experimentados dirigentes de los últimos CEN de la
resistencia, por lo que accedieron dirigentes jóvenes a la conducción del
partido. El 3 de julio de ese año fue detenido José Francisco “Quico” Sucre
Figarella, quien ocupaba la Secretaría General del CEN. El partido tuvo una
acefalía que duró desde el día de esa detención hasta el mes de octubre de ese
año 1957, cuando pasa Simón Sáez Mérida, quien había entrado clandestinamente
al país, a ejercer la Secretaría General. Dice el historiador Manuel Vicente
Magallanes: “…Los jóvenes acciondemocratistas empezaron a participar en
aislados actos de propaganda concertados con jóvenes del Partido Comunista.
Esta cercanía los lleva a interezarse por la doctrina marxista-leninista y a
dejarse influenciar, en razón a la carencia de dirigentes activos de AD, por
las tácticas, intereses y procedimientos del PCV, lo cual había sido evitado
cuidadosamente por los dirigentes anteriores. Hasta ese momento sólo se había
llevado a cabo el cumplimiento de la consigna ‘acción coincidente’ que, antes
de su muerte, había impuesto Leonardo Ruiz Pineda” (3). Ese CEN, encabezado por
Simón Sáez Mérida, que sólo tenía en funciones poco más de tres meses, era el
existente a la caída de la dictadura el 23 de enero de 1958. Fue reemplazado
por un nuevo CEN en la IX Convención Nacional de Acción Democrática realizada
en Caracas del 10 al 16 de agosto de ese año 1958.
El comienzo de la
primera división de Acción Democrática tiene su origen en la publicación de dos
artículos de prensa: uno, de Domingo Alberto Rangel, el 10 de marzo de 1960, en
el que criticaba la ausencia de cláusulas que garantizaran, en el Contrato
Petrolero recién firmado, la estabilidad de los trabajadores; y otro, de
Américo Martín, de cuatro días después, 14 de marzo, referido a la división del
APRA del Perú, en el que, además de calificar de derechista y reaccionario al
jefe de ese partido afín a AD, Víctor Raúl Haya de la Torre, formula una velada
advertencia sobre la conducción de Acción Democrática en Venezuela, en los
siguientes términos: “El fenómeno de la división del Partido Aprista Peruano
debe mover a la meditación. Los partidos nacional-revolucionarios deben mirarse
en tan impresionante espejo, porque la claudicación avanza a veces sin que la
percibamos, hasta que llega el momento en que no podemos desandar el camino”
(4). Los dos dirigentes fueron pasados al Tribunal Disciplinario Nacional, a
pedido del Buró Sindical Nacional, en una reunión del Buró Político Nacional.
Luego, el CEN suspende a los 11 miembros del Buró Juvenil Nacional de sus
funciones dirigentes y prohibe la realización del Pleno Juvenil Nacional
convocado para el día 8 de abril en la ciudad de Maracaibo. Contraviniendo la
decisión del CEN, se celebra ese Pleno el mencionado día, en el marco de un
gran mitin en Maracaibo, y también ese mismo día los disidentes publican en la
prensa un extenso documento en el que, en relación con su pensamiento político,
expresan: “Nosotros tenemos una ideología clara, enraizada en la doctrina
nacional-revolucionaria que dio razón de ser a Acción Democrática y que tiene
diferencia con la de los comunistas y es por eso falaz y deliberado el
calificativo con que se nos pretende apabullar” (5). En el mitin celebrado ese
día en Maracaibo, casi todos los oradores rechazaron también que se les
señalara como comunistas o pro-comunistas. Pero, ese movimiento disidente, que
se inició tomando el nombre de “Acción Democrática de Izquierda”, cuando
realiza en Caracas, del 8 al 10 de julio de 1960, su Primera Convención
Nacional, adoptó el nombre de “Movimiento de Izquierda Revolucionaria” (MIR),
siendo legalizado por la Gobernación del Distrito Federal en agosto de ese
mismo año, y en sus Estatutos se definió
como marxista. El historiador Ramón J. Velásquez reseña: “El MIR declaró ser de ideología
marxista y constituido para ‘conducir a todo el pueblo venezolano hacia el socialismo
por el camino de la revolución nacional…’ “ (6).
El Tribunal
Disciplinario Nacional, en dos Acuerdos de fecha 13 de abril de 1960, da los
nombres de los disidentes expulsados de las filas de Acción Democrática (7).
El general (r)
Jesús María Castro León, que desde Londres se había trasladado a Santo Domingo
y desde allí había pasado a Colombia, en la madrugada del 20 de abril de 1960
atraviesa la frontera del Estado Táchira, acompañado de varios ex-oficiales,
entre ellos el teniente coronel Juan de Dios Moncada Vidal, quien sería después
jefe de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), al alimón con el MIR
y el PCV en 1963, y del mayor Luis Alberto Vivas Ramírez, quien en 1961 será
uno de los cabecillas del golpe conocido como “el Barcelonazo”. Los sublevados
entran al Cuartel “Bolívar” de San Cristóbal, que le es entregado por el
Coronel Lizarazo Veliz, jefe del Agrupamiento Militar N°1 y el Teniente Coronel
Alcides González Escobar, Comandante del Batallón “Simón Bolívar” de San
Cristóbal. El historiador Ramón J. Velásquez relata: “Pero el Coronel Lucio
Cárdenas, Jefe del Comando de la Guardia Nacional en el Táchira, se mantuvo
leal al Gobierno y dio de inmediato aviso al Ministerio de la Defensa y a la
Presidencia de la República. Y antes del amanecer, estaban en estado de alerta
todas las Guarniciones militares y movilizados en escala nacional los partidos
políticos y los sindicatos obreros. A las siete de la mañana, la Confederación
de Trabajadores de Venezuela decretó la huelga general, incluso la industria
petrolera y en todas las ciudades se paralizó la actividad diaria. Desde el
Cuartel ‘Bolívar’ el general Castro León se dirigió por las emisoras locales a
todo el país para anunciarle en su condición de Jefe del ‘Movimiento
Revolucionario Milicivilista’ que iniciaba una acción de guerra destinada a
derrocar el régimen del Presidente Betancourt, acusándolo de connivencia con el
comunismo y de incapacidad para afrontar la solución de los grandes problemas
nacionales. Decretó la Ley Marcial, y ordenó que se patrullara la ciudad de San
Cristóbal. Permaneció el resto del día dentro del Cuartel, sin tomar ninguna
otra medida y como en espera de pronunciamientos militares en el resto del país
que no llegaron a efectuarse. En Caracas, el Gobierno había instalado en
Miraflores la red nacional de radiodifusoras y televisoras y mantuvo durante
todo el día, el desfile de las más variadas representaciones del mundo
político, económico y cultural del país que condenaban el hecho de la
insurrección e invitaban a los alzados a deponer su actitud. En horas de la noche,
el general Castro León en compañía de los oficiales que lo habían acompañado en
su fracasada empresa abandonó el Cuartel ‘Bolívar’ y se marcharon en busca de
la frontera colombiana. El 21, en horas del mediodía, un grupo de campesinos,
en una aldea cercana al pueblo de Capacho, detuvieron al General Castro León, a
los Mayores Gutiérrez y Graziani y al Teniente Silva Guillén. El comando leal
de San Cristóbal detuvo al resto de los militares comprometidos en el
alzamiento. El General Castro León fue conducido prisionero a la Base Naval ‘La
Triguera’, en La Orchila, para luego ser sometido en unión de sus colaboradores
a juicio militar por el delito de rebelión militar” (8).
Dias después, el
26 de abril, el Presidente Betancourt se dirigió al país y se refirió al
alzamiento de Castro León, así: “Se equivocaron quienes pensaron reeditar el 23
de mayo, porque ni el Táchira ni Venezuela ni sus Fuerzas Armadas son las mismas de 1899. En aquella
época el país estaba en una situación de virtual desintegración. Gobiernos
inmorales administrativamente y no nacidos del voto popular habían producido
escepticismo y desgana en un país que entonces apenas llegaba a los dos
millones de habitantes, la cuarte parte de ellos víctima de paludismo crónico.
Hoy Venezuela es distinta. Esta es ya una nación adulta, con siete millones de
habitantes, que se dieron en libres comicios su gobierno legítimo, en donde hay
clases sociales, partidos políticos, sectores económicos y laborales
perfectamente estructurados…Anuncio al país que todos los implicados en el
reciente movimiento sedicioso serán juzgados severamente…Pero serán juzgados
los promotores y ejecutores del ‘golpe’ debelado de acuerdo con las leyes de
Venezuela (9).
En el próximo
Collage, seguiremos con los sucesos del año 1960.
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Notas
1-Ramón J. Velásquez.
“Aspectos de la Evolución Política de Venezuela en el Último Medio Siglo”.
Venezuela Moderna. Fundación Eugenio Mendoza. Caracas 1976. Pág. 200.
2-Rómulo
Betancourt. “La Revolución Democrática en Venezuela”. Caracas/1968. Tomo I.
Pág. 246-247.
3-Manuel Vicente
Magallanes. “Acción Democrática Partido del Pueblo”. Ediciones Adeven. Caracas
1993. Pág. 80-81.
4-“Las 3
Divisiones de AD”. Ediciones Centauro 87. Pág. 26.
5-“Las 3
Divisiones de AD”. Obra citada. Pág. 57.
6-Ramón J.
Velásquez. Obra citada. Pág. 204.
7-“Las 3
Divisiones de AD”. Obra citada. Pág. 145-149.
8-Ramón J.
Velásquez. Obra citada. Pág, 205-206.
9-Rómulo
Betancourt. “La Revolución Democrática en
Venezuela”. Obra citada. Pág. 255-256.
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