VENEZUELA: El dictador derrotado
JUAN GUAIDÓ
LA RAZÓN
El mundo ha sido testigo de un fraude inconmensurable, de un atentado a la democracia, de un descarado atropello a los derechos de los ciudadanos venezolanos. Lo ocurrido en nuestro país este 6 de diciembre debe ser asumido como un activador para la lucha. Nos toca asumir la responsabilidad de transformar el silencio lapidario de la abstención en el grito de la acción, en la movilización llevada a cabo con organización y en unidad, hasta alcanzar los objetivos enmarcados en recuperar nuestra libertad de elegir a los representantes de los poderes ejecutivo y legislativo.
Varias verdades quedaron expuestas en el proceso fraudulento pasado. Lo más estruendoso fue el desprecio del pueblo hacia el dictador. Literalmente Venezuela le dio la espalda a Nicolás Maduro. De nada le sirvió al régimen el chantaje, la amenaza de privar al pueblo de comida, trabajo y asistencia médica. La operación que activó grupos de choque para obligar a la gente a que saliera a votar, se desbarató con la helada y valiente respuesta del rechazo. También quedó en evidencia el miedo de Nicolás Maduro. Ni siquiera se atrevió a cumplir su teatro en el liceo Miguel Antonio Caro. De manera irregular y sobre la marcha, cambió su centro de votación de Catia por el Fuerte Tiuna. No se arriesgó a pisar un barrio popular y optó por rodearse de su servicio de seguridad militar, constituido en su mayoría por extranjeros.
Lo ocurrido este domingo dejó desnudo al dictador. De nada le valió secuestrar los partidos políticos, ni las agresiones y amenazas directas contra el liderazgo. Los ciudadanos saben distinguir muy bien quién pisotea su dignidad y coarta su libertad, quién ha robado nuestras riquezas y destruido el sector productivo, quién tiene al pueblo pasando hambre y quién ha fracturado las familias obligando a millones de compatriotas a huir del país en busca de nuevas oportunidades.
El fraude ejecutado el 6 de diciembre estuvo enmarcado en una oscuridad legal que tuvo su corolario en la emisión de los supuestos resultados durante la madrugada, en un procedimiento injustificable ante la muy escasa participación.
Queda claro que ese Consejo Nacional Electoral está al servicio de la dictadura y que es imprescindible para el cumplimiento de nuestros objetivos la designación de un árbitro imparcial. La estafa se cumplió bajo la censura del régimen y la coacción a la población.
Los venezolanos han demostrado, una vez más, estar decididos a expulsar al tirano. Y es nuestra responsabilidad desde el gobierno interino, dirigir los esfuerzos para recuperar la democracia. Estoy consciente de la frustración y la desesperación que nos genera cada minuto que el dictador se mantiene en el poder.
A mí también me duele y mucho.
Pero no es momento de detenernos, ni de diluirnos en quejas, cuando tenemos una nueva oportunidad de reactivarnos.
Desenmascarar la farsa consumada el pasado 6 de diciembre debe tener continuidad con la Consulta Popular activada y que tendrá su momento máximo el próximo 12 de diciembre. Debemos ser muy firmes en este proceso. Tenemos que aprovechar el momento de debilidad del tirano a quien el pueblo le ha demostrado que está solo y derrotado. Nosotros en cambio estamos obligados a recuperar el aliento. Ejercer que somos mayoría y recobrar la ruta democrática. Es nuestra obligación no solo como venezolanos, también como latinoamericanos que tenemos la responsabilidad de impedir la extensión de los tentáculos de la corporación criminal que atenta contra la paz del planeta y que ha encontrado en esta dictadura protección para sus fechorías.
El próximo 12 de diciembre debe ser un día para retomar la esperanza y también para volver a enlazarnos con sincera unidad en esta lucha que nos exige estar muy organizados.
Venezuela no está sola. Aquí hay un liderazgo que asume los riesgos con responsabilidad. Invito a los ciudadanos de bien a plantarnos en esta nueva batalla. Hoy hemos ratificado que somos una inmensa mayoría la que desprecia al tirano. Ahora tenemos que transformar el silencio atronador del 6 de diciembre, en el grito de lucha del 12D, en la acción de protesta que asume seguir peleando con la voluntad de ganar. Y ese grito debe ser escuchado por la comunidad internacional democrática, a la que debemos reiterar que solos no podemos. Que nos urge su apoyo.
Y que acá, este pueblo, cuna de libertadores, estará por siempre agradecido.
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