COLLAGE SOBRE RÓMULO BETACOURT (X)
(Tesis política,
Programa y Estatutos del PDN)
CARLOS CANACHE MATA
En el mes de febrero de 1937,
disueltas por el régimen las organizaciones políticas que lo integraban, el PDN
pasó a la clandestinidad. Necesitaba ordenar los planteamientos ideológicos y
programáticos que Rómulo Betancourt y otros de sus dirigentes hacían sobre la
realidad política, económica y social del país, a la vez que aprobar sus Estatutos y formalizar la
designación de los integrantes de sus organismos de dirección. A tal fin, como
se señaló antes, celebró en Caracas, entre el 27 y el 30 de septiembre de 1939,
su Primera Conferencia Nacional, con la participación de delegados de sus
seccionales y de sus fracciones periféricas (legislativas, edilicias,
sindicales, profesionales, etc).
TESIS POLÍTICA
La Tesis Política contiene “la
concepción pedenista sobre la realidad económico-social del país; su criterio
con respecto a las fuerzas sociales sobre las cuales se inserta y sostiene el
Estado venezolano; el análisis del tipo de transformación política y económica
reclamado perentoriamente por la Nación, y las características fundamentales
del PDN, el único partido capacitado, por determinismo histórico, para comandar
al pueblo en su lucha por la revolución democrática y antiimperialista”.
A)
Análisis de la Realidad
Económico-social de Venezuela
Esta parte de la
Tesis anota que el 20% de la población vive en centros urbanos, y el resto en
medios rurales, consecuencia de ser un país de economía agraria, casi carente
de industrias. El latifundio es la característica fundamental de la propiedad
rural venezolana. Así fue durante la colonia, cuando la mayor parte de la
tierra cultivable se adjudicaba en encomiendas reales a los conquistadores y
sus descendientes, y, después de la revolución de independencia, sólo hubo un
cambio de personas en la propiedad de la tierra, puesto que quedó inmodificado
el sistema agrario semifeudal existente. La Guerra Federal tampoco llevó a un cambio
fundamental en el régimen de la tierra porque su victoria formal fue defraudada por “los Convenios de Coche y
de Caracas que le ponen término”, los cuales “consagran un cambio de camarillas
en el Gobierno del Estado pero dejan intacta la estructura social que le venían
sirviendo de base”. La
autocracia guzmancista y las guerras civiles, mal llamadas revoluciones,
tampoco modificaron el orden económico semifeudal. Bajo el Gobierno de Juan
Vicente Gómez, que se apodera de grandes latifundios, “la gran propiedad
aumenta su extensión; el proceso de la centralización de la propiedad agraria
en pocas manos se acelera y parte de nuestras mejores tierras de cultivo –como sucedió
con las tierras de aluvión que circunvalan al Lago de Valencia- fueron transformadas
en potreros de ceba y en hatos ganaderos, asestándose rudo golpe a la
producción agrícola del país”. La Tesis hace una consideración certera: “Si,
considerado desde el punto de vista social, el latifundio se revela como la
perpetuación de una tremenda injusticia, que consagra la opresión de las masas
campesinas por una minoría privilegiada, no es menos cierto que desde el punto
de vista económico, aquél constituye una rémora para el progreso de la
producción nacional”.
Luego, la Tesis se
refiere ampliamente a la penetración imperialista en una industria de tipo
extractivo y perecedero: la del petróleo. Dejemos que ella hable: “Desde 1917,
el imperialismo extranjero afincó sus sólidas garras sobre la economía
venezolana, explotando intensivamente nuestro subsuelo petrolífero y creando
una forma de industria exhaustiva y destructora –como toda industria minera-
sobre la cual ha terminado por girar la vida del país. El violento desarrollo
de la producción petrolera, mientras en proporción inversa decrece la
producción natural y las industrias de transformación progresan muy débilmente,
ha terminado por hacer de Venezuela un país monoproductor, suerte de reserva
del imperialismo internacional de la más codiciada entre las materias primas”.
Se señalan unas cifras muy reveladoras: las compañías petroleras que operaban
en el país, extraían para 1935 cerca de 154.000.000 de barriles, cuyo precio
bruto era de 800 millones de bolívares, de los cuales solo quedaban al país
–por concepto de tributos fiscales, gastos de administración y pago de mano de
obra nativa- apenas 56 millones. La tiranía de Gómez garantizaba a los “trusts”
petroleros el mantenimiento de un
sistema de tributación indirecta que dejaba a salvo la renta, el patrimonio y
el exceso de beneficio de esos “trusts”. Ante esa situación, la Tesis del PDN
aboga por “el establecimiento de un sistema impositivo directo, que descargue
de gravosos tributos al trabajo y al consumo para hacer incidir los impuestos
sobre la renta y la riqueza”. En el espectro del gran fraude impositivo
realizado por las compañías petroleras durante la dictadura gomecista, hay que
reseñar el originado por las exoneraciones de los derechos aduaneros que debían pagar las compañías petroleras por
sus importaciones de material de explotación y de mercancías, hasta el punto
que el propio Gumersindo Torres, Ministro de Fomento (Despacho que para
entonces tenía a su cargo los asuntos petroleros), hizo en un célebre
Memorándum, a manera de autocrítica, esta terrible observación: “El monto de
las exoneraciones asciende durante siete años a Bs 219.038.964,44 y los
impuestos recaudados en igual período montan a la cantidad de Bs
187.019.954,82. De la comparación de estas cifras resulta el cálculo
desconsolador de que hubiera sido preferible no cobrar impuesto alguno de
explotación en cambio del pago de los derechos de aduana exonerados”. Es necesario señalar que el régimen de López
Contreras reformó la Ley de Hidrocarburos aumentando el royalty que cobra el
Estado como participación suya en la producción y modificó otras disposiciones
lesivas para el país, lo que, a pesar de su timidez, permitió al PDN decir en
su Tesis que “el actual régimen político no ha adoptado una posición de
incondicional entrega al capital extranjero”.
En resumen, el
diagnóstico de la situación económica es éste: “Venezuela es un país
semicolonial y semifeudal, un país atado al imperialismo económico, fiscal y
políticamente, con una economía predominantemente agropecuaria estancada por el
latifundio e incapaz en su forma actual para asegurar por sí nuestra
independencia económica; carente de grandes industrias nacionales de
transformación y que se halla forzado, por lo tanto, a importar mercaderías
extranjeras por cantidades cinco veces mayores a la exportación agrícola y a
depender fortuitamente del residuo que nos deja una industria extractiva de
duración limitada y controlada en totalidad por el capital financieron
internacional”.
B)
Ubicación de los diversos
estratos sociales de Venezuela
Del análisis de la
realidad venezolana surge la composición social que la Tesis comenta
ampliamente. Me limitaré a su enumeración: 1) la clase latifundista; 2) la
burguesía, formada por la alta banca, la industria, el fuerte comercio
importador, el comercio exportador; 3) las capas medias; 4) el campesinado; 5)
las clases trabajadoras urbanas, con la observación de que “debido al raquítico
desarrollo industrial de Venezuela, el sector propiamente obrero o proletario
sólo existe en escasas fábricas, en las explotaciones petroleras y en las
compañías auríferas de Guayana, en las empresas de pesquería y en los centrales
azucareros”.
La Tesis declara que “de todas estas
diferentes capas sociales, el PDN encuadra en todas aquellas interesadas en la
transformación democrático-antiimperialista del país, especialmente las
integradas por las capas medias, los trabajadores intelectuales y manuales y el
campesinado; que constituye la mayoría determinante en Venezuela”.
C-Analizada la estructura social, la
Tesis pasa a indicar el modo cómo los diferentes sectores sociales actúan en el
proceso histórico de Venezuela y a señalar las bases del Estado venezolano. Al
respecto, concluye en “la idea de que el Estado está más capacitado en
Venezuela que en otros países de América para ejercer, aún antes de que una
transformación profunda de tipo democrático se opere en su estructura, una
influencia determinante en la vida de la Nación”.
La Tesis Política finaliza
sosteniendo que es necesaria una transformación económica, social y democrática
del país, y que es el PDN, y no otro, el partido que puede realizar ese
cometido, argumentando que un partido
reaccionario no podría “por representar a sectores de intereses opuestos a la
Nación venezolana”, tampoco un partido de centro “por propugnar fórmulas
tímidas, para cumplir esa tarea histórica”, y también estaría imposibilitado el
Partido Comunista, como partido clasista, “para dirigir un vasto movimiento de
alcance nacional”.
Programa y Estatutos
Simultáneamente a esa Tesis Política,
la Primera Conferencia Nacional del PDN aprobó también el Programa del partido,
cuyos puntos se ordenaron así: I-Afirmación del Estado Democrático;
II-Reconstrucción Económica de Venezuela; III-Legislación del Trabajo; y
IV-Educación, Sanidad y reformas a la Legislación.
Los Estatutos sancionados, teniendo
en cuenta la clandestinidad del partido, establece la estructura organizativa
del PDN, basada en pequeños comités o células de cinco miembros, que se reunían
semanalmente, y sus decisiones las hacían llegar a los organismos directivos
intermedios y nacionales (ver Séptimo Collage).
Nueva Dirección Nacional
La nueva Dirección Nacional del PDN,
elegida por la Primera Conferencia Nacional celebrada en septiembre de 1939,
quedó encabezada por Rómulo Betancourt, como Secretario General.
----o----
Notas de actualidad:
No Habrá Segunda Arca de Noé
Arturo Sosa Abascal s.j., superior
general de la Compañía de Jesús en el mundo, entrevistado el pasado 21 de
abril por la revista SIC, hizo unas
reflexiones sobre la pandemia Covid-19 que estremece al planeta. Dijo: “En
alguna parte, que no recuerdo en este momento, leí que la humanidad está en la
misma tormenta, pero no todos en el mismo barco. Hay enormes diferencias en las
condiciones en las que padecemos la pandemia. La lección que se puede derivar
de esta tormenta puede ser muy diversa según la barca en que se atraviesa. Otra
vez los más pobres resultan los más afectados”. A este respecto, añade: “Esta
pandemia ha puesto de manifiesto los límites de los sistemas de atención a la
salud que dejan por fuera a miles de millones de personas que siguen muriendo
de enfermedades curables por ausencia de que alguien, la sociedad, se los eche
al hombro”. Por eso, plantea la necesidad de “proponer cambios significativos en
el sistema económico, político y social dominante en el mundo de hoy” y de hacer “esfuerzos reales, sistemáticos y
compartidos para cambiar la estructura de injusticia que caracteriza al mundo
actual, que impide que la mayoría de los seres humanos no puedan tener una vida
digna, que amenaza la suerte del medio ambiente, de la naturaleza y de la
humanidad del único planeta que tenemos”. Y manifiesta su fe de que “esta
pandemia no es el fin de la historia ni el final de la vida humana”.
Se infiere, por tanto, que la
pandemia del Covid-19, afortunadamente, no hará necesaria una segunda Arca de
Noé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario