Juan Carlos Zapata
AlNavio
-Despierta la conciencia opositora.
-Contagia más allá del pueblo opositor.
-Convoca a la unidad de las fuerzas opositoras.
-La dirigencia principal lo respalda de manera abierta y también inhibiéndose para dejarle la cancha libre.
-Ha logrado mantener a raya las presiones del sector más radical.
-No lo sacan de su agenda.
-La Iglesia lo respalda de manera rotunda.
-La comunidad internacional lo ubica como el líder a quien hay que escuchar y respaldar.
-Ha relanzado la fuerza institucional del Parlamento.
Guaidó va a los cabildos abiertos y mantiene el foco en estos aspectos:
-La coherencia en el mensaje que hay que transmitir.
-Que cada ciudadano se convierta en un replicador del mensaje.
-Porque no es verdad que todos estén informados de todo.
-Hay que combatir las informaciones falsas y la contrainformación.
-Que el 23 de Enero es un día fundamental.
-No hay que formarse falsas esperanzas.
-Porque hay que evitar la frustración.
-Continuar con los cabildos abiertos.
-(Estos cada vez se desarrollan con mayor participación. Cada vez son más masivos).
Guaidó no es un agitador pero conecta con la gente sosteniendo desde la tarima un diálogo casi que directo:
-Tiene salidas cuando le hacen alguna acotación.
-Maneja el humor.
-No es estridente.
-Tampoco apela al lenguaje de la violencia.
-No descalifica.
Por ello tal vez dice que en el Palacio de Miraflores le tienen miedo a la palabra y al mensaje. Y en virtud de ese mensaje, “la gente se levantó”, afirma. Y como se levantó, el juego también cambió, precisa. El juego político está cambiando. Se está moviendo. Y se lo está complicando a Nicolás Maduro que calculaba un comienzo en 2019 con una oposición fracturada, dividida, sin elementos para plantearse lo que Guaidó está planteando como reto y desafío.
-El cese de la usurpación.
-Gobierno de transición.
-Y elecciones libres.
Todo esto pasa por convencer. Con prudencia sin abandonar la firmeza. Y es el empeño inicial de Guaidó. La ruta que marcó desde que se juramentó como presidente de la Asamblea Nacional ha perseguido ese propósito. Decirle a los militares que el cambio es con ellos. Decirle al pueblo que el cambio sin pueblo no es posible. Convencer a un sector de la oposición que no iba a cruzar la raya del extremo. Decirle al extremo que tampoco ha descartado nada. Decirle al Gobierno que está dispuesto a todo, junto con el Parlamento. Por ejemplo, asumir competencias. De hecho, en los cabildos abiertos insiste:
-Hoy Maduro tiene la banda presidencial pero no es presidente.
-Maduro se juramentó como presidente pero no es presidente.
-Maduro controla los símbolos del poder pero no es presidente.
¿Y quién es el Presidente? Esta pregunta la formula en los cabildos abiertos. Y la gente le responde. Tú eres el Presidente. Porque:
-¿A quién reconoce la comunidad internacional?
-¿A quién defiende la Constitución?
-¿A quién la Asamblea Nacional? El Parlamento como único Poder legítimo.
Guaidó no divide. No busca la división. No le compite a los líderes naturales de los partidos de la oposición. Le señala a la gente que este es el momento de la unidad, la fuerza y la movilización. Y le dice a los factores de la oposición:
-Unidad y más unidad.
-Acompañamiento.
-Impulsar la mayoría.
En su concepción, la unidad se extiende hacia el país por la ruta de los puentes. De los mensajes. De la concordia. De la amnistía hacia los militares. Ya el Parlamento aprobó una Ley de Amnistía. Porque Guaidó sabe que este era un mensaje necesario. De primero. En esta etapa. Y las siguientes etapas de la lucha. Pues cada etapa, señala, tiene sus propias particularidades. Sus complejidades. El mensaje de la amnistía lo resume así:
-Una prueba para ver quién está de qué lado.
-Y que colaborar con el régimen no facilita nada a nadie.
Y es que no será lo mismo reprimir ahora tal como se hizo en los años anteriores. Ya cursan denuncias en las cortes penales y de derechos humanos internacionales. El caso de Fernando Albán le dio la vuelta al mundo. El mundo estará más vigilante. Y el propio régimen ha encarcelado militares. 160, en la cuenta de Guaidó. Y sigue el descontento dentro de los cuarteles. Pero así como hay un mensaje claro para la sintonía militar, Guaidó entiende que este es incompleto si el pueblo al que le habla no se convence de que llegó la hora de:
-No caer en la tentación de la violencia.
-No sucumbir a esa tentación si el régimen pretende reprimir.
-Que hay que estrechar manos.
-Hay que jalar esas manos para que dueño de esa mano cambie de lugar.
-Deje al régimen.
-“Se ponga de nuestro lado”.
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