lunes, 9 de agosto de 2021

 UNA COSA ES CON GUITARRA Y OTRA COSA ES CON BANDOLA

            Julio Castillo Sagarzazu


Acaba de concluir el proceso de selección de candidatos del PSUV. Disodado Cabello, en quien se delegó la vocería informativa, ha debido tragar grueso para dar cuentas de los resultados “irreversibles”. Esos resultados revelan una derrota de todos los candidatos que recibieron su apoyo, contra los candidatos auspiciados por Maduro. Una versión de los hechos, lo presenta como una victoria de los candidatos “civiles” sobre los “militares”. Cuestión de semántica.

En su comparecencia, Cabello dice que votaron 3 millones y medio de venezolanos. Son las “cuentas del gran capitán” (nunca mejor dicho). Los centros de votación dijeron otra cosa. Las colas (donde las hubo) eran la aglomeración de  votantes en mesas consolidadas, a razón de 70 máquinas promedio, en una sola. De manera que a la cifra “oficial” habría que rebanarla en más de la mitad.

Pero dejemos de lado el tema de la participación del domingo y centrémonos en el eventual e hipotético escenario político y electoral del 21 de noviembre.

El evento del domingo fue convocado para un universo no mayor del 20% de los venezolanos que se confiesan simpatizantes políticos del régimen. El 80% restante esta contestes en que Maduro es el responsable de nuestra desgracia. De manera que las fuerzas democráticas tienen una extraordinaria oportunidad de aprovechar el tiempo que va desde hoy, hasta el 21 de noviembre, para hacer de este periodo, una jornada de expresión plebiscitaria de su gestión.

En otras notas hemos explicado que esta jornada que se aproxima, aunque tenga forma regional, debe tener contenido nacional. Dicho de otra manera, si para algo sirve este proceso electoral, convocado entre tantas limitaciones y adversidades, es para hacernos de un relato que permita volver a convocar a los venezolanos a expresarse contra el régimen y también para relegitimar el liderazgo opositor y mostrarle al mundo que los venezolanos no queremos a Maduro.

Esto último puede decirse de muchas maneras, utilizaremos la más ruda: Poco importa cuántas gobernaciones y alcaldías puedan obtenerse (ojala sean muchas) Lo importante es que le mostremos al mundo que somos mayoría y que lo somos por un amplio margen.

Por supuesto que para que una iniciativa como esa nos ayude en el camino de recuperar la democracia y la libertad, deben concurrir, además de la decisión de utilizarlo, varias otras cosas.

Aquí señalamos algunas:

1. La negociación de México, debe obtener avances percibibles en la implementación del Acuerdo de Salvación Nacional.

2. Las fuerzas democráticas deben hacer el inusitado esfuerzo para lograr candidaturas únicas en cada espacio electoral. Para ello no deben ahorrase mecanismos, negociaciones e iniciativas unitarias. Obviamente, cada partido, cada agrupación e incluso cada personalidad que pretenda postular su liderazgo, debería hacerlo sin importar su tamaño o su historia electoral y política. Lo que si debe quedar absolutamente claro es que todo precandidato debería expresar con  claridad su disposición a adoptar un mecanismo que garantice la unidad. En este sentido, el consenso, las encuestas y las primarias no deben descartarse como herramientas para lograr este objetivo.

3. Una campaña electoral, en las condiciones de Venezuela, no podría ser frívola o superficial. Debería servir para sembrar la esperanza entre los venezolanos y como un medio de denuncia de las escandalosas condiciones de vida de nuestros compatriotas.

4. Los partidos y candidatos, no pueden excluir a sectores de la sociedad civil organizada. Desde hace años, muchos voluntarios y organizaciones activan en la vida local, ayudando personas y comunidades. Sus experiencias, recursos humanos y compromiso son bienes invaluables a compartir y no pueden quedarse al margen. Incluso, yendo un poco más allá, no debemos descartar que ellos formen parte de los procesos para escoger nombres y evaluar alternativas.

En pocos días, pasara la euforia de los ganadores y el duelo de los perdedores de este domingo, las aguas volverán a su nivel y como dice Serrat: “vuelve el pobre a la pobreza, vuelve el rico a la riqueza y el señor cura a sus misas”.

Seguiremos en las colas por la gasolina, por el gas, por las vacunas. Seguiremos padeciendo la hiperinflación, esperando que llegue la luz y padeciendo el agua podrida de las tuberías.

Lo que no puede pasar nunca es nuestra voluntad de seguir luchando por recuperar la democracia y la libertad que son los dos supuestos necesarios para conseguir el progreso económico y social y para que reunifiquemos a la familia venezolana a la que este régimen, en mala hora, dividió y persiguió.

Lo del domingo fue con guitarra, lo que viene es con bandola.

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