COLLAGE SOBRE RÓMULO BETANCOURT (XLV)
(Gobierno Constitucional –VII-)
Carlos Canache Mata
Antes del
atentado, se había inaugurado en Caracas –el 22 de abril de 1960- la Segunda
Conferencia ProDemocracia y Libertad, con representantes de América Latina y
Estados Unidos, en la que el Presidente Rómulo Betancourt se refirió a los dos
problemas básicos de los países latinoamericanos –la inestabilidad de sus
instituciones democráticas y el del subdesarrollo económico- y apuntó algunas
propuestas que podrían presentarse a la consideración de la Undécima
Conferencia Interamericana, próxima a reunirse en la ciudad de Quito,
fundamentándolas en que “no basta con la reconquista por los pueblos de sus
libertades políticas si no se arbitran fórmulas y medios coetáneos a ese hecho
para posibilitárseles el acceso a la cultura y el mejoramiento en forma sensible
de sus condiciones materiales de vida”. Entre las cuestiones, planteó: 1-Que se
complemente la Carta Constitutiva de la OEA con un Convenio adicional en el que
se establezca que los gobiernos dictatoriales no sólo tengan la sanción
colectiva del no reconocimiento diplomático, sino que también tengan la del
aislamiento económico; 2-Que los
ex-dictadores no reciban asilo y residencia en países americanos;
3-Analizar la posibilidad de un convenio interamericano para perseguir en
cualquier banco o empresa los dineros públicos que se hayan apropiado los ex-dictadores y sus conmilitones; 4-Que en
las colonias europeas que aún perviven en nuestro continente, los pueblos
puedan expresar libremente su voluntad de constituirse en naciones soberanas;
5-Que dada la situación de infradesarrollo económico de los pueblos de América
Latina, se facilite a éstos la
concertación de programas de ayuda técnica y de préstamos financieros (1).
El 22 de julio de
1960, a cuatro días de la celebración de un nuevo aniversario de la toma en
1953 del cuartel Moncada dirigida por Fidel Castro, las fracciones
parlamentarias de URD, del MIR y del PCV aprobaron una declaración de
solidaridad con la Revolución Cubana, cuyo texto es el siguiente: “1°. La
representación popular venezolana respalda la lucha del pueblo cubano por su
liberación nacional. 2°.La representación popular venezolana declara que el
pueblo cubano tiene derecho a conformar su destino libre de toda extraña
ingerencia y recomienda al Ejecutivo Nacional adaptar su política en esta
materia tanto en los principios antes expresados como al anhelo de que las
diferencias que actualmente separan a Cuba de los Estados Unidos, se resuelvan
en un ambiente acorde con los sentimientos de los pueblos latinoamericanos”
(2). Acaecieron disturbios callejeros
que El Nacional, al día siguiente, reseñó así: “Se produjeron distrurbios
frente a la entrada sur del Capitolio a partir de las 6 y 45 de anoche, cuando
unas cuatrocientos personas se reunieron en torno a un grupo que había dado fuego
a una bandera norteamericana y la policía disparó bombas lacrimógenas dentro y
fuera de la sede del Congreso Nacional. Los sucesos tuvieron su origen en una
manifestación formada a expensas de la barra de la Cámara de Diputados, depués
que en este cuerpo se aprobó una declaración de apoyo a la revolución cubana.
Los espectadores salieron a la calle dando vivas a Cuba. Algunos sostenían una
bandera de ese país. Poco después fue quemada una bandera norteamericana por
otros manifestantes que acudieron al tramo de calle comprendido entre las
esquinas de Bolsa y San Francisco. Los diputados Jesús Casal (MIR), Fabricio
Ojeda (URD) y Pedro Ortega Díaz (PCV), salieron entonces a las puertas del
Capitolio y se dirigieron a la gente allí reunida con palabras de apoyo a Cuba.
La policía llegó al lugar cuando hablaba el último de los nombrados y lanzaron
bombas lacrimógenas para dispersar a los espectadores “(3). El propio día 26 de
julio, aniversario de la revolución cubana, se produjeron disturbios en la
Plaza Bolívar, donde los pro-fidelistas hicieron ofrendas florales a Bolívar, y
frente a la Catedral de Caracas, donde los anti-fidelistas habían organizado
una misa, y permanecieron imposibilitados de salir de la Catedral
durante cuatro horas. El Presidente Betancourt, al recibir las comisiones de
las Cámaras del Senado y de Diputados, que le participaban el fin del período
ordinario de sesiones legislativas, condenó los disturbios que habían comprometido
el orden público y la tranquilidad ciudadana.
El Consejo General
de la OEA convocó la VII Reunión de Consulta de los Cancilleres Americanos, la
cual se inició el 26 de agosto de 1960 en San José de Costa Rica, para tratar
acerca de la intervención de potencias extracontinentales en la vida de los
países del Hemisferio. La delegación venezolana estaba presidida por Ignacio
Luis Arcaya, quien, en el gobierno de coalición, desempeñaba, en representación
de URD, el Ministerio de Relaciones Exteriores. Poco antes de la medianoche del
día 28 de agosto, se aprobó la llamada “Declaración de San José” que condena la
intervención extracontinental en los países del continente americano, en estos
términos: “La Séptima Reunión Consultiva de Ministros de Relaciones Exteriores
adoptó los siguientes acuerdos: Primero: Condena enérgicamente la intervención
o la amenaza de intervención, aun cuando sea condicionada, de una potencia
extracontinental en los asuntos de las Repúblicas americanas y declara que la
aceptación de una amenaza de intervención extracontinental pone en peligro la
solidaridad y la seguridad americanas, lo que obligaría a la OEA a desaprobarla
y rechazarla con igual energía. Segundo: Rechaza asimismo la pretensión de las
potencias chino-soviéticas de aprovechar la situación económica o social de
cualquier Estado americano por cuanto dicha pretensión es susceptible de
quebrantar la unidad continental poniendo en peligro la paz y la seguridad del
Hemisferio”. Los otros cinco acuerdos se refieren al funcionamiento del sistema
interamericano y su incompatibilidad con toda forma de totalitarismo, a
las relaciones entre sus Estados
miembros y la obligación de éstos de someterse a la disciplina del sistema
interamericano y de solucionar sus controversias por los medios pacíficos que
contempla el sistema interamericano, y a la reafirmación de su fe en el sistema
regional y su confianza en la OEA, creada para lograr un orden de paz y de
justicia.
El historiador
Ramón J. Velásquez dice: “El Canciller Arcaya dirige una vana lucha para
obtener una enmienda al punto segundo de la declaración en el sentido de que el
rechazo a la intervención extracontinental no menoscaba el derecho de los
países latinoamericanos a establecer relaciones diplomáticas y comerciales con
todos los países del mundo. También propone el Canciller Arcaya en nombre de
Venezuela, la inclusión de un párrafo que rechace toda intervención extra o
intracontinental” (4). El Canciller cubano Raúl Roa y la delegación cubana se
retiran de la Reuníon de Consulta y anuncian el retiro de Cuba de la OEA. Los
medios de comunicación social informan que el Canciller Arcaya habría recibido
instrucciones del Directorio Nacional de su partido de no votar la llamada
“Declaración de San José”. Para sustituir a Arcaya como Jefe de la
Delegación venezolana, el Gobierno del
Presidente Betancourt designó al Dr Marcos Falcón Briceño, Embajador de
Venezuela en los Estados Unidos y ante la OEA conjuntamente, y la delegación
venezolana votó a favor de la declaración gneral. Después de su regreso de
Costa Rica, Arcaya se reunió el 6 de septiembre, por primera vez, con el
Presidente Betancourt, y, al concluir la entrevista, declaró a los periodistas
de Palacio que “conversamos sobre la situación y acordamos que yo no seguiría
al frente de la Cancillería” y que URD “ha puesto todos los Ministerios y
cargos desempeñados actualmente a
disposición del Presidente”. Posteriormente, el 25 de octubre, el Presidente
Betancourt designó a Marcos Falcón Briceño como nuevo Ministro de Relaciones
Exteriores. URD se retira del Gobierno de coalición el 16 de noviembre de 1960,
y los nuevos Ministros en Trabajo y en Comunicaciones son Raúl Valera y Pablo
Miliani, respectivamente. El Presidente Betancourt expresó que las razones por las cuales URD
abandonó el Gobierno fueron “agudas divergencias de criterio para enfocar los
problemas de orden público y algunos de política internacional.”.
Continuaremos en
el próximo Collage con lo acontecido en el año 1960.
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Notas
1-Rómulo Betancourt.
Discurso pronunciado en el II Congreso
ProDemocracia y Libertad. En “La Revolución Democrática en Venezuela”. Caracas,
1968. Pág. 250-254.
2-Historia Gráfica
de Venezuela. José Rivas Rivas. Tomo VIII. El Gobierno de Rómulo Betancourt.
Primera Parte 1959-1960. Centro Editor C.A. Pág. 117.
3-Historia Gráfica
de Venezuela. Obra citada. Pág. 118.
4-Ramón J.
Velásquez. “Aspectos de la Evolución Política de Venezuela en el Último Medio
Siglo”. Fundación Eugenio Mendoza. Caracas 1976. Pág. 211.
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